En ocasión de la “Diada” o “Día nacional de Cataluña” (conmemoración de la caída de Barcelona el 11 de Septiembre de 1714, durante la Guerra de Sucesión), el presidente de la Generalidad Joaquín Torrá y Pla, en vez de hablar de los 15 contenedores y 2 coches quemados por los Comités de Defensa de la República (cuyas siglas CDR recuerdan las de los cubanos Comités de Defensa de la Revolución) en las manifestaciones, o de la división del independentismo por la pugna entre los partidos independentistas Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya, Torrá dijo:
«Exijo al Gobierno español un acto solemne en el que el jefe de Estado y el jefe de Gobierno, públicamente, pidan disculpas por la persecución, detención y fusilamiento del presidente Companys y de todos los miles de catalanes muertos en el exilio, en los campos nazis de concentración o en las prisiones catalanas».
Pero ¿este personaje por qué es famoso? Y ¿por qué lo fusilaron? No por bueno será. Luis Companys Jover fundó el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña mediante decreto del 21 de Julio de 1936, que asesinó a 8.352 personas, entre ellas:
- 47 periodistas de medios tan diversos como El Correo, Avui, Terra Ferma, El Matí, Diario de Lérida, La Cruz, Agencia Fabra, El Semanario Católico, El Correo de Lérida, Diario de Comercio de Barcelona, El Correo de Tortosa, el Correo Catalán o el Semanario Católico.
- 16 poetas.
- 51 funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona por no concordar con él.
- 31 nobles.
- 16 socios del Fútbol Club Barcelona.
- 199 militares tras sofocar el Alzamiento en Barcelona.
- 90 miembros de la Esquerra Republicana.
- El expresidente de la Generalidad Francisco Jiménez Arenas.
- Cuatro obispos (Miguel Serra Sucarats, obispo de Segorbe; Salvio Huix Miralpéix, obispo de Lérida; Manuel Irurita Almandoz, obispo de Barcelona y Manuel Borrás Ferré, obispo auxiliar de Tarragona) y 1.564 sacerdotes (casi el 30,4 por cien de 5.060 sacerdotes que ejercían su ministerio el 18 de julio de 1936 en las ocho diócesis catalanas –Lérida, Tortosa, Tarragona, Vic, Barcelona, Gerona, Urgell y Solsona–) sufrieron muertes brutales: a unos les cortaron la lengua, a otros les sacaron los ojos, uno fue castrado antes de ser fusilado, a otros los abrieron en canal, y hubo incluso a quienes los arrojaron vivos a hornos encendidos. Al hermano Jaime Hilario –en el siglo Manuel Barbal y Cosín– de las Escuelas Cristianas (hortelano, porque era sordo), lo mataron por el “delito” de saber latín.
- Decenas de monjas como las hermanas María del Carmen, María Rosa y María Magdalena Fradera Ferragutcasas (a quienes los mismos «milicianos jóvenes, armados y sudorosos» por los que el faro del femibolchismo Almudena Grandes Hernández se relame los labios desnudaron, las violaron y, a continuación, las penetraron con palos por la vagina y, por último, y como muestra de desprecio a su virginidad consagrada, las introdujeron de un golpe los cañones de sus pistolas hasta la empuñadura, para desgarrarlas las entrañas y acabar apretando el gatillo) o Apolonia del Santísimo Sacramento Lizárraga y Ochoa de Zabalegui (quien el 8 de Septiembre de 1936, tras varios días de tortura, fue aserrada viva y descuartizada y sus restos fueron echados como cebo para los cerdos de “El Jorobado”, líder de la checa companysta de la calle San Elías).
- Laicos como el médico y padre de familia Eusebio Cortés Puigdengolas (que fue asesinado como la monja Apolonia Lizárraga mencionada ut supra), el joven carlista Ignacio Trías Bertrán (fusilado en la fosa vecina a donde, cuatro años después, su verdugo Companys enfrentó igual destino) o aquellos novios que, por casarse en una iglesia, fueron detenidos y ejecutados junto con el cura que los casó).
Adicional a las personas, el patrimonio sagrado fue blanco de la ira de Companys (masonazo a cuál más): 7.000 iglesias y escuelas quemadas y saqueadas. George Orwell en su libro Homenaje a Cataluña relata sus impresiones de un viaje que hizo en 1936:
«casi todas las iglesias habían sido saqueadas y las imágenes quemadas, y algunas de ellas estaban siendo sistemáticamente demolidas por cuadrillas de obreros».
Y cuenta el padre Luis Carreras en su libro Grandeza cristiana de España. Notas sobre la persecución religiosa (publicado en Tolosa de Francia en 1938), que el propio Companys, en una entrevista dada en agosto de 1936 a la revista francesa L’Œuvre, al ser preguntado por la posible reapertura de las iglesias en la Cataluña republicana, no tuvo rubor en decir «¡Oh, este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas!» (su consejero Andrés Nin Pérez –asesinado en 1937 ¡POR LOS REPUBLICANOS Y EN ZONA REPUBLICANA!– carga más las tintas: «La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia: nosotros lo hemos resuelto totalmente, yendo a la raíz: hemos suprimido los sacerdotes, las iglesias y el culto!»).
