"El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá y será concedido al mundo un tiempo de paz". (Nuestra Señora de Fátima)
Pío
XII, obedeciendo el llamado que Nuestra Señora hiciera en Fátima,
consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María; y aunque, 62 años
después, Rusia aún no se ha convertido a la Fe Católica (lo cual
sucederá en la Parusía), ha pasado de una dictadura del comunismo ateo a
ser una nación defensora de la Cristiandad; o dicho de otra forma,
Rusia fue convertida a la paz.
SACRO VERGENTE ANNO
Carta Apostólica a los pueblos de Rusia: su consagración al Corazón Inmaculado de María
Pío XII
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
1. Súplicas de realizar la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María.
Cuando
el Año Santo iba felizmente a terminar, después que por designios
divinos, Nos fue dado el definir solemnemente el dogma de la Asunción en
alma y cuerpo al Cielo de la gran Madre de Dios la Virgen María, fueron
muchísimos los que, desde todas las partes del mundo Nos manifestaron
su vivísima alegría; entre éstos no faltaron quienes al dirigirnos
cartas de agradecimiento, suplicaran insistentemente que, en las
tribulaciones del momento presente, consagráramos todo el pueblo de
Rusia al Corazón Inmaculado de la misma Virgen María.
2. Agrado del Papa por ello y su benevolencia al pueblo ruso.
Tal
súplica Nos fue sumamente grata, ya que si bien Nuestro afecto paternal
abraza a todos los pueblos, se dirige en modo particular a los que, no
obstante estar separados de esta Sede Apostólica en gran parte por
vicisitudes históricas, conservan todavía el nombre cristiano, y se
encuentran en condiciones tales que no sólo es dificilísimo el escuchar
Nuestra voz y conocer las enseñanzas de la doctrina católica, sino que
son inducidos con engañosas y perniciosas artes a rechazar hasta la fe y
el nombre mismo de Dios.
Apenas
fuimos elevados al Pontificado Supremo, Nuestro pensamiento voló hacia
vosotros, que formáis un inmenso pueblo, insigne en la historia por sus
gloriosas empresas, su amor patrio, su laboriosidad y sobriedad, su
piedad, para con Dios y con la Virgen María.
3. Plegarias del Papa por Rusia.
No
hemos cesado jamás de elevar Nuestras súplicas a Dios para que os
asista siempre con su luz y con su ayuda divina y os conceda a todos
poder alcanzar, junto con una justa prosperidad material, aquella
libertad mediante la cual cada uno de vosotros pueda defender la propia
dignidad humana, conocer las enseñanzas de la verdadera religión y dar a
Dios el debido culto, no sólo en lo íntimo de la propia conciencia,
sino incluso abiertamente, en las actividades de la vida pública y
privada.
4. Benevolencia de los Predecesores.
Por
lo demás, bien sabéis que Nuestros Predecesores, cada vez que les fue
posible, no tuvieron más empeño que manifestaros su benevolencia y daros
su ayuda. Sabéis que los Apóstoles de los eslavos occidentales, los
santos Cirilo y Metodio, que junto con la religión cristiana llevaron a
los antepasados de aquellos incluso la civilización, se dirigieron a
esta ciudad para que la obra de su apostolado fuese avalada por la
autoridad de los Romanos Pontífices. Y mientras ellos entran en Roma,
Nuestro Predecesor Adriano II, de feliz memoria, sale a su encuentro
tributándoles grandes honores, acompañado del clero y del pueblo[1];
y después de aprobada y alabada su labor, no sólo los eleva al
Episcopado, sino que él mismo quiere consagrarlos Obispos con la solemne
majestad de los ritos sagrados.
