En el artículo «VIGANÒ: DAGLI AMCICI (E DAI CONFRATELLI) MI GUARDI IDDIO» de RISCOSSA CRISTIANA (que tradujimos al Español como «DEL AGUA MANSA, LÍBRAME DIOS..., Y AUN DESPUÉS DE MUERTO, LOS TIRARÉ AL MEDIO»),
se indicó que el arzobispo Carlo María Viganò (el mismo que le exigió
la renuncia a Bergoglio por su encubrimiento a los prelados sodomitas y
pedófilos) salió de Italia para salvar su vida, ya que por órdenes del
Vaticano lo estaban buscando para matarlo, a fin de que no revele más
información. Pues bien, para conocer quién es el mando medio (porque la
orden de búsqueda se sabe de sobra que viene del mismo Bergoglio), hemos
traducido este artículo publicado en CHURCH MILITANT sobre una faceta oculta del Vaticano: SU SERVICIO DE ESPÍAS Y PARAMILITARES.
Irónicamente,
el sábado 15 de Septiembre de 2018, en su viaje a Palermo (Sicilia),
mientras rendía homenaje al sacerdote-presbítero Giuseppe “Pino” Puglisi
Fana (asesinado por la mafia el 15 de Septiembre de 1993 a los 56 años
cabalmente cumplidos, y “beatificado” por Bergoglio el 25 de Mayo de
2013), Bergoglio, Capo di tutti capi de la mafia vaticana, tuvo los cojones de decir en plena homilía (que por cierto, duró 17 minutos, muy a pesar que ordenó que máximo fueran 8): «No
se puede creer en Dios y ser mafioso. Quien es mafioso no vive como
cristiano, porque blasfema con la vida el nombre de Dios-Amor».
LA “SANTA ALLEANZA”: EL SERVICIO DE INTELIGENGIA VATICANO
Elementos peligrosos de la red de espionaje papal no se detienen a nada para encontrar su objetivo.
La
cacería global contra el arzobispo Carlo María Viganò actualmente
realizada por los servicios de seguridad del Vaticano ha renovado el
interés en las capacidades de inteligencia del gobierno más pequeño pero
más antiguo en la tierra.
Aun
cuando no se puede decir que los recursos de inteligencia del Estado de
la Ciudad del Vaticano (en adelante ECV) son comparables en fondos o
tecnología de punta como los de la CIA, el GRU (Главное Разведывательное
Управление, Departamento Central de Inteligencia) de Rusia, o el
Ministerio de Seguridad del Estado (國家 安全 部, Guójiā Ānquán Bù) de la
China comunista, uno cometería un fatal error si subestima los alcances,
experiencia y capacidade de lo que muchos expertos e historiadores
consideram ser el servicio de inteligencia más modesto pero más grande
del mundo. Se cita que el renombrado cazanazis Simón Wiesenthal dijo en
una entrevista que «el mejor y más efectivo servicio de espionaje en el
mundo pertenece al Vaticano». No por nada es que el arzobispo Viganò, el
hombre más buscado del Vaticano, está a la fuga y se ha ido a esconder.
Según Allen Dulles, el primer director de la CIA, el verdadero nombre del servicio clandestino de inteligencia del Vaticano es la Santa
Alleanza (“Santa Alianza”) o L’Entità (“La Entidad”). Con su lema Cum Cruce et Gládio
(“Con la Cruz y la Espada”), se dice que fue creado por el Papa San Pío
V en 1566 con el fin de reunir informes de inteligencia de la corte de
Isabel I de Inglaterra y obtener su destronamiento. Esto fue mucho antes
de que la CIA concibiera derrocar gobiernos.
Alguien
dice que la sección de contraespionaje del Vaticano es el Sodalitium
Pianum de comienzos del siglo pasado que todos piensan ha sido
desmantelado. Enfocarse, sin embargo, en nombres oficiales y estructuras
es dejar de ver el bosque por los árboles cuando se va a la red de
inteligencia del Vaticano.
Aquellos
a quienes se les dificulta creer que los clérigos revestidos de sotana
comprenden la red de inteligencia más grande del mundo fallan al
recordar cómo era el papado, la institución más poderosa en la historia,
que inventó y desarrolló con gran éxito la agencia vanguardia de la
Iglesia Católica para investigar y recopilar información perteneciente a
las peligrosas sectas que amenazaban la estabilidad de la Iglesia,
sociedades y reinos: la Inquisición Papal.
Mientras
se estableció reglamentariamente para investigar y llevar a la justicia
a los culpables del delito civil y canónigo que en su tiempo era la
herejía, los inquisidores generales y su equipo de ocho integrantes
estuvieron obligados por circunstancias de la historia a desarollar
redes sofisticadas de informantes capaces de destacarse actuando como
verdaderos espías.
Aunque la Inquisición como una “agencia” de inteligencia interna con
vastos recursos no existe más, el Vaticano aún tiene otras dos redes
externas de espías, más “discretas” pero altamente efectivas que forman
parte de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría
de Estado (“S.RR.EE.”) y la nueva Sección para el Personal Diplomático.
