Escribe el Apóstol del Rosario Bartolo Longo que «el Arcángel San Gabriel es por las sublimes misiones que Dios le confió uno de los más poderosos entre los Siete Espíritus asistentes al Trono de Dios. Él de hecho es la Fortaleza de Dios, es el Ángel de la Encarnación, es el Ministro y Custodio sublime de la gran Madre de Dios. En él está la custodia de las imágenes de María Santísima. Ser devotos del Arcángel San Gabriel quiere decir obtener el amor de la Madre celestial. Grande es el poder de él ante la Reina del Cielo y de la tierra. Dirijámonos confiados a tal intercesor en cualquiera necesidad nuestra espiritual y temporal, y él nos obtendrá alguna gracia». Fundados en esta invitación de uno de los más grandes devotos de la Madre de Dios, ofrecemos a los lectores estas oraciones tomadas del Manual de Filotea del canónigo Giuseppe Riva para honrar al espíritu bienaventurado a la misma Madre llevó el anuncio de la Encarnación del Verbo.
I. Por aquella gloria que os distingue entre tantos compañeros vuestros, oh gran Arcángel San Gabriel, siendo vos uno de los siete que están continuamente al trono del Altísimo, obtenedem la gracia que yo camine siempre en la divina presencia, a fin que mis pensamientos, mis palabras y mis acciones no tengan otra mira sino la pura gloria de Dios. Gloria.
II. Por aquel santo júbilo que sentisteis, oh glorioso arcángel San Gabriel, al ser enviado a la tierra como anunciador del más consolante misterio, esto es la Encarnación del Verbo y la universal Redención, obtenedme la gracia que no me engría entre los honores, ni me desanime entre las humillaciones, sino que sepa servirme de todo según los designios de Dios, los cuales no tienen otro objetivo que mi santificación. Gloria.
III. Por aquella inefable alegría que probasteis, oh glorioso arcángel San Gabriel, al presentaros en Nazaret a María, la más privilegiada y la más santa entre todas las hijas de Eva, obtenedme la gracia que yo le profese costantemente una singularísima devoción, y que me ocupe con todo poder en aumentar el número de sus devotos y en promover su culto, a fin de participar en aquella bienaventuranza que únicamente está prometida a los que la veneran. Gloria.
IV. Por aquel insólito gozo que os inundó, oh glorioso arcángel San Gabriel, al preconizar a María como la llena de gracia, la bendita entre las mujeres, y la elegida entre todas para devenir Madre del Verbo, obtenedme, os ruego, que amando yo, a imitación de la Virgen, el retiro y la oración, merezca el ser distinguido también en la tierra con particulares bendiciones. Gloria.
V. Por aquel improviso estupor que os oprimió, oh glorioso arcángel San Gabriel, cuando visteis a la Virgen conturbarse ante vuestras magníficas palabras, obtenedme, os ruego, un afecto constante a la santa humildad, que es el fundamento y el sustento de todas las virtudes. Gloria.
VI. Por aquella extraordinaria veneración que concebisteis por María, oh glorioso arcángel San Gabriel, cuando la visteis más pronta a renunciar el honor de la divina maternidad que a la conservación de su propia virginidad, obtenedme, os ruego, la la resolución y el coraje de renunciar a todos los placeres y a todas las grandezas del mundo antes que violar mínimamenre las promesas hechas al Señor. Gloria.
VII. Por aquella admirable benignidad con que vos, glorioso arcángel San Gabriel, disipasteis todos los temores que agitaban el Corazón de María cuando os oyó anunciar que sería madre, limpiad, os ruego, mi mente de todas las ilusiones con que el príncipe de las tinieblas ae esfuerza para impedir el conocimiento claro y preciso de las verdades tan ciertas como indispensables para la salvación. Gloria.
VIII. Por aquella generosa prontitud con que la Virgen creyó a todas vuestras palabras, oh glorioso arcángel San Gabriel, y consintió a la promesa de convertirse en la Madre del Verbo y Corredentora del mundo, obtenedme, os ruego, la gracia que yo me uniforme siempre espontáneamente a la voluntad de mis mayores, y lleve siempre con alegría aquella mística cruz de padecimentos que el Señor quiera enviarme. Gloria.
IX. Por aquella alegría infinita que inundó al tiempo a los corazones de todos los justos en el limbo, de los ángeles en el paraíso y de los hombres sobre la tierra, cuando informando vos, oh glorioso arcángel San Gabriel, al trono de la Santísima Trinidad el consenso de la Virgen, descendió el Verbo del Padre en su seno, donde por obra del Espíritu Santo se vistió de nuestras miserias, obtenedme la gracia que yo camine fielmente tras los ejemplos luminosísimos que de todas las virtudes vino a darnos este Unigénito encarnado, a fin que, después de haberlo seguido por el camino de los dolores, llegue con Él a subir el monte misterioso de la visión sempiterna. Gloria.
ORACIÓN
Oh Dios, que elegisteis al Arcángel San Gabriel de entre todos los ángeles para anunciar el Misterio de vuestra Encarnación, concédenos propicio, que, a cuantos celebramos en la tierra su festividad, merezcamos obtener su patrocinio en el Cielo. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.
JACULATORIA: Gobernadme siempre fiel, glorioso San Gabriel, y no permitáis jamás que mi alma sea de vos olvidada.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)