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ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

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jueves, 7 de agosto de 2014

EL NOVUS ORDO Y LA MISA DE LUTERO Y CRANMER

Nos dirigimos a todos los fieles que asisten a la “nueva misa”. ¿Es ésta una Misa católica o una diabólica perversión? Muchos se escandalizarán y dirán que no puede ser una diabólica perversión de la Misa, pues la celebran en las iglesias a las que siempre asistieron, sacerdotes de la diócesis y que han estado en las parroquias muchos años. Pero recordemos que en tiempos pasados, la Misa fue pervertida y finalmente destruida por miembros de la jerarquía y del clero, quienes usaron edificios Católicos para hacerlo.
 
A principios del siglo XVI, los países europeos eran Católicos. No había más clero que el Católico. Y, sin embargo, antes de finalizar ese siglo, en algunos países Europeos el Santo Sacrificio de la Misa había sido destruido, principalmente en Alemania y en Inglaterra. Y los católicos asistían a los nuevos servicios religiosos en la misma iglesia a la que siempre habían asistido, y los servicios eran conducidos por los mismos obispos y sacerdotes que habían conocido siempre.
  
Las destrucciones de la Misa Católica fueron organizadas por clérigos y jerarcas que abusaron de su autoridad para sembrar la herejía; y aceptadas por los fieles bajo una falsa obediencia.
  
Demostraremos el paralelismo existente entre los eventos del siglo XVI y el período post-conciliar.
   
En Alemania, Martín Lutero, sacerdote católico, fue el primero en instigar la destrucción de la Misa. Veamos algunas de sus afirmaciones, tal y como se encuentran en sus escritos:
  
... “Cuando hayamos aniquilado la Misa, habremos aniquilado el Papado en su totalidad. Porque es sobre la Misa, como sobre una Roca que el Papado se apoya con sus monasterios, sus obispados, sus colegios, sus altares, sus ministros y sus doctrinas. Todos estos caerán cuando su sacrílega y abominable Misa haya sido reducida a polvo... Sin embargo, para conseguir este fin con éxito y sin peligro, será necesario preservar algunas de las ceremonias de la misa antigua para los de mente débil, quienes se escandalizarían con un cambio muy rápido”. 

Lutero destruyó la Misa por consejo e instigación de satanás, pretendiendo acabar con la Iglesia Católica
   
Atendiendo al ruego ardiente de sus primeros discípulos, Lutero escribió su famosa “Formula Missae”. Con relación a ésta nos dice: “Debemos declarar en primer lugar que nuestra intención jamás ha sido abolir la adoración a Dios, sino únicamente purgar la forma que se usa de todas las adiciones que la han mancillado. Me refiero a ese abominable Canon que es una confluencia de lagunas repugnantes; han hecho de la Misa un Sacrificio, le han agregado ofertorios. La Misa no es un sacrificio, no es el acto de un sacerdote supremo ofreciendo un sacrificio. Considerémosla como un sacramento, o un testamento. Llamémosla una bendición, o eucaristía, o la Mesa del Señor, o el memorial del Señor. O démosle cualquier título que nos guste, con la condición de que no se mancille con el término de sacrificio o representación. Al descartar el Canon, descartemos todo lo que implica Oblación, y nos quedamos con lo que es puro y Santo”. (Recordemos que estas son las palabras de un sacerdote Católico legítimamente ordenado). 
    
La “Formula Missae” de Lutero (antecesora de la “Deutsche Messe” del mismo Lutero) comenzó el camino para convertir el Santo Sacrificio de la Misa Católica en una cena protestante (el Novus Ordo Missae).
   
Tengamos en la mente lo dicho por Lutero, y leamos ahora la declaración que apareció en L'Osservatore Romano (periódico del Vaticano) en octubre 13 de 1967: “La reforma litúrgica ha dado un notable paso al frente en la senda del ecumenismo. Se ha acercado más a las reformas litúrgicas de la Iglesia Luterana”. ¿No es esto escalofriante? La intención confesada de Lutero era la destrucción de la Misa y encontramos que el periódico del Vaticano se jacta de que hemos llegado muy cerca de la forma Luterana de dar culto a Dios.
    
Efectivamente Lutero consiguió destruir la Misa. Pero no pensemos que Lutero y sus discípulos simplemente anunciaron se estaban deshaciendo de la Misa. Si así hubiera sido, los católicos se hubieran opuesto. Al contrario, lenta y gradualmente cambiaron la Misa, explicando a la gente que sólo querían simplificar la liturgia para que les fuera más fácil comprenderla. El primer paso fue una nueva traducción de la Biblia, seguida por la traducción de la Misa del latín al alemán. Mas como Lutero no creía que la Misa es un sacrificio, ni creía en la Transubstanciación, es decir, que el pan y el vino se transforman en el Cuerpo y Sangre de Cristo, escribió su Formula Missae. En la nueva misa en vernáculo muchas partes de la Misa Tradicional fueron preservadas, pero se eliminó el Ofertorio y la Consagración. También se insertaron más lecturas de la Biblia. Luego, los altares fueron abolidos porque representan el carácter de sacrificio de la Misa y en su lugar se pusieron mesas, de manera que los sacerdotes estuvieran frente al pueblo. También se quitaron todos los crucifijos pues éstos recuerdan el Sacrificio del Calvario.
    
Una vez que Lutero hubo abierto las puertas e introducido los cambios, otros sacerdotes aparecieron en la escena con cambios más drásticos aún. Se deshicieron de sus vestimentas; permitieron a la gente que recibiera la Sagrada Comunión en la mano; descartaron el canto gregoriano y el uso del órgano. En su lugar promovieron el uso de música folklórica con platillos, trompetas e instrumentos de cuerdas. Estos sacerdotes y monjes católicos, infectados con un entusiasmo fiero por los cambios, destruyeron altares, quemaron imágenes, hicieron añicos las estatuas y descartaron sus hábitos.
       
Los sacerdotes y monjes que apostataron de la Fe para seguir la herejía protestante, quisieron destruir todo cuanto recordara la Iglesia Católica
   
La Misa era gradualmente transformada de la renovación del Sacrificio del Calvario a una reunión comunal del pueblo de Dios. Y esta profanación fue realizada por sacerdotes, usando templos católicos, monasterios y conventos católicos. La mayoría de la gente era católica en sus tradiciones e ideas, pero a medida que continuaron asistiendo a los servicios pervertidos en sus iglesias “católicas” perdieron la fe y cayeron en la apostasía. Y, por supuesto, sus hijos, expuestos a los nuevos servicios pervertidos desde temprana edad, crecieron sin un conocimiento real de la Una y Verdadera Iglesia, fundada por Cristo.
      
Son de lamentar las consecuencias tan tremendas, si recordamos que la Iglesia siempre ha enseñado: “FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY SALVACIÓN”.
     
Las religiones Protestantes que vemos hoy, resultaron de los esfuerzos de unos sacerdotes católicos de “reformar” la Iglesia. Estas iglesias protestantes no ofrecen un sacrificio al Santo e Infinito Dios, no reconocen a María, la Inmaculada Madre de Dios, no tienen devoción a los Ángeles o a los Santos, no rezan por las almas de sus parientes y amigos fallecidos. Y todo esto es el resultado de la destrucción del Santo Sacrificio de la Misa por medio de sacerdotes que usaron los templos católicos para hacerlo.
     
Lutero dijo que era necesario conservar algunas de las ceremonias de la Misa Tradicional para no asustar a los débiles. ¿Somos nosotros de estas personas débiles que están siendo conducidas ciegamente a la apostasía? ¿O deseamos unirnos al pequeño grupo de católicos que desean conservarse fieles a Cristo, a su Cruz, a sus enseñanzas? Si deseamos mantenernos fieles, preparémonos para sufrir con Cristo en el Calvario, padeceremos soledad, ridículo y falta de comprensión de parte de los demás. Pero no estaremos solos.
      
