En 1383, Paolo Serafini de Módena pintó para el altar de la capilla de Santa María Forispórtæ, cerca de la Puerta Vieja de Pistoya, una imagen de la Virgen de la Humildad (sentada en el suelo –en latín «humus», de donde se deriva «humílitas»– sobre un cojín, estilo muy común en la Italia del Trescientos y favorito entre las órdenes mendicantes, particularmente los dominicos), imagen que cien años después protagonizará un milagro.
Refiere Michelangelo Salvi en el tomo segundo de su Historia de Pistoya
 que la ciudad era escenario de una guerra de bandos protagonizada por 
las familias Panichi y Cancellieri, iniciada dos años atrás con el 
asesinato de Matteo Panici, aliado de los Médici de Florencia. El sábado
 17 de Julio de 1490, mientras el padre Matteo Benannati ofrecía el 
Santo Sacrificio de la Misa, la imagen comenzó a sudar un líquido color 
bermellón que llegaba a los pies de la Imagen. Algunos feligreses 
hicieron sonar las campanas y otros dieron aviso en el pueblo, 
congregándose en el sitio más de 2000 personas. Incluso de los bandos 
partieron a ver el milagro, que duró varios meses.
Los
 pistoyenses lloraron ante esta dolorosa vista de la Santísima Virgen, 
causada por la obstinación en el odio y las divisiones, jurando paz y 
perdón, y prometieron construir un santuario para la Medianera 
celestial.
Después de un profundo y 
detallado examen, el obispo de Pistoya Niccolò Pandolfini Valori, el 
Podestà Giuliano di Domenico Ciai, el Capitán del Pueblo Zanobi di 
Sandro Biliotti, el Gonfaloniero Jacopo di Jacopo Buonfanti y los 
Priores (comisarios) de Florencia Pietro di Francesco Vettori y 
Giovanbattista di Luigi Ridolfi declararon la autenticidad del milagro. 
El entusiasmo y la devoción en torno de la milagrosa imagen sobrepasó la
 pequeña capilla, y motivó a construir el actual santuario en 1509 por 
el arquitecto pistotense Andrea Vitoni, y luego de asumir Giorgio Vasari
 la terminación del mismo en 1561, fue dedicado el 31 de Diciembre de 
1582. En 1931, Pío XI lo declaró Basílica menor.
Hay
 en Roma una hermosa capilla en honor a la Virgen de la Humildad 
(actualmente parte del Pontificio Colegio Norteamericano), construida en
 1601 y 1641 a encargo de Francesca Baglioni de Médici, viuda de Orsini.
 Esta iglesia era la favorita del Papa Pío IX, de quien se cuenta cuando
 era niño oía Misa allí.
ORACIÓN
Oh
 Dios, que miras la humildad y la conoces desde lo alto: concede a tus 
siervos seguir siempre con pureza de corazón la humildad de la 
Bienaventurada siempre Virgen Santa María, cuya virginidad tanto te 
agradó, y cuya humildad concibió a tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor, 
que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)