Traducción de la noticia publicada en THE TABLET (Reino Unido).
ACADÉMICA DESCUBRE EVANGELIO “PERDIDO” ANOTADO POR BEDA EL VENERABLE
Una experta en manuscritos afirma haber descubierto un Evangelio “perdido” anotado por San Beda el Venerable.
La profesora Michelle P. Brown dijo que el Evangelio de San Juan que Beda tradujo del latín al inglés antiguo es uno de los Evangelios de Lindisfarne.
Brown, ex conservadora de manuscritos iluminados de la Biblioteca Británica que alberga los Evangelios de Lindisfarne, dijo a The Tablet: «Un sacerdote llamado Cutberto estaba con Beda moribundo y dijo que pasó las últimas dos semanas en el suelo de su celda traduciendo “el pequeño Evangelio que habla del amor”. Este se dio por perdido. Creo que lo he encontrado».
La traducción al inglés antiguo de las Escrituras de Lindisfarne generalmente se fecha en el año 950 d.C., y es obra de Aldredo, un sacerdote de Chester-le-Street, en el condado de Durham, que produjo una glosa línea por línea de los Evangelios insertada en el manuscrito original del siglo VIII.
Sin embargo, los signos de la obra de Beda fecharían parte de la glosa en inglés antiguo en el año 735 d.C., el año de la muerte del teólogo. Brown dijo: «Éste es el primer ejemplo de un libro de la Biblia traducido a una lengua vernácula occidental».
Y añadió: «Cuando Aldredo glosó los Evangelios, utilizó dos colores para el Evangelio de San Juan, y sólo uno, el marrón, en los demás. En el Evangelio de San Juan hay pasajes escritos en tinta roja, que se utilizaba para indicar un estatus superior. Estos ocurren en las secciones que se sabía que Beda había traducido. El vocabulario es claramente bedano».
Otra pista de la participación de Beda se encuentra en las anotaciones al margen. Brown, profesora emérita de Estudios de Manuscritos Medievales en la Universidad de Londres, dijo que las anotaciones coinciden con las hechas por Beda en otros escritos, incluida su Historia eclesiástica del pueblo inglés, escrita en el año 731 d.C. Brown observó: «Beda introduce notas a pie de página marcando citas. La gente intentaba acusarlo de herejía por innovar en cosas, por lo que escribía formas de z en los márgenes para señalar, por ejemplo, dónde estaba usando una cita del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento». Brown describió las formas de z como «pequeños destellos como relámpagos, equivalentes al uso de un rotulador amarillo en el texto actual».
Se pueden detectar más pruebas de la aportación de Beda en las letras griegas y hebreas que esparció en los márgenes del Evangelio. «En aquel entonces no había mucha gente familiarizada con el griego», añadió Brown.
En Beda y la teoría del todo, Brown afirma que Beda también anotó el Codex Amiatinus, el manuscrito más antiguo que se conserva de la Biblia Vulgata latina. Sus anotaciones aparecen en el prefacio del Libro de los Reyes en el Códice, una de las tres Biblias reunidas en el escriptorio del monasterio de San Beda en Wearmouth-Jarrow. El abad Ceolfrido había encargado los tres y murió de camino a Roma para entregar el Códice al Papa Gregorio II.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)