Esta oración de consagración al
Sagrado Corazón de Jesús fue escrita por el Papa León XIII en 1899,
junto con la Encíclica "Annum Sacrum"; y el Papa
Pío XI ordenó que esta consagración se rezase el último Domingo de
Octubre (Día de Nuestro Señor Jesucristo Rey). Además, es la AUTÉNTICA Y
COMPLETA oración consagratoria al Sagrado Corazón, porque no sólo
traemos el original en Latín (como fuera publicada en las Actas de la
Sede Apostólica en 1927), sino también porque muchos sitios publican la
traducción de la oración mutilada por la secta deuterovaticana el 18 de Julio de 1959
(eliminando la súplica por la conversión de los paganos y musulmanes, y
la conversión de los judíos) para hacerla "ecuménica" y "políticamente
correcta". Y como Católicos Sedevacantistas, hemos de asumir la Verdad
totalmente y difundirla, como efectivamente hemos resuelto hacer.
ACTUS CONSECRATIÓNIS HUMÁNI GÉNERIS AD SACRATÍSSIMI CORDIS JESU
Jesu dulcíssime, Redémptor humáni géneris, réspice nos ad altáre (Extra ecclesiam vel oratorium, dicitur: ante conspéctum)
tuum humíllime provolútos. Tui sumus, tui esse vólumus; quo autem tibi
conjúncti fírmius esse possímus, en hódie sacratíssimo Cordi tuo se
quisque nostrum sponte dédicat. Te quidem multi novére nunquam; te,
spretis mandátis tuis, multi repudiárunt. Miserére utrorúmque,
benigníssime Jesu, atque ad sanctum Cor tuum rape univérsos.
Rex
esto, Dómine, nec fidélium tantum qui nullo témpore discessére a te,
sed etiam prodigórum filiórum qui te reliquérunt: fac hos, ut domum
patérnam cito répetant, ne miséria et fame péreant.
Rex
esto eórum, quos aut opiniónum error decéptos habet, aut discórdia
separátos, eósque ad portum veritátis atque ad unitátem fídei révoca, ut
brevi fiat unum ovíle et unus pastor.
Rex esto,
eórum ómnium, qui in ténebris idololatríæ aut islamísmi adhuc versántur,
eósque in lumen regnúmque tuum vindicáre ne rénuas.
Réspice
dénique misericórdiæ óculis illíus gentis fílios, quæ támdiu pópulus
eléctus fuit: et Sanguis, qui olim super eos invocátus est, nunc in
illos quoque redemptiónis vitǽque lavácrum descéndat.
Largíre,
Dómine, Eccléssiæ tuæ secúram cum incolumitáte libertátem; largíre
cunctis géntibus tranquillitátem órdinis; pérfice, ut ab utróque terræ
vértice una résonet vox: “SIT LAUS DIVÍNO CORDI, PER QUOD NOBIS PARTA SALUS: IPSI GLÓRIA ET HONOR IN SǼCULA”. Amen.
ACTO DE CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Jesús, dulcísimo Redentor del género humano, míranos postrados
humildemente delante de tu Altar (Fuera de la iglesia o el oratorio, decir: ante tu Presencia); tuyos somos y tuyos queremos ser, y a
fin de estar más firmemente unidos a ti, he aquí que, hoy día, cada uno
de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Muchos, Señor, nunca te conocieron; muchos te desecharon al quebrantar
tus Mandamientos; compadécete, Jesús, de los unos y de los otros, y
atráelos a todos a tu Santo Corazón. Sé Rey, ¡Señor!, no sólo de los
fieles que jamás se separaron de ti, sino también de los hijos pródigos
que te abandonaron; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, no sea que
perezcan de miseria y de hambre.
Sé Rey de aquéllos a quienes engañaron opiniones erróneas y desunió la
discordia; tráelos al puerto de la Verdad y a la unidad de la Fe, para
que luego no quede más que un solo Rebaño y un solo Pastor.
Sé Rey de los que aún siguen envueltos en las tinieblas de la idolatría o
del islamismo. A todos dígnate atraerlos a la luz de tu Reino.
Mira, finalmente, con ojos de misericordia, a los hijos de aquel pueblo,
que en otro tiempo fue tu predilecto; que también descienda sobre
ellos, como bautismo de redención y vida, la sangre que reclamó un día
contra sí.
Concede, Señor, a tu Iglesia incolumidad y libertad segura, otorga a
todos los pueblos la tranquilidad del orden; haz que del uno al otro
polo de la tierra resuene esta sola aclamación: “ALABADO SEA EL DIVINO
CORAZÓN, POR QUIEN HEMOS ALCANZADO LA SALUD; A ÉL GLORIA Y HONOR, POR
LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS”. Así sea.
El
Papa Pío XI, en Audiencia concedida al Cardenal de la Sagrada
Penitenciaría Apostólica el 16 de Julio de 1926, concedió 300 días de
Indulgencia a
cuantos rezaren devotamente esta oración. Indulgencia plenaria al mes,
con las condiciones de rigor, cuando se rece durante un mes. También se
obtiene la Indulgencia plenaria en el Día de Nuestro Señor
Jesucristo Rey, el último Domingo de Octubre.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)