En una ocasión, Bergoglio había contado que su “vocación
sacerdotal” nació el sábado 21 de Septiembre de 1955, luego de
confesarse con un sacerdote salesiano en la iglesia San Carlos Borromeo y
María Auxiliadora. Ese día, un recién graduado Jorge Mario había sido
invitado por sus amigos a un parque de Buenos Aires a celebrar la Fiesta
de la Primavera, y entre esos amigos estaba María, una chica vecina a
su casa que a él le gustaba, pero los dejó plantados (antes de ella
estuvo Amalia, a quien le dijo apenas teniendo 12: «Si no me caso con vos, me hago cura»).
El entonces seminarista Jorge Mario Bergoglio y sus padres Mario José Bergoglio Vasallo y Regina María Sívori Gogna (fotografía coloreada)
Contrario a lo que pudiera creerse, no fue ese padre salesiano (Carlos B. Duarte Ibarra) el que motivó que Bergoglio decidiera tomar la sotana. Fue otro, llamado Enrico Pozzoli SDB (Sena Lodigiana, 1880 - Buenos Aires, 1961), que fue enviado a la
Argentina recién ordenado en 1904 para asistir a los migrantes
italianos. Pozzoli
fue quien casó a Mario José Bergoglio Vasallo y a Regina María Sívori Gogna en la parroquia de San Carlos
Borromeo y María Auxiliadora el 12 de Diciembre de 1935, y bautizó al primogénito de estos,
Jorge Mario, en la Navidad del año siguiente.
Ítem,
el diario italiano Cronache
de Lucano refiere que Pozzoli fue quien convenció a Mario José y Regina María que aprobaran
que Jorge
Mario se fuese al seminario. Bergoglio contó esto al periodista italiano
Ferrucio Pallavera, que estaba preparando la biografía del padre
Pozzoli (que sería titulada Ho fatto cristiano al Papa, y para la cual la historia de Bergoglio sirvió de prólogo). El padre se entusiasmó, pero la madre mostró reservas:
«Sabía que [Mario José] me entendería más que mi madre. De hecho, se entusiasmó de inmediato. Mi madre no tuvo la misma reacción. Me respondió que tendría que pensar mucho antes de tomar esa decisión, que sería mejor para mí terminar la universidad y graduarme».
«Era Agosto de 1957. Comencé a sentir molestias en el pulmón derecho. El dolor no cesaba. Mi salud se arruinó, me llevaron urgentemente al hospital, estaba muy débil, al punto que no me tenía en pie, y me cargaron sobre una camilla.El padre Pozzoli compartió mi decisión, y no propuso entrar en los Salesianos en lugar de en la Compañía de Jesús. Siempre respetó mi elección, no era el tipo de sacerdote que hace prosélitos. Preguntó y me dijo que los jesuitas me recibirían en su seminario en Marzo. Estábamos en Noviembre. Añadió que no me convenía quedarme en casa esos cuatro meses. También necesitaba recuperarme físicamente, porque la operación a la que me habían sometido era muy pesada. Luego se dirigió a su superior directo, el salesiano provincial de Buenos Aires, a quien le explicó mi situación».
Aquí una foto del joven Bergoglio sirviendo de monaguillo al padre Pozzoli en 1953 (no es montaje, es una fotografía de época colorizada por IA; y en misas feriales bastaba un traje decente para ayudar).
La
foto era de la Misa que él pretende acabar, aquella que (con todo), era
en su dicho: la única forma de la Lex Orándi (ni tanto, porque –para no
hablar de los ritos orientales– también existía el rito cartujo, el
dominico, el ambrosiano y el toledano, entre otros ritos y usos
litúrgicos de Occidente).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)