Diréis a estas alturas: «era el fragor de la guerra. Él era de un natural bondadoso y empático. Recordar el pañuelo de Conxita Julià y Farrés, y la preocupación de Companys por su hijo enfermo». Ni tanto, ÉSE ERA EL CARÁCTER HABITUAL DE COMPANYS. Firmaba tantas ejecuciones que tuvo que mandar a hacer un sello para no cansarse la mano. Y así lo describen sus correligionarios:
- Miguel Serra y Pamiés, líder del Partido Socialista Unido de Cataluña (y que salvó a Barcelona de ser destruida en una estrategia desesperada de “tierra quemada” ordenada por el Komintern): «A Luis Companys le daban ataques, se tiraba de los pelos, arrojaba cosas, se quitaba la chaqueta, rasgaba la corbata, se abría la camisa. Este comportamiento era típico».
- Juan Solé Plá, diputado de ERC durante la II República (quien salvó al cardenal Francisco Vidal y Barraquer de ser ejecutado, facilitándole el exilio): «[Companys] en el fondo es un enfermo mental, un anormal excitable y con depresiones cíclicas; tiene fobias violentas de envidia y de grandeza violenta, arrebatada, seguidas de fobia de miedo, de persecución, de agobio extraordinario y a veces, ridículo […] lloraba y gemía como una mujer engañada».
- Juan Puig y Ferreter, consejero de Asistencia Social de la Generalidad y miembro de ERC: «Companys era pequeño, voluble, caprichoso, inseguro y fluctuante, sin ningún pensamiento político, intrigante y sobornador, con pequeños egoísmos de vanidoso y sin escrúpulos para ascender».
- Claudio Ametlla y Coll, de Acció Catalana, confesaba que «En aquellos tiempos, el hombre que había de morir por Cataluña no era catalanista y [sin embargo] todos nosotros lo éramos... también era redactor de La Publicidad (antes de ser catalanizada)... [publicación] Republicana y centralista, y hasta hace no poco anticatalanista. Pues bien: el juicio es que Luis Companys no reunía el mínimo de condiciones requeridas para ser Presidente de la Generalitat. Los que le elegimos cometimos un error inmenso».
- José Recasens Mercadé, fundador de Agrupación Socialista de Reus, escribe lo siguiente en sus Memorias: «[...] en general, Lluís Companys estaba desacreditado completamente. Fuera de los pocos incondicionales y de los cómplices de su obra funestísima, todos lo tenían conceptuado como el enemigo número uno de Cataluña, como el primer anarquista y el primer bandarra de nuestra tierra, como uno de los principales culpables del hecho de que España haya perdido la República y los catalanes lo hayan perdido todo: la autonomía, el estatuto, la libertad, la cultura, la vergüenza».
- Francisco Cambó y Batlle, comentando la ejecución de Companys el 15 de Octubre de 1940 en el foso de Santa Eulalia de Montjuic (donde él fusiló a 1.200 barceloneses sin fórmula de juicio): «Lluís Companys no havia estat mai catalanista, sinó que en la seva primera juventut era netament anticatalanista. (…) L’afusellament fou un immens error d’en Franco. Injust? Ell, el 6 d’octubre, havia comès igual delicte que els militars, i fou indultat. En el 1936, ell féu afusellar tots els militars revoltats [Luis Companys no había sido nunca catalanista, sino que en su primera juventud era netamente anticatalanista. (…) El fusilamiento fue un immenso error de Franco. ¿Injusto? Él –Companys– el 6 de octubre, había cometido igual delito que los militares, y fue indultado. En el 1936, él hizo fusilar a todos los militares rebelados]».
SÍ, ése era el verdadero Luis Companys y Jover, a quien los separatistas pretendían ver como “beato” y “mártir”, cuando no era más que un maldito genocida y eugenista devenido en fetiche de Arturo Mas, Carlos Puigdemont, Joaquín Torrá i restant raça (cosa que su propio bisnieto Ricardo Cayuela Gally repudia) y que merece damnátio memóriæ en este mundo y arder eternamente en las cábilas del Infierno.
JORGE RONDÓN SANTOS
13 de Septiembre de 2020 (Año Santo Josefino).
Domínica XV después de Pentecostés. Fiesta de San Amado, Obispo de Sens; de San Amadeo, Abad de Remiremont; de San Eulogio, Patriarca de Alejandría; de San Cormac mac Cuilennáin, Obispo y rey de Munster; y de Nuestra Señora del Milagro de Salta. Tránsito de Su Majestad Católica Felipe II, Rey de las Españas; y de la Bienaventurada María de Jesús López de Rivas Martínez OCD, Virgen. Aniversario de la batalla de Muret.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)