Asesinato de Gabriel García Moreno (6 de Agosto de 1875)
En
el artículo sobre el Presidente Mártir de Ecuador, Gabriel García
Moreno, un sujeto llamado Pedro Pinto nos ha tachado de "hipócritas,
abusivos e irrespetuosos" sólo porque en él se señala que su asesino,
Faustino Lemus Rayo, era colombiano. Con el respeto debido a ese país
tan noble y de tan buenas gentes, pero la verdad sea ante todo: Hay
personas allá (y en todas partes, desde luego) que son de muy mala
recordación, y Lemus Rayo era uno de ellos. Por eso publicamos esta
monografía del ingeniero e historiador colombiano Alfredo Cardona Tobón,
en la que profundiza al respecto y desvela la personalidad del
magnicida.
EL ASESINATO DE GABRIEL GARCÍA MORENO
-Ingrata recordación-
Alfredo Cardona Tobón
Entre
colombianos y ecuatorianos ha existido un cariño de hermanos, pero ha
aparecido un “anticolombianismo” en el país vecino después del
bombardeo del campamento de la FARC en territorio ecuatoriano durante el
gobierno del presidente colombiano Uribe Vélez y por la desguarnecida
frontera se han colado elementos nocivos para las dos países.
Los
problemas fronterizos no son nuevos. Desde los primeros años de la
república se han presentado conflictos que por fortuna no han dañado en
forma irremediable la amistad colombo-ecuatoriana. El presidente
Florez entró con sus tropas a Pasto y reclamó un extenso territorio
confiado en el ofrecimiento de Mosquera de cederle una franja a cambio
de su apoyo contra los rebeldes. En la guerra de los Mil Dias el
presidente Eloy Alfaro apoyó a los liberales y desde territorio
ecuatoriano se organizó la campaña caucana contra el gobierno
conservador.
Fueron
hechos que enturbiaron las relaciones, como lo fue tambien la presencia
en el Ecuador del colombiano Faustino Lemus Rayo, asesino del
presidente ecuatoriano García Moreno.
QUIÉN FUE FAUSTINO LEMUS RAYO
Faustino Lemus Rayo
Los
hombres probos y rectos trazan el rumbo de la humanidad y también lo
hacen hombres viles y despreciables, disfrazados de próceres por cierto
tipo de historia. Posiblemente el presente colombiano hubiera sido
diferente si Roa Sierra no hubiera asesinado al lider liberal Jorge
Eliecer Gaitán y quién sabe qué habría sucedido en el Ecuador si
Faustino Lemus Rayo con sus compinches, hubiera respetado la vida de
García Moreno; por lo menos ese país conservaría la parte de su
Amazonia, perdida por las políticas erradas de los gobiernos
posteriores.
Faustino Lemus Rayo nació el primero de mayo de 1836 en Roldanillo, Valle del Cauca. De pequeña estatura, musculoso, buena figura, ojos claros, pelo rubio, fue díscolo y pendenciero desde su tierna edad. En la “época del perrero”, en los años 1850, el joven Faustino, con el valor y arrojo que lo convirtieron en el “guapo”de los alrededores, enfrentó a las hordas de negros que amenazaban la vida y los bienes de sus parientes.
Faustino Lemus Rayo nació el primero de mayo de 1836 en Roldanillo, Valle del Cauca. De pequeña estatura, musculoso, buena figura, ojos claros, pelo rubio, fue díscolo y pendenciero desde su tierna edad. En la “época del perrero”, en los años 1850, el joven Faustino, con el valor y arrojo que lo convirtieron en el “guapo”de los alrededores, enfrentó a las hordas de negros que amenazaban la vida y los bienes de sus parientes.
En la dictadura de Melo, Lemus Rayo se unió a las tropas “constitucionalistas” que lucharon contra el salamineño Laureano Urrego en Cartago (Valle). En ese combate fue impresionante su ferocidad: no perdonó heridos ni vencidos y empapado de sangre enemiga, Lemus recorrió las calles de esa ciudad como un azote del diablo.
Faustino abandonó la casa paterna debido al robo de unas joyas y abrió un taller de talabartería en Cali. En 1858 estalla una guerra en Ecuador y Lemus marcha con las fuerzas que tratan de derribar al presidente Urbina bajo las banderas de Gabriel García Moreno.
Faustino renuncia a la nacionalidad granadina y adopta al Ecuador como su patria. El dos de abril de 1859, lucha en Cuarentum y tanto se distingue en los campos de batalla, que García Moreno le confía comisiones especiales, incluso en la guerra con la Nueva Granada, contra la cual combate en 1863 en Cuaspud con el grado de capitán. Los granadinos lo apresan y el general Tomás Cipriano de Mosquera lo condena a muerte por traidor. Faustino Lemus se salva de la muerte al hacer creer a sus captores que ha nacido en Tulcán y que su apellido es Rosas.
En 1865 García Moreno cumple el período presidencial y Faustino se dedica al comercio entre Quito y el Amazonas. Sus conocimientos del lenguaje quichua, las conexiones militares, su audacia, el despotismo y ningún escrúpulo de conciencia, le permiten hacer una fortuna a costa de los indios, a quienes engaña, explota y esclaviza.
En 1867 el Vicario de Napo, monseñor Vicente Pástor, intenta frenar los atropellos de Lemus Rayo y viendo que es inútil, prefiere ceder las misiones a los jesuitas, quienes con mayor poder político, logran que García Moreno saque a Faustino Lemus de la selva y le retire sus funciones de guardia de escoltas.
La
ambición de Faustino Lemus, el anticlericalismo de Abelardo Moncayo y
de Roberto Andrade; y el fanatismo liberal de Manuel Cornejo los unió
para que bajo el influjo de Manuel Polanco, urdieran el asesinato de
García Moreno, nuevamente al frente de un gobierno católico católico y
conservador.
EL ASESINATO
Avanza
la tarde del seis de agosto de 1875. Desde tempranas horas los cuatro
asesinos esperan la llegada de García Moreno al Palacio de Gobierno. El
presidente sube las gradas del edificio acompañado por un edecán
desarmado. Lemus camina detrás y a mansalva le descarga un machetazo,
en tanto que sus compinches disparan a quemarropa sin dar en el blanco.
Herido,
García Moreno se vuelve contra Lemus y lo enfrenta con un bastón. El
presidente retrocede y un quinto enemigo le cierra el paso, entonces se
apoya en una pared para proteger su espalda y Lemus Rayo le descarga
otro machetazo.
Un
joven negro, zapatero de oficio, acude en defensa de su mandatario y
sujeta a Lemus por detrás. La gente grita y la guardia cercana parece
ignorar los angustiosos llamados de auxilio. Los asesinos controlan al
negro; Lemus arroja al herido por el borde de un bardal de dos metros de
altura y sigue tras él para rematarlo. Varias mujeres acuden a socorrer
al herido y Faustino Lemus, vociferando, ciego de ira, insulta a su
víctima indefensa, mientras le descarga machetazos en la cabeza y
en los hombros.
Los
asesinos huyen al darse cuenta que la guardia se acerca. No hay vivas
ni revolucionarios que apoyen a los bandidos. Un soldado traspasa con
una bayoneta la pierna de Faustino Lemus. “Maten al asesino”, grita la
gente enardecida. “Abran paso”, dice el corneta Manuel López a sus
compañeros... Lemus se arrastra clamando piedad... el corneta levanta
el fúsil, le apunta en el ojo derecho, dispara y los sesos de Faustino
se desparraman por la calle.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)