Elevándose
sobre la Plaza de la Minerva en Roma, en lo que puede parecer ser
simplemente otro palacio romano antiguo, se encuentra la Pontificia
Academia Eclesiástica, el equivalente diplomático y mucho más suave del
Vaticano al Camp Peary (“La Granja”) de la CIA. Allí, la crema y nata
de los sacerdotes de la Iglesia Católica Romana son enviados por sus
obispos para ser entrenados para ser miembros del que todavía es
considerado ser uno de los cuerpos diplomáticos de élite a nivel
mundial, los nuncios apostólicos de la Santa Sede. El arzobispo Carlo
María Viganò fue el egresado Nº 1447 de la clase 1971 de la Academia (la
“vieja escuela” en entrenamiento antes de la caída del Muro de Berlín y
la disolución de la Unión Soviética).
La
mayoría de católicos no concluyen que los principales colectores de
inteligencia de parte de la Santa Sede son los Nuncios apostólicos y su
personal diplomático, justo como los embajadores y personal de las
embajadas que son desplegados alrededor del mundo por todo
Estado-nación.
La única diferencia es que la Santa Sede no tiene oficiales de
inteligencia que declarar “oficialmente” a sus países anfitriones.
Si
Viganò tiene miedo por su vida hasta el punto que tiene que destruir su
teléfono móvil e irse al extranjero, es no solamente por su temor a ser
rastreado por un miembro de personal de las nunciaturas apostólicas y
misiones de la Santa Sede esparcidos alrededor del mundo (el “brazo
largo” de la Secretaría de Estado que ha ordenado descubrir el paradero
de
Viganò), sino también, cuando no principalmente, por el temor a las
capacidades de inteligencia del paramilitar Cuerpo de Gendarmería del
Estado de la Ciudad del Vaticano, dirigido actualmente por Domenico
Giani.
El
incumbente comandante del Cuerpo e Inspector General de las fuerzas
combinadas de policía y seguridad del ECV, un ex oficial de la muy
temida fuerza policial financiera italiana llamada Guardia
di Finanza, es también el jefe de escoltas del Papa Francisco, justo
como lo fue para el Papa
Benedicto. Todo miembro de la Policía y las Fuerzas de Seguridad del
Cuerpo de Gendarmes, justo como todo miembro de la reputada Guardia
Suiza, es un exmiembro respectivamente de las fuerzas militares o de
policía de Italia o Suiza.
Cuando
el arzobispo Viganò servía como secretario general del ECV, el general
Giani le reportaba a él. Ahora, en un dramático giro de eventos, es Gianni
quien ha recibido la orden de sus superiores no sólo de asegurar la
seguridad personal del Papa, sino igualmente coordinar la cacería de
Viganò.
En
2008, el ECV se unió a la INTERPOL, la asociación internacional de
fuerzas de policía más grande del mundo, con oficinas establecidas en
192
países. Como resultado, el Vaticano ahora tiene acceso a tremendos
recursos y bases de datos por medio de sus contactos oficiales de
policía y las locaciones de oficinas de la INTERPOL por todo el orbe.
Los servicios de inteligencia del Vaticano tienen inclusive un Gruppo Intervento Rapido (GIR),
o “grupo de intervención rápida”, que es conocido por poseer activos
tecnológicos y logísticos altamente sofisticados e innovadores usados en
la realización de sus misiones.
Se dice que el mayor peligro a la vida de Viganò viene de los elementos francmasónicos de la Santa
Alleanza o Entità que no poseen absolutamente ningún escrúpulo moral
para hacer todo cuanto esté a su alcance para impedir al arzobispo hacer
revelaciones adicionales no sólo incriminatorias a la Santa Sede, sino
más todavía, capaces de destruir la reputación y posibilidades concretas
de ciertos cardenales de ser elegidos al Trono de San Pedro.
Fuera
de Italia, e incluso dentro del país, no es de conocimiento general
entre los Católicos cuán bien insertados están los ideólogos
francmasones en los servicios de inteligencia del aparato militar de
Italia y otras naciones europeas, y consecuentemente el ECV, que deriva
en varios rangos de las fuerzas policiales, de segurdad e inteligencia
de entre estas naciones.
Mientras
se sabe que grupos poderosos de francmasones como la Propaganda Due
(P2), que en el pasado han infiltrado exitosamente instituciones
vaticanas como el Instituto para las Obras de Religión (Banco Vaticano),
han sido desmantelados por el gobierno italiano, no se conoce cuántos
grupos sucesores de peligrosos ideólogos francmasones han tenido éxito
en reconstituirse bajo diferentes etiquetas y tomando el control de
dicasterios claves de la Curia Romana.
Viganò
y su heroico ventilador representan, más que una amenaza para él
personalmente, una muy real y creíble amenaza a redes enteras de
individuos muy talentosos que no se detendrán ante nada para destruir
desde adentro a la Iglesia Católica como la conocemos, de una vez por
todas.
La búsqueda vaticana por Viganò, por tanto, no es tanto una misión que cumplir de la Santa Alleanza sino un ejercicio que realizar para los poderes non sanctos.
MICHAEL VORIS
14 de Septiembre de 2018.
La palabra "mafia" es un acrónimo italiano para "Mazzini Autoriza Furti, Incendi, Avelenomenti" (Mazzini autoriza hurtos, incendios y envenenamientos). Giuseppe Mazzini era un francmasón e instigador de la "unificación" italiana (aunque él quería una república y no la monarquía en cabeza de los Saboya, como eventualmente sucedió).
ResponderEliminarCallate Voris, esa inteligenzia está al servicio de bergoglio NO DEL VATICANO.
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