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ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

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sábado, 8 de marzo de 2025

LA MISIONERA QUE NO EVANGELIZÓ, EN EL MISAL Y CALENDARIO NOVUSORDITA


El pasado 24 de Diciembre de 2024, mediante el Protocolo N.º 703-24, el Cardenal Arthur Roche, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos novusordianos, tras hacer un panegírico en honor a Inés Gonxha Bojaxhiu Bernai, más conocida como “Madre Teresa de Calcuta”, decreta en nombre de su señor Francisco Bergoglio que «la celebración de santa Teresa de Calcuta, virgen, se inscriba en el Calendario Romano General, el 5 de septiembre, con el grado de memoria libre», y que sea inscrita en el Misal, la Liturgia de las Horas y el Martirologio de su secta. La noticia salió en el Boletín diario de la Oficina de Prensa de la Santa Sede el pasado 11 de Febrero de 2025.
   
Para los interesados en conocer los propios que esta “nueva fiesta” tendrá, bien pueden remitirse al Anexo «Additiónes in Libris litúrgicis Ritus Románi de memória ad líbitum Sanctæ Terésiæ de Calcútta, vírginis» para consultarlos en su original latín (queda en las Conferencias episcopales la tarea de traducirlos). Aquí nos concentraremos en hacer un comentario, comenzando por la Misa –La Misa puede seguir el Común de las Vírgenes II (pro una virgine), que cuenta con tres formularios; o el Común de los Santos III (pro iis qui ópera misericórdiæ exercúerunt), mas con oración y lecciones propias– Es este último el formulario que seguiremos para el análisis, comenzando por el Misal, y luego por el Breviario (Los textos latinos de la Misa son de la edición típica del año 2002, y salvo la Oración colecta, la lección de la Liturgia de las Horas –disponible en español– y la entrada del Martirologio, todas las traducciones son de la Conferencia Episcopal Española):
  • El Introito es, como queda dicho, ad líbitum, pudiendo escogerse entre «Veníte, benedícti Patris mei, dicit Dóminus: infírmus eram, et visitástis me. Amen dico vobis, quámdiu fecístis uni ex his frátribus meis mínimis, mihi fecístis» (Venid vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor. Estaba enfermo y me visitasteis. En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis), adaptado de Mateo 25, 34, 36 y 40; o «Dispérsit, dedit paupéribus: justítia ejus manet in sǽculum sǽculi, cornu ejus exaltábitur in glória» (Reparte limosna a los pobres, su caridad dura por siempre, y alzará la frente con dignidad), del Salmo 111 (112, siguiendo la numeración hebrea), 9.
  • La Oración colecta (que también se registra en las Laudes y Vísperas de la novusordiana Liturgia de las Horas) dice:
    «Deus, qui beátam Terésiam, vírginem, vocásti, ut amóri Fílii tui in cruce sitiéntis exímia caritáte in paupérrimos respondéret, da nobis, quǽsumus, ejus intercessióne, in afflíctis frátribus Christo ministráre. Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum» (Oh Dios, que llamaste a la bienaventurada Teresa, virgen, a corresponder al amor de tu Hijo, sediento en la cruz, con una caridad extraordinaria hacia los más pobres entre los pobres, te rogamos nos concedas, por su intercesión, servir a Cristo entre nuestros hermanos afligidos. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos).
    Teresa de Calcuta no sirvió a Cristo, porque su servicio a los pobres fue meramente con fines terrenos, olvidándose que ellos tenían alma que salvar.
        
