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domingo, 12 de julio de 2015

EL ASESINATO DE GABRIEL GARCÍA MORENO

Asesinato de Gabriel García Moreno (6 de Agosto de 1875)
  
En el artículo sobre el Presidente Mártir de Ecuador, Gabriel García Moreno, un sujeto llamado Pedro Pinto nos ha tachado de "hipócritas, abusivos e irrespetuosos" sólo porque en él se señala que su asesino, Faustino Lemus Rayo, era colombiano. Con el respeto debido a ese país tan noble y de tan buenas gentes, pero la verdad sea ante todo: Hay personas allá (y en todas partes, desde luego) que son de muy mala recordación, y Lemus Rayo era uno de ellos. Por eso publicamos esta monografía del ingeniero e historiador colombiano Alfredo Cardona Tobón, en la que profundiza al respecto y desvela la personalidad del magnicida.
   
EL ASESINATO DE GABRIEL GARCÍA MORENO
-Ingrata recordación-
Alfredo Cardona Tobón
   
Entre colombianos y ecuatorianos ha existido un cariño de hermanos, pero ha aparecido un “anticolombianismo” en el país vecino después del bombardeo del campamento de la FARC en territorio ecuatoriano durante el gobierno del presidente colombiano Uribe Vélez y por la desguarnecida frontera se han colado elementos nocivos para las dos países.
  
Los problemas fronterizos no son nuevos. Desde los primeros años de la república se han presentado conflictos que por fortuna no han dañado en forma irremediable la amistad colombo-ecuatoriana. El presidente Florez entró con sus tropas a Pasto y reclamó un extenso territorio confiado en el ofrecimiento de Mosquera de cederle una franja a cambio de su apoyo contra los rebeldes. En la guerra de los Mil Dias el presidente Eloy Alfaro apoyó a los liberales y desde territorio ecuatoriano se organizó la campaña caucana contra el gobierno conservador.
  
Fueron hechos que enturbiaron las relaciones, como lo fue tambien la presencia en el Ecuador del colombiano Faustino Lemus Rayo, asesino del presidente ecuatoriano García Moreno.
  
QUIÉN FUE FAUSTINO LEMUS RAYO
       
Faustino Lemus Rayo
   
Los hombres probos y rectos trazan el rumbo de la humanidad y también lo hacen hombres viles y despreciables, disfrazados de próceres por cierto tipo de historia. Posiblemente el presente colombiano hubiera sido diferente si Roa Sierra no hubiera asesinado al lider liberal Jorge Eliecer Gaitán y quién sabe qué habría sucedido en el Ecuador si Faustino Lemus Rayo con sus compinches, hubiera respetado la vida de García Moreno; por lo menos ese país conservaría la parte de su Amazonia, perdida por las políticas erradas de los gobiernos posteriores.
  
Faustino Lemus Rayo nació el primero de mayo de 1836 en Roldanillo, Valle del Cauca. De pequeña estatura, musculoso, buena figura, ojos claros, pelo rubio, fue díscolo y pendenciero desde su tierna edad. En la “época del perrero”, en los años 1850, el joven Faustino, con el valor y arrojo que lo convirtieron en el “guapo”de los alrededores, enfrentó a las hordas de negros que amenazaban la vida y los bienes de sus parientes.
     
En la dictadura de Melo, Lemus Rayo se unió a las tropas “constitucionalistas” que lucharon contra el salamineño Laureano Urrego en Cartago (Valle). En ese combate fue impresionante su ferocidad: no perdonó heridos ni vencidos y empapado de sangre enemiga, Lemus recorrió las calles de esa ciudad como un azote del diablo.
  
Faustino abandonó la casa paterna debido al robo de unas joyas y abrió un taller de talabartería en Cali. En 1858 estalla una guerra en Ecuador y Lemus marcha con las fuerzas que tratan de derribar al presidente Urbina bajo las banderas de Gabriel García Moreno.
  
Faustino renuncia a la nacionalidad granadina y adopta al Ecuador como su patria. El dos de abril de 1859, lucha en Cuarentum y tanto se distingue en los campos de batalla, que García Moreno le confía comisiones especiales, incluso en la guerra con la Nueva Granada, contra la cual combate en 1863 en Cuaspud con el grado de capitán. Los granadinos lo apresan y el general Tomás Cipriano de Mosquera lo condena a muerte por traidor. Faustino Lemus se salva de la muerte al hacer creer a sus captores que ha nacido en Tulcán y que su apellido es Rosas.
    
En 1865 García Moreno cumple el período presidencial y Faustino se dedica al comercio entre Quito y el Amazonas. Sus conocimientos del lenguaje quichua, las conexiones militares, su audacia, el despotismo y ningún escrúpulo de conciencia, le permiten hacer una fortuna a costa de los indios, a quienes engaña, explota y esclaviza.
   
En 1867 el Vicario de Napo, monseñor Vicente Pástor, intenta frenar los atropellos de Lemus Rayo y viendo que es inútil, prefiere ceder las misiones a los jesuitas, quienes con mayor poder político, logran que García Moreno saque a Faustino Lemus de la selva y le retire sus funciones de guardia de escoltas.
 
La ambición de Faustino Lemus, el anticlericalismo de Abelardo Moncayo y de Roberto Andrade; y el fanatismo liberal de Manuel Cornejo los unió para que bajo el influjo de Manuel Polanco, urdieran el asesinato de García Moreno, nuevamente al frente de un gobierno católico católico y conservador.
 
EL ASESINATO
Avanza la tarde del seis de agosto de 1875. Desde tempranas horas los cuatro asesinos esperan la llegada de García Moreno al Palacio de Gobierno. El presidente sube las gradas del edificio acompañado por un edecán desarmado. Lemus camina detrás y a mansalva le descarga un machetazo, en tanto que sus compinches disparan a quemarropa sin dar en el blanco.
   
Herido, García Moreno se vuelve contra Lemus y lo enfrenta con un bastón. El presidente retrocede y un quinto enemigo le cierra el paso, entonces se apoya en una pared para proteger su espalda y Lemus Rayo le descarga otro machetazo.
  
Un joven negro, zapatero de oficio, acude en defensa de su mandatario y sujeta a Lemus por detrás. La gente grita y la guardia cercana parece ignorar los angustiosos llamados de auxilio. Los asesinos controlan al negro; Lemus arroja al herido por el borde de un bardal de dos metros de altura y sigue tras él para rematarlo. Varias mujeres acuden a socorrer al herido y Faustino Lemus, vociferando, ciego de ira, insulta a su víctima indefensa, mientras le descarga machetazos en la cabeza y en los hombros.
  
Los asesinos huyen al darse cuenta que la guardia se acerca. No hay vivas ni revolucionarios que apoyen a los bandidos. Un soldado traspasa con una bayoneta la pierna de Faustino Lemus. “Maten al asesino”, grita la gente enardecida. “Abran paso”, dice el corneta Manuel López a sus compañeros... Lemus se arrastra clamando piedad... el corneta levanta el fúsil, le apunta en el ojo derecho, dispara y los sesos de Faustino se desparraman por la calle.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)