El siguiente es un reconocido y bello acatisto en honor de Nuestro Señor Jesucristo. Fue escrito originalmente en Griego, atribuido a varios escritores monásticos, y probablemente escrito entre los siglos IX y XI. En un libro de servicio en alabanza del Santo Mandilión (la Santa Faz, entendámonos) publicado en 1745, este acatisto está prescrito para ser cantado intercalado con el Orthros (Maitines) en la fiesta del Mandylion (16 de Agosto) (similar al famoso Acatisto a la Madre de Dios, prescrito para ser cantado el Quinto Sábado de la Gran Cuaresma). Aunque este Acatisto puede recitarse en cualquier momento del año, pienso que esta es la ocasión apropiada para ello, pues adoramos a Jesús nuestro Señor, nuestro verdadero Dios, que verdaderamente se encarnó para salvarnos. ¡Que Él tenga misericordia de nosotros y nos salve!
HIMNO ACATISTO DE NUESTRO DULCÍSIMO SEÑOR JESUCRISTO
KONTAKIO: A ti, General campeón y Señor, Conquistador del Hades, yo, creatura y siervo tuyo, ofrezco un himno de alabanza, porque Tú me has librado de la muerte eterna. Tú, que tienes inefable bondad, líbrame de todos los peligros, para que pueda clamar a Ti: Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
A
Creador de los Ángeles y Señor de los Ejércitos, así como antes Tú abriste los oídos y la lengua de aquél que era sordo y mudo, también abre ahora mi mente perpleja y mi lengua para alabar tu santísimo Nombre, para que pueda clamar a Ti:
Jesús, admirabilísimo, Admiración de los Ángeles.
Jesús, poderosísimo, Liberación de los Antepasados.
Jesús, dulcísimo, Exultación de los Patriarcas.
Jesús, gloriosísimo, Dominador de los reyes.
Jesús, deseabilísimo, Cumplimiento de los Profetas.
Jesús, laudabilísimo, Fortaleza de los Mártires.
Jesús, júbilo maravilloso, Consuelo de los monjes.
Jesús, sumamente compasivo, Dulzura de los presbíteros.
Jesús, misericordiosísimo, Abstinencia de los ayunantes.
Jesús, ternísimo, Alegría de los justos.
Jesús, purísimo, Sobriedad de las vírgenes.
Jesús, preeterno, Salvación de los pecadores.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
B
Viendo llorar amargamente a la viuda, oh Señor, Tú fuiste movido a compasión, y resucitaste a su hijo que estaba siendo cargado al sepulcro; del mismo modo ten compasión de mí, ¡Oh Amigo de los hombres!, y levanta mi alma que ha sido muerta por los pecados, que grito en alta voz: Aleluya.
C
Buscando conocer la sabiduría desconocida, Felipe dijo: "Señor, muéstranos al Padre"; y Tú le respondiste: "He estado con vosotros largo tiempo, ¿y todavía no sabes que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí?" Por ello, ¡oh Inescrutable!, con temor a Ti clamo:
Jesús, Dios antes de todos los siglos.
Jesús, Rey todopoderoso.
Jesús, Sabedor de dolencias.
Jesús, Salvador misericordiosísimo.
Jesús, mi Guardián bondadoso.
Jesús, sé benigno sobre mis pecados.
Jesús, aleja mis iniquidades.
Jesús, perdona mis injusticias.
Jesús, mi Esperanza, no me abandones.
Jesús, mi Auxilio, no me rechaces.
Jesús, mi Creador, no me olvides.
Jesús, mi Pastor, no me pierdas.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
D
Tú revestiste con el poder de lo alto a tus Apóstoles que permanecieron en Jerusalén, oh Jesús. Revísteme a mí también, que estoy desnudo de toda buena obra, con el calor de tu Espíritu Santo, y concédeme que pueda cantarte con amor: Aleluya.
E
En la abundancia de tus misericordias, ¡oh compasivo Jesús!, Tú has llamado a los publicanos y pecadores e infieles. Ahora, no me desprecies a mí, que soy como ellos, antes acepta este himno como preciosa mirra:
Jesús, Poder invencible.