  • La “lectura” es de Isaías 58, 6-11.
  • El salmo responsorial (no existe el Gradual ni el Tracto en la Misa montiniana), es tomado del salmo Salmo 33 (34 si se sigue la numeración hebrea), versos 2-3. 4-5, 6-7, 8-9, 10-11, n. 739, 5. La respuesta es tomada del verso 2a: «Bendeciré al Señor en todo tiempo».
  • El verso antes del Evangelio es del cap. 11, verso 25 del Evangelio de San Mateo: «Benedíctus es, Pater, Dómine cœli et terræ, quia mystéria regni párvulis revelásti» (Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a los pequeños).
  • La perícopa evangélica es de San Mateo, capítulo 25, versos 31-46 (aunque se ofrece también una forma breve que va hasta el verso 40). El pasaje favorito de los conciliares para justificar su filantropía y la “teología de la liberación”.
  • Toda vez que en el Novus Ordo no existe antífona de Ofertorio, pasemos a la Oración sobre las Ofrendas (no se le puede llamar “Secreta” porque SE DICE EN ALTA VOZ):
    «Súscipe, Dómine, múnera pópuli tui, et præsta, ut, qui Fílii tui imménsæ caritátis opus recólimus, in tui et próximi dilectióne, beátæ Terésiæ exémplo, confirmémur. Per Christum Dóminum nostrum» (Recibe, Señor, los dones de tu pueblo y concede a quienes celebramos las maravillas del inmenso amor de tu Hijo, reafirmarnos, a ejemplo de santa Teresa, en el amor a ti y al prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor).
    ¿Cómo podría «reafirmarnos en el amor a Dios y al prójimo» el ejemplo de Teresa de Calcuta? O mejor, ¿lo hará en absoluto? NO. Ella no amó a Dios, porque no guardó sus mandamientos, el primero de ellos «No tendrás otros dioses delante de Mí». Y porque no Le llevó a los pobres y a los enfermos a los que atendía en Calcuta (que era su deber como misionera), sino que los dejó en «las tinieblas de la idolatría o del islamismo» (cf. Consagración al Sagrado Corazón de Jesús) diciéndoles como ella decía: «Convierto al hindú en un mejor hindú, al musulmán en un mejor musulman».
            
  • Sobre el Prefacio, hay varios para escoger, toda vez que la Madre Teresa de Calcuta es conmemorada en el Novus Ordo fuera del Tiempo Pascual. Recordemos que el Misal montiniano tiene seis prefacios comunes, siendo el prefacio de la Misa tradicional el segundo de la lista [con la novusordiana glosa «Qui bonitáte hóminem condidísti, ac justítia damnátum misericórdia redemísti...» (Que por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, con tu misericordia lo redimiste...)]. A efectos de nuestro análisis, usaremos el prefacio de las Santas Vírgenes y Religiosas, titulado De signo vitæ Deo consecrátæ (Significado de la vida de consagración exclusiva a Dios), que va en este tenor, y según las rúbricas, se puede decir también en las memorias:
    «In Sanctis enim, qui Christo se dedicavérunt propter regnum cœlórum, tuam decet providéntiam celebráre mirábilem, qua humánam substántiam et ad prim oríginis révocas sanctitátem, et perdúcis ad experiénda dona, quae in novo sǽculo sunt habénda. Et ídeo, cum Sanctis et ángelis univérsis, te collaudámus, sine fine dicéntes» (Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que se entregaron a Cristo por el reino de los cielos. Por ella llamas de nuevo a la humanidad a la santidad primera que de ti había recibido, y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo. Por eso, con los santos y todos ángeles, te alabamos proclamando sin cesar).
     
