Elementos tomados de LA PORTE LATINE y RIPOSTE CATHOLIQUE.
La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X (FSSPX) pidió al Vaticano nuevas conversaciones dogmáticas sobre temas controvertidos, así mencionó en su Carta a los Amigos y Benefactores de marzo el padre Benoît de Jorna, Superior del Distrito de Francia:
LA IGLESIA EN LA TEMPESTAD
Queridos amigos y benefactores,
La Iglesia está actualmente atrapada en una terrible tempestad. Pienso que esta imagen, esta comparación, si la profundizamos, nos permitirá saber mejor cuál debe ser la actitud católica que debemos seguir hoy.
Cuando se está en un barco en altamar, la tempestad se caracteriza principalmente por las borrascas que uno no puede prever y que se suceden de forma aleatoria, ni mucho menos acercarse. Estas borrascas son peligrosas y destructivas para la nave y también para sus ocupantes.
Tempestad en la Santa Iglesia
Esto es lo que vemos en la Santa Iglesia. A intervalos aproximados, surgen fuertes escándalos morales, pero también iniciativas doctrinales y prácticas provenientes de la misma cima de la jerarquía. Modificación de las leyes del matrimonio, abolición al menos parcial del celibato eclesiástico, «ecologismo» lunático, transformación de la Curia romana, declaraciones altisonantes, impresionantes y a veces espeluznantes a los medios, apoyo a una inmigración incontrolada, diálogo interreligioso todo azimut son algunas de las iniciativas problémicas arrojadas al público y las cuales nos han asombrado después de muchos años.
En una tempestad, el poder de las borrascas supera grandemente las capacidades de los marinos, y los hace creer al punto que uno puede impedir realmente por sus propias fuerzas su acción destructiva. Lo único posible y razonable es intentar preservar bien y mal a la vez los hombres sobre la nave, y la nave misma, comenzando por sus capacidades de maniobra. En esta situación de la Iglesia, no debemos pretender, por nosotros mismos, cambiar radicalmente la situación, que nos supera y nos escapa, siendo dada la desproporción entre nuestras pequeñas obras y el poder de la jerarquía eclesiástica (incluso si ella es, desgraciadamente, tan poco confiable actualmente) reforzado con el del mundo.
Así, nosotros estamos tambien condenados a sufrir estas borrascas y, aun si intentamos ponernos al abrigo lo mejor que podamos, para no ser golpeados inopinadamente por una ola o un golpe de viento imprevisto, afrontamos las consecuencias inevitables de la situación. El ministerio de los sacerdotes se ha vuelto más difícil, y se encuentran más y más situaciones morales rigurosamente desconocidas hace veinte años. La vida cristiana de los fieles se enfrenta a los múltiples obstáculos, a las tentaciones insospechadas.
Pensar en protegernos
Eso hace pensar principalmente y ante todo en protegernos de las influencias deletéreas, sin cesar evidentemente de predicar el Evangelio y de dar testimonio de Cristo, cada uno según nuestra vocación. Hay un equilibrio siempre en movimiento, no necesariamente fácil de encontrar, como de hacerlo conservar, a fin que no sea destruido por una situación moralmente peligrosa, pero no «enquistarse» de forma cobarde y egoísta. Es así, por ejemplo, que Mons. Lefebvre ha tenido esta magnífica intuición de los prioratos, donde los sacerdotes son protegidos del mundo y pueden rehacer sus fuerzas físicas, mentales y espirituales, antes de partir en apostolado para llevar a las almas la luz de Cristo.
Es innegable que esta situación tempestuosa es como el efecto de coletazo del huracán que fue el Concilio Vaticano II. Es por esto que convenía que la Fraternidad San Pío X haya demandado que nuevamente se realice un trabajo doctrinal sobre las cuestiones controvertidas. Roma nos ha respondido claramente que actualmente no hay planes para volver a tratar cuestiones doctrinales, que son por tanto el nudo de la cuestión y bloquean la cuestión canónica, la cual no puede ser sino subsecuente.
