Vexílla Regis

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MIENTRAS EL MUNDO GIRA, LA CRUZ PERMANECE

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER

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NO AL ABORTO. ELLOS NO TIENEN LA CULPA DE QUE NO LUCHASTEIS CONTRA VUESTRA CONCUPISCENCIA

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN

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No hay forma de vivir sin Dios.

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

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viernes, 20 de agosto de 2010

MÁS DE LA CANDIGATA DEL PT BRASILEÑO

Desde Ven Señor Jesús

 Dilma Roussef

En el debate promovido por UOL ayer, Dilma Rousseff, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) –el del presidente Lula da Silva–, dijo ser contraria al aborto pero que esta práctica anti-vida debe estar disponible para las mujeres pobres que recurren a él "en la desesperación".

Roussef, que no estará presente en el debate con otros candidatos presidenciales promovido por primera vez por cadenas de radio y TV católicas y que se realizará el próximo lunes 23 de agosto a las 10:00 p.m en el que se debatirá también el tema del aborto, comunicó oficialmente este jueves que no podrá participar y pidió disculpas y la comprensión a todos por su ausencia en este encuentro.
 
Sin embargo este tema fue tratado ayer en el debate promovido por UOL en la que la candidata expuso su postura sobre el aborto al responder a un internauta de Sao Paulo quien le recordó que en el año 2007 dijo ser partidaria de la legalización del aborto y le preguntó si lo apoyaría de ser elegida. 
 
Rousseff agradeció la pregunta y dijo que en Brasil el aborto se permite en caso de estupro o si la vida de la madre está en riesgo. Seguidamente indicó que en el país el aborto "no es un asunto del fuero íntimo" sino un "asunto de salud pública", y debería estar disponible para las mujeres, sobre todo para aquellas más pobres que recurren a esta práctica anti-vida "en la desesperación" y ponen en riesgo su propia vida introduciéndose palillos para tejer y que tienen que recurrir luego al curetaje.

"Yo no creo que una mujer tenga que estar a favor del aborto. Son situaciones en las que las mujeres recurren a él en la desesperación", señaló.
 
Dilma Rousseff dijo luego que el aborto no es un asunto de posturas personales e indicó que "personalmente no estoy a favor del aborto, sin embargo creo que Brasil tiene que tener una política de salud pública que permita a la mujer ser protegida y a su hijo. En caso de que ella recurra al aborto (debe proteger) a los hijos para que estén protegidos ante la pérdida de la madre".
 
Fuente: Aciprensa 
 
"Vos, ¡oh Madre Dolorosa!, sufrís por los pecados del mundo y la apostasía de la Iglesia Católica, y nadie repara por ello. Mostráis vuestro dolor llorando sangre en vuestras imágenes, para tocar nuestra alma y darnos contrición. Yo quiero acompañaros en vuestra angustia, uniéndome a vuestros dolores y a la Pasión de vuestro Hijo. Quiero vivir y morir para Vos; traspasad mi corazón con las espadas de expiación." (Súplica de un alma víctima a Nuestra Señora de los Dolores)

SAN TARCISIO, MÁRTIR DE LA EUCARISTÍA Y PATRONO DE LOS ACÓLITOS

 San Tarcisio

San Tarcisio era un acólito o ayudante de los sacerdotes en Roma. Después de participar en una Santa Misa en las Catacumbas de San Calixto fue encargado por el obispo para llevar la Sagrada Eucaristía a los cristianos que estaban en la cárcel, prisioneros por proclamar su fe en Jesucristo. Por la calle se encontró con un grupo de jóvenes paganos que le preguntaron qué llevaba allí bajo su manto. El no les quiso decir, y los otros lo atacaron ferozmente para robarle la Eucaristía. El joven prefirió morir antes que entregar tan sagrado tesoro. Cuando estaba siendo apedreado llegó un soldado cristiano y alejó a los atacantes. Tarcisio le encomendó que les llevara la Sagrada Comunión a los encarcelados, y murió contento de haber podido dar su vida por defender el Sacramento y las Sagradas formas donde está el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

El libro oficial de las Vidas de Santos de la Iglesia, llamado "Martirologio Romano" cuenta así la vida de este santo:

"En Roma, en la Vía Apia fue martirizado Tarcisio, acólito. Los paganos lo encontraron cuando transportaba el Sacramento del Cuerpo de Cristo y le preguntaron qué llevaba. Tarcisio quería cumplir aquello que dijo Jesús: "No arrojen las perlas a los cerdos", y se negó a responder. Los paganos lo apalearon y apedrearon hasta que exhaló el último suspiro pero no pudieron quitarle el Sacramento de Cristo. Los cristianos recogieron el cuerpo de Tarcisio y le dieron honrosa sepultura en el Cementerio de Calixto".

Sobre su tumba escribió el Papa San Dámaso este hermoso epitafio:

"Lector que lees estas líneas: te conviene recordar que el mérito de Tarcisio es muy parecido al del diácono San Esteban, a ellos los dos quiere honrar este epitafio. San Esteban fue muerto bajo una tempestad de pedradas por los enemigos de Cristo, a los cuales exhortaba a volverse mejores. Tarcisio, mientras lleva el sacramento de Cristo fue sorprendido por unos impíos que trataron de arrebatarle su tesoro para profanarlo. Prefirió morir y ser martirizado, antes que entregar a los perros rabiosos la Eucaristía que contiene la Carne Divina de Cristo".

LA ESPAÑA MEDIEVAL: PUNTA DE LANZA EN LA LUCHA POR LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO

Desde Final de los Días


Punta de lanza en la lucha por la expansión del cristianismo:
España fue durante muchos siglos un país de frontera en la cristiandad occidental. Apurando esta afirmación se puede decir incluso que España era la única región de la cristiandad occidental que vivía en contacto directo con otras religiones. Ese contacto entre las religiones en España no fue sólo de signo conflictivo sino que tuvo desde el siglo VIII hasta el siglo XV manifestaciones de convivencia e intercambio muy dispares. Desde la diáspora mozárabe hasta los levantamientos moriscos del siglo XVI el cristianismo español hubo de ensayar, por pura necesidad, una serie de modelos de convivencia entre los miembros de varias religiones. Esos modelos eran reacción a situaciones históricas y planteamientos sociales muy diversos. Las consecuencias de tales esfuerzos tuvieron necesariamente resultados muy diferentes.
   
El simple hecho de que los cristianos en España vivían en contacto con el Islam y en un orden social donde los judíos jugaban un papel decisivo en los centros urbanos, tanto bajo dominio musulmán como cristiano, tuvo enormes consecuencias para la identidad personal de cada individuo cristiano dentro de aquella sociedad plurirreligiosa. Un cristiano en el norte de Francia tenía necesariamente otra visión del mundo que la del cristiano en la Córdoba musulmana o, más tarde, en la frontera del reino nazarí de Granada. El infiel para el francés era un ser humano fuera de la sociedad cristiana, una persona que no creía en todo aquello en lo que se fundamentaba su existencia, pero una persona, sobre todo, de la que adivinaba su existencia pero que jamás había visto. Ese cristiano, fuese culto o analfabeto, podía vivir cien años sin encontrar una persona no cristiana. Para el cordobés, en cambio, era el infiel una persona de carne y con la que se encontraba a diario en la calle y de quien podía necesitar asistencia médica, a quien compraba el pan o las berenjenas, o con quien de niño había jugado a las canicas. Esta sencilla realidad no se puede olvidar al plantearse las diferentes visiones de la humanidad dentro de una generalizada e hipotética cristiandad occidental.
      