  • La antífona de comunión es ad líbitum, tomada de San Juan 15, 13: «Majórem hac dilectiónem nemo habet, ut ánimam suam ponat quis pro amícis suis» (Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos); o de San Juan 13, 35: «In hoc cognóscent omnes quia discípuli mei estis: si dilectiónem habuéritis ad ínvicem, dicit Dóminus» (En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros, dice el Señor). Cualesquiera de los dos, ninguno le cuadra, porque la primerísima obra de misericordia que da testimonio de caridad verdaderamente cristiana es EVITAR QUE MÁS ALMAS CAIGAN AL INFIERNO, y eso no lo hizo Teresa Calcutense (porque para cuidados materiales y médicos nada más, en nada se distinguen de Médicos Sin Fronteras, los Club de Leones, esos señores de sombrero fez que llaman los Shriners, cualquier fundación u oenegé, o la Teletón –bueno, sí la hay–).
  • La postcomunión es ad líbitum, pudiendo escoger entre:
    «Sacris mystériis reféctos, da nos, quǽsumus, Dómine, beátæ Terésiæ exémpla sectári, qui te indeféssa pietáte cóluit, et pópulo tuo imménsa prófuit caritáte. Per Christum Dóminum nostrum» (Alimentados, con estos sagrados misterios, concédenos, Señor, seguir los ejemplos de santa Teresa, que te dio culto con devoción constante y enriqueció a tu pueblo con un amor sin medida. Por Jesucristo, nuestro Señor).
    O :
    «Sacraménti salutáris, Dómine, pasti delíciis, tuam súpplices deprecámur pietátem, ut, beátæ Terésiæ caritátis imitatóres effécti, consórtes simus et glóriae. Per Christum Dóminum nostrum» (Después de gustar el sacramento de salvación, invocamos tu misericordia, Señor, para que, imitando la caridad de santa Teresa, participemos también de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor).
    Comentario ídem al anterior, añadiendo que toda la gloria de Teresa Calcutense (que adoró a Buda y al cabronazo de Gandhi) estuvo en el mundo, y no en Dios. Prueba de ello son la Orden “Padma Shri” de India y el Premio “Ramón Magsaysay” por la Paz y el Entendimiento Internacional de Filipinas en 1962, el Premio “Jawaharlal Nehru” del Entendimiento internacional en 1969, el Premio “Papa Juan XXIII” de Paz en 1971, el Premio “Pacem in terris” en 1976, el Premio Nóbel de Paz en 1979, la Orden “Bharat Ratna” de India en 1980, la Legión de Honor de Haití en 1981, Compañera honoraria de la Orden de Australia en 1982, Miembro honorario de la Orden del Mérito del Reino Unido en 1983, la Medalla “Honor de la Nación” de Albania en 1994 y demás condecoraciones y reconocimientos que no le cabían en el sari, amén de los tres días de duelo declarados por el gobierno indio tras su muerte y el funeral de Estado con la presencia de varios jefes de Estado, la bandera de la India sobre el ataúd y las veinte y una salvas de cañón de circunstancia.
Lo que quizá el 99,8765% de los modernistas desconozca (fuera de los DOS presbíteros propios de los Misioneros de la Caridad) es este formulario es derivado del formulario propio que Teresa Calcutense tiene en su congregación de las Misioneras de la Caridad para solemnizar su fiesta (y a buen seguro que ni siquiera esos dos gatos –y ni decir del presbítero canadiense de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro Matthew J. McNeely– tampoco saben que existe en latín). Pero aunque sea excedernos en estas labores escriptoriales (y probablemente no nos lo quieran agradecer ni acreditar –habida cuenta de los copiones–), lo presentamos acá (por supuesto, profundizando solo lo que los diferencia). De buena manera y gratis:
  • El Introito es «Veníte, benedícti Patris mei, dicit Dóminus: sitívi et dedístis mihi bíbere; ecce, ego nunc do vobis aquam vitæ ætérnæ» (Venid vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor. Tuve sed y me disteis de beber. He aquí que ahora os doy el agua de la vida eterna), cuya primera parte es de Mateo 25, 34-35. La segunda, no aparece ni literal ni parafraseando (por visto, la regla novusordita de no proclamar nada que no esté en la Escritura la pasaron por alto).
  • La Oración colecta es la misma que se señaló anteriormente, así que no vamos a reincidir. Comentario ídem para las lecturas.
  • La “segunda lectura” es de la 1.ª Epístola de San Juan, capítulo 4, versos 7-16.
  • Toda vez que en el Novus Ordo no existe antífona de Ofertorio, pasemos a la Oración sobre las Ofrendas (no se le puede llamar “Secreta” porque SE DICE EN ALTA VOZ):
    «Súscipe, Dómine, obséquium humilitátis nostræ, quod tibi in sollemnitate beátæ Terésiæ exhibémus, ut, ex huius participatióne mystérii, nos caritáte flagráre et sollicitúdine salútis animárum concédas combúri. Per Christum Dóminum nostrum» (Recibe, Señor, la ofrenda de nuestra humildad, que te presentamos en la solemnidad de santa Teresa, para que, al participar en este sacramento, seamos inflamados en la caridad y consumados por el celo de la salvación de las almas. Por Jesucristo nuestro Señor).
    Dime de qué presumes, y te diré de qué careces.
            
