El cardenal Camillo Ruini Rizzoli contó en una entrevista al oligárquico milanés Corriere della Sera que, en un almuerzo en el Palacio del Quirinal en el verano de 1994 al que fue invitado junto al Secretario de Estado Angelo Raffaele Sodano Brignolo († 2022)y el entonces Secretario para las Relaciones con los Estados Jean-Louis Pierre Tauran Eymas († 2018) por el presidente italiano Oscar Luigi Scalfaro Ussino († 2012), este les pidió ayuda para derrocar al recién electo primer ministro Silvio Berlusconi († 2023), del cual nunca gustó y que calificaba como «un peligro para Italia» (en realidad, para la hegemonía de la recién disuelta Democracia Cristiana y su sucesor abortado, el Partido Popular Italiano, que perdió el poder por el escándalo de corrupción de Tangentópolis).
Ruini (que fue secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana entre 1986 y 1991, y luego presidente de la misma entre 1991 y 2007) comentó acerca del dicho en “Il Colle d’Italia”, un libro sobre los presidentes de Italia, que la respuesta de los tres prelados a Scalfaro fue «silencio embarazoso»:
«Efectivamente, así fue. Nuestra decisión de oponernos a lo que nos parecía una maniobra —más allá de la indudable buena fe de Scalfaro— fue unánime. Y pensar que Scalfaro había sido un gran amigo para mí. Recuerdo cuando Ciriaco De Mita le ofreció el puesto de Primer Ministro en 1987, en oposición a Benedetto “Bettino” Craxi y con la benevolencia del PCI. Entonces Scalfaro vino a verme y me dijo que se negaría. “Está bien”, respondí. Y, de hecho, Amintore Fanfani iría más tarde al Palacio Chigi. Por eso me llamó la atención cómo había cambiado de posición, tan claramente. Creo que Berlusconi ha mostrado sus virtudes y sus limitaciones, como todos los demás políticos, pero que de ningún modo ha tenido fines subversivos. En todo caso, los peligros para la República eran diferentes».
Berlusconi (de quien se asegura fue miembro de la Propaganda 2 y muy cercano a Licio Gelli) fue un aliado para la Iglesia italiana, en especial en materia de bioética, obteniendo leyes de interés para esta.
En reacción a la entrevista (siempre en el Corriere), Stefania Craxi Moncini, hija del exprimer ministro Benedetto “Bettino” Craxi y senadora de Fuerza Italia, declaró que la entrevista era
«un documento histórico de extraordinaria importancia. Un testimonio que combina el juicio negativo sobre la temporada de Tangentópolis con las maniobras posteriores, inspiradas principalmente por Oscar Luigi Scalfaro y destinadas a derribar el primer gobierno de Berlusconi que había desbaratado los planes de victoria de la izquierda».
Y el presidente del partido Fuerza Italia en el Senado, Maurizio Gasparri, fue tajante:
«Evidentemente, Ruini y los demás dirigentes de la Iglesia no se pusieron a disposición de lo que parecía una auténtica conspiración en Palacio. Pero la conspiración se llevó a cabo. Berlusconi lo ha denunciado durante años. Muchos lo han negado pero el testimonio del cardenal lo confirma. Recuerdo que Scalfaro es el mismo que luego salió a la televisión en cadenas unificadas e impuso, con el famoso “¡No estoy en ello!”, no ahondar en la inquietante historia de la enorme cantidad de dinero que presuntamente recibió del servicio secreto».
Hijo del barón Guglielmo Scalfaro y Rosalia Ussino, Oscar Luigi fue miembro de la Acción Católica, y fue el último presidente miembro de la Democracia Cristiana (que se disolvió en 1992). Si bien era anticomunista, al ver cómo muchos copartidarios apoyaban a Berlusconi, apoyó a la coalición centroizquierdista que incluía al Partido Democrático de la Izquierda (sucesor del Partido Comunista Italiano, y que se transformó en el 2007 en el Partido Democrático al fusionarse con Democracia es Libertad-La Margarita –que fue el sucesor del desastrado reinicio que fue el PPI–, e hizo campaña por el “No” en el referendo berlusconiano de 2006, que propugnaba una reforma constitucional que haría de Italia un Estado federal.
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