MEDITACIONES PARA LA CUARESMA
Tomado de "Meditaciones para todos los días del año - Para uso del clero
y de los fieles", P. André Hamon, cura de San Sulpicio (Autor de las
vidas de San Francisco de Sales y del Cardenal Cheverus). Segundo tomo:
desde el Domingo de Septuagésima hasta el Segundo Domingo después de
Pascua. Segunda Edición argentina, Editorial Guadalupe, Buenos Aires,
1962.
RESUMEN PARA LA VÍSPERA EN LA NOCHE
Mañana meditaremos sobre la fiesta de la Preciosa Sangre, que la Iglesia
celebra en ese día. Veremos: 1º El agradecimiento debido a Jesucristo
por el don que nos ha hecho de su Sangre; 2° Las consecuencias prácticas
que se deducen para nosotros de ese don inefable.
—Tomaremos enseguida la resolución:1º De amar más a Jesucristo, que
tanto nos ha amado, y de servirle con más generosidad que antes; 2° De
poner toda nuestra confianza en los méritos de esa sangre y no dejarnos
vencer jamás del desaliento y la desconfianza. Nuestro ramillete
espiritual serán las palabras de San Juan: "Jesucristo ha lavado
nuestros pecados con su sangre".
MEDITACIÓN DE LA MAÑANA
Adoremos a Jesucristo que nos ha dado toda su Sangre, hasta la última
gota; agradezcámosle este don inefable, amémosle por tanto amor y
pidámosle la gracia de aprovecharlo bien.
PUNTO PRIMERO - AGRADECIMIENTO DEBIDO A JESUCRISTO POR EL DON QUE NOS HA HECHO DE SU SANGRE
El que un hombre diera a otro toda su fortuna, sería mucho sin duda,
sobre todo, si se le supone considerable. ¿Que sería, pues, si le diera
su sangre y la derramara toda por él? Sería evidentemente el amor
llevado hasta el último grado. Eso es lo que ha hecho Jesucristo con
nosotros: y notemos: 1° EL VALOR DE ESA SANGRE. Es mayor infinitamente,
que toda otra sangre humana, porque es la sangre de un Dios, en virtud
de la unión hipostática; sangre por consiguiente, de precio infinito.
Esa sangre la ofrece un Dios en cada sacrificio a la divina Majestad; y
la dignidad de un Dios sacerdote, ofreciendo la sangre de un Dios
víctima, le comunica nuevo valor infinito. Notemos, 2º, LOS MARAVILLOSOS
EFECTOS DE ESTA SANGRE. Apaga el fuego de la ira divina, irritada por
nuestros crímenes. Es la hostia de expiación por nuestros pecados. Es el
precio de nuestra redención. Es el baño que purifica nuestra
conciencia. Es el sello de paz entre el cielo y la tierra. Nos abre el
cielo y cierra el inferno bajo nuestros pies. Lejos de clamar venganza,
como la sangre de Abel, cada gota de esa Sangre clama misericordia.
Notemos, 3° Que ESA SANGRE NOS ES DADA DE TAN ALTO PRECIO, no con mano
avara, sino con una generosidad incomparable. Cuando una sola gota
habría bastado para borrar los pecados de mil mundos, Jesucristo la da
toda entera; y la da por lo mismo que El preveía habían de mostrarse tan
poco dignos de ella; la da, no una vez, sino millones de veces.
Comienza a derramarla ocho días después de su nacimiento, bajo el
cuchillo de la circuncisión; la derrama en el Huerto de los Olivos,
donde un sudor de sangre inunda la tierra; la derrama en la flagelación,
en la coronación de espinas, en la crucifixión y en la abertura del
sagrado costado; la ofrece todos los días en el Santo Sacrificio, sobre
toda la superficie del globo, y nos la da a beber en la Comunión; la
conserva en todos los tabernáculos del mundo, y allí esa Sangre pide sin
cesar perdón por nosotros. En fin, nos aplica sus méritos en los
sacramentos, que son como otros tantos canales, por los cuales esa
Sangre adorable se comunica a las almas. ¡Qué agradecimiento no debemos
nosotros al Salvador por esa prodigalidad de su Sangre en favor de unos
pobres pecadores, como somos!
PUNTO SEGUNDO - CONSECUENCIAS PRÁCTICAS QUE DEBEMOS SACAR DE ESTAS CONSIDERACIONES
1° Es menester una gran generosidad en el servicio de Jesucristo. Cuando
un Dios nos da toda su sangre, ¿Qué excusa tenemos si no le
sacrificamos nuestra voluntad, nuestros actos, nuestros gustos? Cuando
se posee en el pecho la Sangre de Jesucristo, cuando se tiene una sangre
tan noble y tan divina, es preciso tener su espíritu generoso y sus
elevados pensamientos, a los cuales nada sienta mejor que el sacrificio.
2° Es preciso honrar esta Sangre con la asistencia devota y frecuente
al santo Sacrificio, con la frecuentación de los sacramentos, con la
correspondencia a las gracias interiores y exteriores, que son el fruto
de esta Sangre, y con la ofrenda, a menudo reiterada, de nuestras
acciones y de nuestro corazón en espíritu de agradecimiento; 3º Debemos
tener una confianza sin límites en los méritos de esta divina sangre.
Que se turben y carezcan de confianza los que no conocen el precio de la
Sangre del Salvador; pero, cuando sabemos por la fe que Jesucristo ha
dejado a nuestra disposición todos los méritos de su Sangre con la
facultad de aplicárnoslos por la oración, por los sacramentos y por el
sacrificio, no nos es permitido perder la confianza, Teniendo el
crucifijo en las manos, jamás debe desfallecer nuestro valor. Es verdad,
¡oh Jesús!, que yo no puedo decir: "Soy inocente de la Sangre de este
justo", puesto que mi pecado es haber entregado esa Sangre inocente;
pero diré en otro sentido que los judíos: "¡Que su Sangre caiga sobre mí
para borrar mis inquietudes y preservarme del ángel exterminador, como
la sangre del cordero pascual en las puertas de las casas del antiguo
pueblo de Israel!" ¿Saco yo fielmente estos frutos de la Pasión del
Salvador?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración es causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)