Novena dispuesta por una religiosa de la comunidad capuchina del Real Sitio de El Pardo, y publicada en Madrid por la Imprenta Real en 1827.
PRÓLOGO QUE SE PUEDE LEER ANTES DE EMPEZAR LA NOVENA.
La Pasión de Jesucristo es para nosotros el manantial de todos los bienes, es el fin de nuestro cautiverio, el precio de nuestra libertad, el tesoro de las gracias que recibimos de Dios, y el principio de nuestra bienaventuranza eterna. Ella es como un papel de méritos, que nos dejó nuestro Padre, para que como herederos suyos, se los presentemos al Rey del Cielo, para conseguir sus favores; es un libro abierto lleno de doctrinas y ejemplos admirables para el arreglo de nuestra vida; es un retablo hermosísimo en qué fijar nuestros ojos, para que por su contemplacion los espíritus elevados puedan seguramente remontarse a la de las grandezas de la Divinidad, y los rudos e ignorantes tengan mayor facilidad para hallar a su Dios, viéndole Hombre mortal, y sujeto a padecer. Hermosa cosa es sin duda contemplar al Divino Verbo sentado en el Trono del Cielo con el Padre, y el Espíritu Santo, cercado de una luz inaccesible, alabado de los Angeles y Arcángeles, temido de las Potestades, amado ardientemente de los abrasados Serafines, inundando á toda aquella dichosa Corte en el mar de su propia bienaventuranza, y obrando maravillas en el Cielo y en la tierra; pero parece aun de mayor consuelo para el corazón del hombre, mirar cómo por amor suyo se abatió aquella infinita Majestad hasta nuestra bajeza, representársele angustiado, y sudando Sangre para darnos la eterna alegría; atado a la columna para concedernos la verdadera libertad; cubierto de salivas inmundas para limpiar nuestras manchas; afeado para hermosearnos; coronado de espinas para coronarnos de gloria; azotado para que la disciplina que cayó sobre Él nos procurase la paz, y muerto en Cruz, para que nosotros viviésemos perpetuamente. Se anima sin duda el justo en sus tribulaciones, cuando iluminado por la Fe contempla presente a un Dios Omnipotente, que es nuestro refugio y fortaleza, cuya Providencia se extiende hasta los animales más viles, sin cuya voluntad no se puede caer un pelo de nuestra cabeza, a quien no llega el mal, ni el azote se acerca a su tabernáculo, y que conduce a los suyos hollando los áspides y basiliscos; y adonde levante su cabeza sobre todos sus enemigos; sin embargo parece que aun le es de mayor alivio ver a este Dios que le ampara, ser compañero en sus trabajos, que como Varón de dolores, sabe lo que es padecer, no solo por ciencia, sino también por experiencia; considerar que el que es nuestra guia, tambien es nuestro modelo; reparar que Él llevó primero ese yugo que impone a sus siervos; que apuró el caliz amargo, del cual no nos ofrece ya si no las heces que nosotros bebemos por necesidad, cuando Él ninguna tenia, y que a pesar de esto probó toda su amargura sin mezcla alguna de consuelo en cuanto a la parte inferior del alma, reservándolos todos para los que padecen por Él. Más elevada es sin duda la primera consideracion; mas estotra es más acomodada a nuestra flaqueza: aquella nos infunde admiración y respeto a su grandeza; esta mayor amor y confianza en su bondad; aquélla forma el gozo de la bienaventuranza eterna, y ésta nos sostiene en las miserias de esta triste peregrinación. Movido de tan justas razones el piadoso Rey Felipe I, y agradecido al beneficio que en el mismo día de Viernes Santo, en que la Iglesia celebra este Misterio, le habia hecho el Señor, concediendo un heredero a su Corona, mandó hacer la efigie de su adorable Cuerpo puesto en el Sepulcro, la cual se ve hoy dia en la Real Iglesia de los Capuchinos del Pardo. El que quiera enterarse a fondo de la historia de esta Sagrada Efigie, puede hacerlo leyendo el librito que hay impreso sobre este asunto: yo por mí solo he tratado de satisfacer la devoción de aquellos Religiosos, que careciendo de Novena con que rendirla un particular y respetuoso culto, me han hecho la confianza de remitir la empresa a mis cortísimos talentos, pidiéndome quisiese encargarme de componerla. ¡Dichosa yo, si puedo lograr aumentar en los corazones el respeto a tan sagrada Efigie, y el amor y agradecimiento debido a nuestro Divino Redentor, por lo mucho que hizo y padeció por nosotros! Bueno será que los que hagan esta Novena confiesen y comulguen una vez en el discurso de ella: tambi3n les servirá hacerla en la misma Capilla del Santísimo Cristo, o a lo menos delante de alguna estampa suya; pero si esto no pudieren, graben sobre todo profundamente en su memoria y corazon la imagen de este Hombre-Dios, muerto por amor nuestro; pues aunque hay ciertos lugares que son como privilegiados, y donde Dios quiere ser particularmente honrado, sin embargo, en todas partes oye y favorece a aquellos que Le adoran en espíritu y en verdad. Quiera el Señor que haya muchos que lo hagan asi, y que tambien se acuerden en sus oraciones de
La última de las Siervas del Divino Redentor,
La Autora.
