Propósito: Vaciarte del espíritu del mundo
Examina
 tu conciencia, ora, practica la renuncia a tu propia voluntad; la 
mortificación, y la pureza del corazón. Esta pureza es la condición 
indispensable para contemplar a Dios en el Cielo, verle en la tierra y 
conocerle a la luz de la Fe. La primera parte de la preparación debería 
ser empleada en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al de 
Jesucristo. El espíritu del mundo consiste esencialmente en la negación 
del supremo dominio de Dios; una negación que es manifestada en la 
práctica del pecado y la desobediencia; por tanto, es principalmente 
opuesto al espíritu de Cristo, que también es el de María.
Este
 espíritu se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la 
concupiscencia de los ojos y por la soberbia de la vida. Por la 
desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas creadas. Sus 
obras son: el pecado en todas sus formas, en consecuencia, todo aquello 
por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y
 la oscuridad de la mente, y la seducción y corrupción de la voluntad. 
Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el diablo para
 hacer atractivo el pecado, ya sean personas, lugares y cosas.
      DÍA NOVENO
Lección: Imitación de Cristo, Libro I cap.13
El
 fuego prueba al hierro, y la tentación al hombre justo. Muchas veces no
 sabemos lo que podemos; mas la tentación descubre lo que somos. 
Debemos, pues, velar principalmente al venir la tentación; porque 
entonces más fácilmente es vencido el enemigo cuando no le dejamos pasar
 de la puerta del alma, y se le resiste al umbral luego que toca.
Atajar al principio el mal procura: Si llega a echar raíz, tarde se cura. Porque primeramente se ofrece al ánima sólo el pensamiento sencillo; después, la importuna imaginación; luego, la delectación y el torpe movimiento, y el consentimiento. Y así entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera de todo por no resistirle al principio. Y cuanto más tiempo fuere uno perezoso en resistir, tanto se hace cada día más flaco, y el enemigo contra él más fuerte.
Algunos
 padecen graves tentaciones al principio de su conversión, y otros, al 
fin. Pero otros son molestados casi por toda su vida. Algunos son 
tentados blandamente, según la sabiduría y el juicio de la divina 
Providencia, que mide el estado y los méritos de los hombres, y todo lo 
tiene ordenado para la salvación de sus escogidos.
    
Por
 eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino antes rogar a 
Dios con mayor fervor que sea servido de ayudarnos en toda tribulación; 
el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará el auxilio 
junto con la tentación, para que la podamos resistir.
    
Humillemos,
 pues, nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación y 
tentación, porque Él salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu. 
En las tentaciones y adversidades se ve cuánto uno ha aprovechado y en 
ellas consiste el mayor merecimiento y se conoce mejor la virtud.   
ORACIONES
VENI CREÁTOR SPÍRITUS
Ven, creador Espíritu,
De los tuyos la mente a visitar;
A encender en tu amor los corazones
Que de la nada plugóte crear.
Tú que eres el Paráclito,
Llamado y don altísimo de Dios;
Fuente viva, amor y fuego ardiente,
Y espiritual unción.
Tú, septiforme en dádivas,
Tú, dedo de la diestra Paternal;
Tú, promesa manífica del Padre,
Que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz ilumina los sentidos,
Los afectos inflama con tu amor;
Con tu fuerza invencible corrobora
La corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
Envíanos tu paz;
Siendo Tú nuestro guía,
Toda culpa logremos evitar.
Dénos tu influjo conocer al Padre,
Dénos también al Hijo conocer;
Y del uno y del otro, oh Santo Espíritu,
En Tí creamos con sincera fe.
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
Con el Hijo que un día resucitó
De entre los muertos; y al feliz Paráclito,
De siglos en la eterna sucesión. Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Feliz puerta del Cielo.
Feliz puerta del Cielo.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo,
Al Santo Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias. Amén.
MAGNÍFICAT
Glorifica ✝ mi
 alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha
 puesto sus ojos en la humildad de su esclava; y he aquí que todas las 
generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Omnipotente ha hecho 
en mí grandes cosas; y su Nombre es santo. Y su misericordia se propaga 
de generación en generación sobre los que le temen.
Desplegó
 el poder de su brazo: y disipó los designios del corazón de los 
soberbios. Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes. 
Colmó de bienes a los hambrientos; y a los ricos despidió sin cosa 
alguna.
Levantó a Israel 
su siervo, acordándose de su misericordia: según había prometido a 
nuestros padres, Abraham y su descendencia, por los siglos de los 
siglos. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)