Desde que Juan de Mariana inventó el término «reconquista» para definir la expansión de los reinos cristianos peninsulares hacia el sur lleva éste una carga ideológica sumamente equívoca. Esos reinos cristianos, en principio enemigos del Islam, pusieron en práctica, por razones de supervivencia, una generosa política de asentamientos y repoblación dictada por motivos económicos muy concretos dejando en segundo término consideraciones de carácter religioso. Los fueros de las ciudades admitían y garantizaban el libre ejercicio de la religión. Judíos y musulmanes podían vivir en paz y sin temor a ser perseguidos. Las complicadas estructuras jurídicas y sociales de esa difícil convivencia ofrecían una amplia superficie para conflictos de todo tipo. La tolerancia, aun siendo real, no se fundaba en las premisas del concepto moderno de tolerancia. La tolerancia religiosa tiene hoy en día su fundamento, o bien en la indiferencia religiosa, o bien en el respeto a la dignidad y libertad de la persona humana, conceptos ambos que no caben dentro de una visión medieval del mundo. En la España medieval funcionó una tolerancia política que nunca estuvo dictada por reverencia a las demás religiones o por respeto a la libertad de los otros creyentes, sino, simplemente, por la necesidad de integrar dentro del sistema político una existente realidad social.
      
Esta tolerancia no supuso una mezcla o asimilación de las religiones. Los jerarcas de las tres religiones lucharon decidida y eficazmente por el mantenimiento de las diferencias. Tampoco la Iglesia se preocupó por fundamentar teóricamente la situación de hecho: de un lado sacaba todas las ventajas que aquella circunstancia singular le ofrecía y por el otro trataba de crear las condiciones para su eliminación. En frase de Américo Castro la tolerante estructura social medieval en España fue el «resultado de un modo de vivir y no de una teología». La Iglesia y los representantes de los otros grupos religiosos estaban teóricamente en contra de aquel orden y no hacían nada por conservarlo. La Iglesia oficial, en simbiosis con el poder civil, aceptaba esta situación sin canonizarla. La consecuencia inmediata de tal situación fue una sociedad multicultural que se diferenciaba enormemente de los postulados de la uniforme cultura cristiana en Occidente, determinada fundamentalmente por un ideario clerical, es decir, por los intereses de curas y frailes.
     
El grado de literalidad y formación científica de los judíos, cristianos y musulmanes fue, a lo largo del Medioevo español, muy diferente. Durante el dominio árabe fueron los musulmanes y su clase dirigente la que determinó las nervatura cultural en la península ibérica. En todas las manifestaciones culturales, desde la arquitectura a la música, la cristiandad española se adaptaba a su entorno. Con el dominio cristiano la cultura de los musulmanes, casi todos en menesteres agrícolas y artesanales, fue descendiendo paulatinamente, aunque no hay que olvidar que esos musulmanes sabían leer, pues por exigencias de su religión tenían que recitar los textos coránicos. La población judía fue conservando un alto grado de cultura y fueron desempeñando en la sociedad multirreligiosa bajo dominio cristiano una función de portadores de cultura, ejerciendo oficios que exigían un alto nivel de alfabetización. La cultura judía registró en la España medieval una verdadera edad dorada. En sus aljamas no sólo se cuidaban las ciencias relacionadas con el estudio de la Biblia, su alto nivel cultural motivó que numerosos judíos ocupasen en la administración de los estados cristianos puestos clave y ejerciesen una enorme influencia en las finanzas y estructuras administrativas de los mismos. También hubo judíos en otras partes de Europa. Fuera de España, sin embargo, vivían marginados y tuvieron que esperar al siglo XIX para emanciparse y afirmarse dentro de la sociedad. La conocida tesis de Américo Castro sigue siendo válida: mientras la historia de la Europa medieval se puede exponer sin nombrar a los judíos, la historia de España no se puede explicar sin considerar la acción e influjo de las aljamas judías.
      
Frente al alto nivel cultural de los judíos, se constata con claridad un alto déficit cultural en las masas cristianas. La cristiandad española era una sociedad de frontera, una sociedad que había encontrado su identidad en la lucha contra el infiel. La ideología de la clase dirigente estaba dictada por las armas y no por las letras. El catálogo de virtudes del cristiano español correspondía a una mentalidad militar y a un ideario castrense sin concesiones hacia manifestaciones de carácter cultural o humanístico. Al término de la primera gran expansión de los reinos cristianos a finales del siglo XIII, la cristiandad española hizo enormes esfuerzos por recuperar la tradición cultural musulmana y afirmar su hegemonía política en el campo de las letras. Con el apoyo de intelectuales judíos se procedió, sobre todo bajo Alfonso X, el Sabio, a una traducción y asimilación del acervo cultural árabe. Esta acción no sólo supuso un enorme empuje a las estructuras jurídicas de los reinos hispánicos, sino también en la literatura y en las artes plásticas. La labor cultural de los cristianos españoles, sobre todo en la traducción de la ciencia árabe, influyó en Europa y fue, sin duda alguna, la mayor aportación de España a la cultura europea.
     
Esta cultura cristiana, empapada de tradiciones musulmanas y judías, que se fue estableciendo en España se diferenciaba substancialmente de la cultura clerical tal y como se desarrollaba en la Europa cristiana bajo los postulados teológicos y jurídicos de las universidades de París y Bolonia. La cultura de los reinos cristianos descuidaba sus vínculos con la cultura de la cristiandad europea. Sobre todo en el pensamiento jurídico se ignoraban sacrosantos principios de la tradición civil y canonística de corte cristiano. Los juristas de la curia romana y la ciencia oficial desconfiaban de los fundamentos jurídicos del orden social de la cristiandad española. La famosa fundación de un colegio para estudiantes españoles en Bolonia, promovida por el influyente cardenal Gil de Albornoz, tenía como finalidad primaria la formación de juristas según el espíritu del derecho romano cristiano tal como se concebía y se venía dictando en los medios intelectuales de la jerarquía eclesiástica. Con ello se pretendía frenar el camino especial y las estructuras originales de la sociedad hispana cuyo derecho estaba influenciado por las concepciones del derecho judío e islámico, que imperaban todavía en numerosas estructuras vitales de la sociedad hispana. También las compilaciones de Raimundo de Peñafort, que tanto éxito tuvieron en la formación del Derecho eclesiástico, contribuían a dejar en claro las bases jurídicas de la sociedad cristiana y a crear un cuerpo jurídico único y válido para toda la cristiandad bajo la clara y decidida superioridad del obispo de Roma.
     
El golpe decisivo a la estructura multicultural en España lo dieron los frailes mendicantes. Los dominicos y los franciscanos dependían directamente de Roma y estaban exentos de la jurisdicción territorial de los obispos. Toda su labor pastoral estaba dictada por los postulados monárquicos y exclusivistas del Papa romano. La formación intelectual de los frailes estaba dictada por la Universidad de París, donde muy pronto se hicieron fuertes, determinando decisivamente el desarrollo de la cultura cristiana occidental.
     
Desde un punto de vista estrictamente cristiano, la cultura que se desarrollaba en España bajo el influjo de la ciencia árabe y judía no estaba en consonancia con los ideales unitarios de la cristiandad. El orden social que se imponía en España era un escándalo más allá de los Pirineos. Sobre todo, el trato que se daba a los judíos era criticado dura y constantemente desde la Curia romana. En España no se regulaba la convivencia y el trato con los judíos con la rigidez que se imponía en Europa. Tampoco se dictaron normas sobre su vestimenta y obligaciones de tipo social. Los europeos constataban en España un estilo de vida que difería fundamentalmente del estilo de vida cristiana en el resto de Europa. Cuantos más extranjeros visitaban España tanto más cundía el escándalo y la incomprensión sobre formas de vida extrañas al resto de la cristiandad. Pero fue, sobre todo, cuando los españoles empezaron a atravesar los Pirineos, donde se dejaron constatar más esas diferencias.
     
