«Los justos para siempre vivirán, y su recompensa está en el Señor, y el pensamiento de ellos en el Altísimo» (Sabiduría 5, 16).
San Gabriel de la Dolorosa, en el siglo Francesco Possenti, nació en
Asís el 1 de Marzo de 1838 en una aristocrática y numerosa familia. Su
padre, que era el gobernador del Estado Pontificio, le dio una educación
cultural y social muy completa. Las crónicas describen al Santo como un
joven de buen aspecto, brillante en sociedad y muy culto.
A los dieciocho años, a consecuencia de una visión donde la Virgen lo
invitó a hacerse religioso, entró como novicio en el convento de los
Pasionistas de Morrovalle (provincia de Macerata), y después de haber
cumplido los estudios filosóficos en Pieve Torina en el 1859 llegó a la
Isla de el Gran Sasso, para completar, en aquel retiro, su preparación
teológica antes de ser ordenado sacerdote. En el convento se distinguió
por su devoción y bondad de animo. Hacía oración horas enteras delante
al crucifijo y tenía una especial devoción por la Virgen de los siete
dolores a quien había dedicado su vida religiosa. Se enfermó de
tuberculosis y murió el 27 de Febrero del 1862. Fue sepultado en la fosa
común de los religiosos, en la capilla del Convento.
La fama de su santidad se difundió en los pueblos circundantes y su
tumba pronto se convirtió en lugar de peregrinaje. Se le atribuyen
numerosos milagros y curaciones prodigiosas. En el año 1892 se introdujo
la causa de su beatificación, siendo canonizado en el año 1920.
ORACIÓN
Oh Dios, que enseñaste a San Gabriel la asidua meditación de los dolores
de tu dulcísima Madre, y que por Ella le sublimaste con la gloria de la
santidad y de los milagros: danos por su intercesión y su ejemplo,
asociarnos de tal modo al llanto de la Madre de Dios que nos salvemos
por su maternal protección. Por J. C. N. S. Amén.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)