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¿QUÉ DEBE PENSARSE DEL ROTARY CLUB?
Entre los muchos temores y recelos que levantó esta institución, los mayores lo fueron los ribeteados por el parentesco y las analogías que guarda con la Secta Masónica.
¿Cómo es posible esto?, dirá el lector, quizá inclinado a simpatizar con R.I. ¿Por qué acusar de masonismo a una institución enteramente ajena a los problemas religiosos y entregada de lleno a su finalidad comercial?
Es verdad que en las líneas generales de su organización no hemos encontrado ni la iniciación masónica, ni los ritos, ni el secreto nefasto de la secta masónica; con todo, la prensa católica internacional ha levantado su voz en contra del Rotary, pues dos Congregaciones Romanas dieron sobre el asunto dos decretos, uno en 1929 y otro en 1951.
Preguntada la Sda.Congregación Consistorial “si pueden los Ordinarios permitir a los clérigos que den su nombre a las sociedades constituidas en nuestro tiempo con el nombre de ROTARY CLUBES, o por lo menos, que asistan a sus reuniones”, ésta, el 4 de febrero de 1929, “después de madura, deliberación, juzgó que debía responder que NO CONVIENE”.
El decreto del 11 de enero de 1951 dice así: “Se le ha preguntado a esta Suprema Congregación del Santo Oficio, si era lícito a los católicos dar su nombre a la asociación que vulgarmente se llama Rotary Club. Los Eminentísimos, y Reverendísimos, Señores Cardenales, encargados de velar por todo lo referente a la fe y a las costumbres, habiendo previamente tenido el voto de los RR. SS. Consultores, en la Congregación plenaria del 20 de diciembre de 1950 decretaron, que se deberá responder: NO ES LÍCITO a los clérigos dar su nombre a la asociación Rotary Club o asistir a sus reuniones; en cuanto a los laicos deben ser exhortados a que observen lo prescripto en el canon 684 del Código de Derecho Canónico, que dice: “Son dignos de alabanza los fieles que dan su nombre a asociaciones que promueve la Iglesia o al menos tienen su aprobación. Por el contrario, absténgase de las sociedades secretas, condenadas, sediciosas, sospechosas, o que buscan eludir la legítima vigilancia de la Iglesia”.
La comparación de los decretos muestra que dentro del tiempo recorrido entre 1929 y 1951, la Iglesia no ha creído conveniente mitigar su opinión adversa al Rotary, sino que ha juzgado necesario al contrario insistir en ella con mayor energía. Para el Clero había dicho: “No conviene”; ahora dice: “No está permitido”. Para los laicos no había dicho nada; ahora les recuerda el canon 684.
En varios países del mundo, Venerables obispos han manifestado su sentir y prevenido a los fieles de que deben guardarse de pertenecer al Rotary. En otros, no ha habido semejante intervención de la Jerarquía local, sea porque en ellos el Rotary no había alcanzado todavía mucho desarrollo, sea porque no presentaba todavía caracteres bastante claros del peligro que encierra.
Por lo que toca a Argentina, el Secretario Privado del Cardenal Primado, Dr. Antonio Caggiano, dió a conocer con fecha 22 de mayo de 1961 el siguiente comunicado de parte de su Eminencia: “No es exacto, como se me atribuye, haber dicho en audiencia especiad al Señor Presidente del Rotary Internacional el mes de febrero del corriente año: Que considero, que todos los católicos que no pudieran actuar en asociaciones vinculadas al catolicismo pueden y deberá encontrar una oportunidad magnífica sirviendo a la comunidad desde sus filas. Hice notar que, en términos generales, mientras asociaciones del Rotary Club respeten los principios cristianos, la Iglesia no inquieta a los católicos que ya forman parte del Rotary; tolera que continúen. Pero, en caso de ser consultada, o pudiendo advertir a los católicos, desaconseja su ingreso al Rotary…” “En cuanto a los sacerdotes, les está prohibida aún su mera asistencia a los actos del Rotary Club.”