Al principio del siglo XVI, Inglaterra era un país católico. La Fe estaba arraigada a través de siglos de catolicismo. Todas las iglesias, eran iglesias católicas: Westminster Abbey, Winchester, Coventry, Canterbury, eran algunas de las iglesias principales de esos días. Y Oxford y Cambridge eran centros de educación católica. Y aun así, al finalizar el siglo XVI, Inglaterra se había transformado en un país protestante, el clero y la jerarquía celebraban servicios protestantes en aquéllas que una vez fueron iglesias católicas. En nuestros días, Inglaterra es aún protestante y las famosas catedrales, como la abadía de Westminster, son centros de Protestantismo. ¿Cómo sucedió esto? ¿Sucedió de la noche a la mañana? Los que detentaban el Gobierno y comandaban la Iglesia ¿proclamaron que iban a abolir la Santa Misa? ¡Claro que no! Una acción repentina de esta naturaleza hubiera levantado tanta resistencia de parte del pueblo, que hubiera sido peligroso. Sin embargo, El Santo Sacrificio de la Misa fue esencialmente destruido en unos pocos años sin que la gran mayoría, de los católicos se dieran cuenta.
    
El principal responsable de la destrucción de la Misa fue Tomás Cranmer, Arzobispo católico de Canterbury. Este hombre poseía un odio apasionado por la teología católica de la Misa por virtud del sacerdocio sacrificador y la Víctima ofrecida en Sacrificio. Cranmer negaba la Doctrina de la Transubstanciación, es decir, que el pan y el vino se transforman, en la Consagración, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sin embargo, mientras Enrique VIII vivía, hipócritamente continuó ofreciendo la Santa Misa y aún celebró la Misa en la coronación de Eduardo VI, sucesor de Enrique, en 1547. 
  
Tomás Cranmer, Primer "Arzobispo" anglicano de Canterbury, fue discípulo de Lutero, y como él, adulteró la Misa.
      
Pero antes de que terminara ese año, Cranmer había preparado un libro de sermones, y ordenó a los sacerdotes que los leyeran cada domingo en Misa. El fin de estos sermones era preparar a la gente a aceptar cambios más drásticos que iban a aparecer más tarde al presentar la idea de que la Biblia había sido reprimida por la Iglesia por largo tiempo, y que la Biblia era la única fuente de conocimiento verdadero de Dios. En las iglesias, los sacerdotes tuvieron que leer la nueva traducción de la Biblia. El siguiente paso fue cuidadosamente tomado en 1548. En este cambio se le agregó a la Comunión un prefacio con exhortaciones en inglés en las cuales la Presencia Real y Corporal fueron omitidas. Al año siguiente apareció un nuevo libro de oraciones: El primer Libro de Oraciones de Eduardo VI. El título decía: “La cena del Señor y Sagrada comunión, comúnmente llamada la Misa”. El orden del servicio era el mismo de la Misa, pero había algunas cosas en las cuales se manifestaban las innovaciones: la primera era el cambio en el lenguaje, la otra era el cambio por deducción indirecta de la doctrina. El cambio en el lenguaje era el desafío obvio presentado a los católicos comunes y corrientes, pero se les convenció diciéndoles: “el culto debe ser en un lenguaje que todos los hombres entiendan”... y la gente aceptó. Sin embargo, los cambios doctrinales resultaron mucho más importantes, aun cuando para el hombre común no significaba nada y casi no se daba cuenta de los mismos. Pero en este servicio en lengua vernácula, omitieron no sólo lo que pudiera enfatizar la Presencia Real, sino también el carácter de Sacrificio de la Santa Misa. La primera introducción del nuevo rito tuvo lugar en la Fiesta de Pentecostés en 1549. Mientras tanto, el Parlamento había decretado un estatuto ordenando que la Sagrada Comunión fuera administrada a los fieles bajo las dos especies.
    
El Rito de Cranmer entró en vigencia el día de Pentecostés de 1549 (coincidencialmente, el Novus Ordo Missae de Bugnini entró en vigencia el día de Pentecostés de 1969).
    
Al año siguiente el Parlamento abolió el rito antiguo de la ordenación de sacerdotes y de la consagración de obispos. El nuevo rito, compuesto principalmente por el Arzobispo Cranmer, eliminó toda frase o ceremonia que indicara que el propósito del rito era conferir el poder de ofrecer el Sacrificio. El único propósito del nuevo rito era dedicar al que lo recibía, para presidir la asamblea de Dios como miembro autorizado de la Iglesia, por medio de la predicación del Evangelio y administración de los Sacramentos. Y casi nadie se dio cuenta de este cambio. El servicio de la Comunión y el rito de la ordenación habían sido así desasociados de la idea del Sacerdocio con poder de ofrecer el Santo Sacrificio.
         
El orden sacerdotal y la consagración de obispos en el anglicanismo JAMÁS indica referencia al poder de ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa. Por ello, León XIII declaró inválidas, nulas y sin efecto las ordenaciones anglicanas.
  
Aún quedaba en las iglesias la piedra llamada Ara... Por eso, los Obispos ordenaron que se sacaran éstas y se destruyeran los altares. Cada parroquia debía ahora proporcionar una mesa de madera. La explicación oficial a estos cambios fue: “... la forma de mesa deberá cambiar la idea de la Misa papista al uso correcto de la Cena del Señor, en la mente de la gente sencilla. Porque el uso del Altar es para ofrecer sacrificio, el uso de la mesa es para servir a los hombres que coman sobre ella”.
       
 
La misa anglicana evoca una cena, no el Sacrificio. Por ello, se le llama “la Cena del Señor”, como también llaman al Novus Ordo.
    
Los obispos que se resistieron a seguir los cambios fueron despojados de sus diócesis. Así que de 23 Obispos en el país, sólo 4 defendieron la teología sacramental de la Iglesia y estos CUATRO fueron encarcelados.
      
En 1552, el Rey, como jefe de la Iglesia, impuso las Actas para la Uniformidad de la Oración Común y Administración de los Sacramentos. Estas Actas imponían graves castigos, no sólo para los que públicamente criticaban los nuevos servicios, sino también para el clero que usara cualquier otro servicio religioso
    
Entre tanto Cranmer y sus asociados ordenaron que todas las imágenes fueran sacadas de las iglesias, que se rompieran las vidrieras de colores, quitaron todos los vasos sagrados hechos de metales preciosos, predicaran en contra de la idea de la Cuaresma, del largo ejercicio penitencial en preparación de la fiesta de la Resurrección, ridiculizaran la creencia católica de que las almas de los fieles difuntos pueden ser socorridas por medio del Santo Sacrificio de la Misa.
    
“El que tenga oídos para oír, que oiga”. Este resumen de como un país que una vez fuera completamente católico, se hizo protestante en unos cuantos años, debería ser la voz de alarma para todos nosotros. Está sucediendo aquí, hoy, desde hace más de cincuenta años ¿Qué debemos hacer? Debemos mantenernos alejados de estos servicios religiosos pervertidos y no concurrir a las parroquias que los celebran, porque de hacerlo, estaríamos ayudando a traicionar a Cristo al contribuir a esta apostasía.
      
Hemos narrado brevemente fue destruida la Fe en Alemania e Inglaterra mediante la gradual profanación y destrucción de la Misa. Para examinar y condenar los errores de Lutero y los demás Reformadores, en el mismo siglo, el Papa Paulo III convocó el Concilio de Trento. Este Concilio decretó que el Papado debería producir y publicar un Misal para que los sacerdotes supieran qué oraciones, rituales y ceremonias se deberían usar a perpetuidad en la celebración del santo Sacrificio de la Misa. Hizo esto para salvaguardar a todas las generaciones de Católicos, de la tragedia que sobrevino a los Católicos en Alemania e Inglaterra.
      
El Papa Paulo III convocó el Concilio de Trento para contrarrestar la devastación que los malditos Lutero, Cranmer y demás herejes causaron en la Iglesia Católica.
   
Este trabajo fue terminado durante el reinado de San Pío V, y el Misal Romano fue instaurado como el Misal oficial de la Iglesia. El Papa publicó la Bula “QUO PRIMUM TEMPORE” sobre el Misal y desde entonces y hasta los cambios efectuados por la Comisión Litúrgica del Vaticano II, este decreto apareció en Latín al frente de todo Misal para uso de los Altares
   
San Pío V llevó a culminación plena las labores del Concilio de Trento, con la codificación del Ritual Romano de la Santa Misa (o Misa Tridentina), y con la bula “Quo Primum Tempore” le confirió perpetuidad irrevocable
   
Como podemos ver, el Papa, por virtud de su autoridad Apostólica, decretó que este Misal Romano debería ser usado en la Iglesia a perpetuidad, sin ningún cambio o alteración, y que ningún sacerdote podría jamás verse obligado a ofrecer la Santa Misa de manera diferente. Como dijimos antes, esto se hizo a fin de evitar que la Santa Misa fuera nuevamente destruida, como sucedió en Alemania e Inglaterra.
     
