Traducción del artículo publicado en Italiano en OSSERVATORIO SUL CAMMINO NEOCATECUMENALE SECONDO VERITÀ.
La autora, la brasileña Amanda Serra, reconoce como Papas Católicos a
los dirigentes de la religión del Vaticano II y dice que ama al Camino,
aun estando fuera, y espera que un día corrijan sus errores (cosa que
dudamos suceda). Pero bueno, otro testimonio más de alguien QUE ESTUVO
DENTRO DEL NEOCATECUMENALISMO Y HABLA CON PROPIEDAD (ya que los kikistas
dicen que hablan de ellos sin conocerlos).
Es difícil decir adiós…
Este texto parecerá largo, pero me ayuda a liberarme de las cosas que me han hecho reflexionar sobre nuestro reciente abandonar el Camino Neocatecumenal,
en el cual he participado por diez llargos años. Quisiera deciros que
continuaré amando el Camino, sea o no sea parte de mi historia, y que he
aprendido muchas cosas de ellos, y que creo (y espero) que un día sus errores
puedan
ser corregidos en modo que puedan servir fielmente a la Iglesia.
Dividiré el texto en los siguientes argumentos: por qué entré, qué me ha
gustado, cosas que he encontrado extrañas o fastidiosas, cosas que me
entretienen, cosa penso che vada fatto. Tal vez este texto interesará
sólo a aquellos que conocen el movimiento, pido excusas a los lectores
que no estén interesados en el tema.
Por qué adherí al Camino
Fui inducida por un anuncio que fue hecho después de
la Misa por una denominada "catequista" que dice tener nueve hijos. El
argumento me pareció convincente, sentíamos la necesidad de profundizar
la fe y al mismo tiempo estaba curiosa de saber qué la había movido a
tener tantos hijos. Había vivido con mi familia casi desde niña y
siempre frecuentábamos la iglesia. Convencí también a mi hermana y a dos
amigos nuestras para que adhirireran. En ningún punto del anuncio oí mencionar la entrada en un movimiento: había entendido que se trataba sólo de catequesis.
Advertimos una cierta profundidad en sus denominadas "catequesis" y un
montón de elocuencia en nuestros denominados "catequistas", que dijeron
cosas para nuestra vida personal y nos enseñaron buenos cantos casi
desde la "catequesis" inicial. Así, después de la "convivencia" inicial,
aceptamos la invitación de continuar.
Qué me gustaba del Camino
(Hablaré en pasado porque ya lo he abandonado, incluso si considero que algunas de estas cosas sean buenas todavía):
- Me gustaban los cantos, que verdaderamente tocaban el corazón, y muchos de ellos eran tomados directamente de la Biblia, especialmente de los salmos, así acabábamos por reconocer una buena parte de los salmos precisamente a causa de los santos. Esto era bueno porque teníamos siempre un versículo en la cabeza para cualquier momento de la vida.
- Las preparaciones de la Palabra, que nos imponían tener un constante y profundo contacto con ella, que ayudaba a vencer la pereza.
- El hecho que hubiéramos personas de edades diferentes, así que no estábamos cerrados en clichés típicos de una franja de edad. En las comunidades donde he "caminado" (estuve en tres comunidades diferentes), habían siempre personas muy ancianas, parejas y jóvenes; algunas mujeres tenían gusto en hablar conmigo y me agradaba la oportunidad de interactuar con ellas.
- La seriedad sobre las cosas de Dios, reflejada por nuestro modo de vestir, el comportamiento durante las predicaciones, organizar los lugares donde se realizarán las celebraciones y las preparaciones.
- La seriedad en los momentos de silencio, en las convivencias y la scrutátio, porque podíamos sentir a Dios hablar, antes del ruido de la jornada en la cual no se tiene la oportunidad de consentración.
- El siempre presente impulso a proclamar la Palabra de Dios, a través de los anuncios en las plazas, las invitaciones a las denominadas "catequesis" y a las peregrinaciones, dado que esta era la principal llamada de Cristo y esperábamos salvar más almas.
- Los anuncios de Adviento, Pascua y Cuaresma, que nos daban la oportunidad di guardar seriamente el tiempo litúrgico que se estaba avecinando.
- Las celebraciones penitenciales periódicas, que nos quitaban las preocupaciones de ir a confesarse.
- Los cuadros de Kiko (algunos, por lo menos), que representaban varios pasajes de la Biblia y parecían también más profundos después de las "catequesis" que nos hacían llevar; dado que no teníamos muchos cuadros de calidad disponibles de otros pintores y concíamos solo los de Kiko, habíamos usado muchos de estos últimos.
