El pasado 16 de Febrero, la Congregación para la Doctrina de la Fe expidió el siguiente comunicado:
El 11 de enero de 2019, el Congresso de la Congregación para la Doctrina de la Fe emanó el decreto final del proceso penal contra Theodore Edgar McCarrick, arzobispo emérito de Washington, DC, por el cual el acusado fue declarado culpable de los siguientes delitos perpetrados como clérigo: solicitaciones en confesión y violaciones del sexto mandamiento del Decálogo con menores y adultos, con la circunstancia agravante del abuso de poder, por lo que se le impuso la pena de dimisión del estado clerical. El 13 de febrero de 2019, la sesión ordinaria (Feria IV) de la Congregación para la Doctrina de la Fe examinó los argumentos presentados en el recurso por el apelante y decidió confirmar el decreto del Congresso. Esta decisión fue comunicada a Theodore McCarrick el 15 de febrero de 2019. El Santo Padre ha reconocido la naturaleza definitiva de esta decisión, según norma de ley, la cual hace del caso res iudicata, es decir, no sujeta a posterior recurso.
Desde el punto de vista procesal (importante para todo abogado), la
investigación administrativa ha sido extremadamente rápida, pero se han
ocultado varios elementos al examen público: si McCarrick pudo presentar
descargos, si hubo acuerdo de reducción de pena (y de haberlo, cuáles
fueron sus bases y condiciones); y quizá JAMÁS se sepa qué influencias o
cómplices se movilizaron para que Bergoglio lo rehabilitara tras la
suspensión decretada por su antecesor. Lo que sí se sabe es que es una
decisión conveniente para un Bergoglio temeroso de su imagen, y su
sínodo sobre protección de menores (pero si los casos que han
trascendido de abuso sexual han sido también contra adolescentes y
adultos jóvenes –incluidos seminaristas– ¡A MANOS DE ALTOS CLÉRIGOS
HOMOSEXUALES!) a inaugurarse el día de mañana, 21 de Febrero, y que el
mismo Bergoglio sabe será un fracaso.
“Uncle Ted” McCarrick era la víctima de sacrificio al dios Mass media,
que le demandaba a Bergoglio que cumpliera con su cacareada “tolerancia
cero” contra el clero abusador, sobre todo después de que el
Testimonio Viganò descubriera al mundo la trama sodomita dentro del
Vaticano. Pero, McCarrick aún vive y ve a sus “sobrinos” Robert W.
McElroy Shepherd (obispo en San Diego, CA; y enemigo del presidente Trump), Blase
J. Cupich Mayhan (arzobispo de Chicago), Donald W. Werl Schiffauer
(sucesor de McCarrick en Washington D.C., actual administrador
arzobispal tras renunciar por edad el pasado 12 de Octubre), Kevin J.
Farrell (ex-obispo auxiliar de Washington D.C. bajo McCarrick, quien
luego lo propuso para la sede de Dallas), y Joseph W. Tobin Kerwin CSsR
(arzobispo de Newark) encumbrados en las altas esferas jerárquicas tanto
dentro como fuera de la Unión Americana: prueba de ello es que, salvo
McElroy, todos ellos son cardenales, y Farrell ha sido designado
camarlengo el 14 de Febrero, remplazando al cardenal francés Jean-Louis
Pierre Tauran, fallecido el 5 de Julio del año pasado luego de batallar
contra la escoliosis y el Parkinson. Farrell sabía de la conducta
criminal de McCarrick, ya que compartían piso.
Una anécdota cuenta que, en los previos al cónclave de 2013, McCarrick se desmayó durante un servicio Novus Ordo en la Basílica de San Pedro por un problema cardíaco. Cuando, tras la hospitalización, volvió a su habitación de invitados en la Oficina Episcopal para los invitados estadounidenses al Vaticano -adscrita al Pontificio Colegio Norteamericano-, recibió una llamada de Francisco Bergoglio, para saber de él: McCarrick le dijo: “Estoy bien. Supongo que el Señor no ha terminado conmigo todavía”, a lo que Bergoglio repuso: “¡O el diablo no tiene lista tu habitación!”.
Aún quedan otros McCarricks en la iglesia conciliar. Entre ellos está Gustavo Óscar Zanchetta, ex-obispo de San Ramón de la Nueva Orán (provincia de Salta, Argentina). Bergoglio, ya ascendido a Francisco I, le designó obispo de esa sede el 23 de Julio de 2013, a la cual renunció el 1 de Agosto de 2017 “por motivos de salud”, y tras pasar un tiempo en España, fue nombrado asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica el 19 de Diciembre de ese año. Zanchetta fue acusado de abuso sexual y de poder contra sus seminaristas, autoritarismo y mal manejo de las finanzas diocesanas cuando era vicario de Asuntos Económicos para la diócesis de Quilmes (ya como obispo titular, pretendió hacer valer su fuero y sus conexiones políticas para negarse a una prueba de alcoholimetría). Ahora, adicional a la investigación canónica, la Fiscalía Penal de Violencia Familiar y de Género y (a petición de la Procuraduría general provincial de Salta) la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, asumieron de oficio la investigación en la causa penal contra Zanchetta.
En conclusión, como Católicos asistimos a las etapas finales de la sodomita y corrupta Seudoiglesia dirigida por Bergoglio, quien si no es el Seudoprofeta (la tercera persona de la trinidad satánica), es un -o el- precursor. Cuándo será la fecha final, sólo Dios lo sabe. Nosotros hemos de orar para resistir firmes en la fe y combatir.
JORGE RONDÓN SANTOS
20 de Febrero de 2019
Miércoles de Septuagésima
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