El pasado 27 de Diciembre de 2018, fiesta de San Juan Apóstol y Evangelista, tal y como fue anunciado el pasado mes de Septiembre,
fue consagrado como obispo en el Seminario del Inmaculado Corazón de
María en Round Top (NY), sede central de la Fraternidad Sacerdotal San
Pío V, el padre James Carrol FSSPV por Mons. Joseph Santay, siendo
co-consagrante el superior general de dicha congregación, Mons. Clarence
James Kelly.
Mons.
James Carroll (sentado) pasa a ser el siguiente en el linaje episcopal
de Mons. Alfredo José Isaac Cecilio Francisco Méndez González CSC,
obispo diocesano emérito de Arecibo (PR), siendo antecedido por Mons.
Joseph Santay (consagrado por Mons. Clarence Kelly el 28 de Febrero de
2007, a su vez consagrado por el citado Méndez González el 19 de Octubre
de 1993).
Como
dijimos en su momento, Mons. Clarence Kelly FSSPV es un personaje no
exento de polémica: Su consagración episcopal fue celebrada por Méndez
González, un obispo UNA CUM designado por Roncalli Marzolla/Juan XXIII
bis en Julio de 1960 (y consagrado por Mons. Francis Joseph Spellmann,
arzobispo de Nueva York el 28 de Octubre), y ya retirado en Carlsbad,
California casi secretamente, y solo salió a la luz pública al morir el
29 de Enero de 1995. Aparte, Mons. Kelly cuestionó la validez del linaje
episcopal de Mons. Pierre Martin Ngô-dinh-Thuc, y acusó a sus obispos
de capillismo (práctica habitual en todo lefebvrista, pertenezca o no a
la Frater).
Reiteramos
nuestro carácter cauto sobre el porvenir de este novel obispo. Sólo
esperamos que Mons. James Carroll sea un obispo para la Iglesia Católica
y no solamente para la FSSPV o para Mons. Kelly (quien por cierto, en el vídeo, aparece solamente entre el minuto 95 y hasta el 109).
ADENDA: ¿QUIÉN ERA Mons. ALFREDO FRANCISCO MÉNDEZ GONZÁLEZ? (Fuente: FIDE CATHÓLICA)
Alfredo
Méndez Gonzalez nació en Chicago en 1907 en una familia católica de
orígenes españoles y puertorriqueños. De niño, se encontró con la Madre
Cabrini, que vino a visitar a su madre para agradecerle a la familia
Méndez por sus obras de caridad. La Madre Cabrini es más conocida
actualmente como Santa Francisca Javier Cabrini, canonizada por el Papa
Pío XI y primera santa estadounidense. Luego de una escolaridad entre
Chicago, Nueva York y Barcelona, se graduó en la Universidad de Notre
Dame du Lac (Indiana) en 1933, fue ordenado sacerdote el 24 de junio de
1935 en Washington. Durante su sacerdocio, entre los años 1930 y 1940,
ofició en la región de Austin, Texas, donde se vinculó profundamente a
las comunidades de católicos mexicanos, laicos y religiosos, que habían
huído de las persecuciones ocurridas en el país en ese entonces.
En
1945, fue nombrado primer secretario del comité episcopal de católicos
hispanohablantes de los Estados Unidos. Fue uno de los
principales fundadores de la diócesis de Austin, Texas. El 23 de julio
de 1960 fue nombrado Obispo de Arecibo, Puerto Rico, por Juan XXIII
(aunque este nombramiento fue ciertamente previsto ya bajo Pío XII), siendo
consagrado obispo el 28 de octubre de 1960 por el Cardenal Francis
Spellmann, arzobispo de Nueva York, en compañía del arzobispo Edwin
Byrne de Santa Fe y del obispo Richard Ackermann de Covington, Kentucky.
Mons. Ackerman fue miembro de la Congregación del Espíritu Santo y amigo
personal de Mons. Lefebvre. Mons. Méndez perteneció de hecho a una
línea episcopal prestigiosa, puesto que el cardenal Spellmann fue
consagrado por el Papa Pío XII en persona, el cual fue consagrado por el
papa Benedicto XV, y este a su vez fue consagrado por el papa San Pío
X.