- La oportunidad de confiar con seguridad nuestras experiencias y enseñar junto a los hermanos en los giros de experiencias, así que era posible alentar las tensiones de guardar ciertas cosas y también el poder seguir el propio crecimiento espiritual.
- La valorización del transmitir la fe a los niños, que hacíamos orar con nosotros, y hacer resonar la Palabra y participar verdaderamente en las celebraciones.
- La oración de las Laudes, que había descubierto solamente en el Camino.
- El difundir la idea que la Iglesia tiene a la concepción, que es tan difícil para otros cristianos. En seguida he descubierto que esta apertura a la vida no es vivida solo en el Camino, sino también por tantos otros católicos.
Qué he encontrado de extraño o fastidioso aunque no lo sabría describir
- La obsesión por los pequeños detalles que había que seguir religiosamente, como el arreglo de los ornamentos de la mesa y de los tapetes, mientras que no teníamos el mismo cuidado sobre la Misa comunitaria parroquial. Esta fue la primera extrañeza que noté.
- El hecho de que no podíamos cantar los cantos del Camino (que tanto me gustaban) en las Misas parroquiales, ni podíamos cantar los cantos de la Misa parroquial en las Eucaristías del Camino.
- La obsesión con la obediencia a los denominados "catequistas" y no necesariamente a los sacerdotes y los obispos, con la excusa de que los dichos "catequistas" te fueron dados por Dios y conocían bien tu vida (y por eso es que eran buenos para ti) y los obispos no. Una cosa que yo considero peligrosa.
- La falta de celo por el altar de la Iglesia (como los cantores que deliberadamente se sentaban en la sede reservada al sacerdote para tocar los instrumentos en el momento de la danza-corro).
- El no utilizar el altar de la Iglesia, donde Cristo cada día es inmolado, con la excusa de la nueva estética, y por tanto el uso de otra mesa en el centro de la iglesia.
- La prohibición de arrodillarse en la consagración en las liturgias neocatecumenales, con el pretecto que sería una fiesta: esto es, el significado de tales liturgias era diverso de aquellas a las que normalmente voy.
- La prohibición de responder a la plegaria Eucarística, con el pretexto de que aquellas celebradas según los iniciadores no lo prevén (pero aquí en Brasil debemos seguir las líneas guía de la liturgia de la Conferencia Episcopal Brasileña, desde que la comunidad neocatecumenal dice ser obediente al obispo local...).
- El no permitir la interactividad durante las denominadas "catequesis" (ninguno puede hacer nada, ni preguntar, ni escribir, ni beber un sorbo de agua: solo escuchar), y por cuanto pudiera ser lo que se ha dicho, se generaba un cierto autoritarismo de parte de los proclamados "catequistas".
- La confusión sobre el hecho de que aquellos que han ya completado enteramente el itinerario catequético católico (desde la Primera Comunión a la Confirmación), incluso los mismos sacerdotes, deben afrontar en su totalidad el itinerario neocatecumenal comenzando desde las "catequesis iniciales", como si nada de lo que ya habían vivido fuese válido.
- La idea expresa siempre en modo explícito de que el Camino es el único grupo (incluso si no quiere ser llamado así) que te dará verdaderamente la fe, que te hará conocer a Cristo, que te haría comprender tu historia y conocer la palabra del Señor (incluso si este último punto no fuese dicho en las famosas "catequesis", las personas más sencillas que os participan así entenderán y dirán).
- El hecho de que en los días de las Jornadas Mundiales de la Juventud se le da mucha más importancia a las actividades neocatecumenales que al programa de la JMJ.
- El hecho de no haber nunca promovido eventos de la parroquia por iniciativa neocatecumenal (por piedad de los participantes habíamos tal vez colaborado en algunos eventos parroquiales, pero eso no era alentado por los iniciadores).
- La obsesión de no poder hablar de cuestiones de fe en las resonancias y en los anuncios, sino solo de la propia experiencia personal, si bien lo que nos ha tocado no tenía qué ver necesariamente con la vida personal (tenemos por ejemplo, el caso de un presbítero que interrumpe la resonancia de una mujer para decirle que ella debía hablar solo de la vida propia).
- El hecho de deber mentir sobre la colecta de dinero (y los objetos que vender para dar algo a los pobres), o inventar rarezas con la excusa de reunir fondos para los encuentros vocacionales. También debiendo hacer el bien con "la mano derecha que no sepa lo que hace la izquierda", me sentía verdaderamente mal por deber inventar mentiras por algo que sinceramente veía como un forzamiento a mí misma.
