En el hinchado y regodeante libro La Reforma de la Liturgia: 1948-1975
del masón y arquitecto del Novus Ordo Aníbal Bugnini, hombre plagado de
superioridad de pavo real, ego monumental y desprecio al bimilenario
Rito Romano Tradicional, se puede encontrar entre las páginas 874-877
que él, que tanto enfatizaba en la “noble simplicidad”, la eliminación
de
“repeticiones inútiles” y “añadiduras históricas”, también quería
destruir el Rosario. ¿Cómo planeaba hacerlo?
Primero, él iba a limitar el Padre nuestro a una sola vez al comienzo del Rosario. Esto es, que al comienzo de cada década. Una “versión pública” del Rosario contendría solamente una década de Avemarías.
No
solamente tuvo la increíble iniciativa para destruir una oración rezada
por millones de católicos a lo largo de la historia y cuya procedencia
viene de la misma Virgen Santísima, quien se lo reveló a Santo Domingo
de Guzmán y los mismos Papas (hasta Pío XII inclusive) enriquecieron con
indulgencias, sino que iba a demoler el Ave María removiéndole las partes “no bíblicas”. Esto es, todo desde “Santa María, Madre de Dios” sería suprimido, quedando solamente el Dios te salve María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (la palabra Jesús al final de esta segunda mitad del Rosario sería también eliminada)
y así, por 10 veces (finalizando cada decena con el “Santa María, Madre
de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte” previamente eliminado), en el muy moderno y modificado Rosario
de Bugnini. Tan “generoso” él.
En
cuanto al “Rosario público” –para los modernistas, el Rosario
tradicional ha sido un agravio a los protestantes, y Bugnini haría todo
lo posible para apaciguarlos (sin éxito discernible)–, éste hubiera sido
extremadamente irreconocible como tal, como quiera que solamente una
década del Ave María truncado anteriormente estaría presente, siendo
el resto remplazado por pasajes de la Escritura, himnos (y podréis
imaginaros qué tipo de jolgorio hubiera traído consigo), y fragmentos de
los escritos de varios exégetas modernistas.
Montini/Pablo
VI estaba entonces con cierta simpatía hacia la idea, pero sentía que
el resentimiento de los fieles sería una carga demasiado grande para él (se cuenta que sus secretarios le escuchaban decir como frenético “No quiero traicionar a Cristo”). Bugnini cuenta en la pág. 876 que Pablo VI replicó a través de su Secretario de Estado: «Los
fieles concluirían que “el Papa ha cambiado el Rosario”, y el efecto
sicológico sería desastroso… Cualquier cambio en él no puede menos que
disminuir la confianza de los sencillos y los pobres». Conclusión
sumamente irónica al provenir del mismo hombre que no tuvo reparo en
darle el nihil obstat e imprimátur al cambio sobre la Misa a la que
muchos católicos se habían habituado.
Sin arredrarse por este rechazo, Bugnini se obstinó en presentar dos esquemas más apelando a revisiones a varias prácticas devotas en honor de la Virgen. Bugnini en todos los esquemas introducía de contrabando más párrafos pidiendo revisar el Rosario. El tercer esquema motivó que Pablo VI le demandara específicamente «eliminar algunos párrafos sobre el Rosario y remover también toda referencia a alterar el orden de los Misterios». Él le advirtió a Bugnini que «el Rosario debe permanecer intacto en su forma y sin cambio alguno respecto a lo que ahora es. Que cualquier nueva forma de devoción mariana tome su lugar en torno al Rosario». Derrotado, Bugnini reconoce en la página siguiente que «en el cuarto esquema todas las referencias para una revisión del Rosario han desaparecido».
Dos años después, Montini publica la exhortación apostólica Mariális Cultus, donde defiende el orden tradicional del Santo Rosario, CONDENANDO ANTICIPADAMENTE A WOJTYLA KATZ y sus “Misterios Luminosos”. En cuanto a Bugnini
(que ambicionaba el capelo), fue enviado a Teherán como pro-nuncio
apostólico en 1976, tras salir a la luz la Lista Pecorelli de prelados
masones, donde aparecía con el nº 25, nombre masónico secreto BUAN,
fecha de iniciación 23 de abril de 1963 y contraseña secreta 136-75 [Cfr. Bulletin de l’Occident Chrétien
núm. 12 (Julio de 1976), Bourg-le-Roi, Francia]. Allí le tocó
presenciar la Revolución Islámica y la crisis de los rehenes.
Posteriormente regresó a Roma, donde murió el 3 de Julio de 1982 en la
clínica Pío XI.
Bugnini,
en su arrogancia tras haber logrado convertir el bimilenario Santo
Sacrificio de la Misa por una cena comunal como lo es el servicio Novus
Ordo, pudiera haber pensado del Santo Rosario de Nuestra Señora: «Hmmm…,
esa oración que los Católicos han rezado por más de setecientos años y
que creen que ha sido revelada directamente por María es realmente
deficiente y retrógrada, y ciertamente no es “ecuménica”. Necesita
seriamente ser actualizada y cambiada, sobre todo para que los “hermanos
separados” dejen de acusarnos de idólatras». Pero Dios nuestro
Señor, quien se vale incluso de los infieles para hacer cumplir su
Voluntad, y hizo que un Montini en parte decepcionado tras las múltiples
quejas tras la imposición del Novus Ordo, rechazara las propuestas de
Bugnini; y tras saber que éste era masón, le desterrase de la Curia. Y
ciertamente la Virgen tampoco vería con beneplácito el proyecto
bugniniano de metérsele con SU salterio, el cual fue revelado a
Santo Domingo de Guzmán para honrarla a ella e implorar su intercesión
para aplacar la ira de Dios y fortalecer a los fieles en los tiempos de
tribulación y apostasía.
JORGE RONDÓN SANTOS
25 de Marzo de 2018 (hoy Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado)
Domingo de Ramos
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