Tomado de COMUNIÓN TRADICIONALISTA.
A principios del último verano tuvo esta Secretaría conocimiento de
que el expríncipe Carlos Javier (de Borbón Parma) había otorgado o
reconocido el supuesto título de Marqués de Arana. En aquel momento
parecía más urgente ocuparse de la traicionera entrega de archivos de la Dinastía legítima a una universidad holandesa que el propio Carlos Javier acababa de llevar a cabo. Las implicaciones de este otro asunto hacen que también merezca atención.
El documento, fechado en Madrid el cinco de mayo de 2018, es una verdadera antología del disparate. Dice así:
«Como Jefe de la dinastía Carlista, dispongo que Don Carlos Marañón de Arana, pueda ostentar el título de Marqués de Arana que mi antepasado el Rey Carlos VIII otorgó a su bisabuelo en agradecimiento de los servicios rendidos a la Causa. Podrá transmitirlo a su sobrino.Carlos Javier de Borbón-Parma».
El «Rey Carlos VIII» era nada menos que el Archiduque Carlos
Pío de Habsburgo-Lorena quien, en una operación auspiciada por
Francisco Franco y F.E.T. y de las J.O.N.S., se pretendía «rey carlista»
en desafío a las leyes sucesorias y a la Regencia instituida por el Rey
Don Alfonso Carlos de Borbón en 1936, y en abierta oposición al abuelo
paterno de Carlos Javier, Don Francisco Javier de Borbón. Reconocerlo es
negar la legitimidad de la sucesión Borbón Parma a la corona española.
Pero es que además el expríncipe Carlos Javier llama al Archiduque Carlos Pío (fallecido en 1953) «mi antepasado»,
cuando no lo es en absoluto: Carlos Javier no desciende de aquel
impostor. Su ignorancia de su propia familia resulta increíble.
En el documento citado arriba, Carlos Javier se proclama «Jefe» (con mayúscula) de la «dinastía» (con minúscula) «Carlista» (otra vez con mayúscula); además de firmar «Borbón-Parma»,
con guión, que no es usanza española. Detalles, si se quiere, que
añadidos al asunto principal certifican que el expríncipe y su entorno
padecen de ignorancia extrema y de no menos extrema desvergüenza.
Según el falangista Vicente de Cadenas (Títulos del reino concedidos por los monarcas carlistas,
Madrid, 1956), quien actuaba como secretario de gracia (o cosa
parecida) del Archiduque Carlos Pío de Habsburgo-Lorena, alias «Carlos
VIII», éste concedió con fecha 31 de diciembre de 1944 el título de
«Marqués de Arana» a Teodoro de Arana y Beraustegui. Ése es el título de
fantasía que Carlos Javier (de Borbón Parma) ha otorgado, reconocido o
rehabilitado (del breve texto del documento no queda claro) a Carlos
Marañón de Arana; negando de paso a su abuelo, el Rey Don Javier, de
quien en otras ocasiones el propio Carlos Javier dice recibir sus
supuestos derechos —ésos tan extraños que le permiten afirmarse «Jefe de la dinastía Carlista»
al tiempo que reconoce a los «reyes» constitucionales Juan Carlos y
Felipe Juan—. Pero es que en esta ocasión, al proclamar antepasado suyo a
Carlos Pío de Habsburgo-Lorena, Carlos Javier desconoce que su abuelo
era el Rey Don Javier, no el impostor octavista: el expríncipe niega a
su propia familia.
Unos pocos sedicentes carlistas insisten en llamar rey a quien no conoce ni sus apellidos.
Secretaría Política de Don Sixto Enrique de Borbón
Madrid, festividad de la Dedicación de San Miguel Arcángel, 2022
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