- La importancia dada a tantas cosas, pero sin alguna mención de la importancia del diezmo a la parroquia (más adelante entendí el por qué).
- El hecho de que no había consenso entre los iniciadores (Carmen siempre reprobaba y criticaba a Kiko).
- El hecho de que en algunos cuadros el rostro de Cristo es la cara de Kiko.
- Mientras yo tenía necesidad de un minuto de recogimiento después de la Comunión, ninguno advertía la necesidad de ello, y en mi caso, me tocaba continuar cantando y tocando.
- El hecho de que la Eucaristía con la liturgia domenical sea celebrada el sábado por la tarde, tal vez también a las tres de la tarde con la excusa de que el domingo comienza el sábado por la tarde.
- Nuestro compromiso en la parroquia (como catequistas parroquiales y miembros del coro parroquial) estaba muy a menudo en conflicto con las convivenzcias y las preparaciones.
Qué me había hecho permanecer en el Camino
Todas las cosas que me gustaban, las cuales mencioné arriba, y la consideración de que ele movimiento neocatecumenal era parte de la historia de toda mi vida adulta: después de todo me casé en el movimiento, y en el movimiento he bautizado a mis dos hijos. Además, el sacerdote que había bendecido nuestro matrimonio, nos había amonestado varias veces: "no salgáis del Camino", por lo cual tenía miedo de abandonarlo.
Qué me indujo a dejar el Camino
Casi desde la época en que éramos novios, mi marido me decía siempre que si hubiese visto que el Camino no era fiel a la Iglesia, lo hubiera dejado, porque él siembre fue un católico practicante, rezaba las Laudes, era acólito y siempre había participado en la vida de la parroquia. Entró en el Camino porque en la época había dicho que me habría casado con alguno del Camino. Estaba preocupada porque en el fondo sabía que el Camino contenía diversos puntos dudosos y que un día él se había dado cuenta. No había modo de explicarle todo en todos sus detalles. Nos fue dicho que todas las cintas del Camino eran teóricamente tomadas del RICA (Rito de la Iniciación Cristiana de Adultos), pero por cuanto había leído y releído el RICA veía que no tienen nada en común.
En breve, con el avanzar en las cintas del Camino, nos eran revelados secretos, esto es, nos eran pedidas cosas haciendo presión a fin que las hagamos, todo con la excusa del crecimiento de nuestra fe. No es una modalidad católica porque nuestra Iglesia no nos esconde nada, y también porque solamente Dios conoce la fe de cada uno y no hay modo de nivelar la fe de todos, por ejemplo la fe del joven rico; en cuyo caso específico Jesús ve su apego y por eso le dice que venda sus bienes. Los denominados "catequistias" llegaban a la insensatez de decirle a un pobre: "pero tú tienes este zapato, o aquel bolso, véndelos". Esto acontece en el primer escrutinio, y lo hacemos tal como nos fue pedido. Y cuando llegó el segundo escrutinio, iniciaron los encuentros cada día de la semana. Estaba preocupada por aquellos hermanos de comunidad que tenían parientes que no estaban en el Camino. Éramos inducidos a decir a los proclamados "catequistas" los pecados que fueron perdonados, comprendidos los que se dicen solo en el confesionario, y se hablaba incluso de la frecuencia de la intimidad de las parejas.
Todo esto llevó a mi marido a preguntarse cómo los laicos debían entrar a conocimientos de tantos detalles de nuestra vida íntima, y no había motivo por el cual no podíams estar de acuerdo con él. Luego nos llovía sobre el tejado del deber dar literalmente el diez por ciento de todos nuestros bienes a la comunidad, en nombre de la comunión de los bienes, y de aquel 10%, el 10% a la iglesia local (ejemplo: si ganaba 1000, debía dar 90 a la comunidad y 10 a la iglesia). Esto implica varios problemas que no pueden ser mencionados todos aquí. Sé por cierto que alguno de los hermanos leerá esto y me considerará una traidora. No quiero sentirme mal por eso. Las preguntas que intenté plantear fueron:
- ¿por qué no dar este 10% a la iglesia donde hagamos el Camino, visto que somos parte de la Iglesia?
- ¿por qué el Camino piensa que debemos esperar diez años antes de saber por qué hemos dado el Diezmo?
- ¿es verdaderamente necesario para las personas con estipendios más altos dar, no sé, mil dólares en el saco negro cada mes?
- la Iglesia, en el Catecismo, sugiere escoger sumas adecuadas a las necesidades de la Iglesia local y de acuerdo con la condición y la generosidad de cada uno, y no necesariamente "el diez por ciento exacto".