O sea, para un seglar no es un pecado el solo pertenecer al Rotary, pero es, al menos, un peligro de pecado; luego se desaconseja. Es la interpretación más benigna que se puede dar de las normas de la Santa Sede en la materia.
Los católicos sinceros considerarán, pues, el “Absténgase de las sociedades sospechosas” no como un mero consejo, sino como si fuese una orden que les da la Santa Madre Iglesia para defender la pureza y la integridad, de su fe. Para un católico sincero, un consejo de la Iglesia es norma de conducta.
Al prohibir a los clérigos de la diócesis de Roma pertenecer al Rotary Club el reciente Sínodo Romano (1960; const. 84), muestra claramente que las directivas precedentes de la Iglesia al respecto de esta Asociación quedan en pleno vigor.
¿Y POR QUÉ ESTAS PROHIBICIONES?
Para hacernos entender mejor los motivos de estas decisiones de la Jerarquía Católica bastaría leer los textos siguientes, escogidos entre muchos, y que muestran a las claras la radical oposición del Rotary y de la doctrina católica:
El fundador Harris dice: “Nuestro plan hace caso omiso de todo credo y glorifica a los hechos: está abierto a los protestantes, a los católicos, a los judíos, a los cristianos a los budistas”
Mr. James H. Both cargando las tintas, declara: “Tenemos tolerancia absoluta de cultos; el católico dentro del Rotary será mejor católico; el protestante mejor protestante; el hebreo afirmará sus creencias… y además todos perderán lo tengan de intransigencia…”
Para el rotario, en cuanto tal, la religión es una profesión más; por eso, así como están en los clubes comerciantes y profesionales, así admiten a los levitas como representantes del judaísmo; a los pastores protestantes como representantes del protestantismo; a los cadíes como representantes del budismo [sic]; y algún sacerdote católico, hasta 1929, como representante del catolicismo.
Sobre este indiferentismo del Rotary, el Cardenal Segura ha dicho: “EL ROTARIO HACE PROFESIÓN DE UN LAICISMO ABSOLUTO, DE UNA INDIFERENCIA RELIGIOSA UNIVERSAL, INTENTANDO MORALIZAR A LOS INDIVIDUOS Y A LAS SOCIEDADES, CON TOTAL PRESCINDENCIA DE LA SANTA IGLESIA…DEBAJO DE UN ASPECTO COMERCIAL, RECREATIVO, PEDAGÓGICO, FILANTRÓPICO, INTERNACIONAL, NEUTRAL, PERO SIEMPRE LAICO, Y DEBAJO DE LA PROMESA DE HACER CASO OMISO DE LA RELIGIÓN O DE SERLE INDIFERENTE, MIENTRAS PREDICAN UNA MORAL SIN RELIGIÓN, OCULTAN LA NEGACIÓN DE LA MORAL VERDADERA Y DE LA VERDADERA RELIGIÓN, QUE TRATAN DE SUTITUIR CON UNA MORAL Y UNA RELIGIÓN QUE NO ES LA DE JESUCRISTO”.
También, aunque anteriores cronológicamente, se le pueden aplicar las palabras de Pío IX, en la C. Ap. “Qui plúribus”:
“Nos condenamos igualmente ese horrendo sistema, que repudia especialmente a la propia ley natural de la razón, sobre la indiferencia de cualquier religión, sea la que fuere, con que estos ladinos, despreciando toda discriminación entre virtud y vicio, entre verdad y error, entre honestidad y torpeza, pretenden que los hombres pueden conseguir la salvación eterna en cualquier religión, cual si pudiera haber jamás acuerdo entre virtud y vicio, entre verdad y error, entre la luz y las tinieblas, convenio entre Cristo y Belial”.
Se prescinde, de hecho, de Dios: “Nuestra finalidad no es trascendente; nuestros ideales son de este mundo; aparte de los ideales de cada uno, que respetamos como organización nos limitamos a ideales ampliamente humanos”. (La Publicitat, 18 de mayo de 1928).