NOVENA EN HONOR DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL SEPULCRO (VULGO) DEL PARDO, CUYA PRODIGIOSA IMAGEN SE VENERA EN EL REAL CONVENTO DE PADRES CAPUCHINOS DE DICHO REAL SITIO
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; y propongo con vuestra gracia de enmendarme, y de todos mis pecados os pido perdón con todo rendimiento y verdadero dolor de mi ingratitud. Y como os lo suplico, así confio en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis por vuestros merecimientos, y preciosísima Sangre. Amén.
℣. Abrid, Señor, mis labios.
℟. Y mi boca anunciará vuestras alabanzas.
℣. Dios, entended en mi ayuda.
℟. Señor, daos prisa a socorrerme.
DÍA PRIMERO
Dulcísimo Jesús, Redentor de todos los hombres: vedme aquí el más miserable de todos ellos, postrado humildemente ante esta Sagrada Efigie de vuestro Cuerpo difunto, adorando y besando espiritualmente vuestros pies sacratísimos. Ellos se cansaron en busca mía cuando yo andaba descarriado: fueron traspasados con clavos para expiar los malos pasos de los míos, y conservan en el Cielo sus cicatrices gloriosas para incentivo de mi amor y aliento de mi esperanza. Junto a ellos escojo mi puesto con la piadosa Magdalena, pidiéndoos me deis gracia para que lavándolos en la tierra con las lágrimas de mi penitencia, y ungiéndolos con el ungüento precioso de la caridad, pueda luego en el Cielo abrazarme de ellos para siempre, gozando de la mejor parte que nunca me será quitada. Amén.
Ahora se rezarán tres Credos con tres Gloria Patri.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Amantísimo Jesús, Dios y Hombre verdadero, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindo mis humildes homenajes a vuestro Cuerpo adorable que, bien que puesto en el sepulcro y separado del alma, jamás se separó de la Divinidad. Os alabo mil veces porque por amor mío lo unísteis a Vos con lazo tan estrecho; porque sus cardenales y heridas curaron las llagas de mi alma, y su muerte y sepultura me resucitó a la vida de la gracia, y me hizo heredero de la dichosa inmortalidad: recibid también mis humildes acciones de gracias, porque en esa sagrada Efigie queréis ser aún el día de hoy la salud de los enfermos, el protector de los necesitados, el consuelo de los afligidos, el gozo de los justos y el singular refugio de los pecadores, a quienes en ella dais con repetidos milagros nuevas pruebas de esa misericordia tan tierna, que os hizo decir cuando andábais por la tierra: «No vine a buscar a los justos, sino a los pecadores». Por ese Corazón de Padre, siempre abierto para recibirlos, por esas entrañas de piedad en que ponen su esperanza, y por esa Sangre derramada para lavar sus manchas, oíd los clamores del mayor de todos ellos, que vuelve a Vos con el corazón contrito y humillado. Perdonadme las culpas de mi vida pasada; encendedme en vuestro santo amor; adornádme con vuestra divina gracia, y coronadme por el don de la perseverancia. También os recomiendo, dulce Padre y Redentor mío, las necesidades de la Iglesia y del Estado, a nuestro Sumo Pontífice N., nuestro Prelado N., y nuestro Rey N. con la Reina y toda la Real Familia. Guardadlos, Señor, como la pupila de vuestros ojos, y protegedlos bajo la sombra de vuestras alas; gobernadlos Vos, para que nos gobiernen según vuestra Ley Santísima, e inspiradnos a nosotros una rendida sumisión a sus decretos, y una lealtad inviolable hacia sus Personas. Concedednos, en fin, el favor particular que pedimos en esta Santa Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de nuestras almas, y si no, una resignación perfecta en vuestra divina voluntad, la cual sea hecha en la tierra así como en el Cielo. Amén.
