NOTA, Y APUNTE DE LO QUE NUESTRO PADRE SAN IGNACIO VIO Y ENTENDIÓ EN EL ÉXTASIS, O RAPTO DE OCHO DÍAS, QUE TUVO EN MANRESA
En el primer día tuvo una clara visión de toda su vida pasada, de los pecados cometidos y de los beneficios recibidos de Dios.
En
el segundo día le fue revelado el modo que había de tener en adelante
en su vida, las gracias y dones que le quería dar o comunicar Dios, y
por cual había de ser llevado a la perfección.
En
el tercero vio la alteza del instituto de la Compañía, que Dios quería
fundar por él, y todo su progreso; y en esta ocasión se le dio a
entender en particular, cómo la Compañía había de degenerar de su primer
fervor por los muchos defectos, principalmente por la soberbia, doblez y
espíritu político de muchos de ellos.
En el cuarto le fueron impresos altísimamente todos los misterios de la vida y pasión de Cristo, conforme aquello de San Pablo: Hoc enim sentíte in vobis, quod in Christo Jesu.
En
el quinto día le fue dada una clarísima cognición de los ejercicios
espirituales que en Manresa hizo, sacando los sentimientos que tuvo de
la vida de Cristo.
En
el sexto día le fue mostrada la forma que había de tener en tratar y
comunicar con toda suerte de personas, Prelados, Príncipes, Magistrados,
etc., acomodándose al genio de todos, como lo hizo Cristo.
En
el séptimo le dio a ver la pérdida de todo el lustre de la Compañía y
de todas las cosas dichas, a lo cual se resignó él con grandísima
prontitud; y por esto en su Vida se dice: que si bien le sería molesta
la ruina de la Compañía, pero que no perdería su paz [1].
En
el octavo tuvo claro conocimiento de la orden que debía tener en sus
acciones cotidianas, tanto para con Dios, como para consigo y con los
próximos, Roma, etc.
En el tercer día de su rapto vio Nuestro Padre San Ignacio la gran caída que daría la Compañía por las causas siguientes:
- Por haberse introducido en ella un gobierno político;
- Por la mucha ambición;
- Por el mucho doblez en el trato;
- Por mucha soberbia, y otros varios defectos en muchos de sus hijos.
Hállase esta revelación en el Colegio de la ciudad de Termini en
Sicilia en un papel manuscrito del P. Domenech, que fue secretario de
Nuestro Padre San Ignacio.
El padre Flayva, varón ilustre (que floreció en el Brasil a principio de
este siglo de 700) escribió una carta al padre provincial de Portugal,
en que dice, que eran tres los motivos porque Dios castigaba a la
Compañía en Portugal. Primero: la soberbia oculta, que sumamente
desagradaba a los divinos ojos, comparándose la Compañía con preferencia
a las demás religiones; y que por esta soberbia había de ser abatida
más que nunca. Segundo: la falta y desatención al Culto Divino,
principalmente en celebrar el Santo Sacrificio de la Misa y en rezar el
Oficio Divino, en lo que nos hacían ventaja las demás religiones en que
había Coro; y que supuesto no le había en la Compañía, nos debíamos
perfeccionar y esmerar en el Rezo Divino. Tercero: porque ya desdecía la
Compañía de aquella obediencia ciega en que deseó vernos muy
señaladamente Nuestro Padre San Ignacio. Últimamente dijo el padre
Flayva que con este azote quería Dios castigar la Compañía, y
restituirla a su primer espíritu y ardiente celo de la salvación de las
almas; y que así no lo extrañasen, ni sintiesen, aun cuando se viesen
despojados de sus propias haciendas.
Es copia del original, que de letra del Padre Procurador de Provincia Antonio Miranda, se halló en su aposento en el Colegio de Córdoba del Tucumán, entre los demás papeles recogidos después de la ejecución del Decreto. Buenos Aires, 12 de Septiembre de 1767. El Obispo de Buenos Aires.
PADRE JUAN DE MARIANA SJ. Discurso de las Enfermedades de la Compañía. Madrid, Imprenta de don Gabriel Ramírez, 1768. Págs 277-280.
NOTA
[1] San Ignacio dijo: Que la cosa más sensible que podía sucederle,
sería ver extinguida su Compañía por declinar de su instituto;
pero que con un cuarto de hora que Dios le concediese para resignar
su voluntad en la divina, quedaría muy conforme y sin pesar.
En estas palabras se descubren vestigios bastantemente claros de la
revelación que se ha referido. El Padre Alonso Rodríguez en sus Ejercicios
Espirituales tuvo aquellas expresiones por un acto heroico de su resignación, y no por una profecía; y pudo ser uno y otro.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)