El pasado 5 de Noviembre de 2023 falleció en Ciudad de Méjico el filósofo, historiador y teólogo argentino-mejicano Enrique Domingo Dussel Ambrosini, a la edad de 88 años (parte de la información, específicamente en materia teológica y filosofica, procede de SURSUM POST).
Enrique Domingo nació en La Paz (prov. Mendoza, Argentina) el 24 de Diciembre de 1934 en un hogar de cierta posición (como se evidencia por sus estudios en la Escuela de Bellas Artes y la Universidad Nacional de Cuyo, contrario a los orígenes pobres que se autoatribuyó). Como se dijo, se licenció en Filosofía en la Uncuyo en 1957 con una tesis sobre la noción del Bien común en los griegos, y obtuvo una beca para la Complutense de Madrid, donde prosiguió el tema en su tesis doctoral.
Entre 1959 y 1961 trabajó como carpintero en Nazaret en la comunidad Compagnons et compagnes de Jésus Charpentier fundada por el sacerdote y teólogo izquierdista Paul Gauthier, autor del libro Jesús, l’église et les pauvres. De esta experiencia, y de conocer años después el libro Totalidad e infinito, del filósofo judeolituano Emmanuel Lévinas Gurvic, es que plantea sus críticas al pensamiento clásico y occidental. En 1961, se radica en Francia, donde estudia religión e historia.
En 1972, participó en el II Congreso Nacional de Filosofía en Córdoba, donde nació la “filosofía de la liberación” y quiso crear una basada en el marxismo, influyendo en las demás “teologías contextuales”, como la Teología Negra, la Teología Feminista y la más reciente “Teología Queer”. Sin embargo, en 1975 parte al exilio en Méjico, donde residió hasta su muerte.
Dussell, aunque sea un desconocido casi total, se considera el cerebro de la “teología de la liberación” como un sistema filosófico, reuniendo (a veces sin citar referencias) autores como Yvan Daniel, Henri Godin, Rubem Alves, Gustavo Gutiérrez Merino, Richard Shaull, Hélder Câmara, Arturo Paoli, y bajo una estructura marxista, como quiera que con su obra de 1969 El humanismo semita, donde contrapone al aristocrático pensamiento helénico-patrístico-escolástico la reflexión semítica sobre la vivencia de la liberación de la opresión de la esclavitud-pecado, jugando con Apocalipsis XI, 8 en el intento.
QUE SU ALMA ARDA EN EL INFIERNO POR TODA LA ETERNIDAD.
El tal “Padre Tulio” solo es un payaso desempleado que no tiene nada en qué ocuparse, igual que el cholo de Freddy Andrade o el puto de Cortés Pliego.
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