5. En el siglo X.
Por
lo que toca a vuestros antepasados, los Romanos Pontífices buscaron,
cada vez que las circunstancias lo permitieron, el modo de trabar y
consolidar con ellos lazos de amistad. Así en el año 977 Nuestro
Predecesor Benedicto VII, de feliz memoria, mandó sus legados al
príncipe Jarpolk, hermano del célebre Wladimiro y Nuestros Predecesores
Juan XV en el año 991 y Silvestre II en el 999 enviaron legaciones al
mismo gran príncipe Wladimiro, bajo cuyos auspicios resplandecieron por
vez primera entre vuestra gente el nombre y civilización cristiana; a lo
que el mismo Wladimiro correspondió cortésmente mandando a su vez
legados a dichos Romanos Pontífices. Es digno de notar que en el tiempo
en que este príncipe llevó sus pueblos a la Religión de Jesucristo, la
cristiandad oriental y occidental estaban unidas bajo la autoridad del
Romano Pontífice, como Jefe supremo de toda la Iglesia.
6. En el siglo XI.
Más
aún, no muchos años después, es decir en 1075, vuestro príncipe
Isjaslav mandó al Sumo Pontífice Gregorio VII su propio hijo Jaropolk; y
éste Predecesor Nuestro de inmortal memoria, escribió así a dicho
príncipe y a su augusta consorte: Mientras, vuestro hijo visitaba los
sagrados sepulcros de los Apóstoles, vino a vernos, y dado que quería
obtener aquel reino de Nuestra mano como un don de San Pedro, habiendo
hecho profesión de fidelidad a San Pedro, príncipe de los Apóstoles, lo
pidió con devotas súplicas asegurando sin duda alguna que su petición
sería ratificada y confirmada por vos en el caso que hubiera obtenido el
favor y la protección de la autoridad apostólica. Como estos deseos y
estas peticiones parecían legítimas, tanto por vuestro consentimiento
como por la devoción del solicitante, Nos las hemos acogido finalmente, y
le hemos entregado de parte de San Pedro el gobierno de vuestro reino,
con esta intención y este vehemente deseo, que el bienaventurado Pedro,
con su intercesión ante Dios guarde a vos, a vuestro reino y a todas
vuestras cosas, y haga que poseáis dicho reino con toda paz e incluso
con honor y gloria hasta el fin de vuestra vida[2].
7. En los siglos posteriores.
Del
mismo modo se ha de notar y tener muy en cuenta que Isidoro,
Metropolita de Kiev, en el Concilio Ecuménico de Florencia, firmó el
decreto que sancionaba solemnemente la unión de la Iglesia Oriental y
Occidental bajo la autoridad del Romano Pontífice; y esto valió para
toda su Provincia Eclesiástica, es decir para el entero reino de Rusia;
sanción de unidad a la que él, por su parte permaneció fiel hasta el fin
de sus días.
Pero
si entretanto y en lo sucesivo, por motivo de un conjunto de
circunstancias adversas, se hicieron más difíciles las comunicaciones de
una y otra parte, y por consiguiente más dificultosa también la unión
de los espíritus —aunque hasta el 1448 no haya ningún documento público
que declare a vuestra Iglesia como separada de la Sede Apostólica— ; sin
embargo en líneas generales esto no se ha de atribuir al pueblo eslavo,
ni ciertamente a Nuestros Predecesores, los cuales siempre trataron con
paternal afecto a esos pueblos y, cuando les fue posible, se
preocuparon de protegerlos y ayudarlos a toda costa.
8. La ayuda material en nuestros tiempos.
Dejando
a un lado no pocos otros documentos históricos en los que aparece la
benevolencia de Nuestros Predecesores hacia vuestra nación, no podemos
menos de aludir brevemente a lo que hicieron los Sumos Pontífices
Benedicto XV y Pío XI, cuando, después del conflicto europeo, ingentes
multitudes de hombres, mujeres, inocentes niños y niñas, especialmente
en las regiones meridionales de vuestra patria, se vieron azotados por
una terrible carestía y sumidos en tremenda miseria. Ellos en efecto,
movidos por afecto paterno hacia vuestros compatriotas, enviaron a esas
poblaciones víveres, vestidos y gran cantidad de dinero recogido entre
los católicos, para ir en ayuda de todos aquellos hambrientos e
infelices y poder aliviar de algún modo sus calamidades.