No permitamos que nadie venga con el cuento de que el Papa y el Concilio de Trento no tenían autoridad para establecer reglas y decretos a perpetuidad. No nos dejemos engañar por aquellos que dicen que otro Papa y otro Concilio pueden rechazar los decretos solemnes de un Papa o un Concilio anterior. Si esto fuese cierto, no habría Autoridad en la Iglesia y no podríamos creer la promesa de Cristo de que permanecería con la Iglesia hasta el fin de los siglos. Cualquier Papa o Concilio que intente revocar las enseñanzas solemnes de un Papa o Concilio anteriores está actuando en deliberado desafío y desobediencia a la autoridad de la Iglesia.
     
Observemos por un momento lo que ha pasado en la Iglesia desde 1953, cuando empezaron los cambios en la liturgia. La Misa se celebra hoy sólo en el idioma vernáculo. Mesas de madera han sustituido al Altar del Sacrificio. Han sacado los comulgatorios. En algunas diócesis, las estaciones del viacrucis, las imágenes, las pilas de agua bendita, los reclinatorios y los crucifijos se han eliminado en todas las parroquias. El canto Gregoriano, y el uso del órgano han desaparecido. En su lugar, tenemos "misas" folklóricas (la “misa criolla” en Argentina), panamericanas, y “rock”. Pero el cambio de mayor significado está en las oraciones del Canon. En el Canon nuevo, la mayoría de la doctrina y dogmas contenidos en el Misal Romano han sido totalmente SUPRIMIDOS o ELIMINADOS.
  
Las palabras de la Consagración han sido cambiadas de tal manera que el pan y el vino ya no se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Vemos, en consecuencia, que en nuestros días, la Santa Misa ha sido destruida tal como lo fuera en Alemania e Inglaterra hace 500 años, sin que los católicos se den cuenta. Esta iniquidad fue llevada a cabo por la jerarquía y el clero usando iglesias Católicas, monasterios y conventos católicos, exactamente en la misma forma en que se hizo durante la Pseudo-reforma.
   
Así como a los católicos de Alemania se les dio la “Formula Missae” de Martín Lutero y a los católicos de Inglaterra, el Primer Libro de Oraciones de Eduardo VI, que resultaron ser la completa eliminación del Santo Sacrificio de la Misa, a nosotros nos han dado el misal del “Novus Ordo”. Esta nueva misa se viene celebrando oficialmente en todo el mundo, desde 1969. Sin embargo, dos cardenales se armaron de valor, negándose a participar en esta destrucción de la Santa Misa, dejando oír su voz en abierta oposición. (Ver: CARTA DE LOS CARDENALES OTTAVIANI Y BACCI A PABLO VI y: BREVE EXAMEN CRÍTICO DEL NUEVO ORDO DE LA MISA
   
El “Novus Ordo Missae” es simple y llanamente la misma liturgia protestante
    
Luego, de algunas partes de Europa llegaron voces de fieles y grupos valientes, negándose a celebrar este rito que representa la perversión de nuestra Fe Católica.
      
Católicos Tradicionalistas de Alemania dicen: "Este ‘Ordo Missae’ aniquila el Ofertorio (recuerden la palabras de Lutero). Estos son los ritos paganos de Ceres y Baco. Esta no puede ser la verdadera Misa Católica".
 
El Novus Ordo Missae, en su ofertorio, se refiere al trabajo del hombre y los frutos de la tierra como ofrenda presentada ante Dios (como Caín al ofrecer en sacrificio las primicias de sus cosechas).
      
Monseñor Domenico Celada, en Italia, dijo: “El nuevo Misal contiene varios errores manifiestos, explícitamente condenados por Papas en tiempos anteriores. Por lo mismo, cualquiera que use esta misa se excomulga a sí mismo”.
      
En Inglaterra, Abbé Bryan Houghton de Suffolk ha preferido renunciar públicamente a usar la nueva liturgia, diciendo que, si llegara a cumplir con las instrucciones oficiales de los obispos y de Roma, no podría seguir celebrando la Santa Misa de acuerdo con el rito para el cual había sido ordenado.
      
Ya no es necesario que el sacerdote celebre en un altar, el Ara no es necesaria. El sacerdote es el “presidente de la asamblea del pueblo de Dios”. “Peor aún, a ningún sacerdote se le permite celebrar la Misa Latina de San Pío V, en público. HA SIDO PROHIBIDA”.
      
¿Qué debemos hacer? Si deseamos seguir siendo católicos verdaderos, no debemos asistir a ninguno de estos servicios. Ni tampoco contribuir económicamente, porque de hacerlo, estaríamos ayudando a mantener una iglesia que ha apostatado, que se ha separado de la verdadera Iglesia. Nos damos cuenta del terrible sacrificio que esto significa. Unámonos en oración a la Santísima Virgen María a quien Dios ha dado el poder de aplastar todas las herejías, y un día la Verdadera Iglesia resurgirá de las catacumbas, cuando Cristo Rey vuelva.
    
La gran mayoría de los católicos asisten a estos actos pervertidos que se llevan a cabo en sus parroquias, pero recordemos las preguntas y respuestas del Catecismo Ripalda (o Baltimore, en Estados Unidos) de “Primeras Nociones”:
   
¿Qué es la santa Misa? La santa Misa es el sacrificio de Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, ofrecido en nuestros altares en memoria del Sacrificio de la Cruz.
     
¿Es la Misa el mismo Sacrificio que el de la Cruz? Sí, la Misa es el mismo Sacrificio que el de la Cruz, porque en él se ofrece y sacrifica el mismo Jesucristo, aunque de un modo incruento, es decir, sin padecer o morir como en la Cruz.
     
¿La ceremonia que se celebra hoy en prácticamente todas las iglesias, es el reverenciado Sacrificio de la Cruz -el Sacrificio del Calvario-? Meditemos unos minutos sobre un aspecto de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor. Como sabemos por las Sagradas Escrituras, en el Calvario, al pie de la Cruz, había tres grupos de personas, reaccionando en distintas maneras. Primero, estaban los Fariseos y los Sacerdotes jefes de los judíos. Estos estaban al pie de la Cruz y se mofaban de Nuestro Señor. Recordemos que estos hombres eran los dirigentes religiosos, hombres que se habían dedicado a estudiar las Sagradas Escrituras; estaban encargados de interpretarles y de explicarlas a la gente. Estos hombres eran responsables del culto y del servicio de Dios. En otras palabras, eran la jerarquía y el clero de la Raza Escogida. Como los ungidos y expertos en las Sagradas Escrituras y las Profecías, deberían haber sido los primeros en reconocer y aceptar a Cristo como al Mesías prometido y en haber conducido al pueblo a Él. Sin embargo, fueron los que lo odiaron y tramaron su Muerte.
    
Los sacerdotes judíos, quienes guardaban la Escritura y realizaban los sacrificios, fueron los que por odio a Jesús ordenaro su muerte.
   
El domingo de Ramos el pueblo judío, que amaba a Jesús y lo había seguido y escuchado y que había presenciado sus milagros durante tres años, lo aclamó como a su Rey, exclamando: “Hosanna al Hijo de David”. Y sin embargo, antes de finalizar la semana, ese mismo pueblo se unió al grito de “¡Crucifícale!”. Esta gente común había amado a Jesús, no tramaron nada en su contra. No deseaban su muerte. Pero, se dejaron guiar ciegamente hasta demandar su Crucifixión ¿Por quién? POR SUS DIRIGENTES RELIGIOSOS. POR LA JERARQUÍA. Mucha de esta gente se alineó al lado del Calvario a ver pasar a Cristo cargado con su pesada cruz y no le ofrecieron ayuda. En la cima del Calvario, cuando Cristo había sido clavado en la Cruz, los dirigentes religiosos de la gente judía, se dedicaron a mofarse de Cristo. Y esta gente regresó a sus hogares sin darse cuenta de que había presenciado la muerte del Mesías Prometido, al cual habían estado esperando. De todos los dirigentes religiosos, sólo uno creía en Jesús, Nicodemo, pero tenía miedo de reconocerlo públicamente. Fue a buscar a Cristo por la noche. Los Evangelios no mencionan que estuviera presente en el Calvario como amigo de Cristo.
     