Bien entendido, esto es lo que nos impide aprovechar de la benevolencia de tal o cual obispo diocesano, que nos permite ejercer más largamente y en las mejores condiciones nuestro apostolado enteramente fundado sobre la Tradición, y eso sin ningún compromiso de nuestra parte. Dado que, según la sentencia de Louis Veuillot, «todo lo que es católico es nuestro», no tenemos ninguna razón de privarnos, si finalmente nos es concedido sin contrapartida, de lo que pertenece al patrimonio de la Iglesia y pueda aprovechar al bien espiritual de las almas.
“Conservar el norte”
Otra característica de las tempestades es la de hacer «perder el Norte». Las nubes impiden ver el sol, la luna, las estrellas, y de alinearse en relación a ellas. Más, las olas están tan elevadas, la lluvia rebosa el horizonte, las nubes descienden tan bajo que todo se confunde, que uno no sabe dónde está arriba y abajo, la derecha y la izquierda, el frente y la espalda: se está perdido si se pretende utilizar simplemente sus sentidos, dado que la localización está provisoriamente abolida. La única solución razonable es tener confianza en los instrumentos y proseguir obstinadamente la ruta según lo que nos está indicado, auqne tengamos a cada instante la tentación de seguir lo que creemos nos indican nuestros sentidos, a riesgo de perdernos nosotros mismos y también la nave.
En la situación actual de la Iglesia, tenemos los instrumentos ciertos, que son la Escritura, el catecismo, Santo Tomás de Aquino, el Código de Derecho Canónico de 1917, el Magisterio Auténtico de los Concilios y de los Papas, los escritos de teólogos reconocidos y de los santos, etc. La tentación será la de creer que, porque el mundo ha cambiado en ciertas cosas (y eso es verdad), debemos abandonar estos instrumentos fiables para inventar una nueva doctrina, una nueva moral, una nueva pastoral, pretendidamente mejor adaptadas a este nuevo mundo moderno.
En realidad, en el depósito de la Tradición, donde acabo de enumerar los elementos principales, todos los recursos necesarios para adaptar en un sentido perfectamente tradicional nuestra pastoral, cuando se presentan a nosotros problemas materialmente nuevos. Porque el hombre sigue siempre igual, ya viaje a pie, en coche o en cohete; escriba en papiro, pergamino, en libros o en pantalla. Y si la Iglesia, por ejemplo, tuvo que adaptarse, sin alterar su esencia, al correo, al telégrafo, al teléfono y al fax, ella puede hacer fretne a la internet con los recursosm que le han transmitido los siglos pasados.
El hombre sigue igual
Se dice fácilmente de la Fraternidad San Pío X que ella está «estática». Pero nosotros utilizamos, espero que juiciosamente, todos los medios modernos susceptibles de facilitar nuestro apostolado. Pero el hombre sigue igual, la Revelación sigue igual, «Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre» (cf. Heb. XIII, 8), las soluciones doctrinales y morales que proponemos no pueden sino ser las mismas. Sí, no hay salvación fuera de la Iglesia; sí, Jesucristo debe reinar sobre las personas, las familias y las sociedades; sí, el matrimonio válido es indisoluble; sí, la misa dominical es un mandamiento de la Iglesia, particularización de un mandamiento de Dios, etc. Y esto, tanto para el hombre moderno como para el de la Edad Media.
Lo que se quiere hacer pasar, en realidad, cuando nos dicen que hay que saber «evolucionar», no son cambios puramente materiales (todo el mundo sabe que no vivimos como los Amish), sino efectivamente cambios de fondo que contradicen lo que ha enseñado y hecho la Iglesia durante veinte siglos. Y esto no lo queremos, no podemos ni lo haremos, con la gracia de Dios.
Siendo así, donde la Providencia nos envíe, trataremos de hacer avanzar la obra de Dios, buscaremos predicar a Cristo y haremos brillar su luz y su gracia. Lo que nos pide el buen Dios es cada día dar testimonio de Él en un mundo que se aleja cada día más del buen sentido, de la fe y de la gracia.