9. Ayuda espiritual.
Pero
Nuestros Predecesores, según sus posibilidades, no sólo remediaron las
necesidades materiales, sino también las espirituales; en efecto, no
contentándose con elevar oraciones al Padre de las misericordias y
fuente de todo consuelo[3]
por vuestra situación religiosa, tan agitada y perturbada, ya que los
enemigos de Dios pretenden arrancar de las almas la fe y la noción misma
de la Divinidad, quisieron además que se hiciesen oraciones públicas. Y
así el Sumo Pontífice Pío XI, en el año 1930, mandó que en el día de
san José Patrón de la Iglesia Universal fuesen elevadas a Dios oraciones
públicas en la Basílica Vaticana por las desgraciadas condiciones de la
Religión en Rusia[4]
y él mismo quiso estar presente, rodeado por una numerosísima y piadosa
multitud de pueblo. Además, en la solemne Alocución Consistorial
exhortó a todos con estas palabras: Es necesario rogar a Cristo Redentor
del género humano, para que se restituya la paz y la libertad de
profesar la fe a los infelices hijos de Rusia: y queremos que por esta
intención, es decir por Rusia, se recen las oraciones que Nuestro
Predecesor León XIII, de feliz memoria, impuso a los sacerdotes para
recitarlas con pueblo después de la Santa Misa: los obispos y el clero
secular y regular pongan gran cuidado en inculcar esto a los fieles, o a
los que asistan a la Misa y no dejen de recordárselo frecuentemente.[5]
10. La acción de Pío XII.
Nos
de buen grado confirmamos y renovamos esta exhortación y esta orden,
desde el momento que la situación religiosa actual entre vosotros no ha
mejorado ciertamente, y porque Nos sentimos animados del mismo vivísimo
afecto y de los mismos cuidados hacia esas gentes.
Cuando
estalló el último tremendo y largo conflicto hicimos todo lo que estaba
en Nuestras manos, con la palabra, con exhortaciones, con obras para
que las discordias fuesen compuestas con una equitativa y justa paz, y
para que todos los pueblos, sin diferencia de estirpes, se unieran
amigable y fraternalmente, y colaborasen juntos por alcanzar una mayor
prosperidad. Jamás, incluso en aquel tiempo, salió de Nuestra boca una
palabra que pudiera parecer injusta o dura para ninguno de los
beligerantes. Hemos reprobado ciertamente, como se debía hacer,
cualquier injusticia o cualquier violación del derecho; pero esto lo
hicimos de manera que evitásemos con toda diligencia cuanto podía
convertirse, aunque injustamente, en motivo de aflicciones mayores para
los pueblos oprimidos. Y cuando desde alguna parte se presionaba para
que Nos de algún modo, o de palabra o por escrito, aprobásemos la guerra
emprendida contra Rusia en el año 1941, jamás consentimos hacerlo, como
claramente dijimos el 25 de febrero de 1946, en el discurso pronunciado
delante del Sacro y de todas las misiones diplon acreditadas ante la
Santa Sede.[6]
11. Respeto del Papa por todas las naciones
Cuando
se trata de defender causa de la Religión, de la verdad, de la justicia
y de la civilización cristiana, no podemos callar ciertamente; sin
embargo Nuestros pensamientos y Nuestras intenciones están siempre
dirigidos a este fin, a saber, que no con la violencia de las armas,
sino con la majestad del derecho se gobierne a todos los pueblos, y que
cada uno de ellos, poseyendo la libertad civil y religiosa dentro de los
límites de la propia Patria, sea conducido hacia la concordia, la paz y
la vida de trabajo, de la que cada uno de los ciudadanos pueda obtener
cuando le es necesario para alimentación, la habitación, el
sustentamiento y gobierno de la propia familia. Nuestras palabras y
nuestras exhortaciones se refirieron y se refieren a todas las naciones,
y por consiguiente también a vosotros, que siempre habéis estado
presentes en Nuestro corazón y cuyas necesidades y calamidades deseamos
aliviar según permitan Nuestras fuerzas.
