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jueves, 13 de agosto de 2009

UNA HISTORIA CURIOSA: EL PRIMER ANTIPAPA COLOMBIANO

De Sursum Corda El Papa Pedro II... de Colombia
 
Pedro II de Colombia, "Papa" de Barbosa
 
Adaptacion al texto de Luís Alberto Miño Rueda, Diario El Tiempo 09-04-05 Barbosa (Antioquia):
 
Tras la muerte de Pío XI, en 1939, Monseñor Antonio Hurtado por 16 años fue un "Papa" disidente en la ciudad de Barbosa, Antioquia, Colombia.
  
En un osario de la iglesia de la Divina Misericordia, en la entrada de Barbosa, pueblo antioqueño de antiguos cultivadores de caña, yacen los huesos del "Papa" Pedro II, que durante 16 años repartió bendiciones, sanó enfermos, alimentó los pobres, promulgó la palabra de Dios y se convirtió en una leyenda. Su nombre en el siglo era Antonio José Hurtado. Había nacido en 1892 y estudiado en el Seminario de Santa Rosa de Osos, pero la muerte de su padre lo obligo a continuar sus estudios secularmente para poder alimentar su numerosa familia, se recibió de dentista y trabajó como ebanista y joyero en Bogotá.
 
Antonio regresó a Barbosa en 1923, con 31 años y vinculado a la Iglesia Católica de Holanda, por medio del Padre Irineo Aznar, un español radicado en Bogota que había sido consagrado Obispo en Estados Unidos por el Arzobispo Carmel Carfora, sucesor de Mons. Joseph Rene Villate, desde 1926, año en que el Dr. Antonio José Hurtado abrió su clínica odontológica en la Avenida Principal de Barbosa, hasta el 5 de Agosto de 1929, en que fue consagrado Obispo clandestinamente por Mons. Irineo Aznar y otros Obispos Católicos disidentes, mantuvo en silencio sus ideas religiosas,y en los diez años posteriores, Mons. Hurtado fue formando una pequeña comunidad que convivia en cierta paz con la Iglesia Católica local, pero la enfermedad de Pío XI y luego la muerte del Pontífice en 1939, hizo que la comunidad de los Viejos Católicos de Antioquia lo eligiese Papa con el nombre de Pedro II, en cumplimiento con la profecía de San Malaquías, que anunció que el día que un Papa tuviera ese nombre, seria el fin del papado.
 
Mons. Hurtado comunicó esa elección, a los diarios aun antes que el Vaticano eligiera a Pio XII y el periódico El Bateo de la capital antioqueña publicó el texto y comenzó a difundirse la noticia que Barbosa tenía un "Papa".

En la gran casa familiar de los Hurtado, llena de balcones y jardines, donde también funcionaba la clínica, Monseñor Antonio construyó una bella sala para sus fieles y monto las oficinas del nuevo movimiento disidente, en el cual trabajaban mas de 25 empleados que le colaboraran en sus labores eclesiásticas. Pese a que se enteró de que el cónclave de Roma había nombrado días más tarde como nuevo Papa al Cardenal Eugenio Pacelli, que se llamó Pío XII, Monseñor Hurtado siguió con su obra como Pedro II en Barbosa.
"Él manda en Roma y yo aquí, así como en Italia manda Mussolini y en Colombia el partido liberal",
le dijo al cronista Juan Roca.

En la sala de espera de su consultorio puso las fotos de todos los Papas, mandó a hacer una capilla donde oficiaba misas.

En un lote contiguo mandó a construir un lago donde nadaban peces y en los alrededores había micos y aves. Le gustaba ir allá a hablar con los animales. Tenía además un jardín de infantes gratuito donde les enseñaba inglés a mas de 70 niños y les presentaba películas con un proyector importado.