Hoy, entre los escogidos de Dios (los católicos) la situación es muy parecida. La gente común y corriente amaba a la Iglesia, sus Sacramentos, sus Enseñanzas y siempre creyó que Cristo aún vivía entre nosotros en el Santísimo Sacramento del Altar y en el Tabernáculo. Nosotros no hemos tramado nada en contra de la Iglesia. Nunca hemos deseado la muerte del Santo Sacrificio de la Misa. No hemos pedido los cambios. Y, aun así, seguimos ciegamente a nuestros dirigentes religiosos a la Corte del Moderno Pilatos y ayudamos a destruir la Santa Misa. Nos hemos alineado en el camino al Calvario, observando la destrucción de la Santa Misa, sin hacer nada para evitarlo.
     
Nuestros obispos han permanecido en la cima del Calvario, mofándose de Nuestro Señor al cambiar la Misa, y hemos regresado a nuestros hogares indiferentes, sin importarnos. Así como en el tiempo de Cristo había un Nicodemo, nosotros también tenemos a un Nicodemo por ahí, pero no tiene el valor de reconocer abiertamente el verdadero y Santo Sacrificio.
     
El segundo grupo en el Calvario lo formaban los soldados romanos, quienes no conocían realmente a Cristo, ni la promesa de Dios de enviar un redentor. Eran paganos que adoraban muchos dioses falsos. Se les asignó, como parte de su deber, el crucificar a Cristo. Clavaron las Sagradas Manos y Pies de Jesús y levantaron la Cruz en alto. Luego se felicitaron y se sentaron a contar cuentos, a reírse y a jugar dados. Se divertían porque no comprendían lo que estaba sucediendo. ¿No nos recuerda esto lo que está pasando en nuestras iglesias? Las jovencitas con sus minifaldas se agrupan en el santuario tocando sus guitarras, la gente se amontona alrededor de la mesa abrazándose, besándose, o dándose la mano, y nos preguntamos, ¿cuánta de esta gente está pensando en la Cruz, en el Calvario o en el Sacrificio?
 
La mayoría (si no son todos) los que asisten al Novus Ordo, no les interesa el Sacrificio de la Cruz (que de todos modos, no está presente en él)  
    
El tercer grupo en el Calvario era muy pequeño y silencioso. Se componía de María, la Inmaculada Madre de Dios, San Juan, el único apóstol que tuvo el valor de seguir a Cristo hasta el fin; Santa María Magdalena, pecadora arrepentida quien se arrodilló llena de dolor al pie de la Cruz; y unas pocas mujeres santas que habían seguido a Jesús y creyeron en Él hasta el final. En ninguna parte de las Sagradas Escrituras dice que esta gente platicó, o se rio, o se divirtió en forma alguna en el Calvario. Permanecieron en doloroso silencio ante el Santo e Infinito Misterio que tuvieron el privilegio de presenciar.
 
Sólo María Santísima, San Juan y la Magdalena reconocían el sentido de la Crucifixión
       
¿Dónde están hoy sus imitadores? No los encontraremos en las parroquias. ¡No existe lugar ahí para el silencio! Es sólo una reunión alegre de la gente de la comunidad, que se han reunido para cantar, darse la mano y comer juntos. Y esto es lo que miles de Católicos están haciendo hoy.
      
Así como los judíos de entonces regresaron a sus hogares sin darse cuenta quién era el que había muerto en la Cruz, así también, los católicos de hoy han visto la muerte del Santo Sacrifico de la Misa y regresaron a sus hogares sin saberlo. ¿Esta alegre reunión de la comunidad, es el Santo Sacrificio del Calvario? Cuando se entran a una iglesia, ¿puede aún percibirse la presencia de Dios? ¿Se siente aún el callado gozo y la santidad de antes? O, ¿están todos tan ocupados cantando y saludando al vecino para pensar acerca del Calvario y el Sacrificio de Cristo y su Madre Dolorosa?
        
Sin embargo, insisten en seguir asistiendo a esas iglesias, semana tras semana. ¿Por qué?
    
Algunos se preocupan por lo que su familia o sus amigos dirán si no van a su iglesia. Los tildarán de fanáticos, o de locos, anticuados, retrógrados, que no se han modernizado. ¿No es Cristo más importante que lo que piense la gente? ¿No es más importante salvar nuestras almas, que complacer a los demás?
  
El miedo de no poder casarse, o ser enterrados o bautizar a sus hijos en una de estas iglesias los paraliza. Sin embargo, si no hay VERDADERA MISA, CRISTO NO ESTÁ PRESENTE ALLÍ. Y si Cristo no está presente ¿por qué quieren casarse, o que los entierren, o bautizar allí a sus hijos?
   
Dicen: sé que no está bien, pero ¿qué puedo hacer? Si en su lugar de residencia, no hay ninguna capilla en donde se celebre la verdadera Misa (en muchos lugares las hay), pueden hacer lo mismo que hicieron los católicos leales de Inglaterra y Alemania en tiempos de la Reforma. Se quedaron en casa y desde ahí dijeron sus oraciones. Pueden hacer lo mismo que los católicos irlandeses durante siglos de persecución. Reunían a sus familias cada noche y rezaban el Rosario. Pueden hacer lo mismo que los fieles católicos en Polonia, Hungría y las demás naciones tras la Cortina de Hierro. Se mantenían lejos de las iglesias, en donde los sacerdotes, colaborando con los comunistas, celebraban sus “misas”, mientras ellos rezaban el Rosario en sus hogares. Todos ellos siguen siendo verdaderos católicos, manteniéndose lejos de las misas pervertidas y arrodillándose en oración ante la Madre Dolorosa, que fue la única que entendió el misterio del Calvario. Los que continúan asistiendo a las iglesias en donde Cristo está siendo burlado, al final perderán la Fe.
 
Los católicos que no puedan asistir a la verdadera Misa (porque no hay capilla o por no haber sacerdotes válidos), pueden y deben reunirse en sus casas para rezar el Santo Rosario.
   
Cristo dijo que no podemos servir a dos señores. “Aquel que no está Conmigo, está contra Mí”. Tenemos la responsabilidad de escoger. Y de esta elección depende nuestra salvación o nuestra condenación eterna.
   
Anónimo, en nombre del Grupo de Laicos pro-Misa Tridentina

HORA SANTA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, POR EL PADRE MATEO CRAWLEY-BOEVEY (del mes de Agosto)

HORA SANTA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
   
  
XIII Agosto Glosa de las Siete Palabras
  
Pongámonos en la presencia del Dios misericordioso del Calvario... Aquí, a dos pasos de nosotros, en esa Hostia divina, está Jesús, y ese altar es el Gólgota en que sigue redimiendo a un mundo que lo desconoce.
  
Acerquémonos, y recojamos, con amor y fe, sus últimas palabras como el testamento de su Corazón Agonizante...
  
(Haced con fe viva un breve acto de adoración)
  
(Breve pausa)
   
Llegados que fueron a la cumbre, crucificaron a Jesús, entre dos malhechores.
   
¡Qué hermoso será el cielo si tan bello y tan sublime es el Calvario, en la muerte del Señor Jesús!... Ved...: en este instante se ha descorrido el velo de misterio que nos ocultaba a Jesucristo, la Belleza increada, el Santo de los santos... Clavad con fe los ojos en aquel altar... Ése es, ¡oh maravilla!; sí, ése es el verdadero Gólgota, la montaña de la gran expiación... No temáis...; levantad vuestra mirada, y fijadla en aquella Hostia... Ángeles del Santuario, gemid en silencio... No turbéis la mística agonía del Amado... Sólo nosotros, sus redimidos, podemos hablarle con voces de amargura... Avancemos para recoger sus últimas palabras, pues tenemos derecho al postrer aliento de Jesús... Subamos al Calvario, María Dolorosa nos aguarda...; acerquémonos, la arrepentida Magdalena nos da dulcísima confianza... Oremos al lado de San Juan, el amigo fidelísimo del Maestro moribundo... “Ecce Deus...”. Así tenéis a nuestro Dios, clavado en el patíbulo... ¡Miradlo!...
  
