ADVERTENCIA
DEL TRADUCTOR: Sobre la cuestión del bautismo de sangre/deseo (y la
ignorancia invencible) ha habido agitado debate aún en estos tiempos.
Acerca de este asunto, nuestra posición es la misma que ha definido la
Iglesia, siguiendo el mandato de Cristo: EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO ES
ABSOLUTAMENTE NECESARIO PARA LA SALVACIÓN, Y ES IMPERATIVO PARA SU
VALIDEZ QUE SE HAGA CON LA DEBIDA MATERIA, FORMA E INTENCIÓN.
Reflexión de Lionel Andrades.
- Richard Cushing, Cardenal arzobispo de Boston, tuvo ‘un papel vital en la elaboración de Nostra Ætáte, que exoneró a los judíos del pecado de deicidio[1]; y su influencia se refleja en el catecismo de 1992, que declara que el plan de salvación también incluye a aquellos que reconocen la existencia de un Creador, sin necesidad de convertirse al Catolicismo’[2].
- Cushing aceptó la carta del Santo Oficio que le fue enviada en 1949 donde se asume la existencia del bautismo de deseo, como excepción al dogma Extra Ecclésiam Nulla Salus, en contra de la interpretación del padre Leonard Feeney SJ y el St. Benedict Center en Boston, que sostenía que es necesario el bautismo con agua para ser miembro de la Iglesia (se cuenta incluso que Cushing censuró y luego excomulgó al padre Feeney a causa de la molestia que generó en su amigo Robert Francis Kennedy -irónicamente, católico- el escuchar que ningún acatólico podía salvarse).
La
doctrina del bautismo de sangre/deseo y de la ignoriancia invencible
(los “cristianos anónimos” rahnerianos, o la “buena conciencia” de
rusoniano corte), devenida en la posibilidad de la salvación de los no
católicos sin mediar el bautismo administrado SEGÚN LA MATERIA, FORMA E
INTENCIÓN DEFINIDAS POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y LA SANTA IGLESIA
CATÓLICA, se refleja en Nostra Ætáte y el Catecismo wojtyla-ratzingeriano, que declara:
“La Iglesia católica (sic) no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas”. (Declaración Nostra Ætáte, 2)
En
una palabra, para un conciliar (y los tradicionalistas que siguen el
catecismo wojtyliano) son válidos los “tantos caminos a Dios como
hombres hay” que Ratzinger dijera a Peter Seewald en su libro La Sal de la Tierra.
Nostra Ætáte contradice el decreto conciliar Ad Gentes, que en su sección 7 indica que los acatólicos irán al Infierno. Pero a su vez Ad Gentes
se contradice a sí misma, pues afirma que nadie que conozca la
necesariedad ABSOLUTA de la Iglesia Católica y, sin embargo, no quiere
entrar y/o perseverar en ella, puede salvarse:
Porque Cristo mismo, ‘inculcando expresamente por su palabra la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó, al mismo tiempo, la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por la puerta del bautismo. Por lo cual no podrían salvarse aquellos que, no ignorando que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia Católica como necesaria, con todo no hayan querido entrar o perseverar en ella’. (Decreto Ad Gentes, 7)Sin embargo, el mismo decreto le abre la puerta a la ignorancia invencible en el párrafo siguiente:
Pues aunque el Señor puede conducir por caminos que Él sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe, sin la cual es imposible agradarle...
A pesar de reafirmar en ese mismo párrafo el deber-derecho de la Iglesia que es evangelizar mediante las misiones:
...la Iglesia tiene el deber, a la par que el derecho sagrado de evangelizar, y, por tanto, la actividad misional conserva íntegra, hoy como siempre, su eficacia y su necesidad.
Justificando su posición, Cushing decía conocer casos de gentes bautizadas de deseo o que se salvaron por ignorancia invencible. Puede uno preguntarse ¿Por ventura Cushing era clarividente, o levantó empadronamiento en el Reino de los Cielos? ¡NO! Él es un hereje modernista y ecumenista, ya que contradice la divina institución: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñadles a guardar todo lo que os he mandado. El que creyere y se bautizare, se salvará, y el que no creyere se condenará” (Mateo XXVIII, 19; Marcos XVI, 16), y las definiciones del Magisterio Infalible de la Iglesia.