Lo acompañaba un grupo de sacerdotes de su misma iglesia, ordenados de entre las personas mas ilustres del pueblo. Entre sus empleados estaba su sobrina Ana Ofelia Gómez Hurtado, que era portera del Jardín de Infantes y hacía pasar tanto a los pobladores y amigos, como a los que venían desde lejos para conocerlo, pedirle ayuda o un consejo. "Mucha gente lo veía como un hombre santo, un místico, un sanador y se formaban largas filas de campesinos para verlo. Él los recibía y les hablaba durante largas y amorosas palestras -comenta doña Ofelia- Monseñor Antonio sacaba el periódico "El Emmanuel," donde publicaba la doctrina de la iglesia renovada, entre los que se encontraban abolir el divorcio, la confesión auricular, el celibato obligatorio y prohibir la intervención del clero en la política.

El párroco Jesús Antonio Arias y otras autoridades católicas quisieron detenerlo, pero el pueblo enardecido lo protegía, no pudieron encerrarlo en la cárcel y volvió al pueblo a dar misas y repartir hostias. Se vestía con sus trajes de Papa en Navidad y Semana Santa, tiempos en los que repartía panes con forma de peces y hacía las tradicionales procesiones, en medio de una multitud piadosa que lo veneraba."

A los que lo atacaban, él les respondía: "Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen", recuerda Ana Ofelia, que en junio de 1939, el padre Arias lo excomulgó a el y su familia desde el púlpito, porque les preguntó a unos niños que estaba catequizando quién es el Papa, y ellos respondieron: "Antonio Hurtado".
 
Pese al castigo, la iglesia paralela seguía funcionando a unas pocas casas de la iglesia romana del padre Arias. Y Pedro II continuaba atendiendo dando comida a los viejos, dulces a los niños y sobres con plata a los más pobres. Pero el padre Arias volvió a atacar cinco años después y lo excomulgó nuevamente al encontrarse un Domingo de Ramos su procesión con la de los seguidores de Pedro II. Después de esas peleas vinieron tiempos más calmados para este "Papa", quien hizo las paces con la Iglesia tras irse el padre Arias y hablar con el arzobispo de Antioquia Joaquín García Benítez.
 
Con el paso de los años, en el Vaticano de Barbosa llegaron a estar varios sacerdotes, y muchas monjas, la mayoría vírgenes del pueblo, a las que despedía si decían malas palabras. Con el paso del tiempo, se comenzó a hablar de los milagros que el "Papa" Pedro II realizaba. En su periódico se escribían los testimonios de aquellas personas curadas de cáncer y de que hacía caminar a niños minusválidos. Por su fama regional, Pedro II atendía desde borrachos, hasta personajes como la poetisa cubana María Dalia Iñiguez, la actriz Libertad Lamarque y el político Alfonso López.
 
Cinco años antes de su muerte mando construir su tumba en el lado mas humilde del cementerio y le dictó su testamento a Cielo, su ama de llaves. En el texto, que fue publicado por Víctor Bustamante, en el libro Noticias de Pedro II, decía que le dejaba la máquina de escribir a Ana Ofelia, el automóvil Packard a un sobrino, su invento para curar el cáncer obtenido de plantas de la región al Instituto Pasteur de París y su silla y anillo al museo de la Ciudad de Barbosa. "A mí me pedía que le leyera el testamento todos los días para verificar que nada le habían cambiado", comenta Elvia. El día vaticinado llegó en 1955. El 14 de mayo, el "Papa de Barbosa", de 63 años, murió de diabetes a las 5 de la tarde, luego de volver del ancianato, donde les repartió comida a los viejos. Su cuerpo fue metido en el ataúd de pino vestido con el alba y el solideo en la cabeza. Fue cargado por una multitud y sepultado en una tumba con un angelito negro. Así terminó el apostolado de Pedro II.
 
Y sus restos descansan en la pequeña fosa de la Divina Misericordia, rodeado de huesos de humildes campesinos.
  
R. P. Alonso Felipe Cambon.
Desde Boyaca, Colombia.

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