(Cortado)
   
¡Ay! ¡Cuán cierta fue la palabra del Profeta: “De la cabeza a la planta de los pies no hay parte sana en su Cuerpo sacrosanto”! Su frente, ungida por los besos de María, destrozada por espinas...; abrasados por la sed de aquellos labios que, al sonreír, evocaron una aurora de paz divina en las almas afligidas...; lívida su boca, que tuvo néctar de dulzura para todas las heridas...; sus ojos, en los que brotó para el culpable el fulgor de la esperanza, velados por la nube roja de su sangre... En sus manos perforadas y en sus pies atravesados están escritas la historia de los pródigos, a quienes persiguió, sin tregua, el Corazón del Buen Pastor... ¡Ahí está seguramente nuestra historia de culpa y de perdón!... ¡Oh, qué gracia tan inmensa y tan poco meditada la de ese perdón de su ternura! Oídle: quiere renovar ahora esa absolución de caridad... Su cuerpo, convertido en una sola llaga, se estremece; gimiendo levanta su cabeza..., contempla, con mirada de infinita luz y de amor infinito, este mundo que lo mata y, dejando hablar su Corazón en aquella Hostia que adoramos, exclama sollozando:
  
¡PADRE, PERDÓNALOS, PUES NO SABEN LO QUE HACEN!
   
(Lento)
   
JESÚS: “No mires, Padre, las espinas de mi corona. Yo las he buscado, son los abrojos naturales de esta tierra desgraciada... Perdona la soberbia humana y la ignorancia de la misión que me confiaste... Perdona a mis verdugos y a mis amigos cobardes... Perdona las culpas de los grandes, de los pequeños y de los pobres... No castigues..., que las criaturas son polvo y son tinieblas... Perdona a los padres y a los hijos...: ¡son tantos los abismos del camino!... Olvida las flaquezas, perdona las perfidias, pues todos son ovejas mías. ¡Pobrecitas...! No las hieras, Padre, pues no saben lo que hacen...
    
(Pausa)
   
LAS ALMAS: Y ahora déjame, Jesús Crucificado, unirme a tu plegaria. Divino Salvador de las almas, cubierto de confusión, me postro en tu presencia, y, dirigiendo mi vista al solitario Tabernáculo, siento oprimido el corazón al ver el olvido en que te tienen relegado tantos de los redimidos. Pero ya que con tanta condescendencia permites que una mis lágrimas a las que vertió tu dulce Corazón, te ruego, Jesús, por aquellos que no ruegan, te bendigo por los que te maldicen, y con toda mi alma, te alabo y te adoro, en todos los Sagrarios de la Tierra.
   
Acepta, pues, el grito de expiación, que un pesar sincero arranca de nuestros corazones afligidos: ellos te piden piedad.
     
Por mis pecados, por los de mis padres, hermanos y amigos...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por las infidelidades y profanaciones de los días santos...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por las impurezas y escándalos públicos...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por los que corrompen la niñez y extravían la juventud...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por la desobediencia sistemática a la santa Iglesia...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por los crímenes de los hogares, por las faltas de los padres y de los hijos...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por los atentados cometidos contra el Romano Pontífice...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por los trastornadores del orden público social cristiano...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por el abuso de los sacramentos, y el ultraje a tu augusto Tabernáculo...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Por la cobardía, o los ataques de la prensa, por las maquinaciones de sectas tenebrosas...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
        
Y, en fin, Jesús, por los justos que vacilan y por los pecadores obstinados que resisten a tu gracia...
(Todos, en voz alta) ¡Piedad, oh Divino Corazón!
       
(Pausa)
         
Es tan blando el Corazón de Jesucristo, y qué bien se le habla, haciendo la Hora Santa, aquí a sus pies ensangrentados... Acabamos de reclamar piedad por los pecadores, y al instante, el eco dulce, benigno, de su voz, resuena como música de paz, que anuncia un cielo que se acerca...
          
El malhechor de la derecha le ha hablado en nombre de todos los caídos... Los que vamos a morir, y tal vez muy pronto, oigamos al amable Redentor, que nos responde, hablándonos del cielo: “HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO...”. El arrepentimiento te ha abierto ya el cielo de mi Corazón...; aguarda, alma dichosa, que se disipe el sueño de esta vida y cantarás, te lo prometo, ¡oh, sí!, cantarás, con los penitentes y los ángeles, las misericordias de tu Dios...
         
Almas pecadoras que gemís, refugiaos en estas mis llagas, que abrieron vuestras culpas...; no temáis..., nunca es tarde para solicitar mi caridad... Queréis también nombrarme a hermanos vuestros, que luchan y agonizan..., hablad... Que para todos soy víctima, soy hermano vuestro..., soy Jesús.
          
(Lento y cortado)
          
Corazón de Jesús, dulcísimo con los infelices pecadores, un pecador te habla.
         
Corazón de Jesús, amabilísimo con los pobres, un mendigo aquí te espera.
          
Corazón de Jesús, salud de los dolientes, un enfermo te visita.
        
Corazón de Jesús, camino de los extraviados, un pródigo te busca.
        
Corazón de Jesús, suavidad de los que lloran, un desgraciado llama a tu santuario.
        
Corazón de Jesús, amigo fidelísimo del hombre, un amigo ingrato está aquí, y te llora.
         
Corazón de Jesús, quietud en las incertidumbres de la tierra, un alma combatida te llama en su socorro.
         
Corazón de Jesús, hoguera inextinguible del amor, un alma quiere abrasarse en los ardores de tu caridad.
          
Corazón de Jesús, agonizante, esperanza de los moribundos. “Memento”, acuérdate de los que en esta misma hora luchan con la muerte. Como el ladrón arrepentido, promételes, Jesús, que al expirar sobre tu pecho, quedarán contigo en ese incomparable Paraíso... Ten piedad de los agonizantes... Envíales, Señor, el ángel de Getsemaní, y acerca a sus labios, que ya no pueden llamarte, el cáliz de tu Corazón piadoso... Jesús, sé Jesús con los moribundos más desamparados.
     
(Pedid por los agonizantes).
   
(Pausa larga)
      
Apoyada en la Cruz, fija la mirada en el divino agonizante, está María... Ella, que arrulló con cantares de paloma, rodeada de ángeles, a este mismo Jesús, entonces pequeñito, dormido en sus rodillas... ¡Cómo pasaron fugaces los días de Belén!... Se disiparon, como un éxtasis, los treinta años de Nazaret inolvidable... Sólo ayer, Él... sí, esta misma víctima de amor, Jesús Infante, le pedía un mendrugo de pan y un abrazo maternal... Sus cabellos, coronados ayer con las flores de sus besos, empapados hoy en la sangre del Hijo-Dios...
    
¡Ah!, pero Él es siempre su Jesús... Él la quiere con amor más fuerte que la muerte... Antes que ésta llegue a arrebatarle, quiere hablar a la Virgen Madre de un supremo encargo... Pueblo amante, recibamos de rodillas el legado venturoso de Jesús crucificado... “MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO Y A TUS HIJOS..., te los doy, son los redimidos con tus lágrimas; te los confío, son los rescatados con el precio de la sangre que me diste... Y tú, JUAN, APÓSTOL Y AMIGO REGALADO, AHÍ TIENES A TU MADRE, ámala en mi nombre, consuélala en mi ausencia, recógela en tu casa... y que Ella sea consuelo y Madre de todos, de todos los dolores... Almas compasivas que me rodeáis en el calvario de este altar, sabed que María es Madre vuestra y es también mi Madre: somos hermanos desde esta Hora Santa de amorosa Redención...”.
      
(Pausa)
   
LAS ALMAS: ¿Qué podré obsequiarte, buen Jesús, en retorno del don sagrado de tu Madre?... La recibo con amor del alma, y le doy asilo, bajo el mismo techo pobre que Tú no desdeñaste... Y, en retorno de agradecimiento, te ofrezco por sus manos virginales los dolores de estas almas que Tú tanto quieres...
   
