Devoción dispuesta por el Bachiller D. Domingo Garcés, colector del
Altar del Perdón y Ánimas Benditas, y publicado en 1801 con las
licencias necesarias. Reimpresa en Guadalajara por don Mariano Valdés Téllez-Girón en 1805.
PRÓLOGO
Devoto
Cristiano, en vano fuera exhortarte al socorro de las Benditas Almas
del Purgatorio, siendo esta Devoción tan antigua como el hombre; pues
desde el principio del mundo, todo aquel que muere en gracia, debiendo
alguna pena por sus pecados no puede gozar de la felicidad eterna hasta
que haya expiado dignamente sus culpas, purgando la pena temporal debida
por ellas. Es verdad que una penitencia perfecta y fervorosa es capaz
de satisfacer plenamente en esta vida, en virtud de los méritos de
Nuestro Señor Jesucristo, por todas las penas que tenemos merecidas por
nuestros pecados, y entonces podremos presentarnos puros y sin mancilla
ante el Eterno Justo Juez, Dios y Señor nuestro, para reinar eternamente
con Él: ¡pero ah!, ¡y qué descuidados vivimos!, y cuán pocos son los
que pasan de esta vida sin ser deudores de muchísimos talentos a nuestro
Padre Dios, y por esto privados de su vista en las horribles Cárceles
del Purgatorio hasta satisfacerle a su Divina Justicia, hasta el último
cuadrante de que somos deudores, cuyo conocimiento obligó a los fieles
de todos tiempos a ofrecer Sacrificios y Oblaciones por sus difuntos, y a
este fin la Iglesia Nuestra Madre ha establecido un día dedicado solo
al socorro y libertad de las Almas Santas del Purgatorio: cuya
consideración, junto con una Devoción que les profeso, me obligo a
dedicarte, aunque con rubor, este cuadernito, para libertarlas de las
terribles penas en que se hallan, para cuya práctica no me detendré en
exponerte, que muchas de aquellas Almas serán de vuestra Casa y Familia,
y que estarán padeciendo quizá por vuestra causa, ni menos que están
destituidas de todo socorro que ellas puedan procurar por sí mismas, y
por consiguiente en necesidad extrema de vuestra ayuda; ni tampoco que
su alivio y libertad os traerán el consuelo a vuestra Casa; y si os
conviniere, el aumento de vuestros bienes, la defensa en vuestros
peligros, y quizás la salvación de vuestras Almas: poderosos motivos que
te impelieran a practicarlo; pero baste el considerar que su práctica
os facilita unos medios suaves, para que sin especial trabajo mandéis al
Cielo muchísimas Almas del Purgatorio, para que alaben, ensalcen y
glorifiquen eternamente a nuestro gran Dios, digno de todo nuestro
obsequio, y que para conseguirlos no te señalo determinado número de
Misas, Estaciones, Limosnas, Calvarios, Rosarios, Bulas,
Mortificaciones, Comuniones y demás obras satisfactorias y meritorias
que practica nuestra Madre la Iglesia, dejándolo a tu devoción y afecto,
bien entendida que mientras más de estas obras practicares, más Almas
colocarás en el Cielo, y tú recibirás mayor galardón que te deseo. Vale.
