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viernes, 10 de febrero de 2017

VÍSPERAS ANGLICANAS EN SAN PEDRO VATICANO

El próximo 13 de Marzo a las 15:00h (hora de Roma), por primera vez en la historia, se celebrarán las Vísperas (o más correctamente, la Oración Vespertina) en el altar de la Cátedra de San Pedro sito en la basílica vaticana según el Libro de Oración Común anglicano de 1662. El permiso fue otorgado por el Archipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri durante una reunión con el director del Centro Anglicano en Roma y representante del Primado Cantuariense ante el Estado Vaticano, el arzobispo David Moxon.
  
De acuerdo al Centro Anglicano de Roma, la ceremonia contará con la predicación de Arthur Roche, secretario de la deuterovaticana Congregación para el Culto Divino; y el acompañamiento musical por el coro del Merton College de Oxford.

Este evento, que tendrá lugar al cumplirse cinco meses de las vísperas concelebradas por Francisco Bergoglio y Justin Welby (líder central de la Comunión Anglicana) en la basílica de San Gregorio al Celio [N. del E.: No es la primera vez que los líderes del anglicanismo y la deuterovaticanidad se reúnen para rezar vísperas, pues Wojtyla lo hizo el 2 de Octubre de 1989 con Robert Runcie Benson, y el 5 de Diciembre de 1996 con George Leonard Carey. Y el 10 de Marzo de 2012, en el marco de la visita de Ronald Williams a Roma, Ratzinger y Williams presidieron las Primeras Vísperas en la citada basílica], es en reciprocidad a la permisión dada por Welby y el deán Robert Willis de la Catedral de Canterbury a que el cardenal George Pell dijera Misa mayor en el altar central de la sede anglicana el 7 de Julio de 2015. Además, coinciden el cuarto aniversario de la asunción de Bergoglio y el 50 aniversario de las relaciones Roma-Canterbury.
 
DEL LIBRO DE ORACIÓN COMÚN ANGLICANO (por Jorge Rondón Santos)
 
En la Inglaterra pre-deformación (como también en la Europa continental), cada diócesis tenía sus propias formas litúrgicas tanto para el Divino Oficio como para la Misa (destacándose en esta nación el Rito de Sarum y el Rito de York, que eran los más difundidos entonces). Tomás Cranmer, ya protestante, y con la venia de Enrique VIII y Eduardo VI, resolvió crear un libro que contuviese todas las ceremonias y observancias que debía seguir el clero anglicano. Y es así donde nace el Book of the Common Prayer que será publicado el día de Pentecostés de 1549, reformado en 1552 y en 1662.
  
El Servicio de Comunión o como lo intituló Cranmer, “La cena del Señor y Sagrada comunión, comúnmente llamada Misa”, fue básicamente una adaptación del Ordo Missæ del Rito de Sarum, el cual tradujo al inglés y eliminó cualquier oración o rúbrica que hiciese referencia a la Transubstanciación -en la que un Cranmer influenciado por el luteranismo no creía- y al carácter sacrificial de la Misa, añadiéndole unas exhortaciones para la comunión frecuente de los fieles (en el anglicanismo está prohibido que el celebrante comulgue solo) y remplazando el altar con una mesa común.
  
Al igual que la Misa, el Divino Oficio tampoco se salvó de la tijera cranmeriana: remplazó las horas canónicas (Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas) que la Iglesia Católica prescribe siguiendo las Sagradas Escrituras (“A media noche me levantaré para darte gracias, [...] y siete veces al día te alabaré”, cf. Salmo CXVIII, 62 y 164) por la Oración matinal y la Oración vespertina, con el propósito de que los laicos pudiesen también participasen de la oración (en aquel tiempo, los Libros de Horas para laicos tenían principalmente el Oficio Parvo de Nuestra Señora). Además, para ajustarlo a la columna de la Sola Escritura, eliminó de cada hora las lecciones que se intercalaban entre los salmos, remplazándolas con sendos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento (con este fin dispuso un estricto plan de lectura bíblica para todo el año).
  
En este último aspecto, la inspiración de Cranmer vino del cardenal español Francisco de los Ángeles de Quiñones OFM, que comisionado por Clemente VII tras morir el monje Zaccaria Ferreri (autor de un himnario inmbuido del neopaganismo tan característico del Renacimiento) para la reforma del Breviario Romano, sacó a la luz el Breviárium Sanctæ Crucis (llamado así porque Quiñones era cardenal del título de la Santa Cruz de Jerusalén). En dicho breviario (destinado para el clero secular, aunque hubo capítulos catedralicios que lo adoptaron también), Quiñones suprimía casi enteramente las partes corales del Oficio Divino (antífonas, versículos, responsorios, etc.); distribuía los salmos semanalmente, de forma que no se repitiese su recitación y pudiese recorrerse enteramente el salterio; disponía los maitines en un solo nocturno con tres salmos y tres lecciones. Todo con el fin de que fuese la Sagrada Escritura quien hablase durante el año litúrgico. Este breviario fue censurado por la Universidad de la Sorbona y por fray Domingo de Soto OP, siendo finalmente condenado por San Pío V el 9 de Julio de 1568.
  
Los otros elementos del Libro de Oración Común (ceremonias de Bautismo, Confirmación, Matrimonio, Visita a los enfermos, Funeral y Ordenación), fueron objeto de modificación por Cranmer. Destácase por ejemplo que en el Rito de Ordenación, se eliminó la referencia a la potestad sacerdotal para ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa (y el poder del Obispo precisamente para conferirla), razón por la cual el Papa León XIII en Apostólicæ Curæ declaró que las órdenes anglicanas en ese rito son ABSOLUTAMENTE INVÁLIDAS Y NULAS.
  
Desde el primer momento, el Libro de Oración Común (tanto el inglés como el estadounidense) fue puesto por la Suprema y Sagrada Congregación del Santo Oficio en el Índice de Libros Prohibidos. Con todo, en el año 2003 aparecerá el “Libro de Adoración Común” para los presbíteros anglicanos que pasaron a la iglesia conciliar y por la Constitución Anglicanórum Cœ́tibus de Benedicto XVI se organizaron en Ordinariatos Personales conservando un Uso Anglicano “expurgado” (y luego reformado en 2015 a la luz del Misal montiniano). Pero a la luz católica tradicional, el Libro de Adoración Común y el Missále Románum ad Usum Anglicánum son entera y esencialmente cranmeritas, y por tanto HERÉTICOS, ADORACIÓN IMPÍA Y FUEGO EXTRAÑO EN EL ALTAR.
  
Con todo, tenemos esperanza de que los anglicanos retornen a la verdadera Fe Católica. Aunque tengan que hacer profesión de fe (y si amerita, recibir el Bautismo Católico), y el clero (si fuere célibe), recibir nuevamente las Órdenes (y la Confirmación) de manos de Obispos Católicos legítimos y válidos en el Rito Tradicional, pueden recuperar para sí el Rito de Sarum para la Misa y el Oficio. Pedimos a la Santísima Virgen María y a San Eduardo el Confesor que por su intercesión se acelere el tiempo para su retorno.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)