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miércoles, 16 de agosto de 2017

LA DEVOCIÓN A LA SANTA FAZ EN LA ORTODOXIA

En la Ortodoxia y el Catolicismo de Rito Oriental, se tiene en gran veneración un icono que llaman “no hecho por mano de hombre” (en griego Ἀχειροποίητος y en ruso Нерукотворные), el cual representa generalmente la Santa Faz de Jesucristo. De hecho, puede considerarse como uno de los iconos que más devoción tiene en estas iglesias.
 
La Santa Faz de Laon (Francia). Icono de estilo Acheiropoietos
  El Mandylion de Edesa surgió, según la tradición, después de que el rey Agbaro (ܐܲܒ݂ܓܵܪ) V de Edesa enviase en el año 32 una carta a Jesús, cuya fama había llegado a su atención, para pedirle que fuera a su corte para sanarlo de una enfermedad incurable (Eusebio de Cesarea dice que era lepra), y Le ofreció asilo en su ciudad frente al odio de los judíos. Entre la delegación enviada por el monarca estaba Ananías, cronista y jefe de los reales archivos, que además era pintor. Ananías llegó cuando Jesús predicaba a una multitud de gentes (por lo que no pudo acercarse a Él). Trató de pintar a lo lejos, pero no pudo captar su imagen al quedar deslumbrado por la luz que irradiaba el rostro de Jesús. En respuesta, Jesús le mandó decir que
“es preciso que Yo cumpla aquí todas las cosas para las cuales he sido enviado, y que, después de haberlas cumplido, vuelva a Aquel que me envió. Y, cuando haya vuelto a Él, te mandaré a uno de mis discípulos, para que te cure de tu dolencia, y para que comunique a ti y a los tuyos el camino de la bienaventuranza”. 
  
Curación del rey Abgaro de Edesa
   
Tiempo después, San Judas Tadeo (los griegos y siríacos aseguran que San Tadeo de Edesa, discípulo de Santo Tomás) se presentó ante el rey Abgaro, con un retrato de Jesús. Al hacer ostensión de la imagen de Jesús, el rey sanó de su enfermedad y posteriormente se hizo bautizar con toda su corte y el pueblo. Abgaro conservó en gran devoción la imagen de Jesús, poniéndola en lo alto de la puerta de la ciudad con la inscripción “Oh Cristo Dios, no dejes confundidos a quienes esperan en Ti”, pero al morir, uno de sus sucesores apostató y quiso perseguir a la Iglesia. Frente a esto, el obispo recibió mandato de ocultar la imagen con una lámpara encendida tras un azulejo. Pasaron muchos años, y la gente se olvidó del Mandylión. Pero en el 545, durante el asedio del emperador persa Cosroes I a Edessa, la Santísima Virgen se apareció al obispo Eulabio y le ordenó sacar la imagen del nicho que tenía en la muralla, y de esa manera la ciudad se salvaría de sus enemigos. Al abrir el nicho, encontraron el Mandylión y la lámpara aún ardiendo, pero la imagen se copió en el azulejo, el cual pasó a llamarse el cual pasó a llamarse “Keramidión” (se cree que dicho icono está actualmente en la iglesia de San Bartolomé de los Armenios en Génova, donde llegó luego de que el Dux Leonardo Montaldo lo recibiera del emperador bizantino Juan V Paleólogo). Al realizar una procesión con la Imagen, las tropas persas se dieron a la fuga.
     
El Mandylion desapareció durante la conquista sasánida de Edesa en 609, reapareciendo en el año 944 al ser canjeado por un grupo de prisioneros musulmanes. La imagen de Edesa se llevó a Constantinopla y fue recibida con todos los honores por el emperador Romano I, que la depositó en el Palacio Imperial, donde permaneció hasta que los cruzados saquearon la ciudad en 1204 y se llevaron gran parte de los tesoros a Occidente. De ahí en adelante, las hipótesis varían: unos afirman que llegó a Francia con otras reliquias y desapareció con la Revolución, mientras que otros aseguran que en realidad se trataba de la Sábana Santa de Turín, doblada en forma conveniente para ser guardada en un cofre.
 
Durante el período de la herejía iconoclasta, aquellos que defendían la veneración de las imágenes. y que por ellas derramaron su sangre, cantaban el tropario del Mandylión. Como prueba de la validez de la veneración de los iconos, el papa Gregorio II (715-731) envió una carta al emperador bizantino, en la cual destacaba la curación del rey Abgaro y la estadía del icono Acheiropoietos en Edessa como un hecho de conocimiento general. El calendario litúrgico bizantino consagra el 16 de Agosto como el día del Mandylión, con motivo de su traslación a Constantinopla en el 944. En Rusia (nación que tenía el Mandylión como estandarte en las batallas), la costumbre es que el creyente, antes de entrar a un templo, lea el tropario del icono del Salvador, junto a otras oraciones:
Veneramos tu imagen purísima, oh Dios, y pedimos perdón de nuestros pecados, oh Cristo Dios. Por tu propia voluntad quisiste ascender a la Cruz en la carne, para liberar a tus creaturas de la esclavitud del Enemigo. Por esto, en acción de gracias Te clamamos en alta voz: “Tú lo has llenado todo de gozo, oh Salvador nuestro, viniendo a salvar al mundo”.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)