La representación de lo español como algo no acorde con lo europeo surge preferentemente en las repúblicas marineras de Italia cuando los «hispani» procedentes de la franja mediterránea de la península ibérica, comienzan a mostrar sus pretensiones de dominio en las islas del Mediterráneo occidental. Poco a poco, se va formando en Europa una actitud de reserva frente a todo lo hispano. Los europeos comienzan a ver en España un país de frontera no del todo cristianizado con costumbres que califican, por el mero hecho de no darse en el resto de Europa, de no cristianas y contaminadas de islamismo y judaísmo. Con el término «español» se denomina todo lo que resulta extraño y se sale de la norma. Aún hoy en alemán para decir que una cosa nos suena a chino se utiliza, en lugar de «chino», el término «spanisch». Los viajeros del resto de la cristiandad occidental constatan en aquella tierra, para ellos tan lejana como hoy para nosotros la China, raras reglas de conducta. En las cortes y en las ciudades anotan raras costumbres y comportamientos orientalizantes que, unidos a una presencia masiva de miembros de otras religiones, causan extrañeza, admiración y, en espíritus pusilánimes, temor por la pureza de la fe. El lema «Spain is different» se hizo realidad en las conciencias europeas mucho antes que lo hiciera suyo la propaganda turística.
     
La imagen de España toma las conturas clásicas de una representación colectiva sobre una nación y cualidades diferenciales de un pueblo. Las afirmaciones sobre los hombres de la península ibérica son cada vez más tajantes y negativas. En ellas se expresa el miedo a perder aquella idealizada identidad cristiana y el claro orden jerárquico que ella implicaba. Esa representación negativa se hace lugar común en la literatura oral y escrita de los pueblos europeos. El español es un mal cristiano, una mezcla de judío, cristiano y moro, un medio judío, un medio moro o un cristiano judaizante. Esta imagen se propaga sobre todo cuando la casa real de Cataluña y Aragón comienza a poner en práctica sus pretensiones imperialistas por el mar Mediterráneo. Aquellos mercaderes, aventureros, marineros y guerreros a sueldo que merodeaban por los centros del comercio marítimo en la Italia septentrional o entraban a sangre y fuego por tierras de Grecia y Sicilia eran «hispani» y como tales se les denominaba y temía. Las brutales aventuras del caballero de origen germánico Roger de Flor o de aquel caballero calabrés Roger de Launa al mando de mercenarios catalanes entraron en la historia de los pueblos que las sufrieron como obra de españoles. Esos «españoles» desdecían en los centros donde prevalecía la refinada cultura de la naciente burguesía mercantil italiana. Aquellos «hispani» por donde pasaban imponían nuevos criterios de dominio destruyendo la formal y rígida estructura de su entramado social. Al español se le odia y se le identifica con un objeto ya anteriormente odiado y despreciado en la cristiandad: el judío y el moro. Los italianos veían en la raza española rasgos de las odiadas razas judía y mora. Los españoles pertenecen a un pueblo impuro y proceden de una sociedad no del todo ortodoxa, una sociedad no del todo integrada en la sociedad cristiana.
     
Esta representación del español, que con tanto cuidado y fidelidad a las fuentes ha descubierto el investigador sueco Sverker Arnoldson y magistralmente ha interpretado Pierre Chaunu, es el comienzo de algo que se puede, o no se puede, llamar «leyenda negra». Sea negra o blanca, fue una representación colectiva que tuvo una larga cola. Esa imagen nacida en Italia se propagó por el norte de Europa como secuela de las guerras de religión. Se utilizó como propaganda bélica para desprestigiar al enemigo español. Con ella se pretendía frenar la expansión de una nación periférica defensora del Papa identificándola con las odiadas razas no cristianas. Para el europeo es España una tierra de raza inferior y dudosa ortodoxia. Esta representación colectiva se fue afianzando y reforzando porque en ella se iban recogiendo solamente aquellos aspectos que apoyaban los prejuicios ya admitidos. Así, en la propaganda antiespañola de los franceses durante las guerras de Italia, el rey de Aragón es un «fis de marran et marrane». Para el poeta alemán Opitz los españoles son «scheubliche Maranen, Scheinchristen und Dreckskerle» (horripilantes marranos, cristianos sólo en apariencia y tipos puercos). Martín Lutero, por ejemplo, prefería ver Alemania dominada por los turcos que por los españoles. Es decir, Lutero prefería verse bajo el dominio de los árabes otomanos que bajo los judíos o árabes magrebíes. En resumidas cuentas: la cristiandad occidental veía en España una tierra donde no se había logrado plenamente la cristianización. Cuando esos mediocristianos comienzan a dominar con sus ejércitos el norte de Europa, se levanta la conciencia cristiana de esas naciones y deja al descubierto tendencias nacionalistas y racistas recubiertas de un manto religioso.
     
Esta visión tan negativa e insistente hería de lleno la conciencia y el orgullo de los cristianos españoles. La nobleza hispana, que siempre se preocupó en demostrar su ascendencia gótica, se consideraba tan cristiana como el que más. ¿No habían luchado durante siglos en la vanguardia de la fe defendiendo y extendiendo las fronteras de la cristiandad? El altivo hidalgo español que constataba esa imagen negativa por Europa adelante no podía comprender como alguien podía dudar de la pureza de su cristianismo. Sin este contexto malamente podríamos llegar a comprender con que seriedad y extrema consecuencia los españoles se dedicaron durante siglos a demostrarle al mundo la pureza de su sangre cristiana. Todo un género literario que floreció en los siglos XVI y XVII y que se podría denominar «Laudes seu defémsio Hispániæ» se dedicó a contrarrestar esa propaganda negativa sobre las gentes de España. Este tipo de literatura tuvo su corona en la magna y hoy, por desgracia, poco leída y reconocida versión latina de la Historia de España del jesuíta Juan de Mariana, quien página a página va construyendo una idea de España en claro contraste con las representaciones negativas relativas a su nación que el había conocido todavía muy joven en sus estancias en Italia y Francia.
     
Esta defensa de España solía comenzar con la demostración de la pureza cristiana de raza y fe de los habitantes de la península ibérica llamados por Dios a ser punta de lanza en la lucha por la expansión del cristianismo. Todo el impresionante tinglado de los estatutos de limpieza de sangre y aquella burguesía traicionando sus orígenes en una costosa carrera por conseguir cartas de hidalguía, es decir, todas aquellas cosas relativas al linaje que marcaron la convivencia española en los primeros siglos de la modernidad son, en gran parte, reacción a este herido orgullo de raza. Los españoles querían demostrar al mundo la integridad de su religión. Integrarse plenamente en Europa significaba eliminar el pasado judío y musulmán que la especial situación de frontera había impuesto en la sociedad española, es decir, los hechos diferenciales de la cristiandad española frente a la europea. Con cierto tono provocativo se podría decir que España dejó de ser una sociedad abierta a otras culturas y religiones en el momento en que pretendió, a toda costa, integrarse en la cristiandad europea. Una cristiandad que defendía un modelo de sociedad cerrado, totalmente cristiano, sin concesiones a otras religiones o formas de vida.
      
El modelo europeo de cristiandad acabó con todos los intentos de integración de las otras comunidades religiosas y sus secuelas culturales en el cuerpo social español. La sociedad española pretendió cristianizar sus estructuras según la normativa europea de sociedad cristiana. Los modelos ensayados en España estaban en abierta contradicción con la visión clerical y exclusivista de la cristiandad europea. Europa exigió de España la reconquista de su identidad cristiana sin concesiones a formas de convivencia o formas de cultura que ponían en entredicho la intolerante concepción exclusivista del «orbis christiánus» donde sólo cabía una alternativa: creer en Cristo o morir. España dejó de ser tolerante cuando se quiso adaptar al modelo de cristiandad propugnado en Europa. En frase de Pierre Chaunu: «la intolerancia entró en España con vientos que venían de fuera».
     
La progresiva integración de la España medieval en la cristiandad europea tiene un paradójico epílogo. Aquella zona de la cristiandad a la que se le imputaba una cierta negligencia en aceptar las reglas sociales comunes a la cristiandad medieval se convierte, durante los primeros siglos de la Edad Moderna, en defensora a ultranza de todos aquellos presupuestos que tanto le había costado recuperar. Cuando una Europa dividida en naciones se preocupaba y luchaba por intereses particulares, interesándole un pito todos los programas de carácter universal que Roma y su clerecía seguían declamando, seguía España creyendo y esperando contra toda esperanza que se podían defender los sacrosantos valores de una cristiandad unida en un destino común. En el altar de la defensa de esos valores universales no se dudaba en sacrificar otros valores civiles y entorpecer el desarrollo de los derechos y libertades del individuo, tal y como imponían los nuevos tiempos.
     