DÍA
DE CARIDAD: DÍA DOS DE CADA MES PARA SOCORRO A LAS AFLIGIDAS ALMAS DEL
PURGATORIO DE LOS CRUELÍSIMOS TORMENTOS QUE PADECEN. DEVOCIÓN ÚTIL PARA
TODO GÉNERO DE PERSONAS
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh
Dios y Señor mío! ¿Quién soy yo para que me ponga en vuestra sacrosanta
presencia? Después que ingrato y atrevido no me he cansado de
ofenderos, resistiendo tantas veces a vuestros divinos llamamientos, más
ya Dios mío, conozco mi desvarío, veo y conozco que todo lo he perdido
en el desgraciado tiempo que eh estado separado de ti, que eres la
hermosura inmensa, la santidad suma, el ser inmutable, y la caridad
infinita, que poseyéndote gozaba la felicidad, la alegría y contento que
se podía desear y esperar. ¡Oh tiempo desgraciado que viví separado de
mi amorosísimo Padre Dios! ¿en que pensé cuando tan gran desatino
cometí? ¡Oh! Como quisiera se ocultara tan execrable maldad, mas ya que a
vuestra benignísima liberalidad, reconozco el haber despertado de tan
profundo letargo, y que el arrepentimiento verdadero borra la horrible
mancha de tan infame delito, me vuelvo a ti, hecho un mar de lágrimas,
sin tener valor a un de mirarte, todo compungido y dolorido, pidiendo
misericordia: Misericordia mi Dios, Misericordia, me pesa en el alma, y
con todo mi corazón de todos mis pecados de pensamiento, palabra y obra,
con que atrevido te ofendí. Me arrepiento sobre todo lo que se puede
decir, y quiera Dios mío antes haber muerto que injuriándote, haber
padecido todos los dolores, que haber estado separado de ti, mas ya que
esto no he hecho hasta ahora, te prometo y quiero con toda mi alma,
padecer todas las aflicciones, penas y congojas que se pueden imaginar
antes de volver a cometer la más mínima culpa, sólo porque eres mi Dios,
mi Padre, mi dueño, Salvador, y redentor, con todas las demás e
infinitas perfecciones, que ni puedo comprender ni alcanzar, y para
conseguirlo, me valgo y pongo por intercesora a vuestra querida Madre y
Madre mía, la Santísima Virgen María, con todos vuestros Ángeles y
Santos de vuestro Reino Celestial, y las suplicas de vuestros escogidos
de la militante Iglesia. Amén.
ORACIÓN
Trinidad
Santísima Padre, Hijo y Espíritu Santo, que siendo tres en las
personas, sois uno en vuestra esencia, comunicándose vuestra benignidad
en la formación del hombre, el cual infame borró por la culpa, vuestra
bellísima imagen, quedando sujeto a los tormentos eternos, y aunque
vuestra gran caridad haya reparado tan inauditas maldades con la pasión y
muerte de vuestro Hijo santísimo, pero la rebelión de las pasiones nos
precipita a apartarnos de Vos, que sois toda nuestra de delicia, siendo
esto preciso daros una condigna satisfacción de nuestros delitos, mas
¡ah dolor!, y que pocos pasamos de esta vida con aquella pureza
necesaria para presentaros a vuestra presencia, sin que sea preciso se
detengan en aquellas cárceles horrorosas del Purgatorio, por estas pues,
santas almas, amigas queridas vuestras, derramo en tu Divina Presencia,
mis gemidos, para satisfacción de estas, ofrezcos estas mis oraciones
cortas, y por la libertad de estas, os pido apliquéis vuestra gran
caridad y misericordia, mirad Padre Amante, que son vuestras esposas, y
que vuestro Hijo Santísimo derramó su Sangre preciosísima, para llenar
las sillas de vuestro reino, cesen ya los rigores de vuestra Justicia, y
valgan para su rescate y libertad, los infinitos méritos de nuestro
Señor Jesucristo, los de nuestra querida madre María Santísima, y los de
todos vuestros escogidos, pues de todos me valgo, y a todos suplico
encarecidamente, rueguen y pidan por su libertad y alivio, para que
tengan ellas la complacencia de enumerarse entre tus adoradores, y yo la
de acrecentar tu Gloria en tu Reino Celestial. Amén.
Aquí
se reza la estación mayor del Santísimo Sacramento de siete
Padrenuestros Avemarías y Glorias, con la intención de ganar la
Indulgencia por las Ánimas.
ORACIÓN
Señor
mío Jesucristo, Redentor y Salvador de nuestras almas, que, con el
precio infinito de tu pasión santísima, fundasteis vuestra Iglesia,
enriqueciéndola con un caudal interminable, cual son los trabajos,
lágrimas, suspiros, dolores y muerte que sufriste en vuestra
dolorosísima Pasión, con total derramamiento de vuestra Preciosísima
Sangre, a lo que quisiste añadir el valor todo del cuasi infinito mérito
de vuestra madre María Santísima, con todos los méritos de todos los
santos de vuestro Palacio Celestial, para que con esto tuvieran valor
las pobres oraciones que os ofrecemos y damos inmensas gracias, por tan
grande benignidad, te ofrezco esta estación, conformándome a todas las intenciones de vuestro Vicario, el Romano Pontífice, despensero de vuestros tesoros,
para que por ella logren la libertad y alivio de las almas benditas del
Purgatorio, apagues Señor con el rocío de vuestra Sangre aquel fuego
que padecen, y los méritos infinitos de vuestra pasión que fueron su
rescate, sean ahora los de su libertad, siendo sus poderosos
intercesores los innumerables de vuestra cándida Madre y santos del
vuestra gloria, pues a este fin los dejaste a vuestra Iglesia,
extendiendo mi petición a toda ella, rogándoos la conservéis en paz, y
defendáis de todos sus enemigos, y que su santa cabeza visible sea amada, temida y obedecida,
que los justos permanezcan en su fidelidad, que los pecadores detesten
sus vicios, haciendo penitencia de ellos, que los afligidos tengan el
socorro y alivio, que las ordenes religiosas mantengan su pureza, y los
eclesiásticos su decoro y santidad, que los cautivos logren su libertad
y los pobres su socorro, que los Reyes católicos se mantengan en
concordia y unión, que los gentiles y herejes se conviertan, y en fin,
obre en nosotros su efecto vuestra Santísima Sangre, que derramasteis en
vuestra Pasión, para que cuando se nos llegue nuestra muerte, sin
detenernos en el purgatorio, vayamos a alabaros, bendeciros y
glorificaros eternamente en vuestra Gloria. Amén.
