Se trata de una pequeña imagen de la Inmaculada Concepción, pintada al óleo de 30x25 cm, copia original de una de las versiones del pintor italiano Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato de “La Madonna” renacentista.
Pocos conocen que ese diminuto cuadro es el lienzo donde se manifestó otro portentoso prodigio en el año 1749.
La
Virgen de las Lágrimas es uno de los milagros acontecidos en Salta el 4
de agosto de 1749, en los preludios de la renovación del Pacto de
Fidelidad.
Fue el padre Juan Arisaga el primer
testigo de este hecho. El cuadro era de su devoción personal. La imagen
presentaba su cara, sus ojos, el cuello y el resto de la superficie,
bañados en “una especia de agua clara y cristalina, que causó en el
padre, a primera vista, mucha ternura y admiración”, relata la respuesta
del rector del colegio de la compañía de Jesús, el padre Pedro Lizoain,
a un exhorto elevado por el cabildo.
Recurrió a
la ayuda del padre Alberto Araoz, y limpiándole el sudor con “unos
algodones y un poco de bretania”, afirmó en presencia de “curiosos y
admirados”: “Veamos si mañana sucede lo mismo, y si sucediere, digo que
es una cosa maravillosa”.
Al otro día, en horas
de la noche, el padre Juan repara en que la imagen “estaba no solo
bañada como la noche antecedente, sino que era mayor y copioso el sudor
en el cuello, menos en el rostro y lo restante del cuerpo”.
Esta
escena de milagro se desarrolló en uno de los cuartos que estaban mas
preservados de la humedad en todo el colegio y el aire que corría esos
días era propio “para no conservar la humedad, sí para desecar la que
había”. En efecto, los colores de la imagen presentaban un calor inusual
y no se habían movido, así como tampoco el sudor había borrado o
desfigurado la imagen.
Retiraron la imagen y se
dieron cuenta que el espaldar o bretaña que servía de refuerzo y tocaba
inmediatamente la pared, y la pared misma estaba seca. Llamaron
entonces al padre Gabriel Gutiérrez, famoso maestro y pintor, para que
estudiara si alguna causa natural pudiera explicar tal suceso y no se
encontró ninguna.
El día 6 de agosto, la imagen
continúo mostrando el mismo prodigio. El día 7 de agosto amaneció
“rociada con las mismas gotas de la noche anterior, presentando al día
siguiente, el 8 de agosto, unos puntos resplandecientes como estrellitas
menudas”, según las vivencias del Mons. Julián Toscano Zelayarán.
Ese
día, en horas de la tarde, se expuso la imagen a la pública veneración
de la iglesia y se dio principio a una misión y novena a Nuestra Señora.
El
13 de septiembre de 1952, en el cabildo histórico, se realizó la
emocionante ceremonia de coronación de la Virgen de las Lágrimas y luego
se la llevo en procesión solemne a la Iglesia Catedral.
Hoy
se encuentra con altar propio en la nave lateral derecha –“nave de la
Virgen”– solemnizada bajo el baldaquino que anteriormente adornaba la
entonces sede episcopal junto al altar mayor. Desde aquí acompaña con su
silencio la devoción permanente que caracteriza al Santuario durante
todo el año.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)