12. Amor universal del Papa, pese a los ataques.
Los
que no aman la mentira sino la verdad saben que durante todo el curso
del reciente conflicto Nos hemos demostrado imparciales con todos los
beligerantes, y de ello frecuentemente hemos dado pruebas con las
palabras y con las obras, y hemos abarcado en Nuestra ferventísima
caridad a todas las Naciones, aun a aquellas cuyos gobernantes se
profesan enemigos de esta Sede Apostólica, y a aquellas también en las
que los enemigos de Dios, combaten fieramente todo lo que tiene algo de
cristiano y de divino, y buscan el borrarlo de las almas de los
ciudadanos. En efecto, por mandato de Jesucristo, que encomendó la
entera grey del pueblo cristiano a San Pedro, Príncipe de los Apóstoles[7],
del cual somos indignos Sucesores, Nos amamos con intenso amor a todos
los pueblos y deseamos buscar la prosperidad terrena y la salud eterna
de cada uno. Todos, por lo tanto, bien estén en guerra con las armas, o
en desacuerdo por graves disensiones, son considerados por Nos como
hijos iguales queridísimos; y no deseamos otra cosa, no pedimos al Señor
con la oración más que la mutua concordia, la justa y verdadera paz, y
una prosperidad cada vez mayor.
Mas
bien, si algunos, engañados por las mentiras y las calumnias, Nos
profesan abierta hostilidad, Nos estamos animados hacia ellos de una
mayor compasión y de un más ardiente afecto.
13. A pesar de las calumnias, ama a los que yerran y condena el error.
Hemos
condenado sin duda y rechazado, como exige el deber de Nuestro oficio,
los errores que los partidarios del comunismo ateo enseñan y se
esfuerzan en propagar con sumo daño para los ciudadanos; pero a los
errantes, en vez de rechazarlos, les deseamos que vuelvan a la verdad y
sean conducidos de nuevo al camino recto. Hemos puesto de manifiesto y
reprobado estas mentiras, que frecuentemente se presentaban bajo falsas
apariencias de verdad, precisamente porque sentimos hacia vosotros
afecto de padre y buscamos vuestro bien. Nos, en efecto, tenemos la
firme certeza que de estos errores no pueden sobreveniros sino
grandísimos daños, porque no sólo quitan de vuestras almas la luz
sobrenatural y los supremos consuelos que provienen de la piedad y del
culto a Dios, sino que incluso os despojan de la dignidad humana y de la
libertad debida a los ciudadanos.
14. El pueblo ruso conserva la fe y su amor a María.
Sabemos
que muchos de vosotros conservan la fe cristiana en el santuario íntimo
de la propia conciencia, que en ninguna forma se dejan inducir a
favorecer a los enemigos de la Religión, sino que antes bien desean
ardientemente profesar las enseñanzas cristianas, únicos y seguros
fundamentos de la sociedad civil, no solamente en privado, sino que, si
fuera posible, incluso en público, como conviene a personas libres. Y
sabemos aún, con suma esperanza Nuestra y grandísimo consuelo, que amáis
y honráis a la Virgen María Madre de Dios con ferventísimo afecto y que
veneráis sus sagradas imágenes. Sabemos que en el Kremlin mismo se
construyó un templo, hoy desgraciadamente cerrado al culto divino,
dedicado a la Asunción de María Santísima a los Cielos; lo que es una
prueba clarísima del amor que vuestros antepasados y vosotros tenéis a
la Gran Madre de Dios.