  • El Prefacio propio, titulado Missionária Caritátis (Misionera de la caridad), va en este tenor, y según las rúbricas, se puede decir también en las memorias:
    «Vere dignum et justum est, ǽquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui beátæ Terésiæ Christo sitiénti in cruce ita adhærére dedísti, ut, missionária facta caritátis, páuperum destitutiónem in se suscíperet et, iísdem insérviens, lumen amóris tui misericórdis effúnderet. Et ídeo cum Ángelis et Archángelis cumque multíplici congregatióne Sanctórum hymnum láudis tibi cánimus, sine fine dicéntes» (En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has concedido a santa Teresa compartir la sed de tu Hijo crucificado, haciéndola misionera de la caridad; ella ha cargado sobre sí el abandono de los pobres y, poniéndose a su servicio, ha irradiado la luz de tu amor misericordioso. Por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, y con la numerosa asamblea de los Santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar).
     
  • La antífona de comunión, tomada de San Mateo 25, 40: «Amen dico vobis: Quámdiu fecístis uni de his frátribus meis mínimis, mihi fecístis, dicit Dóminus» (En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis, dice el Señor). Remitimos al formulario anterior.
  • La postcomunión es la siguiente:
    «Sacra mystéria quæ súmpsimus, Dómine Deus noster, caritátis ardórem in nobis fóveant, quo beáta Terésia læto ánimo in paupéribus Jesum Christum Fílium tuum diléxit eique servívit. Qui vivit et regnat in sǽcula sæculórum» (Señor Dios nuestro, los santos misterios que hemos recibido, incrementen en nosotros el ardor de la caridad con el que santa Teresa gozosamente amó y sirvió a tu Hijo Jesucristo en los pobres. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos).
    Comentario ídem al anterior, añadiendo que toda la gloria de Teresa Calcutense (que adoró a Buda y al cabronazo de Gandhi) estuvo en el mundo, y no en Dios.
  • Por último, en las Misas votivas la lección es cambiada a la 1.ª Epístola de San Juan, capítulo 3, versos 14-16, el verso del Aleluya es de San Mateo 23, 11.12b: «Qui major est vestrum, erit miníster vester, dicit Dóminus; qui áutem se humiliáverit, exaltábitur» (Quien sea el mayor entre vosotros, hágase vuestro servidor, dice el Señor, porque el que se humilla será enaltecido), y el Evangelio es tomado de San Juan 19, 25-30.
Hasta antes de la promulgación de este decreto, la oración era la siguiente del referido Común:
«Deus, qui Ecclésiam tuam in dilectióne tuæ divinitátis et próximi cuncta serváre cœléstia mandáta docuísti, da nobis, ut, beátæ Terésiæ exémplo caritátis ópera exercéntes, inter benedíctos regni tui connumerári mereámur. Per Dóminum» (Oh Dios, que enseñaste a tu Iglesia a poner en práctica los mandamientos del cielo con el amor a Ti y al prójimo, concédenos que, practicando la caridad a ejemplo de santa Teresa, merezcamos ser contados entre los elegidos de tu Reino. Por Jesucristo Nuestro Señor).
Para el registro, en el servicio Novus Ordo que en su honor presidió Bergoglio en Yakarta (Indonesia) el 5 de Septiembre próximo pasado (ese mismo servicio por el cual interrumpieron la transmisión en vivo del rezo islámico por televisión), fue la última vez que se usó esa oración, aunque las de las ofrendas y después de la comunión siguieron sin cambios. Y como es la costumbre de los novusorditas, para las lecturas se emplearon las del ciclo temporal, las del jueves de la semana 22.ª del “Tiempo Ordinario” - Año par: [1.ª Corintios 3, 18-23; Salmo 23, 1-2, 3-4b, 5-6 (℟. 1a); San Mateo 4, 19; y San Lucas 5, 1-11].
   