NOTAS
[1]. En el Vaticano II, Cushing tuvo un rol crucial en la elaboración de la declaración Nostra Ætáte, que absolvió a los judíos de haber cometido deicidio. De hecho, sus comentarios tuvieron reflejo en el documento final. Ver en.wikipedia.org/wiki/Richard_Cushing y www.thebostonpilot.com/articleprint.asp.
[2]. A modo de ejemplo, el artículo 841 del catecismo wojtyliano declara que el plan salvífico incluye a los musulmanes, porque supuestamente profesan tener la fe de Abrahán, y junto con nosotros ellos adoran al único y misericordioso Dios, juez de la humanidad en el último día. Afirmación herética y falsa, porque el Dios musulmán es más semejante al Zeus greco-romano que al Dios cristiano, y siguiendo a los herejes nestorianos, los musulmanes no reconocen la divinidad de Jesucristo.
[1]. En el Vaticano II, Cushing tuvo un rol crucial en la elaboración de la declaración Nostra Ætáte, que absolvió a los judíos de haber cometido deicidio. De hecho, sus comentarios tuvieron reflejo en el documento final. Ver en.wikipedia.org/wiki/Richard_Cushing y www.thebostonpilot.com/articleprint.asp.
[2]. A modo de ejemplo, el artículo 841 del catecismo wojtyliano declara que el plan salvífico incluye a los musulmanes, porque supuestamente profesan tener la fe de Abrahán, y junto con nosotros ellos adoran al único y misericordioso Dios, juez de la humanidad en el último día. Afirmación herética y falsa, porque el Dios musulmán es más semejante al Zeus greco-romano que al Dios cristiano, y siguiendo a los herejes nestorianos, los musulmanes no reconocen la divinidad de Jesucristo.
https://radiocristiandad.wordpress.com/2013/07/29/p-basilio-meramo-sobre-el-dogma-de-fe-extra-ecclesiam-nulla-salus-y-el-bautismo-de-deseo/
ResponderEliminarNo es de extrañar que aún entre la misma Tradición haya algunos que se comprometieron con el modernismo, queriendo erigirse en paladines de la Fe sólo para justificar doctrinas de hombres. Y Méramo tampoco es referente de ortodoxia, ya que defiende a Manuel Lacunza SJ, cuya obra fue puesta en el Índice de Libros Prohibidos desde 1824 (no tiene nada que ver, pero es verdad).
EliminarSi, siempre en algo resbalan. Ni hablar los línea media tipo Caponneto, y para colmo Mario el hermano de Antonio enseña en un seminario, un laico enseñando síntensis hegeliana a los curas que se puede esperar, NADA.
EliminarInteresantísimo artículo. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarENCIMA TERMINA LA CARTA AD GENTES CON EL YO PABLO QUE HIJO DE PUTAS CÍNICO.
ResponderEliminarPor lo cual no podrían salvarse aquellos que, no ignorando que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia Católica como necesaria, con todo no hayan querido entrar o perseverar en ella’
ResponderEliminar-
Eso no lo enseñan a la gente ni en las catequesis por lo tanto los más perjudicados son los bautizados que al final dejan la iglesia porque la imagen que dan estos modernistas de pacotilla okupas es que en todas las religiones se salvan y dejan la iglesia porque igual se salvan sin hacer nada... que hpd estos usurpadores del demonio.
La declaración Nostra Ætáte, n. 2: «La Iglesia católica (sic) no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas»
Eliminarentra en contradicción con el decreto Ad gentes, n. 7 (que sin embargo, se contradice a sí misma, porque al tiempo que sostiene que la Iglesia tiene la tarea de evangelizar por las Misiones, propugna que hay salvación por la “ignorancia invencible”):
«La razón de esta actividad misional se basa en la voluntad de Dios, que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad, porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el Hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos” (1 Tim. 2, 45), “y en ningún otro hay salvación” (Hch. 4, 12). Es, pues, necesario que todos se conviertan a Él, una vez conocido por la predicación del Evangelio, y a Él y a la Iglesia, que es su Cuerpo, se incorporen por el bautismo. Porque Cristo mismo, “inculcando expresamente por su palabra la necesidad de la fe y del bautismo (cf. Mc. 16, 16; Jn. 3, 5), confirmó, al mismo tiempo, la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por la puerta del bautismo. Por lo cual no podrían salvarse aquellos que, no ignorando que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia Católica como necesaria, con todo no hayan querido entrar o perseverar en ella” (cf. Const. Dogm. Lumen Géntium, 14). Pues aunque el Señor puede conducir por caminos que Él sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe, sin la cual es imposible agradarle (Heb. 11, 6), la Iglesia tiene el deber (1 Cor. 9, 16), a la par que el derecho sagrado de evangelizar, y, por tanto, la actividad misional conserva íntegra, hoy como siempre, su eficacia y su necesidad».