Aquí se pide la gracia que se pretende conseguir.
ADORACIÓN A LAS CINCO LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Adórote, ¡oh santísima llaga del pie izquierdo de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con todos mis pecados y movimientos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga del pie derecho de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con todas mis acciones y palabras. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga de la mano izquierda de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con mi vista y demás sentidos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga de la mano derecha de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con el mal empleo de mi memoria, entendimiento y voluntad. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga del costado de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella, que así como fue herido tu Corazón con el hierro de la lanza y el de tu Madre dolorosísima con el cuchillo de su dolor, así se penetre el mío en sus soberanas luces para siempre amarte y nunca ofenderte, queriendo antes morir que pecar. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
GOZOS.
Tributando aquel honor
Que a una efigie vuestra es justo,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
¡Oh Vos!, cuya Sangre pura,
Que es un río de consuelo,
Regaba el ingrato suelo
De vuestra alma en la amargura;
Pues hallamos la dulzura
En ese mortal sudor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Vos, atado y arrastrado
Por las calles de Sion,
Sin respeto o compasión
Por verdugos azotado,
De Sangre todo inundado,
Penetrado de dolor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Una caña vacilante
Por cetro os es entregada,
En las sienes colocada
La diadema penetrante,
Entre la grita insultante
De la rabia y del furor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Con salivas infernales
La cara es desfigurada,
De la cual una mirada
De esos ojos paternales
A los coros celestiales
Inflama en divino ardor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Al terrible sacrificio
Camina la eterna Luz,
Llevando la dura cruz
Al lugar de su suplicio,
Sujeto al humano juicio
El que es Juez y Defensor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Enclavado fuertemente
En aquel madero cruel
Ofrecen vinagre y hiel
A su final sed ardiente,
Mientras la plebe insolente
Os insulta sin rubor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
¡Oh Vos!, fuente de contentos,
Rey supremo, eterno Dios,
Pues nada se muda en Vos,
Ni en los últimos momentos,
En medio de estos tormentos
De la muerte en el horror,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Hoy mismo, continuamente,
Vuestra gran bondad se muestra
A quien a esta Efigie vuestra
Acude con fe ferviente:
Sois consuelo del doliente,
Refugio del pecador,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Vos, sosiego a mi temor,
Fuerte en todo riesgo y susto,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Antífona: Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte y muerte de Cruz; por esto tambien Dios le exaltó y le dio un Nombre que es sobre todo Nombre.
℣. Os adoramos, Cristo, y os bendecimos.
