Si estás en casa, es fácil saber la 
hora en que comienza la Misa mayor; si estás en los campos o de viaje, 
puedes conocer la hora con la vista del sol. Comienza a transportarte en
 espíritu a la iglesia de tu parroquia, únete en intención a las 
oraciones y al Sacrificio de la Misa que se estén atendiendo, y comienza
 por la oración siguiente:
Dios
 mío, puesto que vuestra Providencia puso el día de hoy obstáculos al 
deseo que tengo de asistir al santo sacrificio de la Misa, dignaos 
llenar mi espíritu de santos pensamientos y fijar mi corazón hacia Vos 
durante esta augusta ceremonia. Dignaos también aceptar favorablemente 
la pena que siento de no poder asistir el día de hoy a la Santa Misa.
Dios
 mío, me humillo profundamente y me uno en intención al sacerdote que me
 representa al pie de vuestro altar. Os confieso nuevamente todas las 
faltas y los pecados que he cometido durante todos los días de mi vida. 
Dignaos purificar mi corazón por un arrepentimiento sincero, para que 
pueda participar de los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que va a 
renovar el sacrificio de la cruz, para hacernos agradables a vuestra 
majestad infinita.
Padre
 eterno, uno al sacrificio de vuestro divino Hijo mis pensamientos, mis 
penas, mis sufrimientos, y os pido los aceptéis en expiación de mis 
faltas, que son tan numerosas.
Salvador
 mío Jesús, haced que mi imaginación se llene del recuerdo de los 
sufrimientos que habéis afrontado por mi salvación, que todo esto que 
golpea mis miradas en este momento tenga lugar en mi espíritu, para 
representarme las diferentes circunstancias de vuestra pasión, el huerto
 de los Olivos, la montaña del Calvario, el árbol de la cruz.
Mi
 divino Jesús, que mi corazón no sea más duro que las rocas que fueron 
divididas en el momento cuando entregasteis vuestro último suspiro, y 
que pruebe un poco de este dolor profundo que inundó el corazón de 
vuestra santa Madre, al pie de la cruz, cuando ella os vio expirar para 
la salud del mundo.
Ángeles
 del cielo, mi santo Ángel guardián, mi Santo patrono, uníos a mí, para 
que pueda con el pensamiento asistir al Sacrificio de la Misa, y merecer
 por mis ardientes deseos participar de las gracias que tantos otros más
 dichosos que yo, reciben en este momento al pie de los altares. Amén.
Recita
 enseguida las oraciones de la Misa con tanta piedad y devoción como si 
estuvieras en la iglesia; piensa que los Ángeles asisten invisiblemente 
al Santo Sacrificio y se acercan al altar con el más profundo respeto.
(Extracto de Délices
 des pèlerins de Lalouvesc ou Exercices de Dévotion qui se font à 
Lalouvesc, et des réflexions spirituelles de Jean Marie Baptiste 
Vianney, Curé d’Ars – Delicias de los peregrinos de Lalouvesc o 
Ejercicios que se hacen en la Lalouvesc, y reflexiones espirituales de 
Juan María Bautista Vianney, Cura de Ars. Lyon, Librería de A. Mothon,  
1857)
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)