Tomado de MILES CHRISTI
Durante la aparición final en Fátima, el 13 de Octubre de 1917, cuando
el
“Milagro del Sol” ocurrió, Nuestra Señora primero apareció como siempre
aparecía ante los pastorcitos con su Doloroso e Inmaculado Corazón
expuesto. Y luego Ella apareció como Nuestra Señora del Carmen con “algo
colgando en su mano derecha”. Podemos asumir seriamente que ese “algo”
era el Escapulario carmelita.
En 1950 el padre Howard Rafferty OCARM, Director provincial de la
Tercera Orden Secular
de la Provincia carmelita del Purísimo Corazón de María en los Estados
Unidos, le preguntó a Sor Lucía: “¿Por qué piensas que Nuestra Señora
apareció con el Escapulario en esta última visión?”. A lo cual contestó:
“Porque Ella quiere que todos vistan el Escapulario, es la señal de la
consagración a su Inmaculado Corazón”. El padre Rafferty le pregunta
nuevamente: “¿Vestir el Escapulario es tan importante como rezar
diariamente el Santo Rosario?”. Sor Lucía responde: “Sí. ¡EL ROSARIO Y EL ESCAPULARIO SON INSEPARABLES!”
Ahora, la relación entre el Escapulario y el Rosario dataría de mucho antes: Refiere el fraile Mariano Ventimiglia OCARM en su História chronológica Priórum Generálium latinórum Órdinis Beatíssimæ Vírginis Maríæ de Monte Carmélo
que estaba San Ángel de Jerusalén predicando un sermón en San Juan de
Letrán en el año 1208, cuando supo por revelación que estaban allí Santo
Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, que andaban en asuntos de
sus órdenes. Él no los conocía, pero al subir al púlpito dijo que, entre
los que escuchaban “había dos nuevas y firmes columnas de la Iglesia”.
Predicó tan bien, que ambos santos quisieron conocerlo y “como si
siempre se hubieran conocido, se abrazaron”. Y ocurrieron varias
profecías:
San Ángel le dijo a Santo Domingo: “El Señor te ha escogido como
acérrimo impugnador de las herejías y predicador contra los vicios”; y a
San Francisco: “A ti te escogió como principal imitador de Jesucristo,
cuyas cinco llagas ha de imprimir en tu cuerpo por premio de tu
humildad”. A esto, contestó el Patriarca de los Predicadores: “Alégrate,
Ángel, a quien el Señor ha escogido por predicador de la Verdad contra
los vicios y herejías; y por lustre de la Iglesia con tus virtudes. Un
día, hermano Ángel, a tu Orden del Carmen la Bienaventurada Virgen María
les dará una devoción que será conocida como el Escapulario Café, y a
mi Orden de Predicadores Ella dará una devoción conocida como el
Rosario. Y un día, POR MEDIO DEL ROSARIO Y EL ESCAPULARIO, ELLA SALVARÁ
AL MUNDO”. Y dijo San Francisco: “Con razón, Ángel, te debes alegrar,
porque en breve tiempo darás tu vida por la honra del Señor en el reino
de Sicilia, y con tres coronas de virgen, doctor y mártir, subirás al
cielo”. De allí se fueron a Santa Sabina, casa de los dominicos, donde
estuvieron en oración los tres, toda la noche. Una capilla en dicho
convento conmemora dicho encuentro.
Las profecías no tardaron mucho en cumplirse. La Virgen se apareció a Santo Domingo en el año 1214, entregándole el Santo Rosario como arma contra los herejes albigenses, y en 1251 se apareció a San Simón Stock dándole el Escapulario
en señal de alianza y protección a sus verdaderos devotos en vida,
muerte y después de ella, “Prótego nunc, in morte juvo, post fúnera
salvo”.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)