Oh Cristo, Tú eres mi Rey. Hazme para contigo un noble corazón caballeresco.
Grande en mi vida: escogiendo lo que se eleva y no lo que se arrastra.
Grande en mi trabajo: no viendo la carga que se me impone, sino la misión que me confías.
Grande en mi sufrimiento: soldado verdadero frente a mi cruz y Cireneo para los demás.
Grande con el mundo: perdonando sus pequeñeces, sin ceder nada a sus engaños.
Grande con los hombres: leal con todos, servicial con los necesitados, llevando hacia Ti a aquellos que me aman.
Grande con mis jefes: viendo en su autoridad la belleza de tu rostro fascinante.
Grande conmigo mismo: jamás encerrado en mí, apoyándome siempre en Ti.
Grande contigo, oh Cristo: feliz de vivir para servirte, feliz de morir para verte. Así sea.
P. TIRSO ARELLANO, S.J.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)