Aunque jamás se declaró públicamente sedevacantista [como
algunos obispos fieles (Mons. Vitus Chang también), él tuvo
probablemente muchos escrúpulos sobre si proclamarse abiertamente
sedevacantista y «en ruptura con Roma», de ahí su idea de hacer la
consagración en secreto. Sobre este particular, otros, incluso
eclesiásticos que no hacen parte de la FSSPV, como el padre Anthony
Cekada o bien Mons. Donald Sanborn, afirman que Mons. Clarence Kelly
recibió la consagración. Haciendo fe de estos testimonios, nosotros la
creemos válida, N. del Autor francés], Monseñor Méndez
González siempre fue un ferviente defensor de la ortodoxia católica. Él
mantuvo una larga relación epistolar con Mons. Lefebvre y otros obispos
tradicionalistas para exhortarlos a hacer frente, especialmente para
mantener los Sacramentos. Él es conocido, en los medios de la tradición
católica, por haber consagrado secretamente el 19 de octubre de 1993 al
padre Clarence Kelly (1941-…). Este último fue uno de los nueve
sacerdotes que fueron expulsados de la Fraternidad San Pío X en 1983 a
causa de su convicción de la vacancia de la sede. Es uno de los
fundadores de la Sociedad Sacerdotal San Pío V, al lado de otros
sacerdotes como los padres Sanborn, Cekada y Dolan que hicieron parte
del «grupo de los nueve». En Septiembre de 1990, Mons. Méndez había ya
ordenado dos sacerdotes miembros de la Sociedad San Pío V: Paul
Baumberger y Joseph Greenwell. En los últimos años de su vida, Mons.
Méndez ha sostenido, incluso financieramente, el trabajo de los
sacerdotes de la FSSPV, incluyendo su famoso programa televisivo «What
Catholics Believe» [su página en Facebook]. Permitió también la invitación de personalidades de primer tales como Pat Buchanan.
Monseñor Méndez, que se había retirado ya en 1973 en rechazo a toda proposición de colaboración en las diócesis novus ordo [Presentó renuncia el 21 de enero de 1974, pero el 23 de marzo de ese año fue el principal co-consagrador de su sucesor en la sede arecibeña,
Miguel Rodríguez y Rodríguez CSSR, y el 2 de marzo de 1978 fue
co-consagrador de Paul Edward Waldschmidt CSC -titular de Citio, actual
Lárnaca en Chipre- y Kenneth Donald Steiner -titular de Abbenza en
Túnez- como auxiliares de la archidiócesis de Portland en Oregón, y
dichas ceremonias fueron BAJO EL INVÁLIDO RITUAL MONTINIANO DE
INSTALACIÓN EPISCOPAL, que no es lo mismo, N. del T.], tenía
muy a mal los trastornos operados por la contra-iglesia del Vaticano II.
Él mismo asistió al concilio Vaticano II, aunque en circunstancias
particulares, como explica en una carta de valor a los católicos,
escrita el 9 de julio de 1994, un año antes de su muerte:
«El concilio Vaticano II y los cambios que resultaron de él fueron un desastre para nuestra querida Iglesia Católica. Yo caí enfermo antes de la conclusión de la primera sesión del Vaticano II y no pude reaparecer hasta los días de la clausura del concilio. Fui sorprendido y entristecido por lo que vi a mi regreso. Luego de la clausura de este concilio, hemos asistido a una epidemia de anulaciones de matrimonios. La liturgia ha devenido en una suerte de espectáculo más que en el Santo Sacrificio de la Misa. Las instituciones una vez católicas, como los colegios y universidades, ahora no tienen nada de católicas. El número de monjas ha caído drásticamente, y la mayor parte de las restantes no viven más como monjas. Numerosos sacerdotes han abandonado el sacerdocio. El número de seminaristas ha caído drásticamente, y los que hay apenas viven como seminaristas.Monseñor Alfredo Méndez González falleció el 29 de enero de 1995 en Cincinnati, y fue sepultado en la catedral de San Felipe Apóstol en Arecibo el 11 de febrero de ese año.
Como primer obispo de Arecibo, en Puerto Rico, había enviado a mis seminaristas a estudiar en diferentes seminarios diocesanos en los Estados Unidos. Después de haberlos visitado, yo los retiré a todos de esos seminarios, porque la enseñanza era talmente liberal y tan contraria todo lo que un sacerdote católico debe ser. Esos cambios han perdido a los fieles católicos. Algunos han conservado firmemente la Fe católica tradicional en estas épocas problemáticas. Yo os aliento y espero la restauración de la Fe católica tradicional, de la Misa tradicional y de los Sacramentos».
«No aceptes ninguna mala palabra, antes guarda tu alma limpia e incorrupta. Porque si aceptas las palabras sucias de alguien que habla contra su prójimo, entonces tu oración será afectada por pensamientos y odiará injustificadamente a aquellos con quien socializas. Así que necesitamos ser cuidadosos con lo que decimos y lo que permitimos que otros nos digan. Por tanto, no solamente no debemos decir nada malo contra otros, sino también no tolerar incluso escuchar algo semejante». (Santa Sinclética de Alejandría, Арорhthégmаtа Маtrum).
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