En días recientes, muchos me comentaron que dedicara al menos un artículo a Colombia y a Hispanoamérica, porque si bien se debe hablar de temas extranjeros, también hay que escribir sobre el país en el que uno vive. Por este motivo, quiero presentarles esta caricatura de principios del siglo XX para que reflexionemos acerca de nuestra historia como nación y como continente.
Esta caricatura (publicada en 1904 en un diario estadounidense) muestra que en esa época (y aún en la actualidad) nuestro continente sigue en la época colonial. Digo que sigue en la época colonial porque seguimos influenciados y sometidos a las potencias extranjeras. Pero con una diferencia: España nos dejó cosas buenas, como el idioma Castellano, la fe Católica, la posibilidad de conquistar estatus y honra, entre otras. Mientras que Estados Unidos trajo la inmoralidad, libertinaje, el capitalismo salvaje, etc.; sin contar que el 99% de los vicios y de la basura que actualmente tenemos vienen de la tierra del Tío Sam.
Para colmo de males, siempre están apuntándonos en la cabeza para que hagamos lo que ellos mandan, so pena de represalias económicas y la temida intervención militar.
Volviendo al dibujo, vemos que EE. UU. nos amenaza con todo su arsenal (cañones, bayonetas, puñales, etc.); mientras que nuestro ejército cuenta apenas con machetes (sin filo). Parece la batalla entre David y Goliat.
Ahora, ¿Por qué digo el atraco yanqui? La respuesta puede estar en la política imperialista de Washington hacia América Latina y España durante fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
En el caso de Colombia, hacia 1903, cuando nuestra patria se desgarraba en la guerra de los Mil días, el gobierno norteamericano puso los ojos sobre Panamá (que hacía parte de la República de Colombia) decidió buscar pretextos para arrebatarla. Y lograron encontrar el florero de Llorente: un canal interoceánico que uniera los océanos Atlántico y Pacífico. Theodor Roosevelt, que era el presidente de Estados Unidos en aquella época (1900- 1904), le propuso al primer mandatario de Colombia, el doctor José Manuel Marroquín Ricaurte, que le otorgara la concesión para realizar el proyecto.
Pero, el congreso colombiano (que en ese entonces sí era Honorable) tenía razones para oponerse, sabiendo la mala reputación del vecino del Norte (ellos conocían detalladamente que le declaró la guerra a México y a España para apropiarse de territorios estratégicos), y declararon que tal acuerdo era un atentado contra la soberanía nacional.
En vista de ello, un grupo de comerciantes y caudillos panameños se declaró en rebelión contra un gobierno que ellos consideraban "opresivo", tomaron por asalto los cuarteles del ejército colombiano y se proclamaron una "nación independiente". Así las cosas, los estadounidenses pudieron construir el canal.
Lo triste e indignante del asunto es que los historiadores de plumas alquiladas llaman en Colombia a este insuceso como "la separación de Panamá", mientras que en Panamá lo celebran como "nuestra independencia de Colombia", ocultando la verdad sobre este hecho. Pero la verdad logra salir a la luz, si bien a paso lento, y actualmente muchos estudiosos hablan de éste incidente como un atraco y usurpación hacia nuestra soberanía.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)