℟. Porque por vuestra Cruz redimísteis al mundo.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que descendísteis del Cielo a la tierra desde el seno del Padre, y derramásteis vuestra Sangre preciosa para la remisión de nuestros pecados, os rogamos humildemente que en el día del juicio oigamos a vuestra diestra: venid, benditos. Vos que vivís y reinais con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Padre amorosísimo de todos los hombres: ved aquí el más ingrato de vuestros hijos, postrado ante vuestra Efigie Sacrosanta, adorando humildemente vuestras sagradas manos, obradoras de tantas maravillas, dispensadoras de tantos beneficios, traspasadas de duros clavos por mi amor, y esos brazos paternales por mí estirados en la Cruz: en ellos me arrojo en todas mis penas y tentaciones, con la confianza que un niño se arroja en los brazos de su padre: no los retiraréis para dejarme caer. En esas manos benéficas depongo todos mis cuidados; a ellas entrego las llaves de mi corazón y potencias: en ellas esté siempre el timín de mi vida, para que gobernada mi barquilla por tan sabio piloto, pase con seguridad por entre los escollos de este mar borrascoso, y llegue al fin al puerto de la eterna bienaventuranza. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA TERCERO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, víctima por nuestros pecados, holocausto infinitamente agradable a los ojos del Padre: véisme aquí postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindiendo mis humildes adoraciones a esas espaldas divinas por mí despedazadas con crueles azotes; a esos sagrados hombros, en los que cual otro y más perfecto Isaac, llevásteis al monte Calvario el instrumento de vuestro suplicio, y en él los delitos de todo el mundo. ¡Oh Cordero adorable que todos los quitais con vuestra Sangre preciosa! No permitais que haya sido derramada inútilmente por mí; dadme un verdadero dolor de haberos ofendido; hacedme ser víctima de vuestro amor, empleando en serviros todo lo que me restare de vida; y que así como Vos cargásteis sin resistencia en vuestros hombros la Cruz en que habíais de morir por mí, acepte yo con perfecta resignación todas aquellas que Vos os digneis enviarme, como arras de vuestro amor y prendas de la gloria en que Vos mismo entrasteis por el camino de los trabajos. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA CUARTO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, amabilísimo Maestro, en cuya escuela sola se adquiere la verdadera ciencia: yo el más rudo e indócil de vuestros Discípulos, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindo mis humildes adoraciones a esa boca suavísima, en cuyos labios está derramada la gracia, y cuyas palabras son más dulces que la miel, por mí amargada con hiel y vinagre. Confieso con firme fe que esa voz que, moribunda, no perdió la fuerza de clamar altamente, encomendando al Padre vuestro espíritu, es también la misma que hace temblar los cedros del Líbano; a quien obedece la muerte, y a cuyo mandato se rinden los vientos y el mar; y que esa sed ardiente que atormenta vuestra garganta delicada, no la impide ser fuente de agua viva para los que tienen hambre y sed de justicia, por las palabras de aquella sabiduría que de Vos solo dimana. Solo en esa fuente quiero beber; solo esas palabras han de ser regla de mi vida: cualquiera otra senda es descamino, pues quien no está con Vos, está contra Vos, y quien con Vos no siembra, esparce. Concededme la gracia de cumplir estas resoluciones, ¡oh dulcísimo Maestro!, para que escuchando aquí con atenta sumisión vuestras lecciones y vuestros mandatos, oiga luego de vuestra boca esa voz consoladora con que llamais a los benditos de vuestro Padre al gozo de la eterna bienaventuranza. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA QUINTO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Pastor y Guía de las almas, yo, la más indigna de vuestras ovejas, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, adoro humildemente esos ojos amabilísimos, siempre abiertos sobre las necesidades de los nuestros, bañados en lágrimas por mis pecados; esos benignísimos oídos, siempre prontos para oír nuestros ruegos, por mí ofendidos con afrentas y baldones: recibid mis humildes alabanzas en desagravio de tantas injurias: escuchad los clamores con que llamo a las puertas de vuestra misericordia; abridmelas benignamente, y con esos ojos suavísimos que alegran el Cielo, echadme una mirada semejante a aquella que arrancó tantas lágrimas a vuestro Apostol San Pedro, para que convertido a Vos, a su ejemplo, no solo yo mismo os siga en adelante sin titubear, sino que también con mis ejemplos y mi celo, conforme a los límites de mi estado, confirme en la fe y en la virtud a mis hermanos, para que todos juntos lleguemos al gozo de aquella bienaventuranza eterna, que tan a vuestra costa nos ganásteis. