El viernes 20 de Diciembre por la tarde, un hombre embistió con su coche BMW negro a la multitud en el mercadillo de Navidad de la ciudad de Magdeburgo, en el estado de Sajonia-Anhalt (Alemania). El incidente dejó un saldo de cinco muertos, entre ellos un niño de cinco años, y más de 200 heridos (entre ellos 41 en estado crítico), según el último parte de la policía local.
Poco después, la policía detuvo como sospechoso a Taleb Abdul Jawad al-Abdulmohsen, un ciudadano saudí de 50 años que llegó a Alemania en 2006, en 2016 fue reconocido como refugiado y que trabajó como médico psiquiatra en la clínica Salus de Bernburg, al este de Magdeburgo, pero en la clínica donde trabajaba, sus colegas desconfiaban de él porque sus diagnósticos los buscaba de internet, tanto que se ganó el apodo de “Dr. Google”.
Contrario al común de estos casos de autoariete, Adbulmohsen se presentaba en las redes sociales como un crítico del islam y opositor a la monarquía de Arabia Saudita (quien supuestamente había advertido de la peligrosidad del sujeto y pedido su extradición por los delitos de terrorismo, violación y trata de personas), además de activista por los derechos de las mujeres. Pero también acusaba a las autoridades alemanas (como la ex-canciller Ángela Merkel) de islamizar Europa y acosar a los refugiados que renunciaban al islam, y estaba en la mira de las autoridades como persona potencialmente peligrosa (en 2013, fue multado en Rostock por “perturbación del orden público” y “amenaza de cometer delitos” al amenazar a la asociación médica de Mecklemburgo-Pomerania Occidental con un delito de atención internacional como el atentado de la maratón de Boston, y en 2019 tuvo un fuerte altercado en un juicio con la organización de Ayuda Secular a los Refugiados en Alemania). Incluso hay quienes aseguran que su antiislamismo era parte de la “taqiyya” o “amonestanza”, el equivalente islámico del “marranismo” judío (aunque a diferencia, esta distingue entre el encubrimiento activo –la taqiyya en sí– y el encubrimiento por silencio u omisión –en cuyo caso es llamado kitman–)
De ahí que el fiscal general de Magdeburgo, Horst Walter Nopens, afirmó el sábado que el motivo del perpetrador podría haber sido el descontento con el trato dado a los refugiados de Arabia Saudita en Alemania (aunque si es el caso, Arabia Saudita tampoco es que brille mucho en respeto a las minorías, porque en dicho país los chiíes –Abdulmohsen es oriundo de Al-Hofuf, una ciudad donde los chiíes son mayoría– son discriminados y perseguidos por el régimen de Saúd).
En todo caso, el ataque no pudo llegar en peor momento para el socialdemócrata Olaf Scholz, quien aspira a ser reelegido como canciller en las elecciones federales anticipadas del próximo 23 de Febrero (tras la salida del Partido Democrático Libre de la coalición de gobierno el pasado Noviembre y el fracaso de la moción de confianza el pasado 16 de Diciembre), no obstante que las encuestas le adjudican a su partido un tercer puesto, detrás de la Unión Democristiana y Alternativa para Alemania.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)