¡Pobrecitas!... En nombre de Ella, por María Dolorosa, te ruego las visites en sus duelos, las alientes en sus incertidumbres, las ilumines en sus dudas... ¡Ah! Por ella, por la Virgen Mártir, te conjuro que endulces, compasivo, las lágrimas de tantas madres, de aquellas que lloran al borde de una tumba, siempre abierta, de algún hijo...; te ruego, por aquellas madres, sobre todo, que padecen mortales angustias por la vida espiritual, por la salvación eterna de sus hijos... Y puesto que el Corazón Inmaculado de María es el altar de sus predilecciones, permite Jesús, que en él te ofrezcamos una acción de gracias rendida, solemne, como desagravio de reconocimiento por la ingratitud humana... Por manos, pues, y en unión de tu dulce Madre, te decimos:
       
Por habernos prevenido con el don gratuito e inapreciable de la fe...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
        
Por el tesoro de la gracia y por la virtud de la esperanza en aquel cielo que es término de los dolores de esta vida...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
        
Por el arca salvadora de tu Iglesia, perseguida y siempre vencedora.
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
Por la piedad incomprensible con que perdonas toda culpa en los Sacramentos del Bautismo y de la Santa Confesión.
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
Por las ternuras que prodigas a las almas doloridas, que, sufriendo, te bendicen en sus penas y en la Cruz...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
Por los ardides santos de tu caridad en la conversión maravillosa de los más empedernidos pecadores...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
Por los bienes de la paz o de la prueba, de la enfermedad o la salud, de la fortuna o la pobreza, con que sabes rescatar a tantas almas...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
Por los singulares beneficios de tantos ingratos, mal nacidos, que olvidan y que abusan de salud, de dinero y de talentos, que sólo a ti, Jesús, te deben...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
Por el obsequio celestial que nos hiciste al confiarnos el honor y la custodia de tu Madre, el Corazón de María Inmaculada.
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
        
Por tu Eucaristía Sacrosanta, por ese cautiverio y por esa compañía tuya deliciosa, prometida hasta la consumación de las edades...
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
        
Y, en fin, por aquel inesperado Paraíso que quisiste revelarnos en la persona de tu sierva Margarita..., por el don maravilloso, incomprensible, de tu Sagrado Corazón.
(Todos, en voz alta) Gracias infinitas a tu amable Corazón.
         
(Pausa)
          
Tengamos tranquila resignación y paz en la Vía dolorosa de la vida... ¡Cuánto más horrendo fue el martirio de Jesús en su patíbulo!... ¡Qué espantosa soledad la del Maestro crucificado, en el abandono inconcebible de aquellos mismos que vivieron saciándose en el banquete espléndido de su amor, de su hermosura y de sus prodigios!... ¿Dónde están ahora?... ¡Ah! Pero hay algo mucho más desgarrador aún para su alma, anegada en todos los oprobios... Él mismo va a decíroslo en el grito de infinita angustia que se escapa del oprimido pecho del adorable Nazareno, que ya muere: “¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¿Por qué Tú también has querido ABANDONARME?... Vine donde aquellos que me mandaste redimir...; no me recibieron, y han levantado en una cruz a su propio Salvador... PADRE, HÁGASE TU VOLUNTAD... Pero si ellos han desgarrado mis manos y mis pies. Tú, ¿por qué has querido abandonarme?...
     
¡No se haga, sin embargo, mi voluntad, sino la tuya!... Mas en cambio de este tu abandono, salva a todos los que me confiaste. Que, en mi Corazón herido, sean uno conmigo, como Tú, y yo somos uno en el amor... ¡Qué acerbo cáliz, Padre!... Mi Corazón estalla, torturado en esta soledad de lo infinito... Padre, ¿por qué has querido abandonarme?...”.
    
(Pausa)
     
LAS ALMAS: Buen Pastor, yo adivino cuál es el dolor que te arranca ese clamor de amargura indecible: es la muerte eterna del impío, que se pierde por abandonarte a ti. ¡Ah, y son tantos los que viven sumidos en el abismo de las sombras, sin fe, sin amor, sin esperanza!... Acuérdate, Jesús, de ellos. Por el abandono de tu Padre, no quieras, Redentor bendito, no quieras abandonarlos... Por ellos, por los descreídos del hogar; por ellos, por los negadores de la enseñanza y de la Prensa; por ellos, por los aborrecedores de tu nombre y los verdugos que maldicen tu Cruz y tus altares, te ruego, con todo el ardor de mi alma... suplícote, Jesús, que los atraigas, que los perdones, por la mansedumbre y la agonía de tu adorable Corazón.
       
(Pausa)
      
(Pedid por la conversión de los impíos).
     
¿Por qué, hoy día, ese inusitado movimiento de odio contra Jesucristo, el manso ajusticiado del Calvario? ¿Por qué esa cólera del pueblo y la blasfemia oficial de las alturas, y el encarnizamiento de los sabios en borrar tu nombre de sobre la faz de la tierra? ¡Ay! ¡Gemid, almas fervientes!... Sus implacables enemigos están acumulando todas las hieles de la ingratitud y de la perfidia, para aplicársela a aquellos labios, que después de veinte siglos de ignominia, no se cansan de repetir, desde esa Hostia una palabra en que nos lega toda su alma dolorida... Recogedla con cariño: “¡SITIO!... TENGO SED...”. Sed abrasadora de sentirme amado, sed ardiente de vivir vuestra vida trabajada, sed incontenible de daros paz, felicidad... y después un cielo eterno... Tengo sed de vuestras almas, sed quemante de vuestras lágrimas; lloradlas en mi pecho... Almas consoladoras, ¡oh!, dadme de beber, y en pago os abriré en mi Costado, las fuentes de la vida... ¡Amadme! ¡Tengo sed!...
   
(Pausa)
    
LAS ALMAS: Jesús, también nosotros, cansados en la travesía del desierto, sentimos sed de aquellas aguas vivas que Tú nos prometiste: sed de ti..., que no será apagada sino cuando venga tu reinado en el triunfo de tu amante Corazón... No nos basta, Señor, tu misericordia. Tus intereses son los nuestros. Tenemos ansias, sed de tu reinado... Te pedimos, pues, que cumplas con nosotros las promesas que hiciste a tu confidente Margarita, en beneficio de las almas que te adoran en la hermosura indecible, en la ternura inefable, en el amor incomprensible de tu Sagrado Corazón. Por esto te gemimos con tu Santa Iglesia, te suplicamos por la Virgen Madre, te exigimos, por el honor inviolable de tu nombre, que establezcas ya, que apresures el reinado de tu amante Corazón.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
   
(Las doce promesas):
      
1ª. Pronto, Jesús, sí, reina presto, antes que Satán y el mundo te arrebaten las conciencias y profanen en tu ausencia todos los estados de la vida.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
2ª. Adelántate, Jesús y triunfa en los hogares. Reina en ellos por la paz inalterable prometida a las familias que te han recibido con hosannas.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
       
3ª. No demores, Maestro muy amado, porque muchos de éstos padecen aflicciones y amarguras que Tú solo prometiste remediar.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
       
4ª. Ven..., porque eres fuerte, Tú, el Dios de las batallas de la vida; ven, mostrándonos tu pecho herido, como esperanza celestial, en el trance de la muerte...
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
5ª. Sé Tú el éxito prometido en nuestros trabajos; sólo Tú, la inspiración y recompensa de todas las empreas.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
6ª. Y tus predilectos, quiero decir, los pecadores, no olvides que para ellos, sobre todo, revelaste las ternuras incansables de tu amor...
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
7ª. ¡Ay, son tantos los tibios, Maestro, tantos los indiferentes a quienes debes inflamar con esta admirable devoción!...
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
8ª. “Aquí está la vida”, nos dijiste, mostrándonos tu pecho atravesado; permite, pues, que ahí bebamos el fervor, la santidad a que aspiramos...
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
9ª. Tu imagen ha sido entronizada, a pedido tuyo, en muchas casas...; en nombre de ellas te suplico sigas siendo, en todas, su amable Dueño y el sólo Soberano...
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
10ª. Pon palabras de fuego, persuasión irresistible, vencedora, en aquellos sacerdotes que te aman y te predican como Juan, tu apóstol regalado.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
11ª. Y a cuantos propaguen esta devoción sublime, a cuantos publiquen sus inefables maravillas, resérvales, Jesús, una fibra de tu Corazón, vecina de aquélla en que tienes grabado el nombre de tu Madre.
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
       
12ª. Y por fin, Jesús, danos el cielo de tu Corazón a cuantos hemos compartido tu agonía en la Hora Santa... Por esta hora de consuelo y por la Comunión Reparadora de los Primeros Viernes, cumple con nosotros tu promesa infalible..., te pedimos que en la hora decisiva de la muerte...
(Todos, en voz alta) Venga a nos el reinado de tu amante Corazón.
      