Aquella España, que apenas había conocido la Inquisición medieval, desarrolló en la Edad Nueva una nueva Inquisición cuyo inicial objetivo fue erradicar todo el substrato judío en su cuerpo social. Un perfecto control ideológico que se puso al servicio de unos ideales obsoletos que ningún estado en su entorno se atrevía ya a hacer suyos.
    
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Esta breve reseña sobre las derivaciones que conlleva la situación periférica de la cristiandad medieval en España exige una consideración final que pretende aplicar todo lo dicho a la investigación del pensamiento medieval en la península ibérica.
     
Es muy importante considerar que, en España, hubo pensadores que vivieron conscientemente esa situación de frontera y la integraron en su pensamiento, en claro distanciamiento con el ideario teológico propuesto desde París. En la historia de la teología medieval española se pueden constatar actitudes y concepciones originales, desarrolladas por personas que reflexionaron sobre el cristianismo en su situación fronteriza, es decir, un cristianismo en diálogo con las otras religiones. Estos pensadores no exigían otra fe, sino la consideración de la fe en una perspectiva más universal. Eran personas conscientes de la situación real de un cristianismo que se creía centro del mundo y era en la conciencia de frontera una religión minoritaria dentro del ancho mundo. Por eso no dejaban de criticar profunda y seriamente la visión particularista del cristianismo cerrado, un cristianismo exclusivista ensimismado en sus problemas particulares sin la visión universal y dinámica del mandamiento de Cristo al final del Evangelio de San Mateo: «id por el mundo y predicad el evangelio a toda criatura». Sólo quien vivía en contacto con el infiel podía comprender que el cristianismo no era todo el mundo, sino una parte del mismo. Desde Álvaro de Córdoba a Bartolomé de las Casas, pasando por Raimundo Lulio, se puede trazar una línea de pensamiento cristiano consciente de ser levadura y no masa. Un pensamiento centrado en la comprensión del otro y en el mandamiento de propagar la fe que se planteaba necesariamente una cristiandad abierta al mundo y no un mundo cristiano reducido a los limitados horizontes de Centroeuropa.
      
Estos pensadores han de ser estudiados en su contexto hispano y no como corolario de los grandes pensadores de la cristiandad medieval. Los planteamientos escolásticos contemporáneos no son suficientes para definir una visión de la cristiandad que había nacido en un contexto más amplio y completo. Los estudios de teología medieval estuvieron hasta hace poco decisivamente determinados por los postulados teóricos de la Neoescolástica. Esta investigación, aunque supo mostrar el valor perenne de los planteamientos y soluciones de la época medieval, dejó, sin embargo, una visión parcial, monolítica y, por ello, incompleta del pensamiento medieval en su conjunto. Se estudiaba las aportaciones intelectuales de la cristiandad española como un corolario prescindible al margen de los geniales sistemas escolásticos. Los pensadores de la península ibérica se analizaban sólo en relación a esa sistemática.
     
Quizá sea Raimundo Lulio el pensador más característico en este sentido. Lulio desarrolló un sistema aparentemente hermético al que sólo se puede acceder si se tiene en cuenta su circunstancia de habitante de Mallorca en la generación que siguió a la reconquista de la isla por Jaime I. La metodología neoescolástica no permite acercarse a su pensamiento. La interpretación que se vino haciendo de Lulio dentro esa neoescolástica visión del pensamiento medieval, se limitaba a estudiar los escritos de Raimundo Lulio como reflejo del monolítico pensamiento escolástico, buscando afinidades y divergencias con Santo Tomás y, sobre todo, con la tradición franciscana, lamentando casi siempre la falta de rigor intelectual que se excusaba en Lulio por su falta de formación universitaria. Contra esta visión se viene resaltando en los últimos años, el carácter original de su pensamiento sin medir sus logros o deficiencias de cara a la teología escolar contemporánea. La grandeza del pensamiento luliano no se comprende en relación con los grandes autores medievales, sino en el hecho de haber encontrado o intentado Lulio nuevos y originales caminos en la comprensión de los problemas fundamentales de su tiempo.
     
Raimundo Lulio desarrolló su pensamiento en más de 250 obras escritas durante los cincuenta años que median entre su conversión (ca. 1263) y su muerte (1316). Su obra, sin embargo, no sólo es difícil de comprender a causa de su volumen sino, sobre todo, por la amplia gama de temas tratados que van más allá del monolítico temario lógico y teológico de la enseñanza escolar. También su estilo singular nacido del contacto con otras religiones, otras culturas y otras lenguas hace que los no habituados vean en sus escritos una extraña mezcla de geniales pensamientos con increíbles representaciones, singulares malabarismos gramaticales y aburridas repeticiones. A esto hay que añadir la barrera de su hermético lenguaje. Los que conocen el latín medieval encuentran en la mayoría de sus obras un lenguaje insulso y mediocre (por no decir deficiente). Además de este no fácil acceso formal a la lectura de sus obras el pensamiento luliano está íntimamente ligado a su personalidad y a su agitada biografía, todos los temas están tratados desde una perspectiva muy personal y en la íntima convicción de estar llevando a cabo una tarea impuesta y dictada por Dios.
    
Las dificultades del discurso luliano vienen condicionadas, no tanto por la complejidad de los conceptos y sus aparentes contradicciones, sino por las censuras y silencios que impone la lectura de sus obras en las que no se plantea presentar una exposición académica y sistemática de sus presupuestos intelectuales. Su única y exclusiva finalidad es la conversión del infiel. La determinante del discurso luliano no es, por ello, discursiva sino fundamentalmente apologética. Toda su obra se subordina a ese único fin. Todo lo que en Lulio tiene parecido con el común discurso intelectual de la época tiene que ser interpretado siempre desde esa determinante perspectiva de hombre de frontera, es decir, ha de tener su explicación en las constantes apologéticas que determinan la obra de Raimundo Lulio en general, y su teología en particular. Estas constantes se reducen a una doble finalidad: de un lado se persigue que el creyente alcance una mayor comprensión y vivencia moral de su fe, mientras la otra se propone proporcionar a ese creyente un instrumento para la acción misionera. El Ars de Raimundo Lulio es el medio en que se hallan contenidos los principios que fundamentan y hacen posible esta doble tarea, en tanto que dichos principios coinciden o reflejan exactamente los principios ontológicos universales.
      
Comienzo, fundamento y razón de todo quehacer luliano es el objetivo misionero, es decir, la conversión del infiel. Un objetivo que está fuera de las coordenadas en que se movían los intelectuales de su tiempo en los centros de cultura de la cristiandad europea. Pero la acción misional, en el caso de Lulio, no sólo se ocupa de los infieles, destinatarios naturales de la acción misional, ni de los medios para realizarla, sino también intensamente del actor, del misionero. Metodológicamente, el misionero es el primer destinatario de la incansable actividad luliana como escritor, y punto de referencia de su pensamiento. Esta prioridad, sin embargo, no sólo obedece a la lógica de los acontecimientos, sino que se convierte en condición de producción del sistema. La labor persuasiva del misionero se fundamenta y se realiza a través de los elementos que constituyen el proceso de formación propio. Los argumentos que convencieron al propio misionero en su reflexión comparativa con las otras religiones son los mismos argumentos que convencerán al destinatario final. El pensamiento luliano, su Ars como instrumento apologético y argumentativo debe considerar y repetir el proceso operado en el mismo sujeto que pretende convencer al infiel o simplemente al artista del Arte luliano. El Ars de Lulio no se inscribe en la normal transmisión del saber, sino que se presenta como obra de autor, algo nuevo en la cultura y causa, sin duda, de la profunda incomprensión del sistema. Lulio presenta el Ars como punto de llegada de un proceso personal. El calificarla como don divino y la constante referencia autobiográfica explican y definen constitutivamente su estilo y pensamiento. La comprensión intelectual de los artículos de la fe sirve, tanto para describir el punto final del esfuerzo personal del misionero y del artista, como punto final de todo esfuerzo de cara al infiel o al fiel alumno.
      
