En la ceremonia de la madre María Antonia de San José de Paz y Figueroa (“Mamá Antula”) el día 11 de Febrero, estuvieron presentes el presidente de la Nación Argentina Javier Gerardo Milei Lucich y su hermana y Secretaria General de la presidencia Karina Elizabeth (a quien un locutor de Vatican Media presentó como su esposa).
Javier tuvo ocasión de encontrarse con Francisco Bergoglio antes y después de la ceremonia, donde este último hizo el apunte: «Te agradezco que hoy vinieras peinado», y se dieron un abrazo.
Javier y Karina recibieron la “comunión” en la mano.
Oficialmente, la audiencia privada entre ambos tendría lugar en la mañana del 12 de Febrero.
La llegada de Milei al Vaticano se dio cuatro días después de su gira por Israel, donde (como es ley entre los visitantes oficiales extranjeros) visitó el Muro de los Lamentos y el Museo Yad Vashem, donde dio el siguiente discurso:
«Quiero compartir con ustedes una historia del Talmud. Esta historia tuvo lugar luego dela destrucción del segundo Templo a manos de los romanos.Se encontraba Rabí Akiba y sus colegas observando el monte del Templo en ruinas, y vieron a un zorro salir del lugar más santo de lo que era el Templo. No podría haber una escena más desalentadora que aquella. Frente a esta terrible escena, los rabinos lloraron en señal de duelo, pero Rabí Akiba comenzó a reír. Sus colegas le preguntaron como podía reír frente a semejante tragedia, a lo que Rabí Akiba respondió:“Hay una profecía acerca de la destrucción que relata que un zorro irrumpirá en el lugar más santo. También hay otra profecía que relata que este mismo lugar será reconstruido. Ahora que veo con mis propios ojos cumplirse la primer profecía, me río de alegría y esperanza ya que de seguro se cumplirá la segunda profecía”.Es la primera vez que visito Israel y por ende este museo.Hoy mis ojos y mi corazón vieron imágenes de uno de los momentos más oscuros de la historia humana. Pero veo contraste. Dentro del museo veo el extremo de la destrucción y la muerte, mientras que afuera del museo veo el extremo opuesto: reconstrucción y vida. Una tierra próspera, un país y una sociedad en constante crecimiento.Al igual que en Egipto, durante el Holocausto [sic] intentaron destruir al pueblo judío y a la libertad. Pero la libertad siempre triunfa. Porque al final, la libertad es la que prospera.La Torá declara: “la vida y la muerte puse delante tuyo, ¡ELEGIRÁS LA VIDA!”.Elegir la vida es elegir la libertad.El Holocausto [sic] nos recuerda nuestra responsabilidad y compromiso con la libertad y la necesidad de defender los derechos humanos como pilares fundamentales de una sociedad justa. Y también nos impulsa a NO CALLAR. Porque el silencio es cómplice.Elegir la vida es elegir NO CALLAR.Al mirar las tenebrosas imágenes del Holocausto [sic], me pregunto dónde estaba el mundo libre en aquel entonces. Y hoy me vuelvo a cuestionar exactamente la misma pregunta, ¿dónde está la voz del mundo libre reclamando y exigiendo la liberación de los más de 100 secuestrados desde hace más de 100 días?Elegir la vida es exigir la liberación de los secuestrados.No debemos callar ante la monstruosidad del nazismo. De forma similar, no podemos callar ante el nazismo moderno, hoy disfrazado del grupo terrorista Hamás.Elegir la vida es luchar contra el terrorismo.Como presidente de la República Argentina, reafirmo mi compromiso incondicional por una sociedad basada en la libertad y la dignidad humana, y reafirmo mi pedido de liberación de los secuestrados.Que este museo y la memoria del Holocausto [sic] nos guíen hacia un presente en donde el silencio y la indiferencia frente al terror sean inaceptables.Después de haber presenciado tanta muerte expuesta en este museo, tal como una herida de la humanidad toda que aún sigue sangrando, quiero elegir la vida. Elijo estar del lado correcto del mundo y de la historia.Jerusalén es símbolo y estandarte de vida
y libertad. Elegimos la vida. Elegimos Jerusalén occidental como base de nuestra embajada. Con mi profundo deseo de Shalom.Muchas gracias».
Javier Milei dando su discurso en el Museo Yad Vashem
Al menos, entre todo ese discurso, el destinatario de la pregunta «¿dónde estaba en aquel momento?» fue el “mundo libre” y no Dios, como fue en el caso del finado Benedicto XVI Ratzinger que el 28 de Mayo de 2006 preguntó blasfemamente en Auschwitz: «¿Dónde estaba Dios en esos días? ¿Por qué permaneció callado? ¿Cómo pudo tolerar este exceso de destrucción, este triunfo del mal?».
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)