(Pausa)
    
JESÚS: “¡Que mi paz sea con vosotros!”, almas amigas de mi Corazón, pues tuve sed y me disteis de beber. Ahora sí, confiado el honor de mi nombre en vuestro celo, puedo exclamar: “TODO ESTÁ CONSUMADO”. Y si algo faltare a mi obra redentora, completo ¡oh, Padre! Lo que falta a mi pasión con la misericordia de mi Corazón inagotable... Te devuelvo, Padre, a los que me confiaste...; si alguno se ha perdido, no fue por falta de misericordia... Te pido, por mi cruz y mi ternura, que incrementes el número de los elegidos, de los santos en mi Iglesia... Consuma, Padre, la obra de este tu Unigénito Crucificado, glorificándome en la tierra que bebió mi sangre... Te devuelvo mi alma y las almas redimidas, pero déjales mi Corazón, herencia de los caídos, de los pobres y de cuantos sienten ansias de crecer en intimidad de amor conmigo...
    
(Pausa)
 
LAS ALMAS: Tú lo has dicho, Jesús, tu Corazón nos pertenece... Consuma, pues, por Él tu obra, santificando a todos éstos que tienen voluntad de seguirte hasta el mismo sacrificio. Aumenta nuestra fe, aviva la esperanza, colma la medida de la caridad que te debemos...
   
Consuma, Jesús, tu obra en el triunfo social de tu santa Iglesia...; confunde a los poderes que la oprimen...; desbarata con tu soplo las huestes de los hipócritas, de los soberbios, de los impuros enemigos que la asaltan con furor...; habla, Dios de luz, y retrocederán los hijos de las tinieblas, de los errores, de las perversas doctrinas...; habla, Dios de amor, y será salvo tu Vicario...; y consumada tu obra, del uno al otro confín de la tierra, será aclamada la dulce e irresistible omnipotencia de tu Corazón vencedor...
   
Señor, consuma tu obra, aliviando los tormentos de un terrible Purgatorio...; apiádate, Jesús, y abrevia el plazo de las almas que sufren justiciera expiación..., de aquéllas sobre todo, que esperan en esas llamas el rocío de mis plegarias, parientes, benefactores y amigos, a quien debo el refrigerio de mis sufragios tan amados, benignísimo Jesús...
  
Tú me los arrebataste... ¡Bendito seas!... dales tu paz, no quieras olvidarlos...
  
(Pedid el triunfo del Corazón de Jesús en su Iglesia militante y en el Purgatorio).
   
(Pausa)
    
Así, de tinieblas, vestía la naturaleza en la Hora Santa del primer Viernes Santo de este mundo. Los cánticos de Jerusalén celestial han cesado...; el cielo entero ha descendido, y de rodillas, ante Jesús Hostia, espera recoger el último latido del Corazón del Hombre-Dios... Almas creyentes, estamos verdaderamente en la cumbre consagrada del Calvario: ¡es la Hora Santa!... Una gran voz resuena en las alturas, voz que dice: “¡EN TUS MANOS, PADRE, ENCOMIENDO MI ESPÍRITU!” E inclinando su cabeza destrozada, muere de amor Jesús Crucificado... Su corazón lo llevó a la muerte... ¡Viva su amante Corazón, que nos llevó a la vida!...
    
LAS ALMAS: ¡Oh, Jesús, amor de mis amores, acepta por manos de María Dolorosa la ofrenda de mi ser todo entero, de mi vida... Yo no me pertenezco, Señor, soy todo tuyo! Y en esta donación me olvido de mí mismo y me consagro por el triunfo de tu Divino Corazón... Acéptame, Jesús, y escucha ahora mi última plegaria:
   
(Cortado)
   
Cuando los ángeles de tu santuario te bendigan en la Eucaristía de mis amores... y yo me encuentre en la agonía..., acuérdate del pobre siervo de tu Divino Corazón...
   
Cuando las almas justas de la tierra te alaben y te lloren, encendidas en amor... y yo me encuentre en la agonía..., sus dolores y sus lágrimas son las mías, acuérdate del pródigo vencido por tu Divino Corazón...
   
Cuando tus sacerdotes, las vírgenes del templo y tus apóstoles te aclamen Soberano, te prediquen a las almas y te entronicen en los pueblos... y yo me encuentre en la agonía..., sus ardores y su celo son los míos... acuérdate del apóstol de tu Divino Corazón...
   
Cuando tu Iglesia ore y gima ante el Sagrario, para redimir contigo el mundo..., y yo me encuentre en la agonía..., acuérdate del amigo de tu Divino Corazón...
   
Cuando, en la Hora Santa, tus almas regaladas, sufriendo y reparando, te hagan olvidar abandonos, sacrificios y traiciones... y yo me encuentre en la agonía..., sus coloquios contigo y sus holocaustos son los míos..., acuérdate de este pobre altar y de esta víctima de tu Divino Corazón...
   
Cuando tu divina Madre te adore en la Santa Eucaristía, y repare ahí los crímenes sin cuento de la tierra..., y yo me encuentre en la agonía..., sus adoraciones son las mías... acuérdate del hijo de tu Divino Corazón... ¡Oh, sí!, acuérdate de esta miserable criatura que Tú tanto amaste; acuérdate que le exigiste se olvidara de sí misma por tu amor... Mas no, Señor..., olvídame, si quieres, con tal que me dejes olvidado para siempre en la llaga hermosa de tu dulce Corazón.
  
(Pausa)
    
¿Qué tengo yo, Señor Jesús, que Tú no me hayas dado?... Despójame de todo, de tus propios dones, pero abísmame en las llamas de tu Santo Corazón.
  
¿Qué sé yo, que Tú no me hayas enseñado?... Olvide yo la ciencia de la tierra y de la vida; pero conózcate mejor a ti, ¡oh amable Corazón!...
   
¿Qué valgo yo, si no estoy a tu lado?...
   
¿Qué merezco yo, si a ti no estoy unido?... Úneme, pues, a ti con vínculo más fuerte que la muerte...; renuncio a todas las delicias de tu amor, en cambio de este otro Paraíso, el de tu tierno Corazón... Y en él sepulta, sí, los yerros que contra ti he cometido... y castiga y véngate de todos ellos, hiriendo mortalmente, con dardos de encendida caridad, al que tanto te ha ofendido... Y si te he negado, déjame reconocerte en la Eucaristía en que Tú vives...; si te he ofendido, déjame servirte en eterna esclavitud de amor eterno...; porque es más muerte que vida la que no se consume en amar y en hacer amar tu olvidado, tu adorable, tu Divino Corazón... ¡VENGA A NOS TU REINO!
   
(Pausa)
   
(Padrenuestro y Avemaría por las intenciones particulares de los presentes. Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores. Padrenuestro y Avemaría pidiendo el reinado del Sagrado Corazón mediante la Comunión frecuente y diaria, la Hora Santa y la Cruzada de la Entronización del Rey Divino en hogares, sociedades y naciones).
  
(Cinco veces) ¡Corazón Divino de Jesús, venga a nos tu reino!
   
Acto final de consagración
  
Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos postrados humildemente ante tu altar. Tuyos somos, tuyos queremos ser, y a fin de estar más firmemente unidos a ti, he aquí que hoy día cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
  
Muchos, Señor, nunca te conocieron; muchos te desecharon, al quebrantar tus mandamientos. Compadécete, Jesús, de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Santo Corazón. Sé Rey, Señor, no sólo de los fieles que jamás se separaron de ti, sino también de los hijos pródigos que te abandonaron; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, no sea que perezcan de miseria y de hambre.
  
Sé Rey de aquéllos a quienes engañaron opiniones erróneas y desunió la discordia; tráelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que luego no quede ya más que un solo rebaño y un solo pastor.
   