Desde su Mallorca natal pensó Lulio, con cierta ingenuidad, que todos los principes y jerarcas de la cristiandad estaban convencidos de la necesidad de convertir a los infieles. Lo único que él veía problemático era convencerlos de la viabilidad de tal tarea. Lulio, temperamento pragmático, bien sabía que sus planes de conversión necesitaban una base económica firme con el fin de financiar la formación de misioneros sabedores de la lengua árabe que habían de comunicarlo a los infieles. El desengaño de Raimundo en este sentido fue enorme. Cuanto más se aleja de Mallorca tanto más recibe el impacto de una cristiandad mirándose a su ombligo. Con la ilusión y optimismo del converso se había hecho una imagen de la cristiandad totalmente falsa. Ese encuentro de Lulio, hombre de frontera, con la cristiandad europea ignorante de sus fronteras está lleno de dramatismo. Lulio llegó pronto a la conclusión que «por culpa de la Iglesia los infieles permanecen en el error» (propter deféctum Ecclésiæ infidéles permánent in erróre). Este defecto fundamental de la Iglesia, que se despreocupa de su funcion primordial, la recuerda Raimundo Lulio constantemente. A esta tarea de concienciar a los cristianos la llama él expresamente: «Facére consciéntiam de erróre fidďlium», que es su principal tarea como abogado procurador de los infieles.
    
Con el tiempo, se da cuenta de que toda tarea de conversión es ineficaz porque falta el entusiasmo y la voluntad de los cristianos de cara al infiel. Obsesionado por la difusión de su obra, que él continuamente perfeccionaba, se encontró el apoyo de sus correligionarios que lógicamente deberían ayudarle en su empresa. Dispuesto a batirse en la frontera con el infiel se percata Lulio que la fe se ha extendido pero las costumbres se han corrompido. La Iglesia se ha dilatado pero la multitud de los pecados es cada vez mayor. La virtud de la fe y la inteligencia de esa fe está por los suelos. Llegó, pues, a la conclusión que era inútil luchar en el frente infiel cuando la retaguardia seguía inmersa en una indiferencia total hacia ese problema.
     
Por eso tiene el término «conversión» en Raimundo Lulio una doble cara. De un lado, la aceptación de la fe cristiana por parte del infiel; de otro, la aceptación por parte del cristiano de sus obligaciones frente al infiel. El cristiano, ensimismado en los problemas internos de su entorno social, ha de ampliar su horizonte en función del ideal que aglutinó toda la existencia de Lulio y que formuló con toda claridad en la primera de sus obras, el Libro del gentil y de los tres sabios:
«E así como habemos un Dios, un creador, un señor, oviesemos una fe, una ley, una secta y una manera de amar e honrar a Dios, e fuésemos amadores e ayudadores los unos de los otros y entre nos no fuese ninguna diferencia e contrariedad de fe nin de costumbres…».
Esta visión utópica de la humanidad es, para Lulio, una realidad alcanzable por la sencilla razón de que tal unidad es lo que Dios quiere. Si no se ha alcanzado y parece tan lejana su consecución, se debe a que aquellos que tienen en sus manos el llevarla a cabo no quieren poner los medios para realizarla. Todo el pensamiento luliano se explica desde esa experiencia de hombre de frontera en contacto con un cristianismo que no cumple con su función de ser elemento de unidad para toda la humanidad. Lulio exige de los cristianos que vivan conscientes de sus limites, de sus fronteras y que planteen su existencia individual y colectiva de cara a la conversión de todos al único Dios. Han de mirar hacia fuera por encima de los conflictos y pequeñeces de su administración interna.
    
No es el momento de analizar a fondo todos los aspectos de la alternativa luliana. Sólo importa darse cuenta de que el estudio de Lulio, o de cualquier pensador medieval fuera del recinto escolástico, ha de hacerse desde su circunstancia concreta y no como fuente de posibles relaciones con esta o aquella tendencia escolar. Sólo así se puede captar su originalidad. La consideración de su ideario nos proporcionará una visión de la ciencia y la cultura medievales más compleja, más amplia y más diversificada. Raimundo Lulio, un pensador en la frontera de la cristiandad al margen de las instituciones académicas, es también uno de los pocos pensadores de la península ibérica que ha traspasado las fronteras y ha acaparado la atención de importantes figuras del pensamiento europeo. Por haber asumido conscientemente su experiencia como hombre de frontera, aunque difícil de comprender, estuvo su pensamiento presente en la historia intelectual de Europa desde la Edad Media, pasando por los sueños de una ciencia universal en el Renacimiento, hasta las discusiones sobre el método científico de la primera modernidad. Gracias a su consecuente manera de plantearse la realidad cristiana, para encomiarlo o para censurarlo, pasó Raimundo Lulio por la mente y atrajo la atención de pensadores de signo muy diverso e intenciones dispares. La pacífica figura del laico Raimundo buscó toda su vida la concordia de la cristiandad como punto de partida de la unidad final de la humanidad. Fantástico programa de aquel «vir phantasticus» que vivía al margen de la cristiandad pero más consciente de las verdaderas dimensiones del mundo y el papel del cristianismo dentro de ese mundo.

Fernando Domínguez Reboiras
Albert-Ludwigs-Universität Freiburg
Raimundus-Lullus-Institut

NUESTRO 1000º ARTÍCULO: MANIPULACIÓN DE LA PRENSA NAZIONISTA

Hoy hemos llegado a nuestro artículo número 1000. Será un vídeo sobre la manipulación de las noticias por parte de la prensa Nazionista.

DE LA CASA DE LA DIVINA SABIDURÍA, LA VIRGEN MARÍA, POR SAN BERNARDO DE CLARAVAL


1. ... Como hay varias sabidurías, debemos buscar qué sabiduría edificó para sí la casa. Hay una sabiduría de la carne, que es enemiga de Dios, y una sabiduría de este mundo, que es insensatez ante Dios. Estas dos, según el apóstol Santiago, son terrenas, animales y diabólicas. Según estas sabidurías, se llaman sabios los que hacen el mal y no saben hacer el bien , los cuales se pierden y se condenan en su misma sabiduría, como está escrito: Cogeré a los sabios en su astucia; Perderé la sabiduría de los sabios y reprobaré la prudencia de los prudente. Y, ciertamente, me parece que a tales sabios se adapta digna y competentemente el dicho de Salomón: Vi una malicia debajo del sol: el hombre que se cree ante sí ser sabio. Ninguna de estas sabidurías, ya sea la de la carne, ya la del mundo, edifica, más bien destruyen cualquiera casa en que habiten. Pero hay otra sabiduría que viene de arriba; la cual primero es pudorosa, después pacífica. Es Cristo, Virtud y Sabiduría de Dios, de quien dice el Apóstol: Al cual nos ha dado Dios como sabiduría y justicia, santificación y redención.

2. Así, pues, esta sabiduría, que era de Dios, vino a nosotros del seno del Padre y edificó para sí una casa, es a saber, a María virgen, su madre, en la que talló siete columnas. ¿Qué significa tallar en ella siete columnas sino hacer de ella una digna morada con la fe y las buenas obras? Ciertamente, el número ternario pertenece a la fe en la santa Trinidad, y el cuaternario, a las cuatro principales virtudes. Que estuvo la Santísima Trinidad en María (me refiero a la presencia de la majestad), en la que sólo el Hijo estaba por la asunción de la humanidad, lo atestigua el mensajero celestial, quien, abriendo los misterios ocultos, dice: "Dios, te salve, llena de gracia, el Señor es contigo"; y en seguida: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra". He ahí que tienes al Señor, que tienes la virtud del Altísimo, que tienes al Espíritu Santo, que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ni puede estar el Padre sin el Hijo o el Hijo sin el Padre o sin los dos el que procede de ambos, el Espíritu Santo, según lo dice el mismo Hijo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí". Y otra vez: "El Padre, que permanece en mí, ése hace los milagros" . Es claro, pues, que en el corazón de la Virgen estuvo la fe en la Santísima Trinidad.