* Kiko hace burla de la Misa Católica:
…«Recuerdo la Misa que escuchaba en Madrid en la Iglesia del Buen Suceso. Todo en latín; pasados diez minutos, sonaba una campanilla y todos nos arrodillábamos para la consagración; justo después volvía a sonar la campanilla; después siete minutos más y el vecino de al lado hacía la señal de la cruz, lo que significaba que la Misa había terminado. Pensad en la época en que no había Palabra porque era en latín; no había homilía ni oración de los fieles, ni beso de la paz, ni anáfora en lengua vernácula; el pan en forma de papel, nadie comulgaba, el cáliz lo bebía sólo el sacerdote, etc.»
Citas de las "Orientaciones para los equipos de catequistas" (Apuntes tomados de las cintas de los encuentros tenidos por Kiko y Carmen para orientar los equipos de catequistas de Madrid en febrero de 1972) de la página 315… y nunca realmente contradichos por Kiko hasta hoy.
* Carmen hace burla de Jesús en el Tabernáculo:
«El pan es para el banquete, para llevarnos a la Pascua. La presencia real es siempre un medio para llevarnos a un fin, que es la Pascua. No es un absoluto, Jesucristo está presente en función del misterio pascual. Sin embargo, desde Trento se celebra la Misa para consagrar y tener presente a Jesucristo y meterlo en el tabernáculo».E incluso:
«...En muchos conventos de monjes se dice la misa para llenar el tabernáculo. Hemos transformado la Eucaristía que era un canto al Cristo glorioso, en el divino prisionero del tabernáculo...»
(ibid., páginas 329-330)
«¡Basta! Quizá un día TENDREMOS QUE SALIR DE LAS PARROQUIAS. Iremos a los paganos (…) Como en Japón, que estamos viviendo en las casas».
Kiko Argüello, Anuncio de Pascua 2017
He reflexionado sobre estas cosas y todas las otras que ya me habían despertado perplejidad, y habíamos decidido salir juntos a decir adiós a la comunidad neocatecumenal, en el curso de los giros de experiencias,
hablando de lo que nos ha inducido a abandonar el Camino, pero diciendo
querer permanecer en contacto porque al menos habíamos aprendido a
amarlos. Fue muy difícil, y aún hoy no sé si hubo falta de caridad y si
habríamos mejor debido dejarlo sin decir nada como han hecho los otros
que lo han abandonado.
Qué cosas pienso pueden funcionar todavía
Al reflexionar sobre por qué los papas no han prohibido el Camino, recuerdo aquel pasaje en el cual Jesús dice de aquellos que no lo siguen: "quien no está contra vosotros, está por vosotros" (Lc. 9,50; y también: "quien no está conmigo está contra mí", cfr. Lc. 11,23). Pueden haber errores e incomprensiones, pero al ver estos millones de personas fervientes en la sed de Dios, que dicen ser católicos, nos parece que hay algo de bueno que por eso no puede ser simplemente exterminado. Sabía que al comienzo la Iglesia habría querido formalizar el Camino como una asociación de lacios mientras Carmen quería que fuese una Iniciación a la Vida Cristiana. Podría equivocarme, pero si el Camino se hubiera convertido en una asociación laical como la Renovación Carismática, la Comunidad Shalom, etc., y no hubiesen todas aquellas cintas sino que mantuviese solo la experiencia de las cosas que he dicho me son agradables, sería grande y habría tenido muchos menos problemas. Además, si todo el celo por las liturgias neocatecumenales fuese dirigido a la Misa del domingo en la parroquia, y los cantos fuesen adaptados a los ritmos locales y usados en la Misa, cualquiera los podría apreciar. A mí me gustan los cantos de Shalom, y en la Misa de la parroquia los canto. En síntesis, pienso que el Camino podría aún funcionar. No digo que un día retornaré, sino que la gente que participa de vosotros con tanto amor y dedicación podría participar con más comunión católica.
Consideraciones conclusivas
Todavía me estoy adaptando a la vida sin el Camino. Al comienzo me faltaba, pero ahora en cambio tengo un gran alivio, porque puedo dedicarme más a la familia sin el peso de vivir una realidad paralela a la Iglesia. Espero que me comprendáis, y si he dicho algo que no os garba perdonadme. Escribid en los comentarios quienes estéis de acuerdo o en desacuerdo sobre esto, tendré la humildad de responder. ¡Os abrazo a todos, Dios os bendiga!
AMANDA SERRA
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)