Aquí
se rezan tres salves a María Santísima de los Dolores, a las tres
necesidades que tuvo al pie de la Cruz, y se ofrecen con la siguiente:
ORACIÓN
Tristísima,
Dolorosísima y Afligidísima Virgen María, con que consuelo me postro a
vuestras sacrosantas plantas, pidiendo socorro, libertad y alivio para
aquellas atormentadas almas del purgatorio, considerando la pena, la
congoja y la aflicción que padecerán al estar privadas de Dios, única
felicidad de la criatura, pues Madre mía, si tanto llorasteis la
ausencia de vuestro Hijo Santísimo solo por tres días ¿Qué sentirán y
qué dolor tendrán aquellas afligidas almas de verse separadas de su
Dios, de su Padre y su consuelo, su dicha y su felicidad y todo bien? Y
esto por muchos días y tiempo, privadas de ayudarse por sí mismas,
llorando y expirando por su socorro, por cuyos motivos me valgo de Vos
como nuestra Madre, para que si por nuestro amor padecisteis tanto en la
Pasión de nuestro Redentor Jesucristo, e hicisteis tanto por ellas para
que no se perdieran eternamente, prosiga vuestra caridad la obra ya
comenzada para su libertad, ofrecer a vuestro santísimo Hijo los dolores
que padeciste en su Pasión dolorosísima, especialmente cuando muerto
vuestro Hijo, no hallabas quien te lo bajara de la Cruz, pidiendo por
este dolor el alivio y libertad para aquellas pobrecitas almas, que
destituidas de todo socorro gimen por muchos años en aquellas cárceles
del Purgatorio, por el dolor de no tener mortaja en que envolver a
vuestro Hijo Santísimo, saques de aquel fuego voraz tantas almas, que
ofuscadas en lo caduco y brillantes de la falacidad de este mundo, no se
dispusieron con el fervor de la caridad, para ser dignas de presentarse
puras a la presencia de su Divino Esposo, padeciendo por esto los
terribles dones que les acercan hasta borrar la mancha de la culpa más
mínima, y por el dolor que tuvisteis de carecer de Sepulcro, para
depositar a vuestro Hijo, te compadezcas de aquellas afligidísimas almas
que esperan pronto la dicha de poseer a su Dios, colmo de su felicidad,
y por ultimo Madre mía, ahora es tiempo que valiendo de la compasión de
vuestros dolores, los empeñe todos para el rescate de tantas
atormentadas almas, que en esta vida fui la causa y ocasión que padezcan
por estas, y por aquellas que según el orden de Justicia o Caridad,
estoy obligado a socorrerlas y ayudarlas, y por cuanto la maternal
piedad tuya me alimenta a pedir los que me valgo de ella, para que a
todos le valgan, conozcan todas ellas el valor casi infinito de vuestros
Dolores ofrecidos, para que no perecieran, y ahora dados para su
rescate, para que todas juntas alaben, y den las gracias a Dios de
haberos dado por su Madre, Corredentora y Libertadora, eternamente en el
Cielo. Amén.
ORACIÓN DEL SANTO SUDARIO
Señor
Dios, que nos dejaste las señales de tu Pasión en la sábana santa en la
cual fue envuelto tu cuerpo santísimo cuando por José fuiste bajado de
la Cruz; concédenos, piadosísimo Señor, que por tu muerte y sepultura
seamos llevados a la gloria de la resurrección, donde vives y reinas con
Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de
los siglos. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración es causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)