3. Que poseyó las cuatro principales virtudes como cuatro columnas, debemos investigarlo. Primero veamos si tuvo la fortaleza. ¿Cómo pudo estar lejos esta virtud de aquella que, relegadas las pompas seculares y despreciados los deleites de la carne, se propuso vivir sólo para Dios virginalmente? Si no me engaño, ésta es la virgen de la que se lee en Salomón: ¿Quién encontrará a la mujer fuerte? Ciertamente, su precio es de los últimos confines. La cual fue tan valerosa, que aplastó la cabeza de aquella serpiente a la que dijo el Señor: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, tu descendencia y su descendencia; ella aplastará tu cabeza" Que fue templada, prudente y justa, lo comprobamos con luz más clara en la alocución del ángel y en la respuesta de ella. Habiendo saludado tan honrosamente el ángel diciéndole: "Dios te salve, llena de gracia", no se ensoberbeció por ser bendita con un singular privilegio de la gracia, sino que calló y pensó dentro de sí qué sería este insólito saludo. ¿Qué otra cosa brilla en esto sino la templanza? Mas cuando el mismo ángel la ilustraba sobre los misterios celestiales, preguntó diligentemente cómo concebiría y daría a luz la que no conocía varón; y en esto, sin duda ninguna, fue prudente. Da una señal de justicia cuando se confiesa esclava del Señor. Que la confesión es de los justos, lo atestigua el que dice: Con todo eso, los Justos confesarán tu nombre y los rectos habitarán en tu presencia. Y en otra parte se dice de los mismos: Y diréis en la confesión: Todas las obras del Señor son muy buenas .

4. Fue, pues, la bienaventurada Virgen María fuerte en el propósito, templada en el silencio, prudente en la interrogación, justa en la confesión. Por tanto, con estas cuatro columnas y las tres predichas de la fe construyó en ella la Sabiduría celestial una casa para sí. La cual Sabiduría de tal modo llenó la mente, que de su Plenitud se fecundó la carne, y con ella cubrió la Virgen, mediante una gracia singular, a la misma sabiduría, que antes había concebido en la mente pura. También nosotros, si queremos ser hechos casa de esta sabiduría, debemos tallar en nosotros las mismas siete columnas, esto es, nos debemos preparar para ella con la fe y las costumbres. Por lo que se refiere a las costumbres, pienso que basta la justicia, mas rodeada de las demás virtudes. Así, pues, para que el error no engañe a la ignorancia, haya una previa prudencia; haya también templanza y fortaleza para que no caiga ladeándose a la derecha o a la izquierda.

NO ERES MAS SANTO PORQUE NO ERES MAS DEVOTO DE MARÍA.
(San Bernardo)

MISA DE SAN BERNARDO DE CLARAVAL

Del Misal Romano de San Pío V.
  
Die 20 Augusti
Sancte Bernárdi, Abbátis et Ecclésiæ Doctórem
Duplex
 
Introitus. Eccli. 15, 5. In médio Ecclésiæ apéruit os ejus: et implévit eum Dóminus spíritu sapiéntiæ et intelléctus: stolam glóriæ índuit eum. Ps. 91, 2. Bonum est confitéri Dómino: et psállere nómini tuo, Altíssime. ℣. Glória Patri.
  
ORATIO
Deus, qui pópulo tuo ætérnæ salútis beátum Bernárdum minístrum tribuísti: præsta, quǽsumus; ut, quem Doctórem vitæ habúimus in terris, intercessórem habére mereámur in cœlis. Per Dóminum nostrum.
   
Et fit Commemoratio Octavæ Assumptionis:
ORATIO
Famulorum tuórum, quǽsumus, Dómine, delíctis ignósce: ut, qui tibi placére de áctibus nostris non valémus; Genetrícis Fílii tui, Dómini nostri, intercessióne salvémur: Qui tecum.
  
Léctio libri Sapiéntiæ
Eccli. 39, 6-14. 
  
Justus cor suum tradet ad vigilándum dilúculo ad Dóminum, qui fecit illum, et in conspéctu Altíssimi deprecábitur. Apériet os suum in oratióne, et pro delíctis suis deprecábitur. Si enim Dóminus magnus volúerit, spíritu intellegéntiæ replébit illum: et ipse tamquam imbres mittet elóquia sapiéntiæ suæ, et in oratióne confitébitur Dómino: et ipse díriget consílium ejus et disciplínam, et in abscónditis suis consiliábitur. Ipse palam fáciet disciplínam doctrínæ suæ, et in lege testaménti Dómini gloriábitur. Collaudábunt multi sapiéntiam ejus, et usque in sǽculum non delébitur. Non recédet memória ejus, et nomen ejus requirétur a generatióne in generatiónem. Sapiéntiam ejus enarrábunt gentes, et laudem ejus enuntiábit ecclésia.
   
Graduale. Ps. 36, 30-31. Os justi meditábitur sapiéntiam, et lingua ejus loquétur judícium. 
℣. Lex Dei ejus in corde ipsíus: et non supplantabúntur gressus ejus.

Allelúja, allelúja. ℣. Eccli. 45, 9. Amávit eum Dóminus, et ornávit eum: stolam glóriæ índuit eum. Allelúja.

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.
Matth. 5. 13-19.

In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: Vos estis sal terræ. Quod si sal evanúerit, in quo saliétur? Ad níhilum valet ultra, nisi ut mittátur foras, et conculcétur ab homínibus. Vos estis lux mundi. Non potest cívitas abscóndi supra montem pósita. Neque accéndunt lucérnam, et ponunt eam sub módio, sed super candelábrum, ut lúceat ómnibus, qui in domo sunt. Si lúceat lux vestra coram homínibus, ut videant ópera vestra bona, et gloríficent Patrem vestrum, qui in cœlis est. Nolíte putare, quóniam veni sólvere legem aut prophétas: non veni sólvere, sed adimplére. Amen, quippe dico vobis, donec tránseat cœlum et terra, jota unum aut unus apex non præteríbit a lege, donec ómnia fiant. Qui ergo solvent unum de mandátis istis mínimis, et docúerit sic hómines, mínimus vocábitur in regno cœlórum: qui autem fécerit et docúerit, hic magnus vocábitur in regno cœlórum.
  
Credo.

Offertorium. Ps. 91, 13. Justus ut palma florébit: sicut cedrus, quæ in Líbano est, multiplicábitur. 
  
SECRETA
Sancti Bernardi Confessóris tui atque Doctoris nobis, Dómine, pia non desit orátio: quæ et múnera nostra concíliet; et tuam nobis indulgéntiam semper obtíneat. Per Dóminum. 
  
Pro Octava Assumptionis
SECRETA 
Subvéniat, Dómine, plebi tuæ Dei Genetrícis orátio: quam etsi pro conditióne carnis migrásse cognóscimus, in cœlésti glória apud te pro nobis intercédere sentiámus. Per eúndem Dóminum nostrum.
  
Præfatio de B. María Et te in Assumptióne, pro ratione Octava.
  
Communio. Luc. 12, 42. Fidélis servus et prudens, quem constítuit dóminus super famíliam suam: ut det illis in témpore trítici mensúram.
  
POSTCOMMUNIO
Ut nobis, Dómine, tua sacrifícia dent salútem: beátus Bernárdus Conféssor tuus et Doctor egrégius, quǽsumus, precátor accédat. Per Dóminum.
  
