En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA PRIMERO - 24 DE FEBRERO
En tu vida, oh San Gabriel de la Dolorosa, buscaste la voluntad de Dios como lo más importante. La acogiste con serenidad en todo momento, diciendo a menudo que la voluntad propia no agrada a Dios, y adheriste con amor al plan de Dios aun cuando te pidió morir en la flor de la juventud.
Obtenme la gracia de estar siempre en sintonía con el designio de Dios sobre mí. Enséñame a aceptar los acontecimientos de cada día, incluso los imprevistos y dolorosos, como ocasiones en las cuales Dios me quiere encontrar y me hace posible ofrecerle mi amor. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN
Oh Señor, que has enseñado a San Gabriel de la Dolorosa a meditar asiduamente los dolores de tu dulcísima Madre, y por medio de ella lo has elevado a las altas cumbres de la santidad, concédenos, por su intercesión y su ejemplo, vivir tan unidos a tu Madre dolorosa que gocemos siempre de su protección maternal. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 25 DE FEBRERO
Caro San Gabriel de la Dolorosa, siento profundamente la necesidad de esta esta gracia (…). Preveo que ella reforzará la confianza en Dios, mejorará el compromiso cristiano y realizará las aspiraciones de todos. Espero que este mi deseo sea fruto del Espíritu y signo de la voluntad divina.
Consciente de que mi oración es débil y que mi miseria me impide el ser escuchado, recurro a tu intercesión. Puesto que por tu amor a Jesús Crucificado y a la Virgen Dolorosa puedes impetrar de ellos tantas gracias y milagros, obtén también para mí la gracia que te pido. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
DÍA TERCERO - 26 DE FEBRERO
Tu paso sobre la tierra, oh San Gabriel de la Dolorosa, fue alabanza a Dios y testimonio de su amor. No sciupasti los dones de la vida, sino que adempisti el querer del Padre y ejercitaste las virtudes cristianas hasta el grado heroico de la santidad.
Haz que también yo, confortado por la gracia que me has de obtener, pueda gastar mi vida a gloria de Dios. Enséñame, con tu ejemplo, a ser testimonio de mi bautismo practicando fielmente la vida cristiana y sirviendo a los hermanos según las exigencias de mi estado. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)