Pero mejor pasemos ahora a la Liturgia de las Horas:
  • A esto se sintetiza el por qué de la memoria:
    «Agnes Gonxha Bojaxhiu, nata in Épiro die 26 Augústi 1910, respéctu vocatiónis missionáriæ, ingréssa est Congregatiónem Sorórum de Loréto anno 1929, ántequam missa est in Índiam. Die 10 Septémbris 1946 promíssum servándi Dómino in paupérrimos solvit, ita ut, interjéctis duóbus annis, incéptum apostolátui apud plebem et ínfimam multitúdinem dedit, Congregatiónesque Missionariárum et Missionariórum a Caritáte fundans. Dolórem obscuritátis interiéris seréniter accípiens, demonstrávit valde victóriam lúminis Christi donec quíeti ætérnæ, die 5 Septémbris 1997, Calcúttæ se fidénter dedit» (Inés Gonxha Bojaxhiu, nacida en Epiro el 26 de Agosto de 1910, siguiendo la vocación misionera, ingresa a la Congregación de las Hermanas de Loreto en el año 1929, antes de ser enviada a la India. El día 10 de Septiembre de 1946 cumplió su promesa de servir al Señor en los más pobres entre los pobres, de modo que, al cabo de dos años, inició su apostolado entre el pueblo común y la más baja multitud, fundando las Congregaciones de Misioneras y Misioneros de la Caridad. Aceptando serenamente el dolor de la oscuridad interior, demostró grandemente la victoria de la luz de Cristo hasta entregarse confiadamente al descanso eterno en Calcuta el 5 de Septiembre de 1997).
      
  • En la lección segunda del Oficio de Lectura (que remplazó los Maitines y Laudes), se recurrió a la carta (sin fecha, pero posiblemente en medio del retiro espiritual de Abril de 1961) a su director espiritual Josef Neuner SJ. Cabe señalar que Neuner († 1909, ordenado sacerdote el 26 de Julio de 1936), perito del obispo de Pune (India) Andrew Alexis D’Souza, fue uno de los colaboradores en la redacción de la Declaración “Nostra Ætáte” y el Decreto “Ad gentes divínitus”, y redactó el borrador del discurso multirreligioso de Pablo VI Montini en su viaje a la India en 1964:
      
    LATÍN
    Lauréti, pater, valde felix eram, mea opinióne, felicíssima sorórum. Póstea vocátio venit. Dóminus noster me recte postulávit; vox ejus clara erat et persuasióne plena. Me étiam etiámque postulávit anno millésimo nongentésimo quadragésimo sexto. Sciébam eum esse. Timor et terríbiles sensus erant in me, nam timébam ne in errórem indúcerer. Cum semper obœdiénter vixíssem, cunctam rem ad patrem meum spirituálem détuli, continénter sperans ut hæc ómnia ab eo támquam fraus diáboli existimaréntur. Mínime vero: sicut vox illa, is quóque dixit: «Ipse Jesus id a te petit». Deínde bene scis omnis rei éxitum. Superioríssæ meæ me misérunt in óppidum v.d. Asansol anno millésimo nongentésimo quadragésimo séptimo, ubi Dóminus noster se omníno donáre mihi visus est. Dulcédo et consolátio et únio sex illórum ménsium quam citíssime transiérunt. Dénique mense Decémbri anno millésimo nongentésimo duodequinquagésimo ópera incépta est.
        
    Pater, jam ab anno millésimo nongentésimo undequinquagésimo vel millésimo nongentésimo quinquagésimo in ánimo meo est hic terríbilis sensus amissiónis, hæc infánda obscúritas, hæc solitúdo, hoc contínuum ardens desidérium Dei quod in imo corde máximum dolórem cóncitat. Talis est obscúritas ut pro certo vidére non possim, neve mente neve ratióne. Locus Dei in ánima mea vácuus est. Deus in me abest. Cum dolor ob desidérium tam magnus est, Deum cúpio átque cúpio; sed hoc séntio: ille me non vult, ille non est hic. Cœlum, ánimæ: num hæc tantúmmodo verba sunt néque mihi ullam significatiónem habent? Ipsa mea vita discórdans vidétur. Quo ánimas ire ádjuvo? Cur hæc ómnia? Ubi est ánima in esséntia mea? Deus me non vult. Aliquándo cor meum séntio profécto clamans: «Deus meus!», sed nihil ádvenit. Cruciátum et dolórem descríbere néqueo. Úsque ab infántia mea Jesum in Sanctíssimo Sacraménto teneríssime amávi, sed hic amor quóque evánuit. Nihil coram Jesu séntio at nullo modo Sanctam Communiónem pérdere volo.