Pro Octava Assumptionis
POSTCOMMUNIO
Mensæ cœlestis partícipes effécti, implorámus cleméntiam tuam, Dómine, Deus noster: ut, qui Assumptiónem Dei Genetrícis cólimus, a cunctis malis imminéntibus, ejus intercessióne, liberémur. Per eúndem Dóminum nostrum.

jueves, 19 de agosto de 2010

OBAMA CONSTRUIRÁ UNA MEZQUITA EN LA "ZONA CERO"

Desde Zadlander


Parece increíble, pero es verdad. Barack Hussein Obama II, presidente de EE.UU. e hijo de padre musulmán (ahora no parece tan increíble, ¿eh?), a dicho hoy que apoya plenamente la libertad de los musulmanes de ejercer su religión donde quieran.

Esta mezquita es polémica por dos cosas. La primera es que se encuentra en la "Zona Cero" de Nueva York, donde los musulmanes destruyeron las Torres Gemelas; la segunda cosa es que esta mezquita se va a llamar "Córdoba", exibiendo descaradamente sus planes contra España para conquistar lo que ellos llaman Al-Andalus.
Familiares de las cerca de 2.750 personas fallecidas durante los atentados del 11-S y diversos políticos conservadores pertenecientes al movimiento Tea Party, como la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin, han lanzado una campaña para tratar de bloquear su construcción, alegando que supone traicionar la memoria de las víctimas. 
"Esto es Estados Unidos y nuestro compromiso con la libertad religiosa debe permanecer inquebrantable", dijo Obama, quien desde su llegada a la Casa Blanca ha establecido como una de las piedras angulares de su política exterior la mejora de las relaciones entre Estados Unidos y los países musulmanes.
Según informa Europa Press

Jorge de la Compasión dice: Así, no nos extrañe que veamos esta bandera de los Estados Unidos (perdón, los Estados Islámicos) de América.

AL-QAIDA PIDE LA CABEZA DEL PADRE ZAKARIA BOTROS

Desde Tradición y Patria 1492

Padre Zakaria Botros

El periódico de la British Columbia canadiense The Province informaba el 13 de agosto de 2010 que el padre Zakaria Botros, un sacerdote jubilado copto de Egipto, llegó al Aeropuerto Internacional de Vancouver la tarde del miércoles [11.08.10].

El sacerdote cristiano Zakaria Botros que es poco conocido en Occidente a pesar de vivir exiliado en los EEUU es el blanco de una fatwa* y ha sido llamado el “Enemigo público del Islam número Uno” por un periódico árabe debido a sus críticas contra el Islam, el Corán y Muhammad, en un programa de televisión de emisión semanal en el canal árabe cristiano – Al Hayat [La Vida]

Hasta 60 millones de televidentes en el mundo árabe -, así como en Europa, Australia y América del Norte – sintonizan el programa del sacerdote Botros, “Habla la Verdad”, para escucharle sus prédicas sobre el evangelio, de acuerdo con World Magazine, que le concedió en 2008 la distinción “Daniel del Año”.

Sus sermones causan conversiones en masa de musulmanes a la fe cristiana.

Zakaria Botros está en la ciudad por “La Revelación”, una reunión de tres días de líderes espirituales, que incluye a líderes judíos y árabes, para discutir el propósito divino de en el Oriente Medio. En un segmento de video de su show, Zakaria Botros afirma que fue exiliado de su casa de Egipto para compartir el evangelio y que: “Para esto he sido llamado el enemigo público N º 1 del Islam. Para esto, ahora hay un precio por mi cabeza. Pero amo a Jesús más que a mi vida y porque Jesús ama a los musulmanes, porque él vino y dio su vida por ellos, yo los quiero, y estoy dispuesto a dar mi vida por ellos, si este es el camino para llegar a ellos para mi amado Jesús.”

A pesar de su estilo de confrontación, dijo Zakaria Botros a World Magazine en 2008 que “yo no estoy en contra de los musulmanes, aunque estoy en contra del Islam como una religión falsa. No quiero la desgracia de los musulmanes, sino exponer el Islam”.

Las declaraciones del sacerdote Botros y su atractivo entre algunos seguidores musulmanes han encendido la ira de los yihadistas. Al-Qaida le ha declarado infiel y ha puesto un precio de 60 millones de dólares por su cabeza.

El profesor Paul Rowe de la Trinidad Western University dijo que el sacerdote cristiano Botros es “muy popular en Oriente Medio por su aproximación sin compromisos al cuestionar el Islam. El desafía a los musulmanes con sus propio texto. Él conoce muy bien el Corán y los Hadices [dichos y hechos de Muhammad] y él es capaz de tratar con el Islam sobre sus propios méritos.”

Fuente "La Yijab en Eurabia"
 
*Fatwa es un pronunciamiento de condena a muerte contra alguien considerado "enemigo del Islam".

miércoles, 18 de agosto de 2010

HA MUERTO EL CARLISTA TRAIDOR

El ex-príncipe Carlos Hugo de Borbón-Parma, traidor a la Causa, murió de cáncer de próstata
  
Bruselas, 18 agosto 2010. Tras larga enfermedad, ha fallecido el ex Príncipe Carlos Hugo. La Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón ha hecho pública la nota siguiente:

ANTE LA MUERTE DE CARLOS HUGO DE BORBÓN PARMA

Ha fallecido don Carlos Hugo de Borbón Parma. No es este el momento de recordar su nefanda defección, de tan trágicas consecuencias para la Causa de la legitimidad española. Que Dios misericordioso le haya perdonado.

S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón se encuentra naturalmente afectado por la muerte de su hermano Carlos Hugo, y ruega oraciones por su eterno descanso.

Don Sixto Enrique, Regente desde el fallecimiento de su padre el Rey Don Javier, ante la situación tan anómala y dolorosa que don Carlos Hugo creó, se condujo en todo momento con la prudencia pero también con la fortaleza que el caso requería. En diversas ocasiones, públicas unas, reservadas otras, ha recordado no sólo los fundamentos doctrinales del Carlismo, sino también los deberes de los miembros de la Dinastía. En particular, en una carta firmada en Trieste el 18 de julio de 2009, centenario de la muerte del Rey Carlos VII, requirió personalmente a sus sobrinos Don Carlos Javier y Don Jaime, hijos del finado, que declarasen si asumían los principios intangibles de la legitimidad española (recogidos en el Real Decreto promulgado por Don Alfonso Carlos el 23 de enero de 1936), u optaban por seguir los pasos de su padre.

En ese requerimiento, redactado con delicadeza y comprensión ante la dificultad que siempre supone desautorizar a un padre, les ofrecía que asumieran la plenitud de los derechos y obligaciones de la Dinastía Legítima, tras un período transitorio de formación bajo la supervisión de su tío. No es buena señal el silencio que ha seguido a tal comunicación, como tampoco lo es el matrimonio desigual anunciado por Don Carlos Javier, pues inhabilita a sus posibles descendientes para suceder en la Corona (Pragmática Sanción de Carlos III de 23 de marzo de 1776). Pero, en puridad, el ofrecimiento sigue abierto. Que Dios les ilumine y les consuele en estos graves momentos.

En Madrid, a 18 de agosto de 2010.

Nos condolemos mucho por su muerte, pero por otro lado, Nos anhelamos fervorosamente que Don Sixto Enrique de Borbón asuma el trono de Carlos V (Carlos María Isidro de Borbón).

507º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ALEJANDRO VI

Cuando se habla del Papa Alejandro VI, casi siempre nos acordamos sólo de la corrupción moral que se dio en su pontificado, y de su descendencia ilegítima. Pero hay otros aspectos distintos en su vida (que no han tenido suficiente difusión a causa de la Leyenda Negra Anticatólica y Antihispana), como por ejemplo su gran devoción al Santísimo Sacramento del Altar y a la Bienaventurada Virgen María, el celo por la Evangelización.