15. La salvación por María.
Ahora
bien, Nos sabemos que no puede faltar la esperanza de salvación allí
donde las almas se dirigen con sincera y ferviente piedad a la Santísima
Madre de Dios. De hecho, por mucho que se esfuercen los hombres, por
impíos y poderosos que sean, en extirpar de los corazones de los
ciudadanos la santa Religión y la virtud cristiana, por más que Satanás
mismo busque el fomentar con toda clase de medios esta lucha sacrílega,
según la sentencia del Apóstol de las Gentes: ...no tenemos que combatir
contra la carne y la sangre, sino contra los príncipes y las
potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los
espíritus malignos...[8]; sin embargo, si María interpone su poderoso patrocinio, las puertas del infierno no podrán prevalecer[9].
Ella, en efecto, es la afabilísima y poderosísima Madre de Dios y de
todos nosotros, y jamás se ha oído en el mundo que alguien haya
recurrido suplicante a Ella y no haya probado su poderosísima
intercesión. Continuad, por tanto, como estáis acostumbrados, a
venerarla con ferviente piedad, a amarla ardientemente y a invocarla con
estas palabras, que os son familiares: A tí únicamente ha sido
concedido, Santísima y Purísima Madre de Dios, de ser siempre escuchada[10].
16. Plegaria para que se restaure en Rusia la fe y el bienestar.
Nos
también junto con vosotros elevamos a Ella Nuestras oraciones
suplicantes para que la verdad cristiana, decoro y sostén de la
convivencia humana se refuerce y vigorice entre los pueblos de Rusia, y
todos los engaños de los enemigos de la Religión, todos sus errores y
falaces artes sean rechazados y alejados de vosotros; para que las
costumbres públicas y privadas vuelvan a estar conformes con las normas
evangélicas; para que especialmente aquellos que de entre vosotros se
profesan católicos, aunque privados de sus Pastores, resistan con
intrépida fortaleza a los asaltos de la impiedad, si es necesario, hasta
llegar a morir; para que la justa libertad que conviene a la persona
humana, a los ciudadanos y a los cristianos les sea restituida a todos,
como a ello tienen derecho, y en primer lugar les sea devuelta la
Iglesia que tiene el mandato divino de instruir a los hombres en las
verdades religiosas y en la virtud; y finalmente para que la verdadera
paz resplandezca vuestra queridísima Nación y en toda la humanidad y que
esta paz, fundada en la justicia y alimentada por la caridad, dirija a
todas las gentes a aquella prosperidad común de individuos y pueblos que
proviene de la concordia de los espíritus.
17. Por la intercesión de María.
Dígnese
Nuestra amorosísima Madre mirar también con ojos benignos a aquellos
que organizan las formaciones de ateos militantes y dan todo género de
ayuda a sus iniciativas. Quiera Ella iluminar sus mentes con la luz que
viene de lo alto y dirigir con la gracia divina sus corazones hacia la
salvación.
18. Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María.
Nos,
por tanto, para que Nuestras oraciones y las vuestras sean escuchadas
más fácilmente y para daros una prueba especial de Nuestra particular
benevolencia, lo mismo que hace pocos años consagramos todo el mundo al
Corazón Inmaculado de la Virgen Madre de Dios, así ahora, de manera
especialísima, consagramos todos los pueblos de Rusia al mismo Corazón
Inmaculado, en la firme confianza de que con el poderosísimo patrocinio
de la Virgen María se realizarán cuanto antes los votos que Nos,
vosotros, y todos los buenos formulan por una verdadera paz, por una
concordia fraternal y por la debida libertad para todos y en primer
lugar para la Iglesia; de forma que, mediante la oración que Nos
elevamos junto con vosotros y con todos los cristianos, el Reino
salvador de Cristo, que es el Reino de verdad y de vida, Reino de
santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz[11] triunfe y se consolide establemente en todas las partes de la tierra.
