Hemos
 asistido el año anterior a los primeros sesenta años de Sede Vacante, 
que comenzó el 9 de Octubre de 1958, cuando Pío XII murió asesinado por 
sus enemigos dentro del Vaticano, acelerándose de este modo la Apostasía
 que hoy padecemos. Ciertamente nuestra gloria es hoy un recuerdo ido y 
lejano (que si no fuera por los testimonios de contemporáneos, esta 
nueva generación no sabría jamás que hubo Iglesia Católica visible, y 
creerían que lo que es el Vaticano hoy así ha sido siempre); y vemos que el futuro es 
cada vez peor (particularmente, para algunos de nuestros hermanos ha 
sido un año tan 
malo, que lo único por lo que podríamos dar gracias es que salimos de él
 con vida). No solamente porque nuestros hermanos de Cuba, Nicaragua, 
Venezuela y Bolivia permanecen bajo el yugo de la hoz y el martillo (y 
ahora México con el MALO se ha dado el alta en tan infame club), España 
está humillada bajo el contubernio pepesoepodemita y la amenaza 
separatista con un pelele usurpando el Trono, y porque en Colombia y 
Brasil todo cambió para seguir igual; sino también porque es otro año 
más teniendo que sufrir aún al Portador de Maldición que es Bergoglio, 
sus matones y sus idólatras defensores.
Sumemos
 a lo anterior, presenciaremos los 50 años de haberse impuesto el 
fatídico y maldito Novus Ordo Missæ un 30 de Noviembre de 1969, una 
liturgia adulterada que, sabemos es mezcla de protestantismo (hubo seis 
ministros protestantes que influyeron en su redacción), cavilaciones de 
liturgistas amateur (la denominada Plegaria Eucarística II es una 
reconstrucción hipotética de una liturgia del siglo III, y las demás son
 nueva factura) y talmudismo (sí, porque el Ofertorio novusordiano es 
similar a las oraciones judías). Pero eso será tratado otra oportunidad,
 si Dios nos permite.
Momentos
 hay en que decimos, a la vista de la angustiosa hora presente de la 
Iglesia, y por las contrariedades que la vida cotidiana nos presenta: 
«Señor, ya esto es demasiado: No podemos sufrir más afrentas. ¿Hasta 
cuándo diferirás el vengar nuestra causa, o llevarnos contigo de una vez
 por todas?». Y ante esto, hemos de recordar que Dios procede siempre 
como a bien considere, y que Él nos dice «Entretanto el justo mío vivirá
 por la fe; pero si desertare, no será agradable sino aborrecible a mi 
alma» (Hebreos X, 37). Pero ¿cómo conservar la Fe, cuando todas las 
circunstancias hodiernas están abrumándonos hasta el punto de que hay 
quienes terminan dándole cabida a ideas extrañas? Con la oración. Es por
 este motivo que este nuevo año lo designaremos “Fortaleza orante”, 
presentándoos, carísimos hermanos, oraciones y ejercicios devotos 
católicos que nos ayudarán a todos a perseverar en espera hasta el día 
en que Dios se digne apiadarse de nuestra angustia y tome residencia del
 mundo.
Pidámosle
 a la Bienaventurada Virgen María, Consuelo de los Afligidos y Auxilio 
de los Cristianos, que nos alcance fortaleza para sufrir con paciencia 
el martirio, que a diferencia de los primeros siglos, no es de sangre 
(aunque no lo excluye tampoco), sino de oprobios y señalamientos sólo 
por conservar la fe de nuestros padres antiguos.
En unión de oraciones, y que Dios nos ayude.
JORGE RONDÓN SANTOS
1 de Enero de 2019.
Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo, Octava de la Natividad y Dedicación de Santa María Annunziata en Florencia.

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