«No hay otra materia en la cual la mente promedio esté más confundida que la cuestión de la tolerancia y la intolerancia. La tolerancia sólo aplica a las personas, nunca a los principios. La intolerancia sólo aplica a los principios, nunca a las personas. Debemos ser tolerantes con las personas porque son humanos; debemos ser intolerantes sobre los principios porque son divinos. Debemos ser tolerantes con los errantes, porque la ignorancia pudo haberlos desviado; pero debemos ser intolerantes con el error, porque la Verdad no es obra nuestra, sino de Dios». (Mons. FULTON J. SHEEN. Artículo “The Curse of Broadmindedness” - La maldición de la amplitud de criterio-, en Moods and Truths, The Century Company, Nueva York - Londres 1932).
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)