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domingo, 19 de febrero de 2017

SECUENCIA “Plange, Sion, muta vocem”, EN DESAGRAVIO A LAS INJURIAS CONTRA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

   
Con el propósito de ofrecer reparación por los ultrajes y sacrilegios que se cometen contra el Santo Sacrificio de la Misa (y que hallan su punto máximo en la Misa Montiniana), compartimos con vosotros esta secuencia tomada de la Misa para ofrecer reparación por las injurias contra el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, procedente del Misal de Poitiers, editado en el año 1767, y de los Misales de Lyon y París.
 
LATÍN
Plange, Sion, muta vocem;
Da laméntum, et atrócem
Die furórem hóminum.
 
Multum amans, multum plora:
Erit Deo laus decóra,
Vivus horror críminum.
 
Non est Deo jam litáre;
Non hánc cœnam manducáre;
Quæ dat vita vívere.
 
Cædi rursum destinátur,
Rursum probris saturátur,
Qui nos venit quærére.
 
Quam nefánde nuntiátur,
Quam indígne renovátur
Crucis impropérium!
 
Tradit, negat, fugit discípulus
Dux, rex, miles, sacérdos, pópulus,
Urgent Deicídium.
  
Amor Dei quod expréssit,
Ad salútem quod concéssit,
Transit in judícium.
 
Sanctus hic pollúitur,
Vero contradícitur,
Fert Bonus oppróbrium.
 
Agnus idem cœli thronum,
Et altáris factat donum;
Quam divérso prétio?
 
Cœlo lux eft, nox in ara.
Laus in cœlis, hic amára
Instat contradíctio.
 
Cœlo pláudunt qui gaudéntes
Hic acérbe condoléntes,
Adstant pacis núntii.
 
О vos, tristes ululáte,
Iram in vos formidáte
Veniéntem, ímpii.
 
Agnis agnus, hædus hædis,
Pura mundis, tetra scedis
Dat reférre prǽmia.
 
Ara Christi se mactántis
Fit tribunal judicántis:
Fertur jam senténtia.
 
Sermo durus vobis sonat,
Quem sincéra fides tonat
Exit Termo dúrior.
 
Ad hanc cœnam non intráre,
In ætérnum non gustáre
Damnat Rex sevérior.
 
Spectat intro discumbéntes.
Vestes inter tot fulgentes
Écquis nudus cérnitur?
 
О quod pondus catenárum!
O quis horror tenebrárum,
Queis ligátus tráditur!
 
Quot infírmi sopiúntur,
Mortis somno quot premúntur,
Rei carnis Dómini!
 
Heu! quo сæci vos abítis?
Vitam præstat vera vitis:
Quare moriémini?
 
At nos ad quem juvat ire?
In quem juvat nos sitíre?
A te, Jesu, quem audíre,
Via, vita, véritas?
 
Non jam stamus irridéntes:
Cor supérbum conteréntes,
Laudi planctum commiscéntes,
Mentes damus súbditas.
 
Et nos super cecidérunt,
Quœ te probra tetigérunt:
In profános exarsérunt
Corda te timéntium.
 
Agne mitis, expiátum
Mundi tollis qui peccátum;
Quo te flemus conculcátum
Tolle nefas ímpium.
 
Os occlúde blasphemánti,
Sana mentem nauseánti,
Ne des Sanctum usurpánti;
Ne te credas non amánti;
Fac te cuncti páveant.
 
Scelus adhuc dum vidémus,
Fletus præter quid nos demus?
En nos tibi devovémus:
Fletus ipse, quos spondémus,
Da, qui tibi pláceant.
Amen.
  
ORATIO
Dómine Jesu Christe, qui contuméliis hæreticórum patére maluísti, quam ab Ecclésiæ tuæ societáte discedére: nobis misericórditer largíri dignéris, ut quántum in nobis est, illátas tibi injúrias lugére et reparáre valeámus. Qui vivis et regnas per ómnia sǽcula sæculórum. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Llora, ¡oh Sion!, con fuertes voces,
Laméntate ante el atroz
Día del furor de los hombres.
 