19. Plegaria a la Virgen.
Con
oración suplicante rogamos a la misma clementísima Madre que asista a
cada uno de vosotros en las presentes calamidades y obtenga de su Divino
Hijo para vuestras mentes la luz del Cielo e impetre para vuestras
almas la virtud y la fortaleza, mediante las cuales, sostenidos por la
gracia divina, podáis triunfar victoriosamente de la impiedad y del
error.
Dado
en Roma, junto a San Pedro, el 7 de julio de 1952, fiesta de los Santos
Cirilo y Metodio, año 14 de Nuestro Pontificado. Pío XII.
NOTAS
[1] Leon XIII, Encíclica "Grande Munus", 30-9-1880, Act. Leomis XIII, vol. II, p. 129; A. S. S.13, 145
[2] Registrum Gregorii VII 1, 2 n. 74. In. Monum. German Histor. Epistol. select. II, 1, pag.
[3] Véase II Corint. 1, 3
[4]
Pío XI, Alocución Consistorial "Indictam ante catholico orbi'',
30-VI-1930, en la creación y publicación de los nuevos cardenales; A. A.
S. 22 (1930) 300
[5] Pío XI, Alocución Consistorial véase nota (4); A. A. S. 22 (1930) 301.
[6]
Pío XII, Alocución Respuesta al Embajador de Portugal, Antonio
Carneiro-Pacheco en presencia del Sacro Colegio de Cardenales;
"L'élévation des pensées" 25-11-1946; A. A. S. 38 (1946).
[7] Véase San Juan 21, 15-17.
[8] Efes. 6, 12.
[9] San Mateo 16, 18.
[10]
Akathistos de la fiesta de Patrocinio de la Santísima Madre de Dios,
Kontakion 3, "Akathistos" es un himno mariano alfabético de gran valor
poético, en la Liturgia de la Iglesia griega del día sábado antes del 5º
Domingo Cuaresmal. El autor es, probablemente, el patriarca Sergio,
quien lo compuso en acción de gracias por la salvación de los bárbaros
Avaros (año 636)
[11] Prefacio de la fiesta de Cristo Rey
¡Dejen de mentir Rusia no se convirtió y no defiende la cristiandad!!!
ResponderEliminaridiotas...
Bruto (o bruta) usted, que habla por hablar y sin leer. Dijimos claramente: "RUSIA NO SE HA CONVERTIDO A LA FE CATÓLICA (LO CUAL SUCEDERÁ EN LA PARUSÍA)", y añadimos que sí se ha convertido a la paz. NO ES LO MISMO DECIR "CONVERTIRSE A LA FE CATÓLICA" QUE "CONVERTIRSE A LA PAZ". Proverbios 16,7: "Si los caminos del hombre fueran agradables a Yahveh, aún convertiría a sus enemigos a la paz".
ResponderEliminarÍtem lo anterior, la Virgen de Fátima jamás dijo "Si el Santo Padre obedece mi orden, Rusia se convertirá a la fe Católica" (cosa que Dios quiere), sino "Rusia se convertirá, y será dado al mundo un tiempo de paz".
Si algo se logró con la Consagración en 1952, fue que Rusia no persiguiera a la Iglesia como lo hizo antes; y que no se diera la Tercera Guerra Mundial (No fue tal como se esperaba, pero algo hubo. ¿Eso es mucho pedir?)
Le pregunto: ¿Estados Unidos defiende la cristiandad? NO, PORQUE LA HOSTIGA. ¿Israel lo hace? TAMPOCO, PORQUE EL JUDÍO NIEGA LA HUMANIDAD A LOS GENTILES. Y al Vaticano de Bergoglio le importa un coño la muerte de sus súbditos (perdón por la grosería, pero es la verdad).
Le recomendamos este vídeo que confirma lo que explicamos: http://www.youtube.com/watch?v=e9g8mxZ5waQ