    Réspice, pater, contradictiónem vitæ meæ. Deum cúpio, eum amáre volo, valde amáre, tantum vívere pro ejus amóre, tantum amáre, áttamen modo dolor est, desidérium néque amor. Ante áliquot annis, círciter septéndecim, Deo áliquid pulchérrimi dare volébam. Operam impéndi, sub pœna mortális peccáti, ut nihil ei recusárem. Ex eo témpore hanc promissiónem servávi. Nonnúmquam, cum obscúritas crássior est et mox áliquid Deo negatúra sum, cogitátio illíus promissiónis me súblevat.
      
    Deum solum in vita mea volo. “Ópera” vere et únice ejus est. Ille me postulávit, ille mihi dixit quid ágere debérem, ille omnem gradum meum rexit, ille omnem motum meum dírigit, ille in ore meo verba mittit, ille facultátem docéndi viam soróres mihi concédit. Hæc ómnia et univérsum quod in me est, ille est. Quáre, cum mundus me láudat, ánima mea vere mínime tángitur, ne léviter quídem. Ad óperam quod áttinet, credo eam totam ab eo proveníre.
        
    Ántea coram Dómino nostro multas horas dégere póteram, eum amans et cum eo cólloquens; nunc autem meditátio quoque diffícilis est: nihil, vel tantúmmodo “Deus meus” dico, et aliquándo étiam hæc invocátio non exit. Tamen, áliqua ex parte in imo corde meo, desidérium Dei in ténebris iter aperíre pergit. Cum foris sum, labórans vel in hómines nonnúllos incúrrens, præséntia alicúius est qui própius me vivit, in me vere. Néscio quid sit, sed sæpe, étiam cotídie, amor erga Deum in me vérior fit et, sine certa sciéntia, repénte Jesu dico insolitíssima amóris verba.
       
    Pater, cor meum tibi pandi: doce me Deum amáre, doce me eum valde amáre. Docta non sum, multa de Dei rebus néscio: Deum amáre volo quómodo et quántum ille est mihi “Pater meus”.
        
    Cor meum, ánima mea et corpus meum Deo tantum sunt. Ille fíliam amóris sui, sicut haud optátam, ejécit. Qua de causa, pater, in hoc recéssu státui ut in ejus potestáte essem. De me sane fáciat id quod vult, quómodo vult, per totum tempus ille volúerit. Si obscúritas mea est lux pro áliqua ánima –sed étiam si nihil valet pro ullo hómine– perfécte læta sum, quía flos Dei agri sum.
    TRADUCCIÓN (tomada de TERESA DE CALCUTA, Ven, Sé mi luz. Las cartas privadas de la “Santa de Calcuta” [Brian Kolodiejchuk MC, editor]; trad. española por Pablo Cervera. Barcelona, Planeta 2008, págs. 258-261)
    En Loreto, Padre, yo era muy feliz. Creo que era la religiosa más feliz. Luego vino la llamada. Nuestro Señor me pidió directamente —la voz era clara y llena de convicción—. Una y otra vez Él pidió en 1946. Yo sabía que era Él. Miedo y terribles sentimientos (miedo de ser engañada). Pero como yo siempre he vivido en obediencia, presenté todo a mi padre espiritual, esperando todo el tiempo que diría que todo era un engaño del demonio, pero no. Como la voz —él dijo— «es Jesús quien le está pidiendo» (y entonces usted sabe cómo se desenvolvió todo). Mis Superioras me enviaron a Asansol en 1947, y allí fue como si Nuestro Señor se me diera Él mismo totalmente. La dulzura, la consolación y la unión de aquellos 6 meses pasaron demasiado rápido. 
      