Desde Congregación Obispo Alois Hudal

Transcribimos la Homilía realizada para la conmemoración del V Centenario del fallecimiento de SS Alejandro VI por Arturo Climent, Abad de Xátiva

Alejandro VI (Rodrigo de Borja)
214º Papa de la Iglesia Católica (11-VIII-1492 / 18-VIII-1503)

1.- El Señor, una vez más, nos concede poder vivir efemérides importantes de la historia de esta Iglesia Colegial Basílica. Conmemoramos el V Centenario de la muerte del Papa Alejandro VI que murió el 18 de agosto de 1503, a las 6 de la tarde, en la calurosa Roma. Hoy. Víspera de tal acontecimiento, nos reunimos alrededor del Altar para ofrecer la Eucaristía en su recuerdo y pedir al Señor resucitado le acoja en su regazo.

2.- Rodrigo de Borja nace en Xàtiva en 1431, aquí crece hasta que su tío Alfonso de Borja, Calixto III se lo trae a Roma para educarlo mejor. Tenía 18 años. Estudió Derecho en Bolonia y a la edad de 25 años ya fue promovido a Cardenal. Tuvo varios hijos. Su vocación no era la sacerdotal sino la de príncipe. Y por esos caminos circuló.

En 1456 es nombrado obispo de Valencia y años más tarde será ordenado sacerdote y consagrado obispo. A partir de ese momento su vida cambió radicalmente. La historia de su pasado nunca le abandonó, le hizo sufrir muchísimo y perdura quinientos años después.

Vuelve a Xàtiva en agosto de 1473 como obispo, cardenal, vicecanciller y legado del Papa, pero también como ex deán de la Colegiata. Su corazón se ensancha y se llena de alegría al encontrarse en su pueblo y en la Iglesia que le vio nacer; sus amigos le rodean, le saludan y el Cardenal Rodrigo va recordando los espacios de su infancia y juventud. Xàtiva le recibe con grandes honores y celebra fiestas en su honor.

Consigue para la diócesis de Valencia el rango de arzobispado y él será el primer arzobispo de Valencia. Además funda la Universidad de Valencia y le concede los privilegios y las prerrogativas que pudo. Otras muchas universidades de Europa se deben a la iniciativa del Papa Alejandro.

Adquiere Llombai y Gandía que pasarán a ser propiedad de los Borja. Llombai como Marquesado y Gandía como Ducado. Un biznieto del Papa san Francisco de Borja hará honor a esta herencia.

3º.- El día 11 de agosto de 1492 es elegido Papa el cardenal Borja que escogió el nombre de Alejandro. La noticia llegó a Xàtiva el 20 de agosto, dicen los historiadores que ninguna ciudad del mundo le aventajó celebrando festejos y actos en honor del nuevo Papa, segundo ya de Xàtiva.

Como Papa, Alejandro VI se distinguió en muchos aspectos importantes que influyeron en la historia universal. Únicamente deseo resaltar tres que considero importantes y que apenas se conocen y nadie se esfuerza en resaltar y propagar.

A) Su afán por la evangelización.

Al Papa Alejandro vivió muy de cerca el Descubrimiento de América y aparte de que tuvo que señalar las partes del Nuevo Mundo que corresponderían a España y a Portugal, se esforzó por enviar buenos misioneros, excelentes pastores para anunciar el Evangelio en las tierras descubiertas.

Alejandro VI se preocupó grandemnte por enviar misioneros al Nuevo Mundo (Colón tomando posesión de las Indias)

A los reyes de España, Isabel y Fernando les dio el sobre nombre de Reyes Católicos y les sugirió líneas a seguir para la evangelización de Granada y el resto de la Península Ibérica. Al Papa Alejandro VI se debe la plantación del Majestuoso Arbol de la fe católica cuyas ramas se extienden hoy sobre todo mundo cristiano.

B) Devoción de Alejandro VI hacia la Eucaristía

Pocos hablan de la seria devoción del Papa Borja hacia el Santísimo Sacramento. Junto a su pecho llevaba siempre una teca de oro y dentro la Sagrada Forma Consagrada, «yendo con Dios, decía, todo va mejor». Alentó a recibir con más frecuencia la sagrada Comunión y favoreció la oración ante el Santísimo Sacramento y las procesiones con la Custodia. Además promovió el ofrecimiento de Misas por las Almas del Purgatorio, sabiendo el valor y el poder de la santa Misa ante Dios. En los apartamentos Borgia del palacio pontificio se puede contemplar una famosa pintura donde el Papa arrodillado y revestido de pontifical adora a Cristo. La celebración del Gran Jubileo de 1500, donde Alejandro VI disfrutó y trabajó por la Iglesia, fomentó el culto divino a Jesucristo presente en la Eucaristía. Y, finalmente, es muy significativo el detalle de regalar lo necesario para que la Colegiata de su pueblo tuviera una gran y hermosa Custodia donde sacar en procesión al Santísimo Sacramento.

La Resurrección de Cristo, por Pinturiccio (Aparamento Borgia del Palacio Pontificio)

C) Devoción a la Virgen Santísima

Otro aspecto que pocos historiadores mencionan es la devoción que el Papa sentía hacia la Virgen María. No olvidemos que en su tiempo Miguel Angel esculpió la Piedad; dato muy importante en la vida del Papa Alejandro.

La Piedad de Miguel Ángel fue esculpida durante el pontificado de Alejandro VI

En sus discursos y cartas siempre habla de la Virgen en términos de confianza y gratitud. En los actos oficiales aprovecha la ocasión para cantar las alabanzas y expresar su amor y veneración hacia la Madre de Dios. Dato de interés es su predilección hacia la Virgen del Pópulo y su iglesia en la importante plaza del mismo nombre en Roma. Allí, siendo cardenal acudía muchas veces a rezar, regaló el órgano y embelleció el templo. A la santísima Virgen atribuía Alejandro VI su protección ante tantos enemigos como tenía en Roma. La Basílica de santa María la Mayor es un claro exponente de la devoción que el Papa sentía hacia la Virgen.

Pero sobre todo resalta la propagación del rezo del Ángelus. Su tío Calixto III lo compuso y divulgó por Roma su practica; pero fue Alejandro VI quien quiso extender la devoción al rezo del Angelus por toda la cristiandad y que sonaran las campanas de las iglesias tres veces al día invitando a los fieles a la oración. Al colocar la campana María de la Colegiata, tuve gran interés de que sonara tal y como lo mandó el Papa Alejandro: nueve campanadas al amanecer, al medio día y al anochecer. Con esos toques alejandrinos recordamos el misterio de la Encarnación. Para Xàtiva el Angelus debería tener una carga espiritual e histórica, si cabe, mayor por su fundador y por su propagador, los dos Papas setabenses.

La devoción del Ángelus alcanzó dimensión universal gracias a los dos Papas Borja (Calixto III y Alejandro VI)

El 18 de agosto de 1503, en pleno ferragosto romano moría el Papa Alejandro VI.

Sus restos descansan en la iglesia española de santa María de Monserrat, junto con los de su tío el Papa Calixto III. Aprovechando este Centenario un grupo de feligreses en la semana de Pascua visitamos el lugar y ofrecimos nuestra oración.

La Iglesia Colegial conmemora esta fecha con la oración, la ofrenda de flores ante su estatua y diversos actos a partir de octubre hasta la fiesta de los Mártires de la Seu y Día de la Parroquia en febrero.

Nuestra finalidad siempre es espiritual y encaminada hacia la evangelización. A la conmemoración de este Centenario del Papa unimos nuestros objetivos y pedimos al Señor poder lograrlos con la ayuda de la gracia.

CADA VEZ MÁS PARECIDOS (LOS EPISCOPALIANOS Y LOS CONCILIARES)

Desde Sursum Corda

Un amigo anglo-católico de la TAC me envió un e-mail sobre los casos de abuso sexual en la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, la ultra modernista iglesia norteamericana que "ordenó" mujeres y homosexuales activos. Se trata del "obispo" episcopaliano Charles Benninson que violó a una niña de 14 años de edad. Para más información sobre este degenerado pueden leer el artículo haciendo click aquí.
 
 Charles Benninson, "obispo episcopaliano de Pensilvania (EUA)

La comparación entre la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos y la Iglesia Conciliar es cada vez más grande... el arbol se conoce por sus frutos, y los frutos de ambas iglesias cada vez son más parecidos.