Tomado de REVISTA NÓS (Brasil). Traducción nuestra
Durante la Gran Guerra europea, el sector portugués de Flandes, sito 
entre las localidades de Lacouture y Neuve-Chapelle, se encontraba un 
artístico crucero con un Cristo fijado en una cruz de madera que 
dominaba el paisaje de la llanura circundante.
La imagen de este Cristo no era de factura portuguesa, desde luego, pero
 se encontraba en la zona defendida por el Cuerpo Expedicionario 
Portugués durante la ofensiva alemana que casi destruyó la 2ª División 
de Infantería. El día 9 de Abril de 1918, sobre aquella planicie cayó 
una tempestad de fuego de artillería, durante horas interminables, que 
la metralló, incendió y revolvió. Era la ofensiva de la Primavera de 
1918 del ejército alemán. La población de Neuve-Chapelle casi 
desapareció del mapa, de lo transformada en escombros. El área quedó 
llena de cadáveres, y entre estos yacían 7.500 portugueses de la 2ª 
División del CEP muertos o agonizantes.
Al final de la lucha apenas el Cristo se mantenía de pie, pero también 
mutilado. La batalla le cortó las piernas y el brazo derecho, y una bala
 le atravesó el pecho. Mas, en medio del caos, fue recuperado por los 
militares que consiguieron reagruparse y regresar a las líneas aliadas.
Es casi inimaginable que, bajo las ráfagas de artillería alemanas, que 
diezmaron gran parte del contingente portugués, la opción de algunos 
militares fuese la de traer consigo la imagen de Cristo, severamente 
damnificada, y la colocaran en un lugar seguro donde pudiese ser 
nuevamente venerada. En 1958 el Gobierno Portugués mostró al Gobierno 
Francés el deseo de tener aquel Cristo mutilado que pasó a ser un 
símbolo de la Fe y el Patriotismo nacional, llegando a llamarse el 
“Cristo de las Trincheras”.
La imagen llegó a Lisboa por vía aérea el 4 de Abril de 1958, Viernes 
Santo ese año. Estuvo expuesto a la veneración en la capilla del 
edificio de la Escuela del Ejército (actual Academia Militar) hasta el 8
 de Abril, cuando fue conducida al Monasterio de Batalha y colocada el 9
 de Abril en la cabecera del monumento al Soldado Desconocido, en la 
Sala Capitular. La imagen fue acompañada desde Francia por una 
delegacion de veteranos portugueses residentes en Francia, y por una 
delegación de diputados franceses, dirigida por el Coronel Louis 
Christians. Las ceremonias fueron apoteósicas y millares de portugueses 
desfilaron delante de la imagen en Lisboa.
El día 8 de Abril la imagen fue transportada en un carro militar hacia 
Batalha, sin cualquier ceremonial especial, y ahí quedó expuesta en la 
sala del refectorio del monasterio para en el día siguiente, 9 de Abril,
 efectuar la entrega oficial. El día 9 de Abril, hacia las 11:00h, 
comenzaron a concentrarse junto al Monasterio de Batalha numerosas 
entidades civiles y militares, entre ellas los Embajadores de Portugal 
en Francia y de Francia enn Portugal, los Agregados Militares de 
Francia, Bélgica y Estados Unidos, los altos mandos del Ejército, Marina
 y la Fuerza Aérea Portuguesa. Al medio día iniciaron las ceremonias con
 la llegada del Coronel Louis Christian (Francia) y el Ministro de 
Defensa de Portugal Coronel Santos Costa. La guardia de honor fue 
prestada por un Batallón del  Regimiento de Infantería N.º 7 Leiría. El 
anda que transportó el “Cristo de las Trincheras” entre la sala del 
refectorio y la sala capitular estuvo al cuidado de representantes de la
 Liga de los Combatientes de la Gran Guerra.
El “Cristo de las Trincheras” fue entonces depuesto sobre un pequeño 
pedestal adamascado a la cabecera del monumento del “Soldado 
Desconocido”. Terminadas las oraciones, el Agregado Militar Francés, 
Coronel Revault d’Allonnes, confirió a los dos “Soldados Desconocidos” 
dos Cruces de Guerra, las cuales fueron depositadas sobre el suelo.
La banda del Regimiento de Infantería n.º 19 Chaves, tocó a silencio al 
final de la ceremonia, mientras una Batería de Artillería del Regimiento
 de Artillería Ligera de Leiría, dio una salva de 19 tiros.
Más que un episodio ocurrido durante la 1ª Guerra Mundial, el “Cristo de
 las Trincheras” simboliza la fe que mantuvo a los militares portugueses
 en la línea de frente durante un par de años, prácticamente sin 
licencias, mal abastecidos, sintiéndose abandonados por aquel que los 
envió para combatir por algo que la mayoría no entendía.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)