“La moral rotaría no conoce nación ni religión; es estoicamente neutra en el sentido más ámplio de la palabra”. (Revista brasilera Rotaría, 1940)
“Según el sentido común… la religión del amigo no tiene más importancia que el color de sus cabellos o de sus ojos” (De un discurso de Harris, fundador en Niza; Rotary Brasil. 1937, pág. 13)
“El Rotary debe prescindir de los dictámenes de toda religión revelada”. (Ravelletti, fundador del Rotary italiano).
“Los rotarios, al pretender ser la auténtica organización práctica de la ética, y los maestros y ejecutores de la ley moral que ellos señalan, argumentan en forma parecida a la de los doctrinarios de la Masonería. Por eso, la concepción rotariana, así como la masónica no pueden conciliarse con la doctrina católica”. (Osservatore Romano, 1933).
Por su naturalismo, por su indiferentismo religioso, por su moral laica, el Rotary Club tiene pues muchos puntos comunes con la Masonería. “Conforme a sus Estatutos, la dirección del Rotary Internacional decide todas las cuestiones por medio del Comité Ejecutivo europeo, con sede en Zúrich (Suiza) y el Gobernador de cada distrito. Todos los miembros de la dirección son masones; (De Gelderlander, 29-10-1937)”, “por consiguiente, todas las decisiones del Rotary Internacional están inspiradas por el espíritu masónico”. (Fray Isidro Silvestre O.F.M.; op. cit.; pág. 99). “No son otra cosa —decía el Obispo de Orense— que nuevos organismos satánicos de igual espíritu y procedencia que el masonismo”.
Suelen, sin embargo, los rotarios burlarse de aquellos que los acusan de ser masones. Y es verdad, sin duda, que muchos de ellos no lo son… Pero… en confirmación de lo que venimos diciendo, la revista masónica Alpina alaba a los masones que se inscriben en los club rotarios: y, el presidente del R. Club de Caracas, calificó a los masones como hermanos mayores de los rotarios; y en Londres, el mutuo aprecio de masones y rotarios ha hecho de las logias y de los clubes un coto cerrado sólo para ellos.
No se puede negar tampoco que Paul Harris, su fundador, sus tres colegas cofundadores y muchos de los fundadores en los diversos países eran masones, y masones han sido y son muchos de sus sucesores más distinguidos…
No se puede negar tampoco que muchos de los rotarios terminan por ingresar en la Masonería.
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“Las palabras del Divino Redentor les convienen verdaderamente (a los masones): El Padre del cual salisteis es el demonio: por eso queréis realizar los deseos de vuestro padre”. (Pío VIII; Aloc. “Singulári quádam”, Nouv, Chét., N° 198).
Para tener un mayor recelo de tales influencias y relaciones bastaría comparar algunos textos citados más arriba con lo que León XIII decía de la Francmasonería:
“La Masonería, abriendo sus puertas a cualesquiera pretendientes, sean de la religión que sean, logran que penetre en las inteligencias el gran error de nuestros tiempos, que consiste en creer que la Religión pertenece al número de las cosas indiferentes y que todas las religiones son iguales: Principio es éste que, de por sí solo, basta para arruinar a todas las religiones, en especial a la Católica, la cual siendo, como es, la única verdadera, no puede sin gravísimo ultraje, ser igualada a las demás”.
Así, podía escribir el Osservatore Romano (27-1-1951): “Semejante espíritu laico, y el indiferentismo religioso que fácilmente de él deriva, favorecen infiltraciones en el Rotary Club de elementos masónicos y anticlericales, como ha ocurrido ya de hecho en ciertas naciones”.
Asimismo, podemos aplicar al Rotary lo que el Santo Oficio pronunció categóricamente contra la Y.M.C.A. (Young Men Christian Association): “Es una institución a la cual favorecen inconscientemente muchos católicos de buena fe, juzgándola saludable a todos o, al menos, para nadie perniciosa… Pero vemos que la Y.M.C.A. acarrea la ruina de la fe de los jóvenes, cuando afirma que su finalidad es hacerles conocer mejor, por encima de toda religión y confesión religiosa, la verdadera vida…” (A.A S. 1920, pág. 596).
