“Permanece asiduamente en tu santuario interior. No te des a nada con exceso; conténtate con el uso sencillo de las cosas presentes de las que hay que ocuparse cuando es preciso, sin que tu corazón se pegue a ellas. Remite a Dios enseguida todo acontecimiento triste o alegre, vive sin multiplicidad, a fin de que Dios permanezca presente en ti. Rechaza todo impedimento. No desees complacer a nadie, salvo a Dios sólo. Elige con María la mejor parte, no vagabundees de aquí para allá.
Vuelve sin cesar a la soledad, a la conversación interior. El que tú buscas no puede encontrarlo ningún sentido ni ninguna inteligencia, sólo las almas puras lo reciben. Que Él sea tu pensamiento, tu búsqueda continua, y, pase lo que pase, sigue tu camino.
Vuelve siempre así al interior donde está presente la verdad misma. Permanece en paz, soporta todo, ten confianza en Dios, haz lo que esté en tu poder, y pronto recibirás una maravillosa luz para conocer los caminos tan perfectos de la vida interior”.
Juan Lanspergio, S. XVI -Monje Cartujo
Esto si es bien católico.
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