    Después empezó la obra, en diciembre de 1948. Hacia 1950, a medida que creció el número de las Hermanas, creció la obra.

    Ahora, Padre, desde 1949 ó 1950 este terrible sentido de pérdida —esta indecible oscuridad—esta soledad, este continuo deseo de Dios que me produce ese dolor tan profundo en mi corazón. Las tinieblas son tan profundas que realmente no veo, ni con mi mente ni con mi razón. El lugar de Dios en mi alma está vacío. No hay Dios en mí. Cuando el dolor de esta ansia es tan grande, yo simplemente deseo y deseo a Dios, y entonces es cuando siento—Él no me quiere—no está allí.—El Cielo—las almas —son sólo palabras—que no significan nada para mí.—Mi propia vida parece tan contradictoria. Ayudo a las almas—¿para ir adonde?— ¿Por qué todo esto? ¿Dónde está mi alma en mi ser? Dios no me quiere.—A veces-—sólo escucho mi corazón gritar—«Dios mío» y no viene nada más.—No puedo explicar la tortura y el dolor.—Desde mi infancia he tenido el amor más tierno a Jesús en el Santísimo Sacramento—pero esto también se ha ido.—No siento nada ante Jesús—y sin embargo por nada perdería una Santa Comunión.
       
    Ve usted, Padre, la contradicción en mi vida. Anhelo a Dios—quiero amarle—amarle mucho—vivir sólo por amor a Él—sólo amar—y sin embargo sólo hay dolor— anhelo y no amor.—Años atrás—hace ahora unos 17 años—yo quería darle a Dios algo muy hermoso.—Me comprometí bajo pena de pecado mortal a no negarle nada.—Desde entonces he mantenido esta promesa—y cuando a veces la oscuridad es muy oscura—y estoy a punto de decir «No a Dios» el pensamiento de aquella promesa me anima. 
       
    Quiero sólo a Dios en mi vida.—«La obra» es sólo Suya realmente.—Él pidió—Él me dijo qué hacer—Él guió cada paso—dirige cada movimiento que tomo— pone las palabras en mi boca, hace que enseñe el camino a las Hermanas.—Todo esto y todo en mí es Él.—Por este motivo, cuando el mundo me alaba—en realidad no me toca—ni siquiera la superficie—de mi alma. Sobre la obra, estoy convencida, de que es toda Suya.
       
    Antes podía pasar horas ante Nuestro Señor—amándole—habiéndole—y ahora—ni siquiera la meditación discurre adecuadamente—nada sino «Dios Mío»—incluso eso a veces no viene.—Sin embargo en algún lugar en lo profundo de mi corazón, ese anhelo de Dios sigue abriéndose paso en la oscuridad. Cuando estoy fuera—en el trabajo—o estoy ocupada en encontrar a la gente—hay una presencia—de alguien viviendo muy cerca—en mí.—No sé lo que es—pero muy a menudo, incluso a diario—ese amor en mí hacia Dios se hace más real.—Me encuentro a mí misma haciéndole inconscientemente a Jesús las más extrañas declaraciones de amor.
       
    Padre, le he abierto mi corazón a usted.—Enséñeme a amar a Dios—enséñeme a amarle mucho. No soy instruida—no sé muchas cosas sobre las cosas de Dios.— Quiero amar a Dios cómo y para lo que Él es para mí—«Mi Padre».
      
    Mi corazón, mi alma y mi cuerpo sólo pertenecen a Dios —Él ha tirado, como despreciada, a la hija de Su Amor—. Y para esto, Padre, he hecho este propósito en este retiro: Estar a Su disposición. Dejar que haga conmigo todo lo que Él quiera, como quiera, tanto tiempo como quiera. Si mi oscuridad es luz para alguna alma —incluso si no es nada para nadie—, soy perfectamente feliz de ser una flor del campo de Dios.