Aun así, todos estos textos son citados por Wojtyła y Ratzinger en el n. 843 de su Catecismo: «La Iglesia reconoce en las otras religiones la búsqueda, “entre sombras e imágenes”, del Dios desconocido pero próximo ya que es Él quien da a todos vida, el aliento y todas las cosas y quiere que todos los hombres se salven. Así, la Iglesia aprecia todo lo bueno y verdadero, que puede encontrarse en las diversas religiones, “como una preparación al Evangelio y como un don de aquel que ilumina a todos los hombres, para que al fin tengan la vida” (Lumen Géntium 16; cf. Nostra Ætáte 2; Evangélii Nuntiándi 53)».
Y había otro motivo, aun más personal si cabe, por el que Cushing excomulgó al padre Feeney: El judío Gary Rosenblatt, editor del periódico The Jewish Week, escribió en su artículo del 29 de Agosto de 2003 “Tres religiones y un rayo de esperanza” (sobre el seminario de cinco días “Islam, Judaísmo, Cristiandad: Pluralismo y Discordia en el Mundo Contemporáneo” en Pittsfield, MA) lo siguiente:
ResponderEliminar«En un caso menos conocido, el cardenal Richard Cushing excomulgó a un sacerdote, Leonard Feeney, en 1953, por predicar que todos los no católicos irían al Infierno. Aunque las palabras del padre Feeney se basaron en el Evangelio, el cardenal Cushing las encontró ofensivas, en gran parte porque su hermana [Mary Jane “Dolly”] se había casado con un judío [Richard Nathan “Dick” Pearlstein Cohen], dijo [James] Carroll, y el cardenal había crecido cercano a la familia [Pearlstein], sensibilizándolo sobre la perspectiva judía hacia el proselitismo».
https://web.archive.org/web/20040301124318/http://www.thejewishweek.com/top/editcolcontent.php3?artid=2962
https://www.geni.com/people/Cardinal-Richard-J-Cushing/6000000020799380452
https://www.geni.com/people/Mary-Jane-Dolly-Pearlstein/6000000020799486126
https://www.geni.com/people/Richard-Pearlstein/6000000020799466161
Eso dice mucho de él, estimado hermano. Cushing era de los que preferían la estima de los hombres que no la defensa de la Fe. De razón que acabó apostatando de la Fe.
EliminarEl retrato del cardenal Cushing:
Eliminar«Un ecumenista acompasado, el cardenal Cushing había ayudado preparando el camino en el Concilio Vaticano II para sus declaraciones sosteniendo la libertad religiosa y repudiando los señalamientos de deicidio contra los judíos.
[…]
Un prelado picante, franco y a veces impredecible, él había regresado a casa temprano de las dos primeras sesiones del Concilio Vaticano de 1962-65, expresando impaciencia por las formalidades eclesiásticas.
“No va a pasar nada”, farfullaba con su voz fragosa.
Pero volvió a Roma en 1964, dando llamados apasionados, en su latín con fuerte acento irlandés, por decretos sobre la libertad de conciencia y afirmando los lazos cristianos con el judaísmo.
[…]
Él fue uno de los primeros miembros de la jerarquía estadounidense en comenzar apareciendo frecuentemente en reuniones protestantes y judías.
Con su brusquedad e ingenio característicos, rechazó las otrora ideas exclusivistas sobre su iglesia, diciendo: “Nadie me puede decir que Cristo murió en el Calvario por algún grupo selecto. Como dijo aquel tío, es genial vivir con los santos en el cielo, pero es un infierno vivir con ellos aquí en la tierra”».
Artículo de prensa “El cardenal Richard Cushing, prelado de Boston de 75 años, muere de cáncer; exequias el sábado”. Diario Standard Speaker, Hazelton, Pensilvania, 3 de Noviembre de 1970, pág. 1. (Disponible en línea: https://www.newspapers.com/image/67652523/)