Por Eugenio Trujillo Villegas, director de la Sociedad Colombiana Tradición y Acción
    
RÉQUIEM POR CHILE
¡El
 mundo quedó perplejo con el triunfo del comunismo en Chile! Y no es 
para menos, pues esta nación ya padeció la miseria marxista con Salvador
 Allende entre 1970 y 1974, y por ello parecía impensable que por 
segunda vez, el electorado chileno optara por el suicidio, al elegir 
como presidente a otro marxista radical.    
    
Gabriel
  Borić se inició en la política como el más agresivo de los vándalos 
que vienen destruyendo el tejido empresarial chileno, liderando las 
violentas protestas y los actos de terrorismo realizados en los últimos 
años. Además de no saber nada sobre el funcionamiento del Estado, de la 
economía y de la política, y de no tener la más mínima experiencia 
laboral,  ha reconocido que es un enfermo psiquiátrico con graves 
trastornos de personalidad desde que tenía 12 años.
      
En
 la recta final de su campaña por la presidencia, su movimiento político
 se alió con el partido comunista y los otros partidos de extrema 
izquierda. Su meta es desmantelar lo que los comunistas llaman el 
“modelo neo-liberal” imperante en Chile, cuya aplicación en los últimos 
30 años catapultó por completo a esta nación. Pasó de ser la más pobre de Suramérica, a ser la más rica, la más próspera y la que ha alcanzado el más alto nivel de vida.
      
Sin
 duda, el éxito alcanzado por Chile va en contravía del marxismo. 
Entonces, por la razón o por la fuerza,  Borić lo conducirá hacia la 
miseria socialista, hoy simbolizada por la debacle del régimen de 
Venezuela.
        
Nadie sabe
 lo que pasará durante su gobierno, pero con seguridad será una 
catástrofe. Algún día la historia explicará lo sucedido, pero por ahora,
 lo único claro es que la razón y el sentido común, que son pilares de 
nuestra civilización, parecen haber sucumbido en Chile. 
Un proceso descrito por Plinio Corrêa de Oliveira
Un proceso descrito por Plinio Corrêa de Oliveira
Donde
 quiera que el socialismo se impuso, llegó la miseria. Y donde se 
implementó la política de libre mercado y de estímulo a la propiedad 
privada, floreció la prosperidad. Esta es una verdad evidente, que 
fue rechazada en Chile gracias a un misterioso proceso de Guerra 
Psicológica Revolucionaria, descrito por el profesor Plinio Correa de 
Oliveira en su profético libro: Transbordo ideológico inadvertido y Diálogo. 
    
Así,
 mientras la derecha se desacreditó por su incompetencia, su torpeza y 
su profunda equivocación para enfrentar la crisis de Chile, la izquierda
 consiguió embrutecer y confundir al electorado, llevándolo a la 
debacle. Y en esa catástrofe tienen una gran responsabilidad el 
presidente Sebastián Piñera y la inexplicable abstención electoral que 
fue del 55%.   
     
En 
realidad, es inútil defender los postulados de la derecha solo con 
argumentos económicos. Nos enfrentamos a la autodemolición de la 
Civilización Cristiana, y la verdadera derecha, si quiere ganar unas 
elecciones, debe asumir una defensa integral de la familia, de los 
principios, de los valores morales y religiosos que se han perdido.
    
Haciendo
 un paralelo legítimo con uno de los más impactantes pasajes del 
Evangelio, y considerando los programas de gobierno y no los candidatos,
 Chile fue puesto ante la disyuntiva de escoger entre el Salvador y 
Barrabás. Y Chile optó por Barrabás.
     
Tarde
 o temprano el tiempo pasará su factura de desolación, como lo ha hecho 
en Venezuela, en Argentina, en México, en Perú y en Cuba. En el futuro 
los chilenos emigrarán a pie por las carreteras de Suramérica pidiendo 
limosna y buscando un mendrugo de pan, como lo vemos a diario en 
Colombia con millones de venezolanos.
    
 Borić espantará los capitales que generaron la prosperidad que ahora la
 mayoría de los chilenos desprecian. Las empresas desaparecerán porque 
serán expropiadas y sus dueños se irán del país. El Estado funcionará 
hasta que se acabe el dinero, que solo existe porque lo generan los 
empresarios y se lo trasladan al Gobierno por la vía de los impuestos. 
Chile se derrumbará como un castillo de naipes, dependiendo de la 
velocidad con que se ejecute el suicidio.
    
Una alerta para Colombia
Una alerta para Colombia
Lo
 de Chile es una voz de alerta para Colombia. Nos quedan seis meses para
 escoger entre la misma disyuntiva, con la ventaja de que presenciar 
esta nueva tragedia nos puede abrir los ojos. Pero, al igual que en 
Chile, también es posible que los cerremos, votando en las próximas 
elecciones presidenciales por la demagogia demoníaca del marxismo. 
Contra todas las evidencias, nos prometen prosperidad sembrando 
aguacates en las tierras que van a ser expropiadas a los que sí las 
saben trabajar, y lo han hecho con éxito durante décadas. Y 
desmantelando la empresa privada y la explotación petrolera, que han 
sido las fuentes del progreso de Colombia durante el último siglo.
    
Colombia
 debe implorar la protección de la Santísima Virgen de Chiquinquirá, 
nuestra Patrona, para que nos salve del desastre en que ha caído Chile.
 Pero, también debemos hacer desde ya una intensa labor ideológica que 
alerte a todos sobre el peligro de una elección equivocada, que nos 
conducirá a la miseria.
     
¡Nada
 está perdido! Pero es hora de comenzar a aprender de los errores 
ajenos, para no repetirlos. ¡Y para ello estamos a tiempo, pero hay que 
comenzar cuanto antes!
    
Diciembre 26 de 2021
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