Si mucho amas, mucho llora,
Porque es una alabanza digna de Dios
El vivo horror a estos crímenes.
  
No ofrezcas más a Dios sacrificio,
Ni participes en la Cena
Que da vida a los vivientes.
  
Porque es destinado nuevamente a la muerte
Y saturado de oprobios
Aquel que vino a buscarnos.
  
¡Cuán nefando es el anuncio,
Y cuán indignamente es renovado
El oprobio de la Cruz!
  
Tras ser traicionado y negado, y sus discípulos fugados,
El gobernador, el rey, el sacerdote y el pueblo
Urgen a voces el deicidio.
  
Aquello que el amor de Dios expresa,
Y que la salvación concede,
Se torna ahora en Juicio.
  
Han profanado al Santísimo,
La Verdad ha sido contradicha,
El sumo Bien ha sido ultrajado.
  
El mismo Cordero entronizado en el Cielo,
Es ofrecido en el sagrado Altar,
¡Qué tan distinto parece!
 
En el Cielo es luz, en el Altar está oculto,
Arriba es alabado, y aquí con amargura
Afronta contradicción.
 
El Cielo con júbilo le exalta,
Y aquí con acerbos dolores
Permanece el Mensajero de la Paz.
   
¡Ululad tristes, oh impíos!
¡Temblad ante la ira
Que sobre vosotros caerá!
 
Él es Cordero para las ovejas, y cabra para las cabras,
Puro para los limpios, y tetro para los réprobos,
Dando a cada uno la recompensa correspondiente.
 
El mismo Cristo que en el Altar se inmola,
Es el que juzga en este Tribunal,
Y proferirá la debida sentencia.
 
¿Tan dura es esta palabra
Que la fe os dirige?
Escuchad palabras más duras.
 
A esta Cena no entraréis,
Ni jamás la gustaréis,
Os condena el Rey severo.
 
¿No examinará Él a los convidados,
En medio de los muchos vestidos de gala,
Para ver si hay alguien que no esté vestido?
 
¡Oh, qué pesadas cadenas
Y qué formidable oscuridad
A las que aquél será entregado!
 
¡Cuántos no han caído enfermos
Y cuántos improvisamente han muerto
Reos del Cuerpo del Señor!
 
Ay, ¿Por qué sois tan ciegos?
¿Por qué a la Vid que os da vida
Queréis darle muerte?
 
¿A quién podremos ir?
¿Dónde aliviaremos nuestra sed
Sino en ti, Jesús, de quien oímos
Ser Camino, Vida y Verdad?
 
¡Ay! Nosotros ya no nos reiremos,
Quebrantando nuestro corazón soberbio,
Mezclando alabanzas y llanto,
Sometemos a Ti nuestras mentes.
 
Sobre nosotros han caído
Las ofensas que Te dirigen,
Y contra los profanadores inflamado
Está el corazón de los que Te temen.
  
Manso Cordero expiatorio
Que quitas el pecado del mundo,
Por nuestras lágrimas y tus humillaciones,
Ponle final a las ofensas de los impíos.
 
Cierra la boca de los blasfemos,
Sana las mentes enfermas,
No des lo santo a los usurpadores,
Y cuantos no te creen ni aman,
Haz que todos ellos te teman.

Mientras vemos este crímen,
¿No nos daremos al llanto?
A Ti, Señor, nos ofrecemos,
Haz que estas lágrimas que te entregamos,
Te sean siempre agradables. Amén.

