Girolamo Savonarola en oración ante Jesús crucificado (Xilografía en Exposítio in psalmum “In te, Dómine, sperávi”. Pavía, Imprenta de Michele Garaldi, 1499)
El
día 8 de Mayo de 1498, mientras Savonarola estaba en la cárcel de
Florencia, esperando su ejecución, compuso una meditación titulada
“Infélix ego”, sobre el salmo 50 (Miserére) y comenzó otra titulada
“Tristítia obsédit me” (La tristeza me oprime), sobre el salmo 30 (In
te, Dómine, sperávi), que dejó inconclusa. En ambas meditaciones,
Savonarola expresa su tristeza y culpa por haber admitido bajo tortura
que sus enseñanzas eran erróneas y que sus profecías no provenían de
Dios (los jueces sólo perdonaron en la tortura su brazo derecho, a fin
de que pudiera redactar y suscribir su retractación), y expresa su
confianza en que Dios le pueda perdonar.
Estas
“Meditaciones en la prisión” fueron de las pocas obras savonarolianas
que se salvaron en su momento del Índice de los Libros Prohibidos, y en
los años inmediatamente posteriores a su muerte se conocían traducciones
a varios idiomas, destacándose en Español la versión comentada por el
cardenal Cisneros. La parte inicial, que presentamos a continuación, fue
musicalizada por varios compositores, entre ellos el católico recusante
William Byrd, quien compuso un motete a partir de ella.
LATÍN
Infélix ego, ómnium auxílio destitútus,
Qui cœlum terrámque offéndi.
Quo ibo? Quo me vertam?
Ad quem confúgiam? Quis mei miserébitur?
Ad
cœlum leváre óculos non áudeo,
Quia ei gráviter peccávi.
In terra
refúgium non invénio,
Quia ei scándalum fui.
Quid ígitur fáciam?
Desperábo? Absit!
Miséricors est Deus, pius est Salvátor meus.
Solus
ígitur Deus refúgium meum.
Ipse non despíciet opus suum,
Non repéllet
imáginem suam.
Ad te ígitur, piíssime Deus,
Tristis ac mœrens vénio.
Quóniam tu solus spes mea,
Tu solus refúgium meum.
Quid autem dicam
tibi, cum óculos leváre non áudeo?
Verba dolóris effúndam, misericórdiam
tuam implorábo, et dicam:
“Miserére mei, Deus, secúndum magnam misericórdiam tuam!”...
TRADUCCIÓN
Infeliz yo, destituido de todo auxilio,
Que al cielo y la tierra ofendí.
¿A dónde iré? ¿A quién me volveré?
¿En quién me refugiaré? ¿Quién se apiadará de mí?
Al cielo levantar mis ojos no me atrevo,
Pues gravemente contra él pequé.
En la tierra refugio no encuentro,
Pues para ella escándalo fui.
¿Qué haré, pues? ¿Desesperar? ¡Lejos de mí tal cosa!
Misericordioso es Dios, piadoso es mi Salvador,
Pues Dios solo es mi refugio.
Él no desprecia su obra,
Ni rechaza su imagen.
A Ti, pues, piadosísimo Dios,
Triste y doliente vengo.
Pues Tú solo eres mi esperanza,
Tú solo eres mi refugio.
¿Qué puedo decirte, si levantar mis ojos no me atrevo?
Palabras de dolor derramaré, imploraré tu misericordia, y diré:
“¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu gran misericordia!”...
Infeliz yo, destituido de todo auxilio,
Que al cielo y la tierra ofendí.
¿A dónde iré? ¿A quién me volveré?
¿En quién me refugiaré? ¿Quién se apiadará de mí?
Al cielo levantar mis ojos no me atrevo,
Pues gravemente contra él pequé.
En la tierra refugio no encuentro,
Pues para ella escándalo fui.
¿Qué haré, pues? ¿Desesperar? ¡Lejos de mí tal cosa!
Misericordioso es Dios, piadoso es mi Salvador,
Pues Dios solo es mi refugio.
Él no desprecia su obra,
Ni rechaza su imagen.
A Ti, pues, piadosísimo Dios,
Triste y doliente vengo.
Pues Tú solo eres mi esperanza,
Tú solo eres mi refugio.
¿Qué puedo decirte, si levantar mis ojos no me atrevo?
Palabras de dolor derramaré, imploraré tu misericordia, y diré:
“¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu gran misericordia!”...
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