Vuestros sacerdotes hacen su trabajo, os aportan el auxilio de su ministerio, continúan edificando los prioratos, las iglesias, las escuelas donde hoy y mucho más mañana os podéis santificar, educar cristianamente a vuestros hijos, retomar las fuerzas espirituales para continuar siendo firmemente cristianos y católicos cuando todo se liga para desviarnos del camino recto.
Es por esta tarea difícil pero también exaltante que tenemos necesidad de vuestra ayuda, incluyendo la material. Yo confío todas nuestras intenciones, todas vuestras intenciones, todas vuestras intenciones, que se confunden, a la bienaventurada Virgen María, «fuerte como un ejército en orden de batalla».
Padre BENOÎT DE JORNA, Superior del Distrito de Francia.
Conviene recordar que el último diálogo teológico de la Fraternidad con la vaticana Congregación para la Doctrina de la Fe (2009-2011) terminó sin resultado alguno. Incluso, como dijera Mons. Tissier de Mallerais el 16 de Septiembre de 2012, «la Virgen no bendijo el acuerdo». Y que por otra parte, con Bergoglio el tema había pasado a ser sólo de asuntos prácticos, llegando a concederles, inter ália, jurisdicción para la Confesión mediante la bula Misericórdia et Mísera, jurisdicción (a medias) para los matrimonios, reconocerles como jueces de primera instancia en materia canónica, y eliminar la Comisión “Ecclésia Dei”.
Por otra parte, el padre Davide Pagliarani, superior general de la FSSPX, junto con su “muy influyente” primer asistente, monseñor Alfonso de Galarreta, está imponiendo una nueva línea en la Fraternidad, calificada por los críticos internos como “Fuera de la Fraternidad no hay salvación”. Los cambios son:
- Salientes:
- Monseñor Bernard Fellay: trasladado desde la casa generalicia en Suiza al seminario Santo Tomás de Aquino, en Estados Unidos.
- Monseñor Bernard Tissier de Mallerais: por razones médicas, trasladado desde Estados Unidos al Seminario San Pío X de Écône (Suiza).
- Padre Christian Thouvenot (secretario general de la Fraternidad): nombrado profesor en el seminario de Écône.
- Padre Franz Schmidberger (rector del seminario del Sagrado Corazón de Jesús en Zaitzkofen): trasladado al distrito de Alemania.
- Padre Jürgen Wegner (superior del distrito de Estados Unidos): trasladado al distrito de Austria.
- Padre Daniel Couture (superior del distrito de Canadá): nombrado prior de la casa contemplativa Nuestra Señora de Montgardin en Francia (el anterior prior, padre Pierre Laurençon, fue trasladado al distrito de Francia).
- Padre Philippe Brunet (superior de la casa autónoma de España y Portugal): nombrado profesor en el seminario Nuestra Señora Corredentora en Argentina.
- Padre Mario Trejo (superior del distrito de América del Sur): trasladado al distrito de América del Sur.
- Promovidos:
- Padre Jorge Amozurrutía (superior del distrito de México): superior de la casa autónoma de España y Portugal.
- Padre Paschal Schreiber, (superior del distrito de Suiza): rector del seminario de Zaitzkofen.
- Padre Daniel Themann (rector del seminario australiano de la Santa Cruz): superior del distrito de Australia y Oceanía.
- Padre John Fullerton (superior del distrito de Australia y Oceanía): superior del distrito de Estados Unidos.
- Nuevos nombramientos:
- Padre Foucauld Le Roux: secretario general de la Fraternidad.
- Padre Thibaud Favre: superior del distrito de Suiza.
- Padre Robert MacPershon: rector del seminario de Australia.
- Padre Pierre Mouroux: superior del distrito de México.
- Padre Joaquín Cortés: superior del distrito de América del Sur.
- Padre David Sherry: superior del distrito de Canadá.
Según el comentarista “Joseph”, del foro Fidélité catholique francophone, los acuerdistas convencidos y notorios (línea de Fellay) han sido reemplazados por acuerdistas moderados y cautos (línea de Galarreta), para continuar pacíficamente la implementación pacífica de los principios adoptados en 2012.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)