ORACIÓN
Señor Jesucristo, que has preferido padecer los insultos de los herejes en lugar de abandonar la sociedad con tu Iglesia, dígnate concedernos misericordioso, la gracia de poder llorar estas injurias y, en cuanto esté de nuestra parte, ofrecerte reparación. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

3 comentarios:

  1. La erosión que actualmente se ve en la Divina Eucaristía, adelantada por las reformas pre y conciliares, y que alcanzó su máximo en el Novus Ordo y todas sus variaciones, son:
    -Reducción del ayuno previo a la Comunión.
    -Celebración versus Pópulum y en vernáculo.
    -Desaliento a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
    -Remoción del comulgatorio.
    -Separación del Tabernáculo.
    -Comunión de pie y en la mano.
    -Irrupción de la música popular en la Liturgia.
    -Los denominados "Ministros extraordinarios de la Comunión".
    -El ecumenismo y la corrección política con los herejes protestantes, hasta el punto de que los focianos (cismáticos "ortodoxos") citan el Novus Ordo para fundamentar aún más las acusaciones de herejía contra los Latinos.

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  2. En ese mismo sentido, la liturgia galicana tiene un Prefacio propio para el Corpus Christi y la Misa de Desagravio:

    Vere dignum et justum est, ǽquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus, per Christum Dóminum nostrum. Qui, remótis carnálium victimárum inánibus umbris, Corpus et Sánguinem suum nobis in Sacrifícium commendávit: ut in omni loco offerátur nómini tuo, quæ tibi sola complácuit, Oblátio munda. In hoc ígitur inscrutábilis sapiéntiæ, et imménsæ caritátis mystério, idípsum quod semel in Cruce perfécit, non cessat mirabíliter operári, ipse Ófferens, ipse et Oblátio. Et nos, unam secum hóstiam efféctos, ad sacrum invítat convívium, in quo ipse cibus noster súmitur, recólitur memória Passiónis ejus, mens implétur grátia, et futúræ glóriæ nobis pignus datur. Et ídeo cum Ángelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cœléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes. [Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios, por Cristo, Señor nuestro. Que habiendo removido la sombra de las inútiles víctimas, nos encomendó como Sacrificio su Cuerpo y su Sangre, para que en todo lugar se ofrezca en tu Nombre la única Ofrenda pura que Te complace. Pues en este misterio de su inescrutable Sabiduría e inmensa Caridad, no cesa de operarse maravillosamente el Sacrificio realizado en la Cruz, donde Él se mismo se ofreció como Oblación. Y a nosotros, hechos con Él una misma hostia, nos invita a este sagrado banquete en el cual se nos da por alimento, renovando la memoria de su Pasión, para llenar nuestras almas de su Gracia y darnos la prenda de la Gloria futura. Por eso, unidos a los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, junto con toda la celestial milicia, cantamos un himno a tu Gloria diciendo sin cesar].

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    1. Este otro, adaptado del antiguo Sacramentario Gregoriano, es de la Misa de Desagravio que se le otorgó a los conventos de las Benedictinas de la Adoración Perpetua en la Diócesis de San Deodato en Francia, para el Jueves de Sexagésima:
      Vere dignum et justum est, æquum et salutáre: nos tibi semper et ubíque grátias ágere, Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus, per Christum Dóminum nostrum, verum æternúmque Pontíficem, et sine peccáti mácula Sacerdótem: cujus Sánguine, fidélium corda mundántur: cujus institutióne, placatiónis tibi hóstias, non solum pro delíctis pópuli, sed étiam pro nostris offensiónibus, immolámus. Per quem majestátem tuam laudant Ángeli, adórant Dominatiónes, trémunt Potestátes; Cœli cœlorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant, Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas, deprecámur, súpplici confessióne dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc. [Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor santo, Padre omnipotente y eterno Dios, por Jesucristo nuestro Señor: Quien es el verdadero y eterno Pontífice, y el único Sacerdote sin mancha de pecado, por cuya Sangre son purificados los corazones de los fieles: quien, por Su propia institución, inmolamos a ti como Hostia propiciatoria no solamente por los pecados del pueblo, sino también por nuestras propias ofensas. Por Él alaban los Ángeles tu majestad, te adoran las Dominaciones, se estremecen las Potestades; los Cielos y las Virtudes celestiales, junto con los santos Serafines celebran jubilosos. Permítenos, te suplicamos, que nuestras voces sean admitidas con las de ellos, cantando humildemente tu alabanza, diciendo: Santo, Santo, Santo...].

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)