  • A modo de responsorio antes de la Oración (ver en el comentario de la Misa), se toma de los Cánticos 3, 1-2; 5, 6; y el Salmo 36 (37), verso 5: «℟. Quæsívi, quem díligit ánima mea; quæsívi illum et non invéni; vocávi, et non respóndit mihi.* Commítte Dómino viam tuam et spera in eo, et ipse fáciet. ℣. Quæsívi, quem díligit ánima mea, “Surgam et circuíbo civitátem; per vicos et platéas quǽram, quem díligit ánima mea”. * Commítte Dómino» [℟. Buscaba al que ama mi alma; lo buscaba, y no lo encontraba; lo llamaba, y no me respondió. * Encomienda tu camino al Señor, espera en Él, y Él actuará. ℣. Buscaba al que amaba mi alma: “Me levantaré y rondaré por la ciudad; por las calles y plazas, buscaré al que ama mi alma”. * Encomienda tu camino]. Todo eso brilla por su ausencia en la vida de Montini.
  • En el Martirologio, se añadió su elogio para el día 5 de Septiembre (poniéndolo en primer lugar, que no es lo mismo):
    «Die 5 Septémbris: Sanctæ Terésiæ (Agnétis) Gonxha Bojaxhiu, vírginis, quæ, in Epíro nata, sitim Christi in cruce derelícti eximia caritáte in paupérrimos fratres restínxit et Congregatiónes Missionariárum et Missionariórum a Caritáte in plenum servítium ægrotórum derelictorúmque instítuit (Día 5 de Septiembre: Santa Teresa (Inés) Gonxha Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Epiro, sació la sed de Cristo abandonado en la cruz con su extraordinaria caridad hacia los hermanos más pobres y fundó las Congregaciones de las Misioneras y Misioneros de la Caridad para el servicio integral de los enfermos y abandonados).
    Casi verbátim el por qué de su memoria.

Y como dato de color, este es otro decreto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos con el marbete “Made in USA” pegado en él: el 17 de Noviembre de 2021, en el marco de la Asamblea general del otoño, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos aprobó con un abrumador 213 a cero (con una sola abstención) que Teresa Calcutense fuese incluida en el Calendario litúrgico propio de dicho país.
  
Nosotros los verdaderos católicos no necesitamos ni queremos estos malos ejemplos, sino los buenos. Y esos buenos ejemplos los tenemos de los santos, y en este caso particular, hay uno que se destacó no solo por la atención a los enfermos y los pobres, sino también por su conversión y entrega radical a Dios nuestro Señor: Juan Cidade Duarte, más conocido como San Juan de Dios, cuya fiesta celebramos hoy y la oración es la siguiente, con la que queremos concluir estas líneas encomendándonos a su intercesión:
Deus, qui beátum Joánnem, tuo amóre succénsum, inter flammas innóxium incédere fecísti, et per eum Ecclésiam tuam nova prole fœcundásti: præsta, ipsíus suffragántibus méritis; ut igne caritátis tuæ vitia nostra curéntur, et remédia nobis ætérna provéniant. Per Dóminum nostrum Jesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum [¡Oh Dios!, que preservaste ileso en medio de las llamas a San Juan, abrasado por tu divino amor, y que por él engendraste a tu Iglesia una nueva familia, concédenos, por et sufragio de sus méritos, que se curen nuestros vicios con el fuego de tu caridad y hallemos los remedios que sanan para la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos]. Amen.

JORGE RONDÓN SANTOS
8 de Marzo de 2025 (Año Santo de Cristo Rey).
Sábado después de Ceniza. Fiesta de San Juan de Dios, confesor; de San Poncio de Cartago, Diácono y Mártir de la Fe; de San Apolonio Diácono y San Filemón converso, Mártires de la Fe; de San Teofilacto de Nicomedia, Obispo y Confesor; de San Félix de Borgoña, Obispo y Apóstol de los Anglos Orientales; y de San Veremundo de Irache OSB, abad. Natalicio y tránsito de San Juan de Dios; tránsito de Santa Adela de Normandía, condesa consorte de Blois. Tránsito de Urraca I “La Temeraria”, Reina de León y Castilla; y proclamación de Alfonso VII “El Emperador” como Rey de León y Emperador de toda España; Establecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Cartagena de Indias. Día Nacional del Bombero. Aparición de Nuestra Señora de las Virtudes en Azambuja (Lisboa, Portugal).

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