Sé Rey de los que aún siguen envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo. A todos dígnate atraerlos a la luz de tu Reino.
   
Mira, finalmente, con ojos de misericordia, a los hijos de aquel pueblo, que en otro tiempo fue tu predilecto; que también descienda sobre ellos, como bautismo de redención y vida, la sangre que reclamó un día contra sí.
   
Concede, Señor, a tu Iglesia incolumidad y libertad segura, otorga a todos los pueblos la tranquilidad del orden; haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola aclamación: ¡ALABADO SEA EL DIVINO CORAZÓN, POR QUIEN HEMOS ALCANZADO LA SALUD; A ÉL GLORIA Y HONOR, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS! Así sea.
   
(Cinco veces, en voz alta) ¡CORAZÓN DIVINO DE JESÚS, VENGA A NOS TU REINO!

domingo, 3 de agosto de 2014

EX-MILITANTE DEL "CALIFATO": "EL ESTADO ISLÁMICO IRÁ POR EL PETRÓLEO SAUDITA"

Noticia tomada de RUSSIA TODAY (RT)

Desertor de la milicia yihadista del Estado Islámico (EI) predice que la organización se trasladará a Arabia Saudita, ya que abandonó el objetivo de conquistar territorios por buscar el control de yacimientos de petróleo.
El periódico libanés 'As-Safir' entrevistó a Sheikh Maher Abu Ubaida, uno de los ex-líderes de la milicia yihadista del Estado Islámico (EI), también conocida como EIIL. El portal 'Al Monitor' publicó un resumen de la conversación. 
   
El entrevistado dijo que ocupó el puesto de Wali (gobernante) del desierto durante su militancia en el grupo yihadista. "El Estado Islámico se ha desviado de sus objetivos básicos y se ha transformado en una milicia compuesta de mercenarios que tienen, como única meta, robar el petróleo", dijo Ubaida. También contó que se unió al grupo en 2013 tras entrenarse en el campamento de Anbar, en Irak, luego de encontrarse con el líder de la formación Abu Bakr al-Baghdadi.
   
Ubaida también informó al periódico que el verdadero nombre de Baghdadi es Ibrahim Awad al-Badri, el cual tiene 44 años de edad y tres mujeres. Según Ubaida, Baghdadi trabajaba como profesor de estudios islámicos y era imán en una mezquita en Irak. Tras viajar a Afganistán y reunirse con el líder de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahri, Baghdadi estableció una red de señores de la guerra que después llevó a Irak y Siria.
   
El entrevistado también afirma que el Estado Islámico tiene una estructura compleja. Baghdadi es quien encabeza la formación, mientras las operaciones militares son controladas por Shaker Wahib, ciudadano saudí que acaba de ser designado como comandante general. De acuerdo a Ubaida, hay una profunda desinformación sobre lo que ocurre con la milicia, ya que la mayoría de los líderes del EI están vivos mientras los medios de comunicación anuncian sus muertes. Los rumores se difunden para que los servicios de inteligencia finalicen con su búsqueda.
      
Sin embargo, para Ubaida el EI vive una crisis debido a la falta de miembros, por lo cual trata de compensarlo presionando a las tribus locales para que juren lealtad a la formación. "Actualmente el EI no tiene más de 10.000 guerrilleros, mientras unos 2.000 han fallecido desde el surgimiento de la milicia", afirmó el entrevistado.
     
Ubaida también compartió que el EI tenía un plan de formar un frente mediante la unión de las tribus locales, matando a aquéllos que se opusieran someterse a la formación y a la guerra en contra del régimen de Asad. Sin embargo, el EI se desvió de sus planes y optó por el control de los yacimientos de petróleo. "El Estado Islámico abandonó las batallas porque el dinero le pareció más atractivo, por eso en Siria va a desaparecer pronto", sostuvo el entrevistado.
    
Sheikh Maher Abu Ubaida cree que el EI se retirará gradualmente de Siria y en un año dejará las áreas actualmente controladas, para buscar reforzar su presencia en las regiones petrolíferas. Según su opinión, el EI podría trasladarse a Arabia Saudita, donde ya existen células de la organización.
   
"Muchos guerrilleros del EI son saudíes que tratan de llevar la organización hasta su país. Pronto el Estado Islámico llegará a la región de Nadj, porqué, según dijo Mahoma, en aquel lugar surgirá la cuerna del diablo", concluyó Ubaida.

MÁS VALE ESTAR LA GREY SIN PASTOR, QUE TENER POR PASTOR A UN LOBO

San Ignacio de Loyola
   
«No debería tolerarse curas o confesores que estén tildados de herejía; y a los convencidos en ella habríase de despojar en seguida de todas las rentas eclesiásticas; que MÁS VALE ESTAR LA GREY SIN PASTOR, QUE TENER POR PASTOR A UN LOBO. Los pastores, católicos ciertamente en la fe, pero que con su mucha ignorancia y mal ejemplo de públicos pecados pervierten al pueblo, parece deberían ser muy rigurosamente castigados, y privados de las rentas por sus obispos, o a lo menos separados de la cura de almas; porque la mala vida e ignorancia de éstos metió a Alemania la peste de las herejías».
San Ignacio de Loyola, Carta a San Pedro Canisio. 13 de Agosto de 1554

¿OBAMA ES MUSULMÁN? PROBABLEMENTE

   
Barack Hussein Dunham Hitler Obama II, el peor presidente norteamericano desde la Segunda Guerra Mundial, es una caja de sorpresas:
    
En una entrevista realizada en la ABC, declaró abiertamente que es musulmán (aunque aparenta ser protestante), hecho que se confirmaría si analizamos su anillo de bodas, que encubre en su diseño la frase "No hay más dios que Alá" (que es la primera frase de la Shahada, la profesión de fe islámica, que dice "No hay más dios que Alá, y Mahoma es su profeta"). A esta conclusión llegó el estudioso egipcio sobre el islam y escritor Mark A. Gabriel, tras analizar el anillo que porta Obama:
     
 Análisis del diseño del anillo de bodas de Barack Hussein Obama. El diseño, que a primera vista parecen serpientes, puede también encubrir la Shahada islámica.
    
La Shahada, el "Credo" islámico
      
Y resulta que adhiere al movimiento fundamentalista islámico "Hermanos Musulmanes", según informa el periódico Al-Wafd ("La delegación"), perteneciente al partido político egipcio del mismo nombre:
     
Primera plana del diario egipcio Al-Wafd, donde se denuncia que Obama pertenece a los Hermanos Musulmanes
    
¿Qué es los "Hermanos Musulmanes"? Es un partido político egipcio de la ultraderecha fundamentalista islámica, fundadopor Hasan al-Bana en 1928, y que adquirió su radicalismo actual por Sayid Qutb. Propugnan establecer la ley islámica como punto arquimediano de la unidad árabe.
    
En todo caso, sea Obama musulmán o no, estos hechos implican ciertas suspicacias en su actuación, agraciándose con los reyes petroleros de la Arabia de los Saúd, Baréin y Kuwait, y guardando silencio ante el pretenso Califato Islámico y sus crímenes.

sábado, 2 de agosto de 2014

EL ORGULLO DEL SIONISTA ES MATAR GENTES

Desde MILES CHRISTI
   
Un soldado de las "Fuerzas de Defensa de Israel", de nombre David D. Ovadia, publicó en su cuenta de la red social Instagram esta foto:
 
    
En esa foto el militar, que pertenece al Cuerpo de Ingenieros de Combate del IDF dice con orgullo (para sí, es judío): "Hoy maté a 13 niños", y añade "Tú serás el próximo. Malditos musulmanes, se irán al infierno, perras", mientras apunta con un rifle Barrett .50 en señal de amenaza.
     
Su cuenta en Instagram fue eliminada, pero su foto aún circula.
   
Desde el Derecho, esa foto prueba que él confiesa haber cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad (que por cierto, son imprescriptibles y de jurisdicción internacional). Pero más que eso, muestra a las claras qué piensa el judío sobre el resto de la humanidad:
   
“Los judíos son llamados humanos de condición, pero los no judíos no son humanos. Ellos son bestias.” (Talmud, Baba mezia, 114 b)