Jesús, Misericordia inagotable.
Jesús, Belleza radiante.
Jesús, Amor inexpresable con palabras.
Jesús, Hijo del Dios vivo.
Jesús, ten piedad de mí, que soy pecador.
Jesús, escúchame, que fui concebido en iniquidad.
Jesús, límpiame, pues nací en pecado.
Jesús, enséñame, que soy ignorante.
Jesús, ilumíname, que estoy en tinieblas.
Jesús, purifícame, que estoy contaminado.
Jesús, restáurame, el pródigo.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
F
Teniendo dentro de sí una tormenta de pensamientos confusos, Pedro estaba hundiéndose. Pero sosteniéndolo Tú, ¡oh Jesús!, encarnado y caminando sobre las aguas, él supo que Tú eres el verdadero Dios; y recibiendo la mano de salvación, exclamó: Aleluya.
G
Cuando el ciego escuchó que Tú, oh Señor, pasabas, él gritó: "¡Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí!" Y Tú le llamaste y le abriste los ojos. Por ello, ilumina con tu Misericordia los ojos espirituales de mi corazón pues clamo a Ti diciendo:
Jesús, Creador de los que están en el Cielo.
Jesús, Redentor de los que estamos en este mundo.
Jesús, Destructor de los poderes del Infierno.
Jesús, Ornamentador de cada creatura.
Jesús, Comfortador de mi alma.
Jesús, Iluminador de mi mente.
Jesús, Alegría de mi corazón.
Jesús, Salud de mi cuerpo.
Jesús, mi Salvador, sálvame.
Jesús, mi Luz, ilumíname.
Jesús, líbrame de todo tormento.
Jesús, sálvame, que soy indigno.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
H
Desde antiguo, Tú nos redimiste de la maldición de la ley por el derramamiento de tu Sangre divina, oh Jesús, así también rescátanos de las redes que la serpiente nos tendió por las pasiones de la carne, las incitaciones lujuriosas y peligroso letargo, pues gritamos a Ti: Aleluya.
I
Viendo en forma humana a Aquel que con Sus manos creó al hombre, y reconociéndole como su Señor, los niños hebreos corrían con ramos para rendirle homenaje, gritando "¡Hosanna!". Pero nosotros Te ofrecemos un himno de alabanza, diciendo:
Jesús, Dios verdadero.
Jesús, Hijo de David.
Jesús, Rey glorioso.
Jesús, Cordero inocente.
Jesús, Pastor maravillosísimo.
Jesús, Protector de mi infancia.
Jesús, Guía de mi juventud.
Jesús, Gloria de mi vejez.
Jesús, mi Esperanza en la muerte.
Jesús, mi Vida después de la muerte.
Jesús, mi Descanso en tu Juicio.
Jesús, mi Deseo, no permitas que sea avergonzado.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
J
Cumpliendo las palabras y proclamaciones de los Profetas portadores de Dios, oh Jesús, Tú apareciste sobre la tierra, y siendo Tú incontenible, habitaste entre los hombres. Por tanto, siendo sanados por Tus llagas, aprendimos a cantar: Aleluya.
K
Cuando la luz de Tu verdad brilló en el mundo, el engaño del diablo fue desterrado; porque los ídolos, oh Salvador nuestro, cayeron por tierra, incapaces de resistir a Tu poder. Pero nosotros, que hemos recibido la salvación, clamamos a Ti:
Jesús, Verdad que destierra la falsedad.
Jesús, Luz que trasciende toda luz.
Jesús, Rey que supera en fuerza a todos los reyes.
Jesús, Dios constante en la misericordia.
Jesús, Pan de vida, lléname, que estoy hambriento.
Jesús, Manantial de sabiduría, refréscame, que estoy sediento.
Jesús, Ornamento de alegría, vísteme, que estoy desnudo.
Jesús, Puerto de gozo, protégeme, que soy indigno.
Jesús, Dador para todos los que te piden, concédeme el dolor de mis pecados.
