Propósito: Vaciarte del espíritu del mundo
Examina
 tu conciencia, ora, practica la renuncia a tu propia voluntad; la 
mortificación, y la pureza del corazón. Esta pureza es la condición 
indispensable para contemplar a Dios en el Cielo, verle en la tierra y 
conocerle a la luz de la Fe. La primera parte de la preparación debería 
ser empleada en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al de 
Jesucristo. El espíritu del mundo consiste esencialmente en la negación 
del supremo dominio de Dios; una negación que es manifestada en la 
práctica del pecado y la desobediencia; por tanto, es principalmente 
opuesto al espíritu de Cristo, que también es el de María.
Este
 espíritu se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la 
concupiscencia de los ojos y por la soberbia de la vida. Por la 
desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas creadas. Sus 
obras son: el pecado en todas sus formas, en consecuencia, todo aquello 
por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y
 la oscuridad de la mente, y la seducción y corrupción de la voluntad. 
Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el diablo para
 hacer atractivo el pecado, ya sean personas, lugares y cosas.
DÍA CUARTO
Lección: Imitación de Cristo, Libro III, caps. 40 y 7
Señor, ¿qué
 es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que 
le visites? ¿Qué ha merecido el hombre para que le dieses tu gracia? Señor,
 ¿de qué me puedo quejar si me desamparas? O ¿cómo justamente podré 
contender contigo, si no hicieres lo que pido? Por cierto, una cosa 
puedo yo pensar y decir con verdad: "Nada soy, Señor, nada puedo, 
nada bueno tengo de mí; mas en todo me hallo vacío, y camino siempre a 
la nada. Y si no soy ayudado e instruido interiormente por Ti, me vuelvo
 enteramente tibio y disipado.
   
Mas
 Tú, Señor, eres siempre el mismo, y permaneces eternamente, siempre 
bueno, justo y santo, haciendo todas las cosas bien, justa y santamente,
 y ordenándolas con sabiduría. Pero yo, que soy más inclinado a caer que
 a aprovechar, no persevero siempre en un estado, y me mudo siete veces 
cada día.
Mas luego me va mejor cuando te dignas alargarme tu mano auxiliadora; porque Tú
 solo, sin humano favor, me puedes socorrer y fortalecer, de manera que 
no se mude más mi semblante, sino que a Ti solo se convierta y en Ti 
descanse mi corazón".
El
 que quisiere estar muy seguro en tiempo de paz, se encontrará abatido y
 temeroso en tiempo de guerra. Si supieses permanecer siempre humilde y 
pequeño para contigo, y morar y regir bien tu espíritu, no caerías tan 
presto en peligro ni pecado.
Buen consejo es que pienses cuando estás con fervor de espíritu, lo que puede ocurrir con la ausencia de la luz.
ORACIONES
VENI CREÁTOR SPÍRITUS
Ven, creador Espíritu,
De los tuyos la mente a visitar;
A encender en tu amor los corazones
Que de la nada plugóte crear.
Tú que eres el Paráclito,
Llamado y don altísimo de Dios;
Fuente viva, amor y fuego ardiente,
Y espiritual unción.
Tú, septiforme en dádivas,
Tú, dedo de la diestra Paternal;
Tú, promesa manífica del Padre,
Que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz ilumina los sentidos,
Los afectos inflama con tu amor;
Con tu fuerza invencible corrobora
La corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
Envíanos tu paz;
Siendo Tú nuestro guía,
Toda culpa logremos evitar.
Dénos tu influjo conocer al Padre,
Dénos también al Hijo conocer;
Y del uno y del otro, oh Santo Espíritu,
En Tí creamos con sincera fe.
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
Con el Hijo que un día resucitó
De entre los muertos; y al feliz Paráclito,
De siglos en la eterna sucesión. Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Feliz puerta del Cielo.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo,
Al Santo Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias. Amén.
MAGNÍFICAT
Glorifica ✝ mi
 alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha
 puesto sus ojos en la humildad de su esclava; y he aquí que todas las 
generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Omnipotente ha hecho 
en mí grandes cosas; y su Nombre es santo. Y su misericordia se propaga 
de generación en generación sobre los que le temen.
Desplegó
 el poder de su brazo: y disipó los designios del corazón de los 
soberbios. Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes. 
Colmó de bienes a los hambrientos; y a los ricos despidió sin cosa 
alguna.
Levantó a Israel 
su siervo, acordándose de su misericordia: según había prometido a 
nuestros padres, Abraham y su descendencia, por los siglos de los 
siglos. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
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