Un reciente reportaje
de Bruno Viani en Il Secolo XIX (que puede consultarse en italiano Aquí) reabre la llaga dolorosísima del desierto en los
Seminarios conciliares «... en una Iglesia abrumadoramente comprometida en lo social y
aparentemente supina a los poderes del mundo ...».
Se podría sustituir la locación geográfica del informe poniendo en lugar de Génova el nombre de cualquier ciudad escogida al azar: ¡pero la cruda realidad descrita en la investigación no cambia! Sin embargo, conviene siempre recordarlo, en la dramaticidad de las situaciones que golpean sobre todo a Europa y América Latina han encontrado manera de aniquilar solo aquellas realidades de semblante católico que parecían apropiadas para conjurar la deriva vocacional de la iglesia del Novus Ordo. Citamos solo dos casos: el Seminario de Ciudad del Este (Paraguay) y el Noviciado de los Franciscanos de la Inmaculada. Y de pronto esa falta de vocaciones sea el casus belli para decisiones futuras de Bergoglio, entre ellas la abolición del celibato y el acceso de las mujeres al presbiterado.
Génova: Presbíteros, cero ordenaciones en el 2016: alarma en la
Curia
Por Bruno Viani para IL SECOLO XIX
Mañana (15 de Mayo) en San Lorenzo, en el día de Pentecostés que la
Iglesia dedica
a la ordenación de los nuevos sacerdotes, estará un solo seminarista en
el altar que será consagrado diácono transeúnte (“in tránsito”, antes
del sacerdocio) en
vista de la definitiva consacración que tendrá lugar en un año: se llama
Andrea Carcasole, tiene 29 años y es mecánico dental titulado en el
IPSIA, después de frecuentar un doctorado en Enfermería,
antes de entrar en el seminario en el 2011.
Presbíteros, cero. Y luego se explica por qué la iglesia de Francisco
Bergoglio está comenzando a reflexionar no sobre dogmas, sino sobre
costumbres y reglas multiseculares, por la cuestión femenil en la
modalidad de acceso al presbiterado, y sobre el celibato.
En los salones inmensos del seminario de Righi hoy residen diez seminaristas,
incluido el próximo diácono, distribuidos entre los seis años de formación:
como decir, clases de uno o dos alumnos.
Es una media que (vista con ojos laicos) no parece llegar muy lejos,
frente a una media de funerales de sacerdotes. Si la Curia fuese una
comunidad profana y la curva de los sacerdotes italianos siguiese la
lógica de las matemáticas, se agotaría en el curso de pocos decenios.
Son poco más de trescientos los integrantes del clero diocesano genovés,
con una edad promedio superior a los 65 años, muchos de ellos tienen
más compromisos o más parroquias, y en mayor parte fueron ordenados por
el cardenal Giuseppe Siri, guía
de la Archidiócesis por más de cuarenta años, desde 1946 hasta el día de
su muerte, en
1987. Y un año sin "sacerdotes" es un año de carestía.
¿Significa que en el futuro la Iglesia podría verse obligada a tomar
decisiones drásticas? «El Señor ha prometido no hacer faltar obreros a
su mies», dice
evangelicémente don Michele De Santi, canciller de la Curia, que
admite: «La decisión del papa es una cosa inesperada»
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)