Jesús, Encontrador de los que te buscan, encuentra mi alma.
Jesús, Abridor para los que a tu puerta llaman, abre mi corazón endurecido.
Jesús, Redentor de los pecadores, límpiame de mis pecados.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
L
Deseando correr el velo del misterio oculto desde todos los tiempos, Tú fuiste conducido como oveja al matadero, oh Jesús, y como un cordero mudo ante el esquilador. Pero como eres Dios, Tú te levantaste de entre los muertos y ascendiste con gloria a los Cielos, y junto a Ti mismo, levántanos a cuantos gritamos: Aleluya.
M
Nueva fue la creación que el Criador nos reveló cuando Él apareció, porque sin simiente se encarnó de una Virgen y se levantó del Sepulcro sin romper los sellos, y se presentó físicamente ante los Apóstoles mientras las puertas estaban trancadas. Por tanto, maravillados ante esto cantamos:
Jesús, Verbo incontenible.
Jesús, Inteligencia insondable.
Jesús, Poder incomprehensible.
Jesús, Sabiduría inmensurable.
Jesús, Divinidad indescriptible.
Jesús, Dominio inabarcable.
Jesús, Reino invencible.
Jesús, Soberanía inextinguible.
Jesús, Fuerza sublime.
Jesús, Autoridad eterna.
Jesús, mi Creador, renuévame.
Jesús, mi Salvador, sálvame.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
N
Viendo la insólita Encarnación de Dios, desprendámonos de este vano mundo y elevemos nuestra mente a las cosas divinas. Para este fin Dios descendió a la tierra, que Él pueda llevarnos al Cielo a cuantos le exclamamos: Aleluya.
O
Estando plenamente en la tierra, sin estar ausente en el Cielo, estuvo el Incircunscrito, cuando de Su propia voluntad sufrió por nosotros; por Su Muerte, nuestra muerte fue vencida, y por Su Resurrección, concedió la vida a nosotros que cantamos para Él estas palabras:
Jesús, Dulzura de mi corazón.
Jesús, Fortaleza de mi cuerpo.
Jesús, Luz de mi alma.
Jesús, Vitalidad de mi mente.
Jesús, Gozo de mi consciencia.
Jesús, Esperanza inmejorable.
Jesús, Memoria eterna.
Jesús, muy exaltada Alabanza.
Jesús, mi Gloria muy sublime.
Jesús, mi Deseo, no me apartes de Ti.
Jesús, mi Pastor, sal a buscarme.
Jesús, mi Salvador, sálvame.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
P
Todos los órdenes de los Ángeles en los Cielos glorifican incesantemente tu santísimo Nombre, oh Jesús, exclamando: ¡Santo, Santo, Santo! Pero nosotros, pecadores en la tierra, con nuestras lenguas de arcilla, cantamos: Aleluya.
Q
Vemos a los oradores más elocuentes estar mudos como peces ante Ti, ¡oh Jesús, Salvador nuestro!, porque ellos no pueden explicar cómo Tú eres hombre perfecto y Dios inmutable al mismo tiempo. Pero nosotros, maravillados ante este misterio, exclamamos con fe:
Jesús, Dios de dioses.
Jesús, Rey de reyes.
Jesús, Señor de Señores.
Jesús, Juez de vivos y muertos.
Jesús, Esperanza de los desesperados.
Jesús, Consuelo de los dolientes.
Jesús, Provisión de los pobres.
Jesús, no me castigues como merecen mis pecados.
Jesús, límpiame por tu misericordia.
Jesús, disipa mi abatimiento.
Jesús, ilumina los pensamientos de mi corazón.
Jesús, hazme pensar siempre en la muerte.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
R
Deseando salvar al mundo, ¡oh Amanecer del Oriente!, Tú viniste al oscuro Occidente de nuestra natura y te humillaste hasta la muerte. Por ello, tu Nombre es exaltado sobre todo nombre, y de todas las creaturas de los Cielos y de la tierra, Tú oyes: Aleluya.