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SEXTO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Soberano Monarca del mundo: yo el más rebelde de vuestros vasallos, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, adoro humildemente esas sienes divinas, por mí coronadas de penetrantes espinas. ¡Oh Rey de gloria, por quien reinan los Soberanos, y por quien los Legisladores dictan los justos decretos! ¿Es esta, pues, vuestra diadema pomposa? ¿Es vuestro manto Real esa púrpura de escarnio, y vuestro cetro la caña con que hieren nuevamente vuestra delicada cabeza? Sí, Dios mío, yo oso decirlo; estas son las insignias más dignas de vuestra Suprema Majestad, pues ellas, más altamente que los Cielos y el Firmamento, anuncian la gloria de vuestra bondad, de vuestra justicia y de vuestra misericordia: en este estado de humillación doblo ante Vos mis rodillas, no para insultaros en vuestros dolores, como lo hicieron vuestros enemigos, sino para admirar la obra maestra de vuestro amor, y saludaros como Rey, no solamente de los Judíos, sino de todos los hombres y de todos los Ángeles. Extended vuestro Reino por todo el mundo; pero sobre todo establecedlo con firmeza en mi corazon, para que rendido siempre a vuestro dulce cetro, jamás os ofenda con la menor infidelidad. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Amigo tierno y Esposo amantísimo de las almas; postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindo mis humildes adoraciones a vuestro divino Corazón, fuente de gracia y trono de amor, por mí atravesado con una lanza, y manando Sangre y agua para lavar mis mancillas. Estas son las fuentes del Salvador en que hemos de apagar nuestra sed; es río de deleites que embriaga suavemente a las almas puras. Ese Corazón sagrado es puerto seguro en las borrascas de la vida; es castillo inexpugnable en donde nos hemos de hacer fuertes contra los enemigos de nuestra salvación, y es puerta abierta para entrar al santuario de vuestra Divinidad. ¡Oh fragua de amor, cuyas llamas no pudieron apagar las muchas aguas de las tribulaciones! A Vos acudo a buscar remedio para mi extrema frialdad. ¡Oh Esposo de sangre y amador verdadero, que disteis vuestra vida por vuestros amigos! Ya que tantos gastos hicisteis para ganar nuestros corazones, acabad con vuestra gracia lo que comenzasteis con vuestros tormentos, encendiéndome a mí y a todos los hombres en un amor tan ardiente hacia Vos, que solo en Vos busquemos nuestro descanso, que siempre os sirvamos con fervor, y criatura alguna nos separe jamás de Vos. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec: postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, adoro humildemente vuestra Sangre preciosísima, la cual, mientras ese Cuerpo divino descansaba en el sepulcro, estaba esparcida por el suelo en los varios teatros de vuestros suplicios; esa Sangre, con la cual entrasteis una vez en el Santuario para fundar una eterna redención; esa Sangre, que sola nos preserva del Ángel exterminador y nos purifica de las obras muertas para que sirvamos al Dios vivo. Mirad, oh Padre Eterno, esa Sangre de vuestro Unigénito: oíd su voz que clama al Cielo, no pidiendo venganza, como la de Abel, sino solicitando misericordia y piedad para todos los hombres. Por todos sin excepción fue derramada: haced pues que todos nos aprovechemos de tan gran beneficio: encaminad a los errados; ablandad los corazones endurecidos; convertid a los pecadores; dad perseverancia a los justos, y conducidnos a todos a la vida eterna. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA NOVENO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Libertador de los hombres y Triunfador del infierno: Vos, que vencido el aguijon de la muerte abrísteis a los creyentes el Reino de los Cielos: vedme aquí, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindiendo mis humildes adoraciones a vuestra Alma Sacratísima, que sin embargo de que continuamente gozaba de la Bienaventuranza, y veía a Dios cara a cara, estuvo extremadamente angustiada y triste hasta la muerte por mi amor, y que mientras ese Cuerpo adorable descansaba en el Santo Sepulcro, bajó a los infiernos a abrir las prisiones de vuestros fieles siervos del Antiguo Testamento. Suplícoos, Señor, por aquella bondad infinita que os movió a ir en persona a romper sus cadenas y alegrarles con la dichosa nueva de su redención, que quebrantéis los grillos de los vicios y malas inclinaciones que me aprisionan, y alegréis mis huesos humillados con estas dulces palabras: «Tus pecados te son perdonados». Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
Hermano , buen día . Me gustaría saber el nombre del libro donde contiene esta preciosa novena . Gracias y, que Dios lo guarde.
ResponderEliminarSaludos, hermano. La novena la hemos tomado de este libro:
Eliminarhttps://books.google.com/books/about/Novena_En_Honor_De_Nuestro_Se%C3%B1or_Jesucr.html?id=XsjP0q-rQA0C#v=onepage&q=novena&f=false
Bendición y gracia de Dios para vos también.
Muchas gracias hermano en Cristo, Bendecida Pascua .
ResponderEliminar