“El Mensajero de México” publicó hace años un artículo sobre Rotary con este título: “Ante una nueva Francmasonería”. Otro tanto hizo “Le Peuple”, de Bruselas, donde leemos: “…estos clubes constituyen una especie de francmasonería internacional, menos secreta tal vez, pero de más difícil acceso”.
“En 1926 los rotarios enviaron al verdugo de la Iglesia Católica en México, el masón Plutarco Calles, un telegrama en el cual, después de felicitarlo, le decían: “Estamos resueltos a cooperar con vuestro Gobierno mientras podamos”. Sobre esta misma persecución religiosa de México declaraba el masón neoyorquino Roberto A. Grennfield: “La Masonería se vale de la Y.M.C.A. (protestante) y del Rotary para combatir al Catolicismo”. (Triana, en “Historia de los HH. Tres Puntos”).
CONCLUSION:
León XIII, en la ya citada encíclica sobre la Masonería, dice: “Lo que hemos dicho o hemos de decir, debe entenderse de la secta masónica considerada en sí misma, NO EN SUS MIEMBROS tomados individualmente. Entre éstos puede haber, sin duda, no pocos que, aunque no carezcan de toda culpa por haber dado su nombre a tales sociedades, no sean, con todo, partícipes de los crímenes por ellos cometidos o ignoren el fin último adonde tienden sus esfuerzos…”
Con más razón podemos aplicar esto a los rotarios. No todos son masones, pero eso no quita que la base naturalista de R.I. no inspire desconfianza y entrañe similitudes con la Masonería.
Nos complacemos en agregar, como entrefiletes, algunas citas sumamente interesantes:
“El católico, soldado por vocación, deberá dejar sus armas a la puerta del club, si desea permanecer en el Rotary y, obligado al combate espiritual, quedará inerme ante los errores que le serán presentados bajo los velos de la indiferencia”. (Triana, en su obra citada).
“Para los unos, la salvación del mundo está en las enseñanzas cristianas; para otros, en una de las formas del altruismo… En cuanto a nosotros, pensamos y ya hemos dicho que esta creación maravillosa, capaz de operar el milagro de la salvación de los pueblos: es el Rotary Club”. (Fred Goodmann, Rotary de Recife, marzo de 1927).
“Los masones pueden considerarse como los Hermanos mayores de los rotarios, ya que entre una y otra institución hay grandes puntos de contacto”. (Boletín de enero de 1928 del Gran Oriente Español).
“En artículos de la prensa diaria y periódica sobre el Rotary se ha alegado la autoridad de una eminente personalidad eclesiástica y del propio Santo Padre para demostrar que los católicos pueden ingresar en el Rotary sin faltar a sus deberes para con la Santa Madre Iglesia. En cumplimiento de órdenes superiores, la Nunciatura apostólica desmiente, de la manera más absoluta, lo que se afirmó en dichos artículos con respecto a la benevolente actitud del Santo Padre para con la misma organización”. (Mons. Ettore Felice, Nuncio apostólico en Chile, 1929).
“EI firme cimiento sobre el cual se edificad la paz permanente del mundo y que excluye a cualquier otro es el Rotary”. (Paul Harris, su fundador).
“El Rotary, tenaz y persuasivo, podrá tal vez salir triunfante donde la religión, la filosofía, la política y la diplomacia fallan”. (Independ. Belge. 9 de junio de 1927).
Y tampoco lo olvidemos: Proposición 52 condenada por el Syllabus: “Las ciencias filosóficas y morales pueden y deben desviarse del control de la Autoridad eclesiástica”.
“Todos los rotarios no son masones, ni mucho menos, pero todos los masones son favorables al Rotary.” Cuidado, pues, con el Rotary.
COLECCIÓN “FE INTEGRA”, n.º 5 (Segunda Edición)
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