S
Que tus Santos Ángeles sean una fortaleza para nosotros, ¡oh Cristo, Padre del siglo futuro!, y límpianos de toda mancha, como Tú limpiaste a los diez leprosos; y sánanos, como sanaste el alma codiciosa de Zaqueo el publicano, que compungidos nosotros clamamos a Ti y decimos:
Jesús, Tesoro inagotable.
Jesús, Riqueza irremplazable.
Jesús, Alimento supersubstancial.
Jesús, Bebida inexhaustible.
Jesús, Vestido de los pobres.
Jesús, Defensor de las viudas.
Jesús, Protector de los huérfanos.
Jesús, Campeón de las penurias.
Jesús, Compañero de los viajeros.
Jesús, Piloto de los viajeros.
Jesús, Puerto tranquilo de los atormentados.
Jesús, levántame que estoy caído.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
T
Yo, indigno, Te ofrezco un himno de contrición, y como la mujer cananea, clamo a Ti: "¡Jesús, ten compasión de mí!" No por una hija, sino por una carne que tengo que está violentamente poseida por las pasiones y aquejada con furia. Grant healing to me, who cries aloud to You:Alleluia.
U
A Ti, la brillante Antorcha encendida para aquellos en las tinieblas de la ignorancia, Pablo una vez persiguió; pero, iluminado por tu luz y percibiendo el poder de tu voz de la divina sabiduría, la furia de su alma fue aliviada. Del mismo modo, ilumina los ojos de mi alma oscurecida que te invoca así:
Jesús, mi Rey poderoso.
Jesús, mi Dios omnipotente.
Jesús, mi Señor inmortal.
Jesús, mi Creador gloriosísimo.
Jesús, mi Guía supremo en la bondad.
Jesús, mi Pastor compasivísimo.
Jesús, mi Amo rico en misericordia.
Jesús, mi Salvador, amigo de los hombres.
Jesús, ilumina mis sentidos, oscurecidos por las pasiones.
Jesús, sana mi cuerpo, herido por mis pecados.
Jesús, limpia mi mente de los vanos pensamientos.
Jesús, preserva de mi corazón de los malos deseos.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
V
Concédeme tu gracia, ¡oh Jesús!, Perdonador de toda deuda, y recíbeme a mí que estoy arrepentido, como recibiste a Pedro quien te negó; y llámame que estoy abatido, como desde antiguo llamaste a Pablo quien te persiguió; y escúchame que Te exclamo: Aleluya.
W
Mientras salmodiamos Tu Encarnación, Te alabamos, y con Tomás creemos que Tú eres nuestro Señor y Dios, que estás sentado junto al Padre, y que has de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Concédeme que pueda entonces estar a Tu derecha, que ahora te canto:
Jesús, Rey de Paz, envía tu Paz sobre mí.
Jesús, Rosa de agradable aroma, hazme fragante.
Jesús, Calor deseado, caliéntame.
Jesús, Templo eterno, refúgiame.
Jesús, Ornamento espléndido, adórname.
Jesús, Perla de gran precio, enriquéceme.
Jesús, Piedra preciosa, ilumíname.
Jesús, Sol de justicia, resplandece sobre mí.
Jesús, Luz santa, hazme radiante.
Jesús, líbrame de enfermedad de alma y cuerpo.
Jesús, rescátame de las manos del adversario.
Jesús, sálvame de los eternos tormentos.
Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de mí.
X
O dulcísimo y amorosísimo Jesús, recibe esta nuestra humilde súplica, como recibiste el óbolo de la viuda; y preserva Tu heredad de todos los enemigos visibles e invisibles, de la invasión extranjera, de la enfermedad y del hambre, de todas las tribulaciones y heridas mortales, y libra de los castigos futuros a todos cuantos te aclaman diciendo: Aleluya.
KONTAKION: A ti, General campeón y Señor, Conquistador del Hades, yo, creatura y
siervo tuyo, ofrezco un himno de alabanza, porque Tú me has librado de
la muerte eterna. Tú, que tienes inefable bondad, líbrame de todos los
peligros, para que pueda clamar a Ti